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La Guerra del Pacifico, Perú, Bolivia vs Chile

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    SpadesCHLForista Técnico de Cuarto Grado
    Forista Técnico de Cuarto Grado

    Capítulo 7

    EL TRATADO SECRETO DE 1873.

    La guerra entre España y la cuádruple Alianza del Pacífico (Chile, Perú, Ecuador y Bolivia) ocasionó el incendio por bombardeo de Valparaíso y terminó con la victoria de los fuertes del Callao sobre la escuadra española el 2 de mayo de 1866; en ese momento el coronel Mariano Ignacio Prado era el dictador del Perú. Algo más tarde, el 10 de agosto de 1866 se firmó el tratado de límites entre Chile y Bolivia; la firma de este tratado generó indignación en Perú y se desató una activa campaña en Bolivia para su anulación. En 1867 estallo la guerra civil en Perú que derrocó a Prado en enero de 1868 en medio de un ambiente tan belicoso contra Chile que hizo escribir al ministro norteamericano en Lima dos veces a su gobierno que

    << creía que la guerra entre Perú y Chile era inminente>>

     En Perú, el 2 de agosto de 1868 asumió la presidencia el general José Balta. Durante su presidencia, la relación de Chile con Perú se tornó extremadamente áspera y amenazante. Previendo una agresión, Chile compró armas para equipar un ejército de 16 mil hombres y mandó a construir dos fragatas blindadas en Inglaterra.

    La aventura de Quevedo tuvo enorme repercusión en Lima

     << El Perú, que venía siguiendo con marcadísimo interés todas las fases de la política internacional de Chile, que entrañaba una real amenaza para sus propósitos de predominio económico en la costa del Pacífico, vio la necesidad de prepararse con todos sus medios a contrarrestar los efectos de esa política.

     Así lo manifestó sin ambages la prensa de Lima al comentar la expedición de Quevedo; y fue tan subido el tono de esa prensa, eran tan visibles los planes de Chile, tan clamorosa fue la alarma en el Perú que al fin pudo forzar el ruido de las querellas intestinas que embargaban por completo la atención de los bolivianos.>> (Arguedas)

     Por su parte, el gobierno de Lima envió la siguiente nota a su representante en Santiago:

     << Ministerio de Relaciones Exteriores.

    Señor Ministro del Perú en Chile.

    Lima, Agosto 28 de 1872.

     De poco tiempo á esta parte ha cundido cierta alarma en este país, con motivo de los armamentos que, según se sabe, está haciendo el Gobierno de Chile, y especialmente por la compra de dos buques blindados de gran poder, que los ajentes chilenos han mandado construir con cierta reserva en Inglaterra.

     Esa alarma ha crecido últimamente con la noticia de la llegada del General don Quintín Quevedo y su cruzada al litoral boliviano, y en cuya expedición se atribuye cierta ingerencia al Gobierno de Chile.

     Después de estos hechos, se ha sabido, con extraordinaria sorpresa, que la escuadra chilena se habia presentado en Mejillones y Tocopilla casi al mismo tiempo que don Quintín Quevedo desembarcaba en las costa de Bolivia. Las sospechas acerca de la ingerencia de Chile, han venido á robustecerse mas todavía...

    (...),

    Así mismo manifestará US. á ese Gobierno (de Chile) que el del Perú, que en todo caso verá con sumo sentimiento la interrupción de las amistosas relaciones entre esos dos paises, no puede ser indiferente á la ocupación del territorio boliviano por fuerzas extrañas.

    (…)

    Dios guarde á US.

    J.de la Riva-Ágüero.>>

     En Bolivia, El General Agustín Morales y su canciller Casimiro Corral habían derrocado a Melgarejo gracias a la ayuda del gobierno peruano. Aunque a raíz del incidente Bustillo en Santiago se designó a don Casimiro Corral para negociar las modificaciones al tratado de 1866 con el plenipotenciario chileno, señor Lindsay, ambos pensaron que la mejor garantía contra los propósitos expansionistas de Chile era una alianza con el Perú. Recabaron la necesaria autorización del Congreso, pero aún antes de que este cuerpo se pronunciase, el señor Corral, en fecha 31 de octubre de 1872, envió al ministro boliviano en Lima, señor Juan de la Cruz Benavente, instrucciones para iniciar la respectiva negociación.

     El Congreso boliviano, una semana después, el 8 de noviembre, dictó una ley que decía:

     << LA ASAMBLEA NACIONAL

    Decreta:

    Art. 1º El Poder Ejecutivo celebrará un tratado de alianza defensiva, con el gobierno del Perú, contra toda agresión extraña; y se le autoriza para poner en ejecución, en caso neceario, los pactos que se estipulen; y declarar la guerra, si el peligro fuese inminente, con arreglo ,1 los artículos 22 y 71, atribución 18 de la constitución política del estado, con cargo de dar cuenta a la próxima asamblea, i

     Art. 2º En caso de que hostilidades por mar amenazaren la ocupación de cualquier punto de la costa, en el litoral de la República, el Poder Ejecutivo podrá conceder patentes de corso, sin perjuicio de los auxilios marítimos que le preste la armada de la nación aliada.

    Art. 3º Esta ley permanecerá reservada h,asta que el Ejecutivo necesite usar de ella.

     Comuniqúese al Poder Ejecutivo para su cumplimiento.

    Sala de sesiones en La Paz,

    a 8 de noviembre de 1872.

    (Lugar del sello).

    (Firmado). — Tomás Frías, presidente.

    ^icedonio D. Medina, diputado secretario.

    Belisario Bidoel, diputado secretario.

    Palacio del Supremo Gobierno. >>

    Como era de esperarse, la gestión de Benavente fue acogida de inmediato por el gobierno peruano, que se apresuró en oficiar a sus legaciones con fecha 20 de noviembre denunciando los planes expansionistas de Chile. Decía Riva Agüero :

     << Aunque los intereses de Chile parece que aconsejan el mantenimiento de la paz para que siga desarrollándose su creciente comercio, los hechos desgraciadamente inspiran recelos respecto de las miras de su Gobierno i hacen temer que se realicen los planes que de algun tiempo a esta parte se le atribuyen, de apoderarse del litoral boliviano

    provocando con sus exijencias al Gobierno de Bolivia a un rompimiento que le proporcione la ocasión de ocupar Mejillones i Antofagasta.

     Si estas presunciones se realizaran, el Perú no podría permanecer espectador indiferente i se veria obligado a sostener a Bolivia en guarda de intereses que nos serian comunes,

    (…)

    si Chile prevalido de esa cuestion de limites acecha la mejor oportunidad para apoderarse de aquel litoral, es preciso que sus planes se desarrollen. antes de que esté en posesion de los blindados que hace construir a fin de que pueda pesar en la resolución definitiva de esta cuestion la influencia que hoi podemos eiercer mediante nuestra preponderancia maritima.>>

     El presidente Morales fue asesinado en la madrugada del 27 de noviembre de 1872. Don Tomás Frías se hizo cargo del gobierno y al día siguiente de ser proclamado presidente, dictó el decreto de 29 de noviembre de 1872 llamando a elecciones.

     Ballivián retornó a, Bolivia y se detuvo en Lima con objeto de estudiar el ambiente peruano y ver hasta dónde era fundada su política de recelos y temores respecto de Chile. Estuvo en relación con los estadistas peruanos, quienes le convencieron de la política calculada de Chile para apoderarse de las riquezas del litoral y la necesidad inaplazable de formalizar el proyecto de alianza que venían elaborando las cancillerías de ambos países.

     Perú firmó con Bolivia el 6 de febrero de 1873 un tratado de alianza defensiva que se acordó mantener secreto. El texto del tratado dejó a Bolivia bajo la tutela del Perú en lo que se refería a las negociaciones que mantenía con Chile para modificar el tratado de 1866.

     Tres sucesivos gobiernos bolivianos participaron en la gestación y perfeccionamiento del Tratado secreto. Lo inició el gobierno del Presidente Agustín Morales, que tenía por Canciller a Casimiro Corral. Se firmó durante el gobierno de don Tomás Frías, en el que continuó como Ministro de Relaciones Exteriores el señor Corral. Se ratificó y se canjearon las ratificaciones en el gobierno constitucional de don Adolfo Ballivián, cuyo canciller era don Mariano Baptista Caserta.

     Los móviles que indujeron al pacto a uno y otro contratante fueron muy diferentes. Bolivia buscó con él la ayuda de una nación vecina con la que tenía afinidades históricas, raciales, y geográficas, contra un peligro que se hacía cada vez más amenazante y había tenido su más reciente expresión en la expedición de Quevedo.

    Las razones del Perú las confesó el señor Riva Agüero en su correspondencia con sus agentes diplomáticos en La Paz, Santiago y Buenos Aires.

     A su ministro en La Paz, le expresó:

     << Lima, 11I de setiembre de 1873.

    "Al señor An. V. de la Torre.

    La Paz.

     La única política que conviene a ese país (Bolivia) es definir cuanto antes la situación. Prolongar el estado de cosas actual es perder el litoral boliviano, o cuando menos consentir en que por ahora se explote en común para que más tarde se anexe a Chile. La consecuencia de esto sería el grave peligro para nosotros, nó de perder Tarapacá y Arica, porque creo que primero sucumbiríamos todos los peruanos que consentir en ello; pero sí de tener que sostener una guerra, convirtiéndose quizás entonces Bolivia en aliada de Chile. Este temor me ha preocupado hace tiempo, y es el que me ha guiado en las negociaciones, hasta llegar al tratado de febrero.

     "J. de la Riva Agüero".>>

    Firmado el Tratado de Alianza defensiva, el Perú “aconsejó” insistentemente al gobierno de La Paz romper el tratado de 1866 y el protocolo Lindsay Corral con el fin de provocar la guerra con Chile. Pero la solución aconsejada por el Perú en resguardo de sus propios intereses no tuvo el desenlace que pretendía, pues en los mismos momentos en que se negociaba el tratado de alianza, el representante de Chile, don Santiago Lindsay gestionaba con don Casimiro Corral un protocolo que se firmó el 5 de diciembre de 1872, en que se declaraba entre otras cosas que

     <<los gobiernos de Bolivia y Chile seguirían negociando "pacífica y amigablemente" la revisión del absurdo tratado de 1866 bajo la base inamovible del grado 24 y de las altas cumbres de la Cordillera de los Andes>>

     Finalmente, Chile y Bolivia acordaron un nuevo tratado de límites firmado el 6 de agosto de 1874 por don Mariano Baptista y don Carlos Walker Martínez. Bolivia no consultó con Perú sus términos, violando así una de las estipulaciones del tratado secreto.

    FUENTES CAPÍTULO 7

    Gonzalo Bulnes : Historia de la Guerra del Pacífico

    Francisco Antonio Encina : Historia de Chile

    Roberto Querajazu C : Aclaraciones Históricas sobre la Guerra del Pacífico.

    Alcides Arguedas Historia General de Bolivia

    http://www4.congreso.gob.pe

    Pedro Yrigoyen: "LA Alianza Perú-Boliviano-Argentina Y La Declaratoria De Guerra De Chile

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    Forista Técnico de Cuarto Grado

    Capítulo 8

    LOS INTENTOS PARA INCORPORAR A ARGENTINA

    El Tratadosecreto de Alianza Defensiva suscrito entre Perú y Bolivia en 1873 permitía la las adhesiones de terceros Estados, el Gobierno peruano buscó de manera activa la adhesión de la Argentina. Con tal objeto se le encomendó la Legación en la Argentina, al doctor Manuel Yrigoyen, a quien más tarde se invistió también con la representación diplomática de Bolivia ante aquel Estado. Las instrucciones que se le dieron fueron las siguientes:

    << Lima, Mayo 20 de 1873.

    "Señor Dr. Dn. Manuel Yrigoyen,

    Minstro Residente del Perú en el Brasil y Repúblicas del Plata.

    (...)

    "Como en el artículo 9° del Tratado se conviene en solicitar la adhesión de otros Gobiernos, U.S. procurará obtener la de esa República; lo cual no parece hoy difícil, atendiendo las dificultades con que hasta ahora ha tropezado, sin poder llegar a una demarcación de límites con Chile.

    (…) y con más razón hoy que la cuestión de límites de Patagonia amenaza entrar en la vía de los hechos;

    (...)

    Dios guarde a U.S.

    J. de la Riva Agüero. >>

    Yrigoyen se reunió con el canciller argentino, don Carlos Tejedor y envió a su cancillería el siguiente reporte de la entrevista:

    <<Nº 8. (Reservada)

    "Buenos Aires, 13 de julio de 1873.

    S. M.

    "(…)

    "En consecuencia de esto, el 10 a las dos de la tarde, me constituí en casa del expresado señor Ministro y tuve con él una conferencia de dos horas, de que paso a dar cuenta a U.S.

    "Comencé la conferencia, por manifestar la tendencia que hacía algunos años dejaba conocer Chile, de ensanchar por norte y sur su teritorio, a costa de sus vecinos y del equilibrio Sud-Americano, rompiendo el principio salvador del uti possidetis de 1810; le hice notar, en seguida, que, en los últimos tiempos, las pretensiones de Chile se habían presentado ya desembozadas respecto a la Patagonia, y muy particularmente en la porción más rica de la costa de Bolivia; y que, a juzgar por el hecho de haber mandado construir dos buques blindados en In glaterra, levantando para pagarlos un empréstito en Europa, era de temerse que quisiera, abusando de esa fuerza, que pronto debe recibir, consumar sus proyectos.

    (...)

    "Di, después de esto, lectura a la copia simple, y sin nombres, que había llevado del Tratado de alianza,

    (...)

    "El señor Ministro me contestó, sustancialmente. en los términos siguientes:

    (…) que, hablando en termines más bien amigables que oficiales, me hacía presente, que la primera impresión que le había causado la lectura que había dado yo al Tratado, era más bien la de una alianza ofensiva, que defensiva.

    (...)

    "Tomó después de esto la conversación giros muy distintos y familiares, y tocó el Ministro diversos puntos, siendo los principales los siguientes:

    1°) Si creía que algúno o algunos artículos del Tratado podrían ser de algún modo modificados.

    2º) Si el Gobierno de Chile tenía de este pacto algún conocimiento.

    3º) Si convendría solicitar la adhesión de ese Gobierno, como el medio más seguro y conveniente de notificarle la existencia de la alianza.

    4º) Si sería posible que Chile solicitase, y sobre todo obtuviese, la alianza del Brasil.

    5º) Si el tratado de alianza defensiva, materia de esta entrevista, estaba ya aprobado y ratificado por el Gobierno de Bolivia; y, si no lo estaba, si tenía seguridad de que lo sería.

    (...)

    "Sobre el tercer punto dije, que lo que convenía, por el momento, era que nos uniésemos; y que cuando esto estuviese realizado, trataríamos de conocer si era o nó conveniente solicitar la adhesión de Chile; que, por lo demás, yo no estaba instruido respecto (…). Mucho estimaría, pues, a U.S. que a vuelta de vapor se dignase darme sus instrucciones sobre este punto.

    (...)

    "Atento y seguro servidor.

    "(Firmado).— M. Yrígoyen.>>

    Hubo varias conferencias en Buenos Aires, sus respectivos informes a Lima y respuestas de esa cancillería. El canciller peruano en las notas que siguen, perfila claramente el objeto perseguido con el tratado:

    << Nº 11

    Lima, 24 de agosto de 1873.

    "Señor Dr. D. Manuel Yrigoyen,

    Ministro Residente del Perú en el Brasil y Repúblicas del Plata. .

    (…)

    Sin embargo, puedo corroborar a U.S. la seguridad de que no hay el menor temor de que se realice la alianza entre Chile y el Brasil, insinuada por el señor Tejedor;

    (...)

    En mi carta particular de esta fecha, a la cual me remito en todo, encontrará U.S. pormenores que le afianzarán en la idea que aquí abrigamos, de que por parte del Brasil no debemos abrigar el más ligero temor. Procure U.S., con todos sus esfuerzos, llevar esa persuasión al ánimo del Gobierno argentino, y con su adhesión a la alianza habremos obtenido el importante resultado de hacer imposible toda guerra, por el aislamiento en que quedaría Chile y la necesidad en que lo colocaríamos de aceptar el arbitraje, como único medio de zanjar todas nuestras cuestiones de límites".

    "Dios guarde a U.S.

    (J. de la Riva Agüero. >>

    Esta es la carta particular que complementa la nota oficial.

    << Lima, 24 de agosto de 1873.

    Señor Dr. Manuel Yrigoyen,

    Buenos Aires.

    Mi estimado amigo :

    He recibido y leído con mucho interés las notas reservada de 12 y 17 de julio, y como no he tenido tiempo de contestar a U. de oficio, paso a hacerlo privadamente.

    (...)

    el tratado que celebramos en Febrero sólo tiene por fin hacer imposible la guerra, desde que las pretensiones exageradas de cualquiera de las repúblicas americanas, escollarían ante un poder suficientemente fuerte para desalentarla de emprender por la fuerza la consecución de sus planes, y desde que en virtud de la alianza se podría exigir que todas las cuestiones se sometiesen a arbitraje.

    (...)

    Estipular un tratado de alianza separadamente con ese Gobierno, exigiría ponernos primero de acuerdo con Bolivia y aguardar cuando menos un año, para solicitar la aprobación de los respectivos Congresos y 6 meses para llegar al canje de las ratificaciones. Para entonces ya el tratado no sería útil para la Confederación, pues que su cuestión de límites con Chile habría tomado en ese intervalo proporciones desfavorables, porque para entonces las fuerzas marítimas de Chile no permitirían a los aliados hacer escuchar su voz e impedir la guerra, como podrían hacerlo hoy, asumiendo en último caso la actitud de mediador armado, si las circunstancias lo requiriesen. Por lo que respecta a la idea propuesta por el señor Tejedor, de solicitar la adhesión de Chile a ese pacto, del que hasta la fecha no tiene conocimiento, no creo que esta medida sería conveniente para los intereses de ninguno de los aliados.

    "El plan que a mi juicio debería seguirse, en las actuales cuestiones de límites, es el de interponer nuestros buenos ofcios, si las cosas llegasen a un rompimiento, y proponer que los puntos cuestionados se sometan a arbitraje. Si los buenos oficios no fuesen aceptados, entonces hacerle conocer que asumimos el carácter de mediadores y que ligados, como nos hallmos, por un tratado, tendríamos que ayudar con nuestras fuerzas, si no se acudía a sujetarse a un arbitraje. Haciendo conocer desde ahora a Chile, la existencia del tratado, lo único que se conseguiría es que prolongase sus negociaciones, para aumentar sus armamentos, por una parte, y promover, por otra, disturbios políticos en las repúblicas aliadas, a fin de que la alianza se hiciese ilusoria y los auxilios imposibles. U. ve, pues, que ninguna ventaja se reportaría, sino por el contrario, si fuésemos a poner en conocimiento de Chile, la existencia del tratado.

    Sería un poderoso motivo para que ayudase con más eficacia todo movimiento revolucionario entre nosotros, y prestase constante apoyo material a todo lo que tendiese a debilitarnos y anarquizarnos. Si éstas han sido siempre sus tendencias, sólo por temor de que a la sombra de la paz adquiriera el Perú la posición que está llamado a ocupar en el Pacífico, esa sería su política franca ya, y el objetivo de todos los partidos y del país entero.

    (...)

    "Si, como creo, se adhieren al tratado y si nos envían un Ministro, es necesario que venga plenamente autorizado, para cualquiera emergencia que pueda sobrevenir, bien sea en la cuestión del litoral boliviano, bien sea en la Patagonia. Es preciso que tenga autorización suficiente para declarar cuándo es llegado el casus foederis, y para hacer todos los arreglos a que estas cuestiones pendientes puedan dar lugar, a fin de que unidos podamos obrar de modo que se evite cualquier ataque a mano armada, interponiéndonos a la vez y de común acuerdo.

    (...)

    "Su afto. amigo.

    J. de la Riva Agüero. >>

    Hubo otras notas en que Yrigoyen comunica sus conferencias con Tejedor y las vicisitudes corridas por la negociación. La adhesión de Argentina fue aprobada por los diputados, aprobando también fondos para la guerra, y fue aplazada hasta la próxima legislatura (1874) por los senadores, con el objeto de resolver la situación de los límites con Bolivia antes de perfeccionar la adhesión.

    En resumen, el Gobierno argentino sugirió que Chile fuera incorporado a la alianza o que ésta se limitara a la Argentina y el Perú; ambas cosas fueron rechazadas. También condicionó la participación de su país al arreglo previo de sus problemas limítrofes con Bolivia y a la no inclusión del Tratado boliviano–chileno de 1866 en el «casus foederis». La primera de estas condiciones fue aceptada, pero la segunda no.

    Más tarde, en agosto de 1874 Bolivia firmó con Chile el tratado de límites de 1874 y a fines de ese mismo año llegó a Valparaíso la fragata blindada Cochrane y la supremacía naval del Perú desapareció. Por este motivo, la política del Perú respecto a Chile varió y consideró inoportuna la adhesión de Argentina a la alianza.

    Las instrucciones a Yrigoyen al respecto son las que siguen:

    << Lima, Octubre 4 de 1875.

    ("Reservada No. 56")

    "Sr. Dr. D. Manuel Yrigoyen,

    Ministro Plenipctenciario del Perú en Buenos Aires.

    (...)

    "Conoce U. S. perfectamente las ideas del gobierno, que se propone en la actualidad, conservar la mayor libertad de scción que sea posible, a fin de adoptar oportunamente la línea de conducta que mejor convenga, en el sensible caso de un rompimiento entre la República Argentina y Chile;

    (…)

    "Por esta razón, he indicado a U. S. cuan conveniente seria demorar el protocolo de adhesión, y, para ello, prestan facilidad, las exigencias de Bolivia, reiteradas últimamente por el Excmo. señor Baptista, en la correspondencia que debe haber llegado a esa Legación, después del 6 de setiembre. Asunto es este que debe manejarse con el mayor tino, pues nos interesa, por otra parte, que el gobierno argentino no pueda creer que nos abstenemos de proceder, atendidas las dificultades en que se encuentra con motivo de la cuestión Patagonia.

    (...)

    "Dios guarde a U. S.

    A. V. de La Torre". >>

    A pesar del secreto, el tratado fue conocido en Chile a raíz de las sesiones secretas del Congreso argentino que alarmaron al Brasil, que tenía disputas con Argentina como corolario de la guerra de la Triple Alianza, y a Chile. Los representantes de ambos países en Buenos Aires convinieron averiguar y compartir información; así, en febrero de 1874 el ministro de Brasil en Santiago informó al presidente de Chile de los detalles del tratado de 1873 y le previno para prepararse para una guerra que podría involucrar a todo el continente.

    Fuentes Capítulo 8

    Gonzalo Bulnes : Historia de la Guerra del Pacífico

    Francisco Antonio Encina : Historia de Chile

    Roberto Querajazu C : Aclaraciones Históricas sobre la Guerra del Pacífico.

    Alcides Arguedas Historia General de Bolivia

    http://www4.congreso.gob.pe

    Pedro Yrigoyen: "LA Alianza Perú-Boliviano-Argentina Y La Declaratoria De Guerra De Chile

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    Capítulo 9
    EL TRATADO DE LÍMITES DE 1874.

    En Bolivia, después del asesinato del general Morales , al día siguiente de ser proclamado presidente, Frías dictó el decreto de 29 de noviembre de 1872 llamando a elecciones.

    Reunida la asamblea extraordinaria, el 28 de abril de 1873, el presidente Frías dio cuenta del corto tiempo que había dirigido la marcha del Estado, siendo el punto principal los inconvenientes surgidos con Chile para la aplicación del tratado de 1866 y el protocolo Lindsay-Corral, suscrito en diciembre de 1872. Luego se procedió a la elección del presidente que recayó en don Adolfo Ballivián.

    Don Mariano Baptista, fue designado ministro de Relaciones Exteriores; no tuvo fe en que el tratado de alianza suscrito con Perú representase una garantía para la integridad territorial de Bolivia, debido a la exigencia de Argentina de aceptar el uti possidetis de 1810. Era un convencido de la necesidad de llegar a un acuerdo claro y definitivo con Chile que sustituyese al de 1866 y delimitase claramente la soberanía de una y otra república en el desierto de Atacama.

    El señor Adolfo Ibáñez, que seguía como Ministro de Relaciones Exteriores de Chile, destacó a La Paz a don Carlos Walker Martínez como Ministro Plenipotenciario, en reemplazo del señor Santiago Lindsay.

    Las conferencias Baptista-Walker Martínez se iniciaron en La Paz el 6 de junio de 1873. Después de varias entrevistas, los dos negociadores llegaron a ciertos acuerdos básicos. Walker Martínez, declaró estar dispuesto a la concertación de un tratado nuevo, siempre que su país conservase en él los derechos adquiridos en el anterior y, si cedía en algunos, tendría que ser a cambio de compensaciones adecuadas.

    Se interrumpieron las conversaciones a raíz de la decisión del Presidente Ballivián de que el Congreso de ese año se instalase en Sucre. Walker Martínez se quedó en La Paz y continuó negociando con el canciller Baptista por medio de correspondencia.

    El 5 de septiembre (1873), le escribió:

    <<Mi señor y amigo:

    Tenga la bondad de pensar sobre esta nueva combinación que voy a proponerle. El objeto que usted y yo perseguimos es cortar de una vez y para siempre la odiosa cadena de dificultades que existe entre Bolivia y Chile. Nuestro proyecto de arreglo, en su base sexta, dispone que Bolivia, previa liquidación, pagará a Chile la cantidad que adeuda por derechos correspondientes a antes de que firmemos el nuevo tratado".

    "Esto dejaría siempre pendiente algo. Creo que mi gobierno aceptaría mejor un partido que diera completamente fin a todo, sin dejar causa de reclamos y disgustos mutuos. Me parece, además que sería un paso de excelente política para el gobierno de Bolivia resolver definitivamente esta cuestión.

    Si usted y yo tuviéramos la felicidad de llegar a ese término, habríamos hecho un verdadero bien a nuestros países y cumplido con un deber de buenos ciudadanos. La propuesta que le hago es la siguiente: Yo dejo de lado el artículo sexto aludido a trueque de que usted acepte la liberación de derechos de exportación de minerales que los chilenos explotan en el litoral boliviano. De esta suerte habría una compensación mutua.

    Si usted cree que le conviene esta propuesta hemos concluido y lo único que restaría es poner nuestras firmas al pie del tratado. Para mí este arreglo que le propongo tiene la inmensa ventaja de dar un corte definitivo a todo. Ya no habrá para qué ocuparse más de la cuestión de límites, ni de la intervención de un país en el territorio del otro. No habrá más que paz, buena armonía y fraternidad entre dos repúblicas amigas y hermanas >>.

    El presidente estaba enfermo y por decreto de 31 de enero de 1874 dejó la primera magistratura en poder del Dr. Frías, presidente del Consejo de Estado. Falleció el 14 de febrero. Inmediatamente asumió el Dr. Frías la presidencia efectiva de la República y conservó como canciller al señor Baptista; convocó a elecciones y decidió que el gobierno continuase en Sucre.

    El señor Walker Martínez se trasladó a Sucre y reanudó sus conferencias con el señor Baptista. Hubo rápidos entendimientos. El 6 de agosto (1874) los dos personajes suscribieron un nuevo tratado de límites que dejaba sin efecto el de 1866 y establecía lo siguiente:

    Primero, que el paralelo del grado 24, desde el océano hasta el divortium aquarum de los Andes, tal como fue fijado por los Comisionados Pissis y Mujía, quedaba como línea de separación del territorio y la soberanía de Bolivia y Chile.

    Segundo, que si surgían dudas sobre la exacta ubicación de Caracoles se la determinaría por medio de una comisión mixta de peritos.

    Tercero, que los guanos existentes entre los grados 23 y 24 se los seguirían partiendo por mitad las dos repúblicas.

    Cuarto, que los impuestos sobre exportación de minerales no serían aumentados por Bolivia durante un período de 25 años.

    Quinto, que las personas, industrias y capitales chilenos que operaban en el litoral boliviano no pagarían mayores impuestos que los que se encontraban vigentes a la fecha, durante el mismo lapso de 25 años.

    El documento suscitó una inmediata reacción en contra por los enemigos políticos del gobierno, tales como Casimiro Corral y otros. A partir del 20 de octubre el asunto se trató en debates públicos. El señor Baptista dijo en sus discursos:

    <<A los negociadores alguien nos ha pedido que manifestemos los largos protocolos que contienen los sudores del pugilato diplomático. Los agentes no hemos querido ser hábiles. Queriéndolo, no habríamos podido serlo. La frase velada., la astuta petición del máximo para felicitarse con el mínimo, la zancadilla, no eran armas que manejábamos: ni servirnos de ellas lo hemos considerado digno de nuestros países y de nuestros gobiernos. Sólo hemos pensado que éramos dos americanos, hilos de dos patrias hermanas en el pensamiento de Dios, a pesar de todos los logogrifos de las cancillerías. Nuestra América es fecunda. Hay vida en su seno para mil generaciones. Hay campo en sus desiertos para mil nacionalidades... Tócame honrar el espíritu y procedimiento del señor Walker Martínez. Ha hecho acto de patriotismo chileno. Yo he creído hacer acto de patriotismo boliviano. Ambos pensamos que hemos concluido una obra de justicia.>>

    Los opositores continuaron valiéndose de todos los medios a su alcance para destruir al gobierno y al tratado. Se llegó a decir que

    << Baptista había recibido cuantiosas sumas de dinero de Chile a cambio de su firma>>

    . De todas partes llegaban a Sucre papeluchos insultantes contra Chile y los gobernantes de Bolivia. Se mencionaban territorios cedidos, concesiones exorbitantes.

    Los esfuerzos del Presidente Frías, su canciller, los otros ministros y miembros del Parlamento que les eran adictos fueron ganando terreno. El señor Walker Martínez, como un recurso más para ganar la aprobación legislativa declaró que Chile condonaba lo que Bolivia le adeudaba por incumplimiento del tratado de 1866. Ese gesto acabó venciendo las últimas resistencias. El tratado de 6 de agosto de 1874, fue aprobado por el Congreso.

    Durante todo el tiempo que duró la negociación, el ministro peruano, Aníbal V. de la Torre no cesó de presionar al gobierno boliviano para que declarara nulos el tratado de 1866 y el protocolo Lindsay Corral firmado el 5 de diciembre de 1872, garantizando la seguridad boliviana con las armas del Perú.

    Según el historiador boliviano Valentín Abecia, mientras se negociaba el Tratado de 1874, el representante peruano Aníbal de la Torre, presionaba para que el gobierno boliviano declarase la guerra a chile, valiéndose del Tratado Secreto de febrero de 1873.

    Por su parte, Mariano Baptista dijo más tarde:

    << he creído que el Perú buscó por su diplomacia sus propios fines de predominio, porque el tratado de alianza fue en sus manos, arma de guerra; porque la legación La Torre fue encargada únicamente de lanzarnos contra chile, (…) hasta proponernos que nos asiéramos de cualquier ocasión, para romper con el enemigo. >>

    El representante peruano sólo cumplía las instrucciones recibidas desde Lima, confirmadas en esta carta enviada por el ministro de RR.EE. de Perú.

    <<Agosto 6.1873

    Señor

    Aníbal V. de la Torre

    Ministro plenipotenciario ante el gobierno de Bolivia

    (...)

    Así pues, lo que a ésta (Bolivia) le conviene es no perder tiempo en dilaciones inútiles que a nada conducirán sino a permitir que Chile se arme suficientemente. Si el gobierno de Bolivia comprende sus intereses, si quiere no perder parte o todo su litoral,debe decir de una vez su última palabra respecto del tratado de 1866 i de la convención Corral-Lindsay: debe romper definitivamente esos pactos, bien sea haciendo que la asamblea estraordinaria desapruebe el uno i resuelva la sustitucion del otro por los insuperables inconvenientes que ha encontrado en la práctica, bien sea adoptando otro medio que conduzca al mismo resultado, pero procurando siempre que, el rompimiento de relaciones no lo haga Bolivia sino que sea Chile quien se vea precisado a llevarlo a cabo.

    Rotas las relaciones i declarado el estado de guerra Chile no podria sacar ya sus blindados i, sin fuerzas bastantes para atacar con ventaja, se veria en la precision de aceptar la mediacion del Perú, la que en caso necesario se convertiria en mediacion armada si las fuerzas de aquella república pretendiesen ocupar Mejillones i Caracoles.

    A las anteriores consideraciones puede US. agregar otras que no dudo acabaran de decidir al Gobierno de Bolivia a adoptar la linea de conducta indicada. Me refiero a la casi seguridad que tenemos de la adhesion a la alianza por parte de la República Argentina.

    (…) >>

    Y el 5 de Febrero de 1874 insistía

    << (...)Cuando amenazada la paz entre Bolivia y Chile, por sus cuestiones sobre el tratado de 1866 y su convenio posterior, se nos pidió por el señor Benavente que firmásemos el tratado de alianza. Nuestra mente no fue hacer la guerra a Chile, sino precisamente evitar que esta tuviese lugar. Mi opinión es que debemos declarar al señor Terrazas (ministro de Bolivia en Lima) que no habiéndose seguido ninguno de nuestros consejos nos vemos en le caso de prevenirle que toda cuestión  que surja en adelante, y que pueda ocasionar un conflicto entre su país y Chile, deberá circunscribirse a esos dos países, y que el Perú no podrá tomar ya parte en ella sino puramente para ofrecer sus buenos oficios. Que todas las oportunidades se han despreciado y que sería exponerse, el Perú, a sostener una guerra desfavorable para él ,si estallase después de la salida de los blindadosQue en esta virtud nos creemos desligados de las obligaciones del tratado en la presente cuestión. Pero por otro lado, esto también tiene graves inconvenientes porque puede renacer en Bolivia la idea de la alianza con Chile, alhagada (sic), la primera con ofrecimientos de la compensación en nuestro territorio (…) >>

    Por una curiosa coincidencia, el presidente Pardo sufrió un intento de asesinato el 22 de agosto de 1874; el día 15, nueve días después de firmado el tratado, se había publicado una caricatura que presagiaba su asesinato y el director del periódico junto con el caricaturista fueron encarcelados acusados de incitar al homicidio.

    Todos creyeron que con el tratado de 1874 sellaba una sólida amistad entre Bolivia Chile, que ponía un sello de paz definitivo en el desierto de Atacama.

    El Perú por su parte, sea que valoró positivamente este tratao, o que la llegada a Valparaíso de la primera fragata blindada de Chile en diciembre de 1874 neutralizó su superioridad naval, no volvió a incitar a Bolivia a provocar la guerra.

    Fuentes Capítulo 9

    Gonzalo Bulnes : Historia de la Guerra del Pacífico

    Francisco Antonio Encina : Historia de Chile

    Roberto Querajazu C : Aclaraciones Históricas sobre la Guerra del Pacífico.

    Alcides Arguedas Historia General de Bolivia

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    Capítulo 10
    LA ARGENTINA Y SU DISPUTA CON CHILE

    El tratado de agresión a Chile, firmado el 6 de febrero de 1873, puso a Bolivia bajo la tutela del Perú. El 7 de julio de ese año, el plenipotenciario peruano que también representaba a Bolivia, don Manuel deYrigoyen, presentó sus credenciales al presidente Sarmiento y lo invitó a unirse al pacto.

    Pero en julio de1873 la Argentina tenía problemas con Brasil, temió que interpretara el pacto como en su contra y terminara aliándose con Chile. Perú propuso y Argentina aceptó de mala gana la siguiente clausula :

    << La alianza no se extenderá a las cuestiones que por razones políticas o de territorio puedan suscitarse entre la Confederación Argentina y el Imperio del Brasil, sino que se circunscribirá a las cuestiones de límites entre Argentina, Bolivia y Chile, y a las demás que puedan surgir entre los países contratantes>>

    Brasil fue informado de este acuerdo por la cancillería peruana.

    También tenía con Chile tenía la disputa por la Patagonia. Aparentemente ante la insistencia de Chile de zanjar la cuestión mediante el arbitraje, que temía le fuera desfavorable, el 20 de septiembre de 1873 comunicó al enviado peruano su intención de unirse al pacto.

    La cámara de diputados, el 24 de septiembre aprobó el pacto y también fondos para la guerra; con motivo de esta aprobación, el diputado señor Guillermo Rawson dirigió la carta que sigue al senador señor Plácido Bustamante :

    << Buenos Aires,

    27 de Septiembre de 1873.

    señor donPlácido S. de Bustamante.

    Mi estimado amigo:

    Cuando Ud. reciba esta carta, ya sabrá oficialmente cuál ha sido el asunto que ha motivado las sesiones secretas de la cámara de Diputados; por consiguiente no falto a mi deber hablándole de este negocio. Cuarenta y ocho votos contra 18 han decidido anoche la adhesión de la República Argentina al Tratado secreto de alianza defensiva celebrado por los Gobiernos del Perú y Bolivia. Por las explicaciones que Ud. oirá del señor Ministro, verá que los motivos que aconsejan esta adhesión proceden principalmente de la actitud agresiva de Chile para con nosotros, y que es Chile en realidad el objeto de la alianza, y que una guerra con Chile será su consecuencia.

    (...)

    Pero la cuestión presente ni siquiera es ésa. Chile se muestra agresivo con Bolivia, y con la República Argentina en cuanto a sus límites territoriales. Mas el Perú, que no tiene ni puede llegar a tener cuestiones de ese linaje con Chile, inicia la negociación del Tratado de alianza, sólo por un espíritu de rivalidad y por razones de prepotencia marítima en el Pacífico.

    El Perú busca aliados para mantener en jaque a su rival y para humillarlo en caso de que estalle la guerra.

    (…)

    Cuento con su paciencia y me despido, su affmo. amigo.

    G. Rawson. >>

    El 28 de septiembre, el senado aprobó los fondos pero aplazó la discusión del pacto para mayo de 1874, a la espera de que Bolivia reconociera el uti possidetis de 1810. Esta decisión causó un enorme disgusto en Lima.

    El caso es que Argentina tenía sus propios problemas de límites con Bolivia. Este país se había adueñado de Tarija y de una zona del chaco que según el uti possidetis de 1810 eran argentinos; Argentina, previendo un arbitraje con Chile, exigía que Bolivia reconociera este principio con el compromiso de no reclamar los territorios, porque exigírselo a Chile y no a Bolivia devaluaba su posición ante Chile. El 13 de febrero de 1874 el canciller señor Mariano Baptista a comunicó al representante argentino señor Uriburu el rechazo de Bolivia a las condiciones argentinas; .Argentina propuso entonces excluirla del pacto; también pidió excluir del casus foederis el repudio de Bolivia al tratado de 1866 y sus consecuencias; ambas propuestas fueron rechazadas por Perú, por razones obvias.

    La falta de acuerdos, sumado al temor de una alianza chileno brasileña llevaron a la Argentina a aplazar indefinidamente su adhesión al pacto. Más tarde Bolivia arregló sus diferencias con Chile firmando el nuevo tratado de límites el 6 de agosto de 1874. Finalmente, en diciembre de 1874 llegó el blindado Cochrane a Valparaíso, a medio terminar pero con su artillería y blindaje listos para combatir. A partir de ese momento, el Perú trató de evitar decorosamente que Argentina se uniera al pacto.

    Las dificultades entre Argentina y Chile por la definición del límite austral continuaron. Ante la imposibilidad de un arreglo directo, Chile exigía el arbitraje, Argentina lo aceptaba pero al momento de definir que se iba a someter al árbitro cambiaba sus proposiciones. En 1876, la posición de Chile para un arreglo directo era ceder todo el territorio al norte del río Gallegos a cambio de todo el Estrecho de Magallanes; alternativamente, someter a arbitraje toda la zona en disputa.

    Un aventurero argentino, Juan Quevedo, resolvió explotar el guano patagónico a pesar de la tensión con Chile. Fletó por su cuenta la goleta Jeanne Amelie y obtuvo, un permiso de explotación en la zona de Santa Cruz. El gobernador de Punta Arenas, capitán Oscar Viel, que tenía órdenes de no permitir ninguna actividad argentina al sur del río Santa Cruz, despachó a la cañonera Magallanes. La barca fue abordada y el Teniente Angel Custodio Lynch tomó el mando con el fin de conducirla a Punta Arenas. En la entrada del Estrecho la barca naufragó a causa de una tormenta. Dos días después los náufragos fueron rescatados y llevados a Punta Arenas.

    El hecho causó furor en Buenos Aires ; a fines de 1876 la permanencia de Barros Arana como ministro de Chile en esa ciudad se hacía insostenible y la virulencia de la prensa argentina había despertado a la opinión pública chilena que comenzó a interesase en la disputa. En ese momento apareció un mediador insólito: Don Manuel Irigoyen, el mismo que había negociado el ingreso de Argentina en el pacto contra Chile, pronosticando la próxima ruptura de relaciones. Barros Arana agradeció la información y se retiró temporalmente a Rio de Janeiro para evitar la ruptura.

    En este escenario, el gobierno argentino sondeó al del Perú sobre la alianza propuesta en 1873. El ministro Irigoyen da cuenta a su gobierno con esta nota:

    << Buenos Aires, Agosto 6 de 1877

    "(Reservada N.° 73)"

    "S. M.

    "En los momentos de cerrar mi correspondencia, ha venido a verme el Dr. Don Carlos Tejedor, Ministro de Relaciones Exteriores que fué en la anterior administración del señor Sarmiento, y autorizado, al parecer, por este Gobierno, me manifestó el deseo de conocer la disposición en que se encontraría S. E. el Presidente de la República y su Gabinete, con respecto a la política iniciada por su antecesor, sobre la alianza con la República Argentina.

    (...)

    M . Yrigoyen. >>

    La respuesta de Torre Tagle fue la que sigue :

    "Lima, setiembre 13 de 1877.

    "(Reservada N.o 45")

    "Sr. Dr. D. Manuel Yrigoyen,

    Ministro Plenipotenciario del Perú en el Brasil y R. R. del Plata.

    "Habiendo elevado al conocimiento de S . E ., como U . S . lo solicita, el contenido de su nota reservada de 6 del pasado N." 73, me es grato decirle que el gobierno del General Prado participa de las mismas ideas del anterior en lo tocante al pacto de 6 de febrero de 1873, cuya adhesión por parte de Buenos Aires, fué negociada por U. S. con el señor Tejedor, a quien se refiere U. S. en su citada nota.

    "Así podrá U. S. exponerlo a S. E. el Presidente de esa República, si llegase el caso.

    "Dios guarde a U. S.

    "J. C. Julio Rospigliosi.>>

    l A mediados de octubre de 1878, la nave Devonshire se presentó a cargar guano al sur del río Negro con licencia de las autoridades Argentinas. La cañonera Magallanes la apresó y la llevó a Punta Arenas. El gobierno argentino dispuso el zarpe de su escuadra al río Santa Cruz en son de guerra. En Chile, el ministerio estaba liderado por Belisario Prats, quién, de acuerdo con el canciller Alejandro Fierro, envió instrucciones al representante en Europa para la compra de armas y municiones, envió al capitán de fragata Arturo Prat a Buenos Aires a averiguar el estado de preparación de la escuadra, del ejército y las fortificaciones del puerto; ordenó poner en pie de guerra a toda la escuadra y acuartelar a la Guardia Nacional. A mediados de noviembre, los blindados estaban en Lota esperando instrucciones.

    La reacción chilena tomó por sorpresa al gobierno argentino. Consciente de que su ejército estaba desorganizado y su escuadra mayormente fluvial, sería inútil contra la chilena, puso marcha atrás porque, en palabras del ministro Bernardo de Irigoyen al Congreso argentino, que había enmudecido

    << la Argentina no estaba en condiciones de enfrentar una guerra que el gobierno no había previsto>>.

    Sus palabras fueron avaladas por los mandos militares, conscientes de que los regimientos de provincia habían sido prácticamente desarmados para evitar revoluciones. Sin embargo, el canciller tomó contacto con el gobierno peruano en busca de ayuda. El ministro peruano envió esta nota al entonces canciller Yrigoyen

    << Buenos Aires, noviembre 11 de 1878.

    ("Reservada No. 27")

    "S. M.

    "En nota confidencial comuniqué a U. S. desde Montevideo, lo que sabía sobre la cuestión chileno-argentino y el efecto producido en esta república por el apresamiento de la "Devonshire", por la corbeta chilena "Magallanes",

    (...)

    "Apesar de estos preparativos (militares) puedo afirmar a U. S. que ambos gobiernos verían con placer el modo de evitar la guerra y voy a manifestar a U. S. las razones que tengo para esta afirmación.

    (...)

    en la última (visita privada en mi domicilio) , que tuvo lugar hace tres noches, (el canciller) me preguntó si había recibido algunas "Memorias" y publicaciones que se habían hecho sobre esa cuestión, suplicándome que me ocupara de estudiarlas. En seguida me hizo presente que su gobierno tenía ¡a esperanza de que el Perú interviniese, a fin de evitar la guerra, (…) Díjome, también, que si podríamos venderle uno de nuestros monitores, pues era el sueño dorado de su gobierno, con el objeto de evitar mediante esa adquisición la guerra: le contesté terminantemente que no era posible, y que en ningún caso debían contar con ello . Comunicóme, entonces, que el gobierno de Chile había llamado al Cónsul argentino

    (…)

    "Debo advertir que hasta este momento, diez de la mañana, continúan entendiéndose por telégrafo con el Cónsul de Chile; y que tal vez al terminar el día reciba este asunto alguna solución satisfactoria.

    "Aníbal Víctor de la Torre.>>

    El ministro Irigoyen por su parte encomendó al cónsul general de Argentina en Chile, Mariano E. de Sarratea, iniciar conversaciones de avenimiento que fueron acogidas de inmediato por el gobierno chileno y culminaron en el pacto Fierro-Sarratea, firmado el 6 de diciembre de 1878, que facilitaron el tratado de límites de 1881.

    El pacto fue aprobado por el Congreso chileno con la oposición de los conservadores liderados por Cifuentes; la prensa y la opinión pública comenzaba a manifestarse en contra y probablemente habría sido rechazado, cuando llegaron las noticias de los atropellos bolivianos contra la CSFA, que violaban el tratado de 1874. Esto desvió la atención hacia el norte y el pacto fue aprobado.

    Perú, durante la guerra, trató sin éxito de incorporar a la Argentina a la alianza. Argentina no se declaró neutral, pero se mantuvo al margen del conflicto y aprovechó la situación para tomar posesión de la Patagonia Oriental, a la sazón en poder de los mapuches, cuyas incursiones llegaban cerca de Buenos Aires; a afirmar su soberanía en la costa atlántica para mejorar su posición en caso de un arbitraje y prepararse militarmente para que un episodio parecido no los pillara desprevenidos.

    Fuentes Capítulo 10

    Francisco Antonio Encina : Historia de Chile

    Roberto Querajazu C : Aclaraciones Históricas sobre la Guerra del Pacífico.

    Alcides Arguedas Historia General de Bolivia

    Mario Barros van Buren : Historia diplomática de Chile, 1541-1938

    http://www.semanariohispanico.com/2[....]os-vega-letelier-la-hazana-del.html

    Pedro Yrigoyen: "La Alianza Perú-Boliviano-Argentina Y La Declaratoria De Guerra De Chile"

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    Capítulo 11
    LA SITUACIÓN ECONÓMICA DE CHILE

    Hasta la guerra con España, la economía chilena se había desarrollado sostenidamente. En 1832, fue descubierto el rico mineral de plata en Chañarcillo, cerca de Copiapó. Poco después, José Tomás Urmeneta explotó una valiosa veta de cobre en Tamaya, que le significó pasar a ser el primer productor de ese mineral a nivel mundial. Más al sur, Matías Cousiño desarrolló el carbón, que podría equipararse con lo que actualmente es el petróleo. Tampoco podemos olvidar la agricultura de la zona central que exportaba trigo a California y a Australia.

    Después de la guerra con España, el presidente Pérez contrajo empréstitos para paliar los daños dela guerra sin considerar que la pérdida de la marina mercante perjudicó el comercio y disminuyó la capacidad del país para cubrirlos.

    Durante el gobierno siguiente, del presidente Errázuriz, el país disfrutó la bonanza de Caracoles y en 1872 se descubrieron yacimientos de salitre en Taltal. El gobierno no consideró el peso del servicio de la deuda que heredó y, previendo el cuadrillazo que preparaba el Perú, contrató nuevos empréstitos para armar al país. confiado en el vigoroso desarrollo económico que había experimentado y sin prever las consecuencias de la crisis mundial que comenzaba.

    Entre 1850 y 1875 los precios habían subido en promedio un 33% impulsados por el oro de California y la colonización de Australia, pero a partir de 1875 se produjo una declinación progresiva que los hizo volver al nivel de 1850.

    En Chile entre 1869 y 1879 el número de bancos aumentó de 7 a 11 y su capital se había doblado. Con la declinación de los precios disminuyeron los ingresos y las tasas de interés aumentaron de 8% a 12%; los bonos al 8% de la Caja de Crédito Hipotecario bajaron de 104% en 1875 a 76% en 1878. Los bonos del gobierno al 9% bajaron al 74%.

    Las malas cosechas entre 1875 y 1877 dejaron a los agricultores sin poder pagar el interés de sus deudas y muchos perdieron sus propiedades. En algunos casos el valor de la tierra bajó a un monto que no alcanzaba a cubrir el valor de la deuda. El agotamiento progresivo de Caracoles, combinado con la baja del precio de la plata, dejó también a muchos mineros sin poder pagar las deudas tomadas para invertir en la explotación. Los créditos incobrables aumentaron. Los bancos enfrentados a la necesidad de efectuar grandes castigos reconociendo la pérdida, y a la vez pagar dividendos para mantener el valor bursátil de sus acciones, vieron la solución en la emisión de billetes. Pronto la cantidad de billetes circulando excedió con largueza su respaldo en metálico y en julio de 1878 don Melchor Concha y Toro informó al gobierno la precaria cobertura de la emisión del Banco Nacional; analizado el caso, se constató que los demás bancos atravesaban por la misma situación. Finalmente el 23 de julio de 1878 se decretó la inconvertibilidad y curso forzoso de los billetes emitidos para evitar el desastre de una quiebra masiva de los bancos. La garantía en metálico se reemplazó por la garantía del gobierno, que a su vez tomó en garantía los activos de los bancos.

    La baja del cobre agravó la situación. En 1872 se cotizaba a 108 libras la tonelada inglesa y en 1878 había bajado a algo menos de 40 libras.

    Pinto se dio cuenta con claridad de la situación que se le venía encima y comienzo a reducir gradualmente los gastos mientras aumentaba gradualmente los impuestos. Con el fin de equilibrar el presupuesto, el congreso autorizó al ejecutivo por ley del 5 de octubre de 1878 para contratar un empréstito que produjese un millón de libras efectivos. La combinación de déficit fiscal y de billetes inconvertibles, sumada a las dificultades con Argentina, hizo que los financistas de primer orden de Londres y de París cerraran con doble llave las puertas de sus arcas.

    A pesar de todo, el comercio pagó la casi totalidad de sus deudas en el extranjero y la inconvertibilidad liberó las reservas en metálico de los bancos, que salieron al extranjero aliviando la balanza de pagos. A pesar de la baja en los precios de la plata y del cobre, la producción metalífera chilena se sostuvo y experimentó un pequeño aumento entre 1876 y 1880 debido a un aumento en la producción, sobre todo de cobre.

    Comparando el quinquenio 1876 -1880 con el anterior, el ingreso total por total de plata disminuyó $3,6MM debido a la baja en ,los precios y el agotamiento de Caracoles en tanto los ingresos del cobre aumentaron en $10MM debido al aumento de producción.

    La agricultura alimentaba al país y producía un sobrante por valor de $4,3MM anuales a pesar de los trastornos en la propiedad. No mejoró pero tampoco empeoró. en parte porque el nuevo ferrocarril de Talca a Talcahuano evitó las pérdidas anuales por la falta de graneros y eso compensó las malas cosechas.

    La industria fabril se matuvo estable. En 1879 subsistían las mismas industrias que aparecen en el rol de 1870. Aumentaron las imprentas y encuadernaciones, las curtidurías y zapaterías, los aserraderos, las cervecerías, las fábricas de bebidas gaseosas y se establecieron dos fabricas de chocolates. Sin embargo la fabrica de papel de Limache no logró consolidarse.

    El estallido de la guerra produjo la reducción de las importaciones a sólo lo necesario para equipar al ejército, que se multiplicó por veinte en dos años.

    La minería y la agricultura pagaron lo que no se pagó con la disminución de importaciones aumentando sus exportaciones en 70% y 50% respectivamente. La industria fabril aumentó, según su rubro, entre diez y cien veces su producción. Aumentó la fabricación de vestuario, calzado, artículos de talabartería, carros, barriles, mochilas, pólvora, productos químicos, etc., etc.. La importación de fierro aumentó de 3,4 toneladas a 8,4 toneladas por año. Estos aumentos no se reflejaron en la industria bancaria que que vio cerrar a tres bancos en tanto otros disminuyeron su capital o se fusionaron, demostración de que el auge de Caracoles la había impulsado más allá de la necesidad real del país.

    En resumen,fueron los empréstitos contratados por Pérez y por Errázuriz las causas directas de la crisis en Chile, debido a que la baja generalizada de precios frustró el crecimiento del país, necesario para su servicio.

    Fuentes Capítulo11

    Gonzalo Bulnes : Historia de la Guerra del Pacífico

    Francisco Antonio Encina : Historia de Chile

    Juan J. Fernández V.: Chile y Perú. Historia de sus relaciones diplomáticas entre 1879 y 1929

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    Capítulo 12
    LAS TRIBULACIONES DEL PERÚ: EL GUANO

    La guerra de la independencia dejó al Perú devastado y siguió absolutamente empobrecido hasta la década de 1840, cuando comenzó la era del guano. Este producto llevó a las arcas fiscales riquezas fabulosas que inicialmente se destinaron al fortalecimiento del aparato burocrático y al mantenimiento de las fuerzas armadas.

    En 1849, durante el primer gobierno de Castilla, se llegó a un acuerdo en Londres con los tenedores de bonos de la deuda externa, que fue canjeada con bonos emitidos para ser pagados con las ventas de guano y garantizados por los depósitos existentes del producto. En 1853 se contrató un nuevo empréstito que se consolidó con la deuda de 1849.

    En 1850, se aprobó la ley de“Consolidación De La Deuda Interna”, consistente en el pago de las deudas acumuladas contra el Estado peruano desde los inicios de la República, a favor de los prestatarios nacionales. El pago se hizo con bonos nacionales que más tarde fueron recogidos y canjeados por bonos de deuda externa, también a ser pagados con las rentas del guano y garantizados con los depósitos. Pero esta negociación fue muy desfavorable porque un alto porcentaje de la deuda interna fue reconocida de modo fraudulento y los inversionistas temían que el cambio de gobierno ocasionara el desconocimiento de la deuda canjeada.

    Hasta 1862 la explotación y venta del guano estuvo confiada a varias casas comerciales extranjeras, entre ellas la de Anthony Gibbs & Sons de Londres. Esta firma inglesa era la dominante, porque tenía el monopolio en el el mercado británico. Al expirar en 1862 su contrato, la Casa Gibbs no pudo obtener su renovación porque el gobierno del general Castilla prefirió entregar esta consignación a un grupo de comerciantes peruanos, beneficiados anteriormente con el pago de la deuda interna, que se asociaron en la “Compañía de Consignatarios Nacionales”.

    Los consignatarios peruanos pronto comenzaron a manipular las ventas para aumentar el precio, con el resultado que los retornos al fisco peruano se tornaron irregulares y, para financiar el presupuesto, los mismos consignatarios le prestaban dinero a altas tasas de interés. Cuando asumió la presidencia el general José Balta en 1868, la situación financiera era desastrosa.

    El 5 de enero de 1869, Nicolás de Piérola asumió el ministerio de hacienda y para resolver la situación firmó en París el 5 de julio con Auguste Dreyfus, un contrato con de compra y venta exclusiva de dos millones de toneladas de guano a cambio de una remesa mensual de setecientos mil soles, que después se aumentó a un millón. Al día siguiente de la firma del contrato con los enviados del Gobierno peruano, Auguste Dreyfus firmó un contrato con la “Société Générale pour Favoriser le Développement du Commerce et de l'Industrie en France” y con “Leiden Premsel y Cia.”, por el cual estas casas bancarias se comprometían a prestarle su concurso financiero en la explotación, entregándole la suma de sesenta millones de francos en letras giradas sobre Londres y París. La mitad de este monto debía ser aportado por la Société Générale y la otra mitad por Leiden Premsel. En garantía de estos capitales Dreyfus les cede las hipotecas que le fueron concedidas por el tratado firmado con el Gobierno peruano.

    Al obtener la aprobación del Congreso peruano,Dreyfus escribió a sus financistas

    << El 17 de este mes he obtenido el decreto supremo adjunto, que aprueba, ratifica y decreta con muy ligeras modificaciones, que en nada lo afectan seriamente, nuestro contrato firmado en París ad-referendum, lo que coloca definitivamente en nuestras manos el más grande, el más positivo y el más lucrativo negocio que existe en el mundo.>>

    Cada banquero, a su vez, redujo su parte suscrita mediante el lanzamiento de participaciones. Este ensanchamiento de la participación hizo que un grupo de capitalistas europeos, entre ellos el presidente de Francia, Jules Grévy, asociara la suerte de sus capitales a la gran operación comercial emprendida por Dreyfus. También una parte importante fue puesta a la disposición de inversionistas peruanos.

    La firma del Contrato Dreyfus significó un rudo golpe para los consignatarios peruanos que perdieron la fuente más importante de sus beneficios. La violencia de su reacción no tardó en desatarse y utilizaron su condición de "hijos del país", para movilizar la opinión en contra del "explotador" extranjero. Finalmente se agruparon en el Partido Civil y con Manuel Pardo como líder, conquistaron el poder político en 1872.

    Pero no fueron los consignatarios los únicos perjudicados. También en los tenedores de bonos de la deuda externa, cuyo servicio dependía de la renta del guano, surgieron temores hábilmente alimentados por los consignatarios; el valor de los bonos en la bolsa cayó y reclamaron que la garantía otorgada con la hipoteca sobre los depósitos de guano había sido violada al otorgar a Dreyfus el contrato por dos millones de toneladas.

    En 1872, cuando asume el gobierno don Manuel Pardo, antiguo gerente de la Compañía de Consignatarios Nacionales , las ventas de guano sufrieron una brusca caída debido al agotamiento de los yacimientos de las islas de Chincha, a su reemplazo por un guano de inferior calidad y la competencia del salitre. La disminución de estas ventas incrementó el monto de los créditos contraídos por el Gobierno para financiar el presupuesto y las rentas del guano terminaron absorbidas por el servicio de la deuda externa. Dreyfus no amortizó la deuda ni pagó los intereses correspondientes al 1° de enero de 1876.

    Ante esta situación, el gobierno peruano entró en tratos directos con un grupo de tenedores de bonos, agrupados en el “Committee of Peruvian Bondholders” presidido por Sir Charles Russell y llegó a un acuerdo bastante ventajoso: Se aplazaban las amortizaciones correspondientes a los años 1876, 77 y 78, a cambio de que a partir del 1° de enero de 1879 se reanude la amortización de los bonos, y se acordó una reducción de la tasa de interés del 5% al 3%, con la garantía de la hipoteca del guano. También envió a Europa al general Mariano Ignacio Prado para reemplazar el contrato Dreyfus acordando un nuevo contrato de consignación de guano que garantice el pago de los bonos peruanos.

    Ya siendo presidente, Prado firmó el llamado Contrato Raphael, en la cual se le daba a la empresa “The Peruvian Guano Company Limited”, una consignación para la venta de 1,900,000 toneladas de guano en Europa a partir del 1° de noviembre de 1876, a cambio que proporcionase a Perú £700 mil anuales en mesadas mensuales; el producto resultante en 1877 y 1878, descontando comisiones de la empresa y las mesadas a Perú, se debía depositar en el Banco de Londres para pagar la cuota de los bonos correspondientes al 1° de enero de 1879. Debido al déficit del presupuesto nacional del Perú, el gobierno utilizó en 1877 todas las letras correspondientes a los años 1877 y 1878, adelantos que la Peruvian Guano otorgaba cobrando intereses.

    Desde un principio hubo oposición al contrato con la Peruvian Guano por parte de un grupo de tenedores británicos, franceses y belgas agrupados en el “International Committee of Peruvian Bondholders”, presidido por James Croyle, que pidió su anulación porque preveía que el saldo de la venta de guano no iba a ser suficiente para reanudar el pago de los bonos en 1879. Este comité criticó ácidamente en diciembre de 1878 al Comité de Tenedores de Bonos Peruanos de Sir Charles Russell, por la negociación a que había llegado con el gobierno peruano.

    La Peruvian Guano tuvo problemas para vender el guano en Europa porque tenía la competencia de Dreyfus, que tenía en stock miles de toneladas de guano de mejor calidad y lo ofrecía a igual o menor precio que la Peruvian Guano. Hasta el 30 de junio de 1878, la Peruvian Guano había vendido 106,135 toneladas de guano con ingresos de £981,434 y tenía una existencia de 232,794 toneladas de guano, insuficiente para asegurar el pago a los tenedores de bonos el 1° de enero de 1879.

    El gobierno Peruano envió a Europa Carlos Pividal, nombrado Ministro Plenipotenciario de Perú en Inglaterra, y al 2° Vice presidente José Canevaro para que alcanzaran un nuevo acuerdo para obtener fondos para el erario nacional y garantizar el pago a los tenedores de bonos, utilizando los depósitos de salitre como garantía adicional a los depósitos de guano; los enviados arribaron a Londres el 15 de diciembre de 1878 y no lograron obtener que la cuota que vencía el 1 de enero de 1879 fuera pagada.

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    LAS TRIBULACIONES DEL PERÚ
    EL SALITRE

    13.1 -El Comercio Del Salitre De Tarapacá.

    En la historia del salitre de Tarapacá hay cuatro etapas

    1) Antes de 1868.

    La exportación era libre de todo impuesto.

    2) Desde noviembre de 1868

    Un decreto del presidente Balta reservó para el estado todos los yacimientos no adjudicados a esa fecha y gravó la exportación con un impuesto de 4¢ de sol por quintal exportado.

    3) El Estanco.

    En agosto de 1872, don Manuel Pardo fue elegido Presidente de la República del Perú. Encontró la hacienda pública al borde de la bancarrota porque los ingresos apenas cubrían el 50% de los gastos.

    Aparte de la crisis europea que había perjudicado los precios, uno de los males era el hecho, que el guano, que era negocio estatal en declinación por la disminución de la calidad, confrontaba en los mercados internacionales la competencia creciente del salitre, que estaba en manos de empresarios privados. Pardo quiso cambiar esta situación por medio de impuestos, pero fracasó por una cerrada resistencia de los dueños de los yacimientos de Tarapacá.

    Se decidió entonces por el sistema del estanco, es decir, convirtió al Estado en el único comprador de la producción y en su único vendedor en el extranjero. La ley del 18 de enero de 1873 establecía un precio de 2,45 soles por quintal puesto al costado del buque; esperaba una ganancia de 2,5 chelines por quintal.

    Este precio sólo hacía rentable a los yacimientos de alta ley cercanos a los puertos, arruinando a los demás. Los productores para mantener el nivel de ingresos, optaron por aumentar la producción desde 4,4 millones de quintales en 1872 a 6,3 millones en 1873; este aumento, combinado con la crisis europea, hizo bajar el precio del quintal desde 15,5 a 11,5 chelines por quintal y la utilidad del fisco peruano bajó a menos de un chelín por quintal.

    El 9 de enero de 1873, 9 días antes de establecerse el estanco, el canciller Riva Aguero informó al ministro chileno en Lima que se estaba negociando con Bolivia su incorporación al estanco, pagando el gobierno peruano un valor más alto por quintal deducidos los costos de venta. Como Bolivia rechazó el plan peruano, Lima encargó a Melchor Terrazas, representante de Bolivia en Perú, que negociara la incorporación de Bolivia a la politica salitrera del Perú, también sin éxito.

    En 1874, Pardo reconoció el fracaso del estanco y la reacción en Lima lo obligó a suspenderlo; trató de bajar la producción de 288.000 toneladas a 207.000, pero no fue posible controlar a los productores y los embarques llegaron a 257.000 toneladas. El gobierno vio la solución en la nacionalización de las salitreras.

    4) La nacionalización de 1875.

    El gobierno compró las salitreras que sus dueños aceptaron vender, con bonos que debieron pagarse en 1877 y que finalmente no se pagaron. Los propietarios que no vendieron fueron afectados en julio de 1876 por un impuesto de 1,60 sol por quintal exportado, que más tarde se elevó a 3 soles, y quedaron fuera del mercado, de modo que indirectamente se consumó la expropiación. La propiedad de las salitreras en 1875 se distribuía de la siguiente manera:

    Nacionalidad

    Capacidad De Producción

    (en miles de equintales):

    Tasación del Gobierno Peruano

    (en miles de soles)

    Peruanos

    9.420

    10.685

    Chilenos

    3.943

    3.555

    Ingleses

    2.000

    2.825

    Alemanes

    1.285

    1.608

    Italianos

    782

    848

    Españoles

    338

    337

    Bolivianos

    45

    15

    Franceses

    18

    4

    Estas cifras corresponden a las mediciones hechas por el gobierno del Perú cuando se dictó la ley de expropiaciones en 1875.

    Las tasaciones fueron arbitrarias, directamente relacionadas con el poder para negociar de cada propietario.

    Con arreglo a la ley de 1875, el Presidente Manuel Pardo encargó al consorcio integrado por cuatro bancos, “Bancos Asociados de Lima”, gestionar y administrar la nacionalización de la industria salitrera, facultándole para realizar las operaciones destinadas a transformar al Estado en el único productor y comercializador del salitre.

    Con la producción salitrera en sus manos y habiendo renegociado con Dreyfus su exclusividad para la venta del guano --desde siempre de propiedad del Estado-- podría controlar los precios de los fertilizantes nitrogenados.

    ,El resultado no fue el esperado. Las exportaciones bajo el monopolio apenas sobrepasaron las alcanzadas antes de 1873, no logró mantener altos los precios y casi todo el ingreso se fue en pagar intereses extraordinarios.

    El monopolio no afectaba al salitre potásico ni al yodo, lo que explica por qué los grandes productores, entre ellos Gibbs y Gildemeister, entraron en un cártel que mantendría alto el precio del yodo en Europa. Las ganancias por este producto compensaban ampliamente la nula ganancia con el salitre sódico.

    13.2 - La Casa “Anthony Gibbs & Sons” De Londres

    La casa “Anthony Gibbs & Sons” de Londres o “La Casa”(The House) como es denominada en la correspondencia interna (GMS), tenía cuantiosos intereses en la industria salitrera a través de sus filiales William Gibbs & Co. en Lima y Guillermo Gibbs y Cía. en Valparaíso. Sus sucursales en Lima y Valparaíso actuaban como factor de comercio e intermediaban la venta de salitre a Europa. En 1865 la sucursal limeña se asoció con la oficina salitrera de Jorge Smith y formaron la “Tarapacá Nitrate Company”, de la que Gibbs tenía 7/12, Jorge Smith 3/12 y Milbourne Clark 2/12, quedando este último como gerente de la empresa en Tarapacá. La compañía era propietaria de las oficinas Carolina y Limeña, con una inversión en 1875 de 1.274.524 soles, equivalentes a unas £230.000.

    Por su parte Guillermo Gibbs y Cía. fue accionista de “Melbourne Clark y Cía.”, más tarde la “Compañía de Salitres y Ferrocarril de Antofagasta (CSFA)”, sociedad anónima constituida en Valparaíso; poseía el 25% y avaluaba su inversión en £141.804.

    Con el estanco, la “Tarapacá Nitrate Company” había perdido 484.524 soles entre 1873 y 1875. Así, aprovechó la nacionalización vendiendo las instalaciones que tenían un valor en libros de 296.013 soles en 1.250.000 soles y suscribió contratos de elaboración por 500.000 quintales anuales pagaderos al razonable precio de 1,70 sol por quintal español de 46 kilos. . EL cierre del negocio fue considerado tan exitoso por la matriz londinense que escribió a su filial felicitándola y manifestándose dispuesta a apoyar el éxito de la nacionalización.

    "La Casa" obtuvo del consorcio bancario, en mayo de 1876, la exclusividad de la consignación del nitrato y el consorcio recibió de Gibbs un anticipo de £40.000.

    Los intereses del Estado, de los Bancos Asociados y de "La Casa" confluían armónicamente. El consorcio controlaba el volumen de producción a través de la cuota acordada con cada elaborador en el respectivo convenio. Del tonelaje exportado dependía la comisión que "La Casa" percibiría por la venta del producto, sin competencia alguna, en el mercado europeo y también la utilidad de los bancos tras el entero en arcas fiscales de determinadas sumas mensuales, de servir la deuda externa e interna y el empréstito -nunca colocado- para el rescate de los certificados emitidos en pago de las oficinas tarapaqueñas.

    El único riesgo para el control del negocio provenía, por tanto, de los yacimientos bolivianos en manos del Estado y de algunos pocos particulares, entre ellos la CSFA. A evitar esa contingencia se encaminaron los coincidentes intereses de "La Casa", del gobierno limeño y de su representante, el consorcio bancario.

    13.3 - Arrendamiento De Los Yacimientos Bolivianos.

    En 1876, además de los depósitos en el Salar del Carmen y Salinas, concesionados a la CSFA, en Bolivia había muchos denunciados, muy pocos adjudicados y sólo uno o dos trabajados. Por Decreto de 13 de enero de .1876 el Gobierno boliviano convocó a licitación pública para entregar en arrendamiento todas las calicheras no adjudicadas. Dos proponentes presentaron ofertas, triunfando la de Juan Gilberto Meiggs que ofreció arrendarlas por 20 años, pagando el canon de 120.000 bolivianos anuales en cuotas mensuales de 10.000 y quedando en libertad para "ceder el contrato a terceros de cualquier nacionalidad”, sin la obligación de explotarlos y

    << gozando de las mismas garantías tributarias que el Tratado de Límites de 1874, celebrado entre Bolivia y Chile, confería a las empresas de sus nacionales radicadas en el Departamento Litoral>>.

    El representante de Meiggs firmó el contrato el 20 de marzo de 1876. Meiggs fue un testaferro del gobierno peruano; no tenía fondos para financiar el arrendamiento y un manuscrito encontrado entre la documentación de “La Casa” comprueba que Gibbs financió la operación por cuenta del gobierno peruano, a cambio de que el Estado le consignase "todo el salitre que por su cuenta se elabore en Bolivia".

    Para Bolivia, el arriendo no era despreciable; representaba casi el 7% de los ingresos nacionales del Presupuesto Bienal 1878-1879. Con todo, el diputado Franklin Alvarado durante su discusión procuró revocar el "tan fatal" arrendamiento "inventado para ahogar en su nacimiento la industria salitrera en Bolivia".

    A pesar que Meiggs no tenía los medios para producir ni capital para implementarlos, el 4 de agosto firmó un convenio con los Bancos Asociados para elaborar salitre y despacharlo por Tocopilla a un precio más alto que el que se embarcaba en Iquique; compró 67 estacas bolivianas (cuadrados de 1.600 por 1.600 m.) a particulares y los derechos fueron traspasados al gobierno peruano. El monto de los certificados provisionales extendidos a favor de los salitreros del Toco por el gobierno peruano, ascendía en 1878 a 583.000 soles. Los antiguos propietarios continuaron la explotación, Meiggs compraba la producción la exportaba por Tocopilla; las exportaciones por Tocopilla no están registradas en la documentación peruana.

    13.4 – La Compañía Salitrera Del Perú.

    A comienzos de 1878, uno de los bancos asociados en el Consorcio “Bancos Asociados de Lima” quebró y la compañía se disolvió. Como consecuencia, “La Casa” perdió la exclusividad de las ventas en Europa. La “Peruvian Guano Co. Ltd.”, integrada por inversionistas europeos y peruanos, pugnaba por reemplazar al consorcio bancario en la comercialización del salitre. Gibbs llegó a un acuerdo confidencial con ella: “La Casa”le dejaba libre el camino a trueque de ciertas condiciones, la principal de las cuales era ser la única consignataria del nitrato. La correspondencia entre “La Casa” con su sucursal chilena dejó un interesante testimonio de las presiones sobre la CSFA para que restringiera su producción.

    Finalmente, la negociación entre Gibbs y la Peruvian Guano fracasó porque el 16 de julio de 1878 el gobierno peruano adjudicó la administración al banco La Providencia, el cual formó la “Compañía Salitrera del Perú” incorporando al banco Nacional y a un importante grupo de inversionistas peruanos. Esta compañía confió la venta del salitre en Europa a Graham Rowe & Co de Londres , quién traspasó a Gibbs todas sus existencias de salitre en marzo de 1879. Los resultados tampoco fueron los esperados.

    A fines de enero de 1979, el gobierno, asumiendo el fracaso de su política, dispuso que la Compañía Salitrera del Perú procediese a subastar el arrendamiento de las oficinas expropiadas; pero prohibiendo la participación de sus antiguos propietarios, en un aparente intento por consolidar el control de la industria por los antiguos consignatarios del guano. Esto no llegó a efectuarse porque estalló la guerra con Chile.

    Fuentes CapítuloS 12 Y13

    Sergio Villalobos R. : Chile y Perú: la historia que nos une y nos separa, 1535-1883

    Francisco Antonio Encina : Historia de Chile

    Roberto Querajazu C : Aclaraciones Históricas sobre la Guerra del Pacífico.

    Manuel Ravest Mora:La Casa Gibbs Y El Monopolio Salitrero Peruano

    Ronald D.Crozier : Historia del salitre hasta la Guerra del Pacifico

    Pascual Ahumada Moreno : Recopilacion de Documentos de la GDP TOMO I Glauco Seoane Byrne : “Revisando Una Historiografía Hostil Sobre El Origen De La Guerra Del Pacifico

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    Forista Técnico de Cuarto Grado

    Capítulo 14:
    LA INDUSTRIA SALITRERA DE ATACAMA

    14.1- La "Compañía De Salitres Y Ferrocarril De Antofagasta” (CSFA)"

    Los chilenos José Santos Ossa y Francisco Puelma habían descubierto en 1866 un enorme yacimiento de salitre. Aprovechando de la presencia en Santiago, en agosto de 1866, del Secretario General del gobierno de Melgarejo, Mariano Donato Muñoz, obtuvieron de él la

    <<posesión y goce de los terrenos en que descubriesen depósitos de salitre y bórax, en una extensión continua de no más de cinco leguas cuadradas, más cuatro leguas en la quebrada de San Mateo (que desemboca en La Chimba) para cultivo de legumbres” (…) .>>

    Ossa y Puelma fundaron la "Sociedad Exploradora del Desierto de Atacama". El 16 de octubre, la Prefectura de La Mar (Cobija) tomaba razón de la concesión y por decreto del 30 de julio de 1867 Melgarejo la ratificó en La Paz. El 14 de julio de 1868 se entregaron los terrenos concesionados.

    . Por medio del abogado Manuel José Tovar y con una entrega de 10.000 pesos al gobierno, la sociedad consiguió un permiso para

    << explotación, elaboración y libre exportación de todo el salitre existente en el Departamento de Cobija durante un lapso de 15 años>>.

    Por la enormidad de esa concesión y la falta de capitales, Ossa y Puelma cedieron parte de sus derechos a capitalistas de Chile y a los ingleses de la firma “Guillermo Gibbs y Cía.” de Valparaíso y al gerente de la “Tarapacá Nitrate Company”, Mr. Milbpurne Clark (quienes aportarían la tecnología), y se formó el 19 de marzo de 1868 la firma "Melbourne Clark Cía.".

    La compañía se instaló en Antofagasta. Los estatutos establecían que Gibbs tendría la administración y la consignación exclusiva de la producción. La planta de Salar El Carmen comenzó a operar en 1869 produciendo 10.000 quintales mensuales.

    "Melbourne Clark y Cía.", como dueña de la concesión que autorizaba explotar todo el salitre que existiese en el litoral boliviano, destacó cateadores y llegó al descubrimiento de los ricos terrenos salitrosos de "Las Salinas", ubicados a unas decenas de kilómetros más adentro del "Salar del Carmen", en dirección a Caracoles.

    La caída de Melgarejo, en enero de 1871, y la anulación de todos los actos de su administración, obligaron a "Melbourne Clark y Compañía" a enviar a La Paz al abogado chileno Domingo Arteaga , con la misión de obtener que el nuevo gobierno revalidase su concesión. La administración del Presidente Agustín Morales, en fecha 13 de abril de 1872, dictó una resolución suprema que dijo:

    << Habiendo Melbourne Clark y Compañía implantado en el desierto de Atacama una nueva industria que ha dado importancia a las riquezas ocultas, se le concede una superficie que teniendo por base el paralelo 24, que es la línea divisoria entre Bolivia y Chile, forme un paralelogramo con una altura de 15 leguas, a 5 kilómetros al norte y 25 de latitud sur, partiendo desde la orilla del mar. Se les concede privilegio exclusivo para explotar, elaborar y exportar salitre de esa superficie por 15 años. Pueden construir todos los ferrocarriles que quieran en ese terreno>>.

    Explotar los dos campos salitrosos de "Las Salinas" requería la construcción de un ferrocarril, capital del que no disponía "Melbourne Clark y Cía.". Fue transformada en octubre de 1872, en sociedad anónima mediante la emisión de acciones, por un valor de 2.500.000 pesos, con el nombre de "Compañía de Salitres y Ferrocarril de Antofagasta" (CSFA). Don Agustín Edwards adquirió el 40% de las acciones.

    La lixiviación del salitre del Salar del Carmen presentaba dificultades técnicas que se solucionaron después de varias pruebas efectuadas y financiadas por la CSFA. El modelo de la planta fue copiado por Gibbs en Perú y la relación entre Edwards y Gibbs se tornó áspera. Se pactó un aumento de capital que Gibbs no suscribió y se rescindió el contrato por la consignación. Edwards pasó a controlar el 42% de la sociedad y la participación de Gibbs se redujo al 25%.

    Al medirse en el terreno el paralelogramo conseguido por Arteaga se constató que una parte de "Las Salinas" quedaba fuera. Para subsanar esta situación, el directorio de la compañía destacó a La Paz al abogado argentino señor Belisario Peró (muy vinculado en las altas esferas del gobierno boliviano) El Presidente Ballivián, y sus ministros Mariano Baptista, Daniel Calvo, Mariano Ballivián y Pantaleón Dalence, en respuesta a tal petitorio, firmaron una resolución suprema en fecha 27 de noviembre de 1873, que decía:

    << Artículo único. — Se aceptan, por vía de transacción y en uso de la autorización que la ley de 22 de noviembre de 1872 confiere al Poder Ejecutivo, las bases contenidas en la anterior proposición >>.

    Hasta ese momento, la Compañía había invertido alrededor de 1.000.000 de pesos. Asegurada la posesión de los yacimientos construyó las instalaciones necesarias. Una planta de lixiviación en Antofagasta, una máquina purificadora de agua para convertir agua de mar en agua potable; se habilitó un muelle privado y a su lado se levantaron depósitos para el nitrato de sodio listo para la exportación; se construyeron casas para oficinas y vivienda de los empleados; se pidió a Inglaterra maquinarias, locomotoras de ferrocarril y carros de carga y pasajeros. La línea férrea llegó al Salar del Carmen en 1873 y a Las Salinas en agosto de 1876.

    En el Salar del Carmen se amplió la planta beneficiadora de caliche para una producción de 600 quintales de nitrato por día. En Las Salinas se organizó un campamento para 700 empleados y obreros encargados de extraer el caliche y despacharlo por tren a la principal planta beneficiadora montada en Antofagasta, que comenzó a funcionar en agosto de 1877 y la producción de la sociedad llegó a un millón de quintales anuales.

    El ferrocarril disminuyó los costos de producción de $1,70 a $1.10 por quintal. Esto permitió que la compañía tuviese una utilidad líquida de 90 centavos por unidad en una producción total de 3.000 quintales diarios. En 1879 la inversión alcanzaba a un millón de libras esterlinas., y la estructura de su propiedad era la siguiente :

    Nacionalidad

    Acciones

    Porcentaje

    Chilenos

    3.572

    71,44

    Los accionistas ligados al gobierno (ministros, senadores y diputados) poseían en conjunto el 6,82%

    Ingleses confirmados

    1.318

    26,36

    Posibles ingleses

    88

    1,76

    Franceses confirmados

    20

    0,4

    Posibles franceses

    2

    0,04

    14.2 - Presiones Sobre La Csfa Para Restringir Su Producción.

    Arrendados los yacimientos bolivianos, el único riesgo concreto para el proyecto peruano era la producción de la CSFA, empresa de la que "La Casa" era segundo mayor accionista. Se estimaba en 7.000 toneladas mensuales la capacidad instalada del nuevo plantel en suelo boliviano, en circunstancias que los Bancos Asociados contemplaban poner alrededor de 26.000 toneladas mensuales en el mercado.

    Entre mayo y junio de 1876 -coincidiendo con la asunción de la filial peruana como exclusiva consignataria del salitre- los directores de Gibbs en la CSFA promovieron, sin éxito, la entrega de la comercialización a la filial chilena y la adopción de acuerdos a fin de limitar la elaboración; también fracasaron los intentos realizados durante 1877.

    14.3 - NUEVAS PRESIONES EN 1878.

    A comienzos de 1878, después de la disolución del consorcio “Bancos Asociados de Lima” se produjo el convenio entre “La Casa” y la Peruvian Guano Co. para postular a la administración y comercialización del salitre.

    En este contexto, Henry Gibbs, el "jefe de La Casa", comunicó "privada y confidencialmente" a Valparaíso por carta de 16 de abril de 1878 que en reunión celebrada con el representante de la Peruvian Guano (De Laski), había aquel demostrado

    << gran preocupación por la posición que, como competidora, podría tener la Compañía de Antofagasta. Inclusive intentó colocar como condición que nosotros (Gibbs), de alguna manera y a cualquier precio, asumiéramos el control de la Compañía para los efectos de limitar su producción a una determinada cantidad>>.

    Henry Gibbs había explicado a De Laski que la participación accionaria de su Casa en la empresa chilena (25%) no le permitía imponer decisiones, pero que pensaba en que "sería una sabia medida de parte de la Compañía de Antofagasta allanarse a algún arreglo". Y prosiguiendo con la información a sus subordinados razonó diciéndoles que el negocio a emprenderse en Perú

    << permitirá a la Compañía de Antofagasta obtener condiciones muy favorables a cambio de su cooperación. Por otra parte, la Compañía no debería olvidar que si estira demasiado la cuerda terminará indefectiblemente por cortarla. Y esto sucederá si incrementa su producción a un extremo en que haga imposible, para quienes lleguen a manejar el negocio del salitre peruano, mantener los precios en un nivel tan satisfactorio como el actual >>.

    Pero el más poderoso argumento que les sugirió esgrimir para doblegar a la mayoría en el directorio de la CSFA fue

    << la hostilidad que la Compañía se acarrearía de parte del Gobierno peruano, susceptible de traducirse en intrigas interminables entre ese Gobierno y el de Bolivia, a menos de allanarse a algún acuerdo. Sabemos ya que el Congreso boliviano ha autorizado al Ejecutivo a imponer un impuesto de 10 centavos por quintal al nitrato de Antofagasta, y pensamos en que el peligro de que los privilegios de la Compañía sean violados con mayor intensidad aumentará en la proporción en que aumente el interés del gobierno vecino porque lo sean>>.

    Estos párrafos hacen ocioso todo comentario.

    El directorio reiteró su negativa, incluyendo la de entregar a Gibbs la consignación del nitrato antofagastino. En la sesión de junio de 1878 el director Brice Miller volvió a la carga aduciendo que para el negocio en Perú la "limitación era esencial" porque debían adelantarse grandes sumas de dinero al gobierno.

    Es evidente el beneficio que para el joint venture Peruvian Guano Co - Anthony Gibbs & Sons reportaría el que Bolivia incrementara a la CSFA el costo de su salitre puesto a bordo hasta hacer prohibitivo su comercio, o que el gobierno peruano pasara a controlar la producción de la CSFA, que le otorgaría la exclusividad de la venta de esa producción.

    Mientras el derecho fuera de 10¢ no evitaría la competencia al salitre de Tarapacá; en 1878 la CSFA elaboraba el quintal a un costo promedio de $ 1,35 chilenos versus casi $ 1,75 promedio en las estatizadas oficinas peruanas, pero por ser un tributo “mínimo” podía elevársele a niveles insostenibles, tal como gravó Perú la exportación hecha por los propietarios que se negaron a vender sus oficinas.

    Finalmente, la administración de los recursos provenientes del salitre fue entregado a la Compañía Salitrera del Perú, y “La Casa” perdió la representación comercial en Londres. En todo caso, las negociaciones para conseguir ambas cosas dejaron los documentos mencionados, que dan indicios claros de la participación del Perú en la creación del impuesto de 10¢ a la CSFA.

    14.4 - Las Salitreras De Aguas Blancas Y De Taltal.

    Los industriales peruanos habían representado a Pardo, antes del estanco del salitre de Tarapacá, que la medida surtiría el resultado opuesto. Aparte del aumento de la producción. los empresarios, capitales y obreros chilenos arruinados en Tarapacá dieron auge al salitre boliviano de Antofagasta y crearon la industria chilena en Aguas Blancas y Taltal, donde existían grandes mantos de caliche, aun mal reconocidos.

    Manuel Ossa inició los reconocimientos en Taltal. Daniel Oliva, cuyas oficinas había expropiado el gobierno peruano, descubrió depósitos salitrales de ley alta en el interior de Taltal, y levantó cinco oficinas. Pronto llegaron otros empresarios: Rafael Barazarte, quien se asocio a Oliva, Alfredo Ossa y Carlos Lamarca. El número de oficinas llegó a 27.

    En Aguas Blancas, Döll y Cía., Peró, Echeverría, Eastman y Fischer levantaron otras siete oficinas, cuyas concesiones comprendían 152 estacas chilenas; o sea, 5.437 peruanas.

    En 1878, el capital invertido en ambas pampas excedía de $4.000.000; y en enero de 1879, antes de empezar la guerra del Pacifico, estaban ya listas para producir cinco oficinas con capacidad de 258.000 quintales mensuales. Cupo a Daniel Oliva el honor de embarcar el primer saco de salitre chileno en la barca “Valparaíso”, con destino a Hamburgo.

    Fuentes Capítulo 14

    Sergio Villalobos R. : Chile y Perú: la historia que nos une y nos separa, 1535-1883

    Francisco Antonio Encina : Historia de Chile

    Roberto Querajazu C : Aclaraciones Históricas sobre la Guerra del Pacífico.

    Manuel Ravest Mora:La Casa Gibbs Y El Monopolio Salitrero Peruano

    Ronald D.Crozier : Historia del salitre hasta la Guerra del Pacifico

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    Capítulo 15:
    LA VIDA EN EL LITORAL BOLIVIANO

    En Antofagasta vivían unas 9.000 personas y en Caracoles unas 6.000. De ellas el 90% era chileno, el 5% de otras nacionalidades y el 5% restante era formado por los soldados y funcionarios bolivianos. De las actividades de la CSFA dependían, casi totalmente unas 6.000 personas,

    Al distrito minero de Caracoles, situado un poco más adentro de punta de rieles del ferrocarril a Las Salinas,el agua se llevaba en carretas desde Calama, Chiu-Chiu, Limón Verde y Antofagasta; se vendía a precios exorbitantes y la especulación alcanzaba un nivel inaudito. 1500 carretas tiradas por mulas aseguraban el tráfico de personas y bienes entre Antofagasta y Caracoles.

    En Bolivia, dominada casi siempre por caudillos semi bárbaros e incultos, la justicia no existía. Aguardar seguridad, justicia y respeto de parte de las autoridades bolivianas del litoral, era sencillamente una candidez.

    El explorador francés Wiener, quien recorrió la región, aludiendo al funcionario boliviano, dice:

    << Los chilenos trabajaban, los europeos trafican, i él coronel (boliviano) manda. El aislamiento de la región que administra, lo convierte en una especie de dictador, i por lo tanto un régimen de capricho i de mala voluntad, esencialmente vejatorio, hace tan desagradable como difícil la posición de los chilenos (…). Cada correo que llegaba del norte llevaba a Santiago i a Valparaíso la noticia de alguna violencia, de algún despojo, cuando no de algún asesinato perpetuado o amparado por la policía boliviana en la persona de algún trabajador chileno”>>.

    A partir de 1872, algunas veces los rozamientos entre las autoridades bolivianas y la población chilena revistieron extrema gravedad.

    En 1871, bajo la presidencia del general Agustín Morales,fue designado prefecto de Cobija el general Ruperto Fernández. El día domingo 27 de abril de 1872 se produjo una riña callejera entre mineros chilenos, donde unos cuantos formaron el corro vociferante propio de los pugilatos a puño y cuchillo. Ante el tumulto, el piquete boliviano al mando de Fernández abrió fuego sin aviso sobre los curiosos y transeúntes, cayendo mortalmenteherido Clemente Andrade, natural de Coquimbo. La población enfurecida, se levanto en masa. El ascendiente que tenia sobre ella el cónsul chileno, administrador de las más ricas minas de Caracoles, Enrique Villegas, logro evitar la catástrofe.

    Cuando Villegas le pide explicaciones formales al prefecto Fernández, éste contesta que la autopsia había determinado que Andrade había sido muerto accidentalmente por otro chileno en fuga, explicación que fue considerada como una burla. El asesinato quedó impune.

    Un mes después del asesinato de Andrade, el 25 de mayo, el sub-prefecto de Caracoles mandó azotar en forma inhumana a Juan de Dios Araya y Amador Berríos. El cónsul Villegas intentó esta vez alguna reparación satisfactoria para los chilenos, pero el sub prefecto contestó que a ambos les estaba vedado tener injerencia en cosas de justicia, aseverando que, de todos modos, el castigo de los dos chilenos no había pasado de “una ligera corrección”, porque se habían insolentado en alguna conversación contra su persona y de haber sacado, en su presencia, revólver y puñal corvo.

    Villegas temía un alzamiento de indignación en la población y en consecuencia, severas represalias por parte de los soldados:

    << Se tenía como un hecho evidente en aquellos momentos que la autoridad [boliviana] estaba resuelta a formar cuadro con sus tropas y fusilar públicamente en la plaza de ese mineral a nueve ciudadanos chilenos que había presos. La indignación que ha causado el acontecimiento de que me ocupo ha sido tan profunda que no podría esplicarme cómo hasta ahora no ha habido una colisión entre nuestros nacionales y la fuerza armada>> (Nota del cónsul Villegas, 29 de Mayo 1872)

    .En 1877, el diputado Angel Custodio Vicuña exhibió en Copiapó y en Santiago el flagelo inventado por los funcionarios bolivianos del litoral, “la penca”, que consistía en alambres trenzados con una porra o cabeza de fierro en un extremo. La prensa, por su lado, afirmaba que eran muchos los chilenos muertos después de este castigo.

    Entre 1873 y 1876, mientras gobernaban Ballivián y Frías, el gobierno boliviano confió la prefectura a un funcionario honrado y prudente, el doctor Emilio Fernández Costa y los ánimos se apaciguaron. El progreso material y asociativo fue notable. En 1873 se construyó la cárcel de Caracoles, que tuvo su Intendente de Policía, 2 comisarios, 2 cabos celadores, más 12 celadores a pie y 6 montados.

    Daza inició su gobierno el de abril de 1876 y uno de sus primeros actos fue el nombramiento como juez de letras de Caracoles -donde se ventilaban grandes valores- del doctor Bartolomé Rebollo, que, según constaba de los libros del juzgado del crimen de Cobija, era ex presidiario, encarcelado en 1874 por

    << tentativa de asesinato y consiguiente herida injerida en la persona de Sebastian López>>

    y en 1875, por robo de dinero y de especies al doctor Manuel María Berasain, que había sido juez de letras en San Pedro de Atacama. Las arbitrariedades, el soborno y la extorsión se hicieron habituales. Alguna vez un litigante, pegó un billete de banco a la cabeza de un escrito,con la siguiente nota:

    << Con el billete que se acompaña pide tal providencia>> (Carta de J. M. Walker . Caracoles, enero 8 de 1880.)

    El juez Rebollo mandó encarcelar a dos individuos chilenos que se habían quejado, en conversación privada, de su justicia comprada e infame. El auto judicial mediante el cual se consumó este atentado dice:

    << (…) De las declaraciones recibidas, resulta haber Cayetano Pizarro denigrado a las autoridades judiciales de este distrito con expresiones injuriosas, y como Ignacio Calderón presenció este acto, contribuyendo a su perpetración, es de justicia que Ud., señor conjuez, libre mandamiento de prisión contra el primero i de detención contra el segundo (...)>>”.

    Los dos trabajadores chilenos estuvieron dos o tres meses en la cárcel de Caracoles acusados de haber conversado contra la justicia boliviana.

    La situación empeoró con el incremento de cientos de carrilanos y obreros que bajaron de Tarapacá y otras zonas del Perú ante las difíciles condiciones de trabajo y desempleo que siguieron a la suspensión de lasfaenas de los ferrocarriles y la confiscación de las salitreras.En Perú los rencores nacionalistas también ganaban terreno y los chilenos eran tratados con la misma brutalidad.

    Días después de la fundación de la sociedad La Patria, la noche del 19 de noviembre de 1876 tuvo lugar otro incidente al interior de una chingana, en una fiesta de obreros chilenos borrachos que cantaban. Un contingente de la policía boliviana abrió, sin aviso, fuego sobre los festejantes, y una bala alcanzó a Eliseo Arriagada e hiriendo a otros dos. Arriagada murió desangrado en el lugar. Dice el informe de Villegas:

    Como tal vez nunca antes, la noticia provocó un sentimiento antiboliviano entre los “rotos”, al punto de que una masa iracunda de unos cuatrocientos individuos avanzó hacia las autoridades bolivianas con intención de linchar, corvo en mano, a los asesinos.

    En lo más serio del conflicto, los señores B. Navarrete, J. M. Walker, Francisco M. Oliveira, Marcos Latham con el sub prefecto, que los buscó expresamente, se fueron al teatro de los acontecimientos y lograron, después de mucho trabajo, y aun exponiendo sus vidas, apaciguar a la muchedumbre que en estos momentos estaba exasperada a la vista del cadáver de su compañero, pidiendo a gritos lanzarse sobre el cuartel de policía donde se encontraba el autor del asesinato>> (Carta del , 20 de noviembre de 1876). >>

    Al día siguiente, la policía permaneció encerrada en los cuarteles mientras duró el funeral de Arriagada. Los mineros limitáronse a hacer afectuosas honras a su compañero; al desfilar en número de más de cuatrocientos acompañantes y a su paso por el frente el cuartel de policía, algunos gritaron

    << ¡Mueran los febles! ¡Viva Chile!>>

    El momento fue crítico, y la menor provocación de parte de la guarnición boliviana, habría desencadenado los estragos de un combate desigual. Lo temiéron tal las autoridades bolivianas, y el general don Claudio Acosta, comandante de armas de Antofagasta , al tener noticia del acontecimiento, despachó de prisa al mineral un destacamento de 34 soldados a cargo del coronel Juan Granier.

    No llegó éste a Caracoles sino el 22 de noviembre “por el mal estado de los animales y la lentitud de las carretas”; pero a las dos de la tarde de ese día tomó posesión del pueblo como si fuera plaza enemiga. En su nota de ocupación de fecha 24 de aquel mes, aseguraba que la situación era grave, por cuya causa resolvía quedarse con parte de la tropa (20 hombres), devolviendo el resto,a cargo del coronel don Luis Valdivieso.

    El cónsul Villegas, en una nota del 20 de noviembre, exigió al sub prefecto Apodaca le de cuenta del desarrollo del sumario formado contra los autores de la muerte de Arriagada, reclamando la propia y espontanea promesa del sub prefecto para cumplirlo así.

    << (…) El señor sub prefecto sabe muy bien que la muerte alevosa del ciudadano chileno Arriagada, habría sido el primer acto de un acto sangriento sin la activa cooperación que le prestaron al señor sub prefecto algunos ciudadanos chilenos que, a riesgo de sus vidas, se mezclaron con la indignada muchedumbre tratando de calmar la efervescencia de los ánimos.

    Sabe también el señor sub prefecto que aun no se encuentra del todo disipada la tormentosa nube de la activa indignación popular, no obstante las medidas preventivas tomadas por este consulado, de acuerdo con el vecindario, y que se ha conseguido apaciguarla prometiéndole que el culpable será prontamente castigado.>>

    Tras la nota de Villegas, los bolivianos culparon a La Moneda del alzamiento, denunciándolo como una conspiración azuzada desde Chile por intermedio de La Patria. La acusación culminó con el retiro del exequátur a Villegas y una nueva oleada represiva.

    Otra ola de indignación chilena inundó la noche antofagastina el 13 de noviembre de 1877, cuando fue asesinado a sablazos el chileno Benito Berríos por dos policías.

    Pero los abusos no sólo eran contra los obreros. A fines de 1876, la sub prefectura de Caracoles era desempeñada por el coronel don Exequiel Apodaca, que en el manejo de sus negocios personales era juez y parte. El Caracolino del 1º de febrero de 1877 refiere que Apodaca mandó embargar los metales que había explotado el ciudadano chileno don Juan Agustín Palazuelos (miembro fundador de La Patria), interponiendo para el caso su tercería de minero junto con su poder de sub prefecto.

    El año 1877 fue particularmente grave para los chilenos. En Mejillones, fue noticia la azotaina que recibió el chileno Juan Navarro por ebriedad. La penca, instrumento penal boliviano, ultimó a un chileno en Tocopilla, lugar donde existía “EL PULGUERO”, una cueva cavada en uno de los cerros, en que apenas cabe un hombre, cerrada por una puerta de hierro de media pulgada de espesor; muchos fueron los que encontraron su tumba en esa asquerosa cueva.

    Pero el mayor peligro de las vejaciones y abusos de las autoridades peruanas y bolivianas no estaba en los tumultos que provocaban, ni en el levantamiento general que por tres veces estuvo a punto de estallar en Bolivia, sino en sus repercusiones en el corazón del pueblo chileno. Los que regresaban a sus hogares referían las vejaciones de todo genero que sufrían sus compatriotas y los suplicios a que habían sido sometidos ellos mismos o sus compañeros. El alma solidaria del chileno se inflamó y el odio al peruano y al boliviano cobarde y cruel se se extendió de Copiapó a Chiloé. El deseo de vengar tanta injusticia cobro una fuerza peligrosa, sobre todo en la masa popular.

    Fuentes Capítulo 14

    Sergio Villalobos R. : Chile y Perú: la historia que nos une y nos separa, 1535-1883

    Francisco Antonio Encina : Historia de Chile

    Roberto Querajazu C : Aclaraciones Históricas sobre la Guerra del Pacífico.

    Manuel Ravest Mora:La Casa Gibbs Y El Monopolio Salitrero Peruano

    Ronald D.Crozier : Historia del salitre hasta la Guerra del Pacifico

    Pascual Ahumada Moreno : Recopilacion de Documentos de la GDP TOMO I

    Alonso Barros: Revolución Chilena, Litoral Boliviano

    Benjamín Vicuña Mackenna: Campaña de Tarapacá Tomo 1

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    SpadesCHLForista Técnico de Cuarto Grado
    Forista Técnico de Cuarto Grado

    Capítulo 16:
    LA SOCIEDAD LA PATRIA

    La falta de justicia y de seguridad en el litoral boliviano, dio origen a la fundación en Caracoles de la Sociedad de Socorros Mutuos denominada “La Patria”, con el fin de resolver los conflictos que pudieran surgir entre sus afiliados sin recurrir a la corrompida justicia boliviana. Su programa expresaba:

    <La sociedad o club “La Patria” tiene por objeto la protección mutua detodos los asociados tanto en beneficio de sus intereses como de sus derechos y personas. Tendrá las sucursales que creyere conveniente. Ella prescinde de intervenir en la política del país y en las creencias religiosas de cada uno de sus miembros. En sus reuniones se prohibe tratar sobre estas materias.

    Todos los socios se someterán a las órdenes del Directorio, el que tendrá de parte de ellos las más amplias facultades para llenar el objeto de la sociedad.

    Todo socio someterá forzosamente cualquiera cuestión comercial, de minas o personal que tuviere con otro miembro, al fallo de un jurado de árbitros, nombrado del seno de la sociedad por los mismos interesados o por el directorio en subsidio. La sentencia que se pronuncie será de término.

    La protección entre los socios consistirá, además, en procurar alivio al socio enfermo, ocupación al socio que de ella careciere y la defensa de sus derechos en conformidad con las leyes.

    La cuota con que debe contribuir cada socio es de un peso mensual, sin perjuicio de la erogación voluntaria que a la incorporación o después, el socio quisiere hacer.

    Se dictarán oportunamente reglamentos especiales o generales que se someterán a la aprobación de los socios reunidos.

    Caracoles, octubre 19 de 1876.>>

    El domingo 12 de noviembrede 1876, con asistencia de los ochenta socios fundadores, se constituyó oficialmente.

    A la sesión de fundación, fue invitado el sub prefecto de Caracoles con la nota que sigue:

    << DIRECTORIO DE LA SOCIEDAD DE SOCORROS MUTUOS «LA PATRIA».

    Caracoles, noviembre 11 de 1876.

    Señor Sub prefecto:

    No encontrándose aun vigentes los Estatutos y constitución de la sociedad «La Patria», cuyo benéfico objeto moral y social será comprendido con oportunidad, no ha sido posible todavía proponer los miembros honorarios a quienes se rogará le presenten su honrosa aceptación.

    Es por eso que nos concretamos a rogar a U.S. se digne favorecernos con su asistencia, a la primera reunión general de socios suscriptores que tendrá lugar mañana, doce de los corrientes, a las 2 P.M. en el salón de la sociedad.

    Nos es grato ofrecer nuestros respetos al señor sub prefecto, como atentos y seguros servidores.

    Enrique Villegas, Juan A. Palazuelos, Benjamin Navarrete, Luis Lichteinstein, José María Walker. Francisco M. de Oliveira.>>

    El sub prefecto declinó la invitación con la siguiente nota:

    << A LOS SEÑORES DIRECTORES DE LA SOCIEDAD
    DE SOCORROSMÚTUOS “LA PATRIA”.

    Señores:

    Acuso recibo a ustedes de la atenta nota de fecha de ayer por la cual se dignan los señores que forman el directorio de la sociedad, invitarme a la primera reunión de socios suscriptores que tendrá lugar el día de hoy.

    Grato a tan marcada muestra de atención y deferencia que me dispensa el directorio, tengo el sentimiento de no poder concurrir a la reunión preparatoria que anuncia, por prohibírmelo el carácter oficial que invisto.

    Entusiasta como el que más por toda asociación benéfica y moral que se establece, hago votos porque la que se proponen fundar beneficie a este mineral.

    Con alta estimación y aprecio por todos y cada uno de los señores que forman el directorio de la sociedad “Patria”, me suscribo de ustedes atento y seguro servidor.

    Exequiel Apodaca. >>

    Fue nombrado presidente el cónsul Villegas, vice presidente don Juan Agustín Palazuelos, secretario don Benjamín Navarrete, tesorero el ciudadano alemán don Luis Lichtenstein y directores los caballeros don J. M. Walker y don Francisco de Oliveira, este último portugués.

    Esta Sociedad, presidida por el cónsul Villegas, reunió cerca de diez mil afiliados y abarcó desde el más alto personal de las industrias chilenas hasta el minero y el peón de las salitreras. Funcionaba como una suerte de logia masónica. La palabra sagrada era “Patria”, que no se daba sino en casos muy calificados y con solemnidad especial. Pero había una palabra de pase, de uso corriente entre los iniciados, adoptada no se sabe cómo, de entre los más vulgares motes de nuestro pueblo. Se daba en forma velada, con cualquiera de los versos del cuarteto:

    Por la P, eres piurana;

    por la U, urubambeña;

    por la T, trujillana y

    por la A, arequipeña.

    En las disputas más agrias, en los bochinches más crudos, corría un verso, y llegaba la calma, el buen humor, la confraternidad de los hijos del mismo suelo, ligados por el misterioso lazo del amor patrio.

    A pesar de la creación de la sociedad, la mayoría de chilenos se sentía oprimida y desprotegida ante el abuso constante. Ante la indiferencia del gobierno chileno concibieron la idea de emancipar de Bolivia todo el territorio ocupado por los chilenos al sur de la península de Mejillones, y si era preciso, entre Potosí y el Loa.

    Con ese fin se coludieron en marzo de 1877 con algunos importantes políticos bolivianos que debían ponerse al frente del movimiento, enarbolando la bandera federal. En Valparaíso se acopiaron todos los elementos del caso; se formuló la constitución para el nuevo Estado, el cual debía ser regido interinamente por un Triunvirato. También se compraron armas.. Para hacer frente a los gastos que originaban todos estos aprestos, se buscaron los fondos necesarios y se firmaron por el caudillo ad-hoc bonos al portador por una suma no indiferente.

    El armamento comprado en Valparaíso y disimulado en sacos de cebada y fardos de pasto, fue embarcado en el vapor que llegó a Antofagasta el 26 del mismo mes.

    La desgracia quiso que en el mismo día 26 de marzo, en Caracoles estalló una revolución encabezada por el coronel Rufino Carrasco, que apoyaba al caudillo don Casimiro Corral. Con tal motivo uno de los bolivianos comprometidos en el movimiento federal denunció a la autoridad de Antofagasta la existencia de las armas que fueron requisadas. Con ellas Granier aplastó la rebelión de Carrasco.

    Para celebrar la victoria de Granier sobre Carrasco se echaron las campanas al vuelo, la autoridad hizo dar licor sin tasa ni medida a la muchedumbre que se reunió en la plaza, y esto produjo los mayores desórdenes. Para sofocarlos, se mandó fuerza armada a las calles con orden de hacer fuego sobre la gente tumultuosa. La orden fue cumplida resultando seis ciudadanos chilenos heridos, de más o menos gravedad, y un argentino.

    Los bolivianos más informados no ocultaban su preocupación ante el rumbo autonomista tomado por La Patria bajo el alero del “socorro mutuo”:

    << La Sociedad La Patria, si tiene los nobles y santos propósitos de socorrer al pobre y desvalido, también tiene otro que es su fin primordial. Ella tiende a establecer entre sus asociados, que son todos los chilenos del Litoral, es decir, toda la masa pobladora de esa región, la obligación de dirimir toda cuestión judicial por medio de árbitros, dejando a un lado la justicia del país. (...)

    La constitución de esa Sociedad es positivamente la formación de un Estado dentro del Estado boliviano al cual le arrebata una prerrogativa que le es propia. (…) la administración de justicia, facultad que se desprende de la soberanía>> (Carta del ciudadano boliviano don Luis Salinas)

    La autoridad boliviana no tardó en abrir los ojos delante de aquel peligro. El coronel Granier en la siguiente nota que envió a su gobierno, y que éste transcribió al de Chile el 21 de diciembre de 1876.

    << Hay en Caracoles una asociación denominada La Patria cuya desembozada tendencia es la de erigir un Estado, una Patria con su gobierno y autoridades independientes, impuestas sobre el gobierno y autoridades de Bolivia >>.

    Se agregó a esto un hecho diplomático de no poca gravedad: la cancelación del excequatur que acreditaba cónsul de Chile en Caracoles al ciudadano Villegas, con motivo de la nota en que, al día siguiente del asesinato del chileno Elíseo Arriagada, clamó por castigo a los culpables

    Decía el ministro Oblitas al gobierno de Chile en nota de La Paz, diciembre 21 de 1876:

    << La conducta observada por dicho Villegas, con las autoridades de Caracoles, que tiende de una manera directa a fomentar la discordia existente entre ciudadanos chilenos y bolivianos, ha obligado al gobierno a tomar con sentimiento esa medida.>>

    El Ministro de Relaciones Exteriores del presidente Daza, guardaba ciertas fórmulas de respeto y cortesía en su despacho al gobierno de Chile al anunciarle la destitución de Villegas, en tanto el jefe del gabinete de La Paz, usando de particular brusquedad, llegó hasta aconsejar el último castigo de los chilenos por vía de eficaz escarmiento. Dice su nota:

    << MINISTERIO DE GOBIERNO.

    La Paz, diciembre 7de 1876.

    Señor:

    En contestación a su oficio fecha 26 del pasado y de cuyo contenido he dado lectura al señor presidente de la República, tengo encargo de decirle: que para evitar nuevos desórdenes como los que han tenido lugar últimamente en Caracoles, se sirva Ud. distribuir de toda la fuerza existente en ese departamento, las convenientes guarniciones de seguridad en cada una de las poblaciones en que se requiera la existencia de la fuerza pública, poniéndose para este efecto de acuerdo con el señor comandante general de ese departamento, quien recibe igual orden por el ministerio de la guerra.

    En cuanto a los que componen la Sociedad denominada “La Patria”, esa prefectura debe tomar las más eficaces providencias

    (…)

    Un escarmiento oportuno que se haga principalmente con los cabecillas y promotores de esos hechos, será suficiente a contener a la peonada desbordada e inobediente, sobre cuya conducta la acción represiva y policial debe ser instantánea e infatigable.

    Quedando Ud. autorizado plenamente para obrar contra los contraventores a las leyes del país, de la manera más eficaz y oportuna, tengo el agrado de aprovechar esta ocasión para manifestarle mis distinguidas consideraciones de estimación.

    ios guarde a Ud.

    J. Oblitas.

    Al señor prefecto del departamento de Cobija.>>

    El destacamento al mando de Juan Granier que llegó desde Antofagasta para reprimir los posibles desórdenes, comenzó inmediatamente a ejercer acciones contra La Patria, acusada de incitar los alzamientos.

    El 26 de enero de 1877, el editorial de El Atacama, un diario copiapino, interpela a Pinto y al ministro Alfonso para que actúen enérgicamente:

    << ¿Sabe [el ministro de Relaciones Exteriores (José Alfonso) cual es la verdadera situación de los chilenos en Caracoles?

    ¿Ignora por ventura que el sub prefecto de Caracoles, la primera autoridad de ese mineral, es propietario de minas?

    ¿Ignora el señor ministro que jueces instructores ha tenido el mineral que han llegado a ese puesto después de haber sufrido condenas ante el tribunal superior de Cobija por robo y asesinato?

    (…)

    El país tiene derecho a pedir al hombre colocado en el elevado puesto del señor Alfonso, energía y justicia. Tiene derecho a esperar que no sea vejada la dignidad nacional, y que ministros charivarescos de un gobierno de carnaval no hagan irrisión de un representante de Chile en el extranjero. La política de tolerarlo todo y de sufrirlo todo, de quien quiera que sea, no es política de un país como el nuestro que ocupa un alto puesto entre las naciones sud americanas>>.

    El trasfondo masónico de La Patria y su rol permanecen en la sombra, pero puede estar ligado a la acción asociativa que promovía el Partido Radical, especialmente en Copiapó, cuya prensa en 1879 se declaraba abiertamente en favor de la guerra.

    Bolivia tenía buenas razones para temer una revolución social chilena, y la idea de instaurar un nuevo Estado independiente en el litoral también se instalaba con fuerza entre la elite chilena del litoral, como una posibilidad al alcance de la mano.

    Fuentes Capítulo 15

    Sergio Villalobos R. : Chile y Perú: la historia que nos une y nos separa, 1535-1883

    Francisco Antonio Encina : Historia de Chile

    Roberto Querajazu C : Aclaraciones Históricas sobre la Guerra del Pacífico.

    Manuel Ravest Mora:La Casa Gibbs Y El Monopolio Salitrero Peruano

    Ronald D.Crozier : Historia del salitre hasta la Guerra del Pacifico

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    Capítulo 17:
    LOS IMPUESTOS A LA CSFA

    16.1 - El Presidente Daza

    En Bolivia, durante la presidencia de don Tomás Frías se firmó el 6 de agosto de 1874 el tratado de límites con Chile, que estipulaba no aumentar los impuestos a las empresas o ciudadanos chilenos que trabajan entre los paralelos 23 y 24. . A término de su período constitucional, Frías llamó a elecciones y uno de los candidatos fue el general Hilarión Daza. Su candidatura presidencial fue lanzada a mediados de octubre de 1875.

    << Tres días antes de elecciones, el 4 de mayo de 1876, hizo colocar centinelas en las oficinas de palacio. Momentos después, presidente y ministros eran separados y puestos en incomunicación...”. Al anochecer Frías fue conducido al convento de la Recoleta y, a poco dejaba ocultamente su prisión para dirigirse al Perú, desde donde se marchó a Europa, entristecido y amargado.>>

    Daza llegó a la primera magistratura de la república con dos pésimos antecedentes: traicionó a Melgarejo por 10.000 pesos, y fue protagonista de los ultrajes ordenados por Morales contra el Congreso . Al derrocar a Frías con un golpe de Estado interrumpió el proceso democrático.

    En 1878,en Bolivia se produjo una severa sequía que provocó hambre y una epidemia de paludismo que afectaba a miles de indígenas que morían por cientos en los valles de Cochabamba, Tarija y Chuquisaca. Esa tragedia no impidió que en enero de 1879, su cumpleaños fue festejado en La Paz con 8 días de regocijo público, con despliegues militares, cabalgatas, corridas de toros y un baile en el Teatro Municipal.

    16.2 – El Impuesto De Tres Centavos

    El 4 de mayo de 1875, 8 meses después de firmado el tratado de límites, la Junta Municipal de Antofagasta, pidió al gobierno que se le permitiese cobrar un impuesto a la "Compañía de Salitres y Ferrocarril de Antofagasta" (CSFA), porque la declinación de la actividad minera en Caracoles venía repercutiendo de una manera muy desfavorable en los ingresos del municipio. Añadía el documento que la empresa salitrera, que poseía una mitad de los terrenos de los que el municipio podría obtener alguna renta, tenía el privilegio de no abonar tributo alguno, pero que su situación financiera no sería afectada mayormente si se le cobraba una contribución de tres centavos por cada quintal de nitrato que exportase.

    El asunto pasó a conocimiento del Consejo Municipal de Cobija, que en un informe elevado a La Paz, expresó que a su juicio existía contradicción entre la solicitud de la Junta Municipal por un lado, y por el otro la transacción con la compañía con el Gobierno; también se violaba el acuerdo de límites de 1874.

    El Consejo de Estado, presidido por don Serapio Reyes Ortiz, consideró correcto el criterio expuesto por la autoridad municipal de Cobija y por Decreto de 27 de agosto (1875), determinó que

    <<el impuesto de los tres centavos sería ilegal e improcedente >>.

    16.3 - El Impuesto Para El Alumbrado.

    En 1878, la Junta Municipal de Antofagasta, determinó que todos los propietarios de inmuebles en el puerto contribuyesen al mejoramiento del alumbrado público. La CSFA, propietaria de varios inmuebles, adoptó la misma posición de tres años antes: la transacción de 1873 y el tratado de 1874 la eximían de toda clase de contribuciones. Ayudaba voluntariamente al municipio con 1.600 bolivianos anuales, es decir 10 veces el impuesto que se le cobraba.

    Varias cobranzas para el alumbrado fueron contestadas con la misma rotunda negativa. El 22 de octubre la Junta "ordenó y mandó" que el Comisario Municipal trabase embargo en los bienes de la empresa que fuesen suficientes para cubrir los 150 bolivianos acumulados por el impuesto del alumbrado "más costos e intereses legales". Si el gerente persistía en su oposición, debía ser apresado y conducido a la cárcel.

    Pedro Astorga, el comisario municipal, se constituyó en casa del señor Jorge Hicks, gerente de la CSFA, y le exigió el pago de lo adeudado. Hicks se negó a pagar y Astorga lo hizo conducir preso y trabó embargo de su vivienda. Hicks aceptó dar una suma (150 por impuesto del alumbrado más 50 por intereses y costos de la cobranza) como depósito provisional hasta que el asunto se definiese por la vía legal. Entregó la suma delante del Cónsul de Chile sentando una protesta formal ante un notario. Fue puesto en libertad al día siguiente.

    16.4 – El Impuesto De Los Diez Centavos.

    La concesión de la explotación del Salar del Carmen fue concedida por el presidente Morales el 22 de Abril de 1872; más tarde fue ampliada a Las Salinas por el presidente Ballivián el 27 de noviembre de 1873. La empresa consideraba que esa transacción, por haber pagado las gabelas impuestas por el gobierno y sido refrendada por el Poder Ejecutivo en pleno, es decir, por el Presidente de la República y sus cuatro Secretarios de Estado, era de carácter definitivo, pero varios juristas en Bolivia sostenían que no tenía validez hasta que no fuese ratificada por el Poder Legislativo, en vista de que involucraba bienes de la nación.

    La Asamblea Nacional del año 1874 tomó conocimiento del asunto. Pero debido a las recargadas labores de esa asamblea, se postergó la consideración del proyecto hasta la legislatura siguiente. Esta no pudo tener lugar sino a fines de 1877, debido a que el golpe de Estado del General Daza alteró la vida institucional de la república impidiendo que los representantes del pueblo se reuniesen los años 1875 y 1876.

    El 8 de mayo de 1877, Antofagasta, como todos los puertos el norte de Chile y el sur del Perú, sufrieron un terremoto seguido por un devastador maremoto. El vapor chileno, Blanco Encalada, que se encontraba en el puerto no sufrió daños y ofreció auxilios. El Prefecto aceptó que 30 marinos chilenos armados desembarcaran para guardar el orden.

    En la sesión de la Asamblea de 19 de diciembre de 1877, el diputado por Antofagasta y Mejillones señor Franklin Alvarado, propuso la contratación de un empréstito para atender a la reparación de los grandes daños sufridos por esos dos puertos en el maremoto de mayo. La propuesta fue rechazada y el diputado Francisco Buitrago, propuso entonces que se cobrase a la CSFA, un impuesto de

    <<unos diez centavos" por cada quintal de salitre que exportase y otra contribución por las maquinarias y bienes que importaba para sus propias necesidades y la de sus trabajadores. Calculó que con uno y otro árbitro se podría obtener unos 50.000 a 60.000 bolivianos anuales.>>

    l diputado Abdón Senén Ondarza apoyó la moción de su colega Buitrago y presentó un proyecto de ley creando el impuesto. Surgieron opiniones a favor y en contra. El 14 de marzo de 1878, el gerente de la CSFA en Antofagasta informaba al Presidente de la compañía de una conversación privada con el diputado Alvarado:

    << El asunto del impuesto a nuestras exportaciones era la ambición del Legislativo y se lo discutía en todas partes. Ondarza y Buitrago eran los espíritus motores. El tratado con Chile de 1874, era el gran obstáculo, pero algunos decían que no sería afectado por romper o alterar por mutuo acuerdo entre el gobierno y una empresa privada...

    El diputado Alvarado propuso que igualmente se alterase el arreglo con Meiggs sobre salitreras del Toco, (Meiggs era el testaferro del gobierno peruano que las había arrendado) e inmediatamente se levantó un grupo contra él.

    Días más tarde llegaron dos agentes de Meiggs desde Lima, Mariano Donato Muñoz y un alemán. Se supone que algún dinero se repartió entre los diputados y se acordó votar el contrato con Meiggs (sobre El Toco), agregando una cláusula estipulando que al vencimiento de la concesión a la CSFA, esos yacimientos serían considerados “no denunciados” y por las bases del contrato con Meiggs pasarían a su poder.

    lvarado consiguió 29 firmas para retirar la moción de votar esa cuestión.(…) Sin duda el Perú está estudiando la forma de como apropiarse de nuestros terrenos cuando expire nuestro contrato.>>

    El proyecto de ley sobre el impuesto de 10 centavos pasó a la Comisión de Hacienda, que después de varias semanas emitió un informe favorable. La Asamblea le dio su visto bueno. El Poder Legislativo promulgó la ley el 14 de febrero de 1878. Su texto fue el siguiente:

    << Artículo Único.— Se aprueba la transacción celebrada por el Ejecutivo el 27 de noviembre de 1873 con el apoderado de la "Compañía de Salitres y Ferrocarril de Antofagasta", a condición de hacer efectivo, como mínimo, un impuesto de diez centavos por quintal de salitre exportado.>>.

    Al día siguiente se publicó por bando, leyéndose su texto en las cuatro esquinas de la plaza.

    El ministro chileno en La Paz, señor Pedro Nolasco Videla, visitó al ministro de Hacienda de Bolivia, señor Manuel Ignacio Salvatierra, y le pidió la derogatoria de la ley del 14 de febrero. Salvatierra, que no era partidario de su imposición, prometió que se dejaría en suspenso hasta encontrar una solución a la reclamación planteada. El 2 de julio de 1878, el señor Videla oficializó su gestión mediante una nota dirigida al canciller. En ella recordó cómo el Consejo de Estado declaró

    << ilegal e improcedente" el impuesto de tres centavos que se quiso cobrar a la compañía en 1875 por el mismo concepto de exportación de salitre. Dijo también que la ley de 14 de febrero ponía en tela de juicio el tratado de 1874, y llevaba la cuestión "a un terreno delicado y resbaladizo; que la compañía, al ver vulnerados sus derechos, podría verse obligada a suspender sus trabajos dejando a millares de pobladores y operarios en la ociosidad, lo que posiblemente acarrearía una sublevación que ni el Gobierno de Chile ni el de Bolivia podrían mirar con indiferencia >>.

    El Gobierno de Bolivia dejó sin respuesta la nota del señor Videla y no insistió en el pago del impuesto.

    En agosto de 1878. El señor Aniceto Arce, vinculado con capitalistas chilenos en su empresa minera de Huanchaca, convencido de que el atraso de la república tenía por principal causa la falta de vías de comunicación, propuso al Presidente Daza unir la costa con el altiplano por medio de una línea férrea. Ofreció que su empresa minera pondría los fondos necesarios para el estudio inicial del trazo más conveniente, adelantando el pago de sus impuestos. El General Daza vio en este plan la solución ideal a las dificultades que tenía con el gobierno del Perú a causa del aumento del arancel a las importaciones por Arica y Mollendo, y la negativa peruana a aumentar el retorno a Bolivia de una parte proporcional de los derechos cobrados, aceptó que el señor Arce viajase a Chile en busca de capitales y declaró que el impuesto de los 10 centavos no sería cobrado.

    El impuesto quedó olvidado. En octubre, mientras los señores Arce y Peró seguían en Santiago buscando dinero para el ferrocarril y eran agasajados por el Presidente Pinto y personalidades de la banca y la industria, el ministro de Chile en La Paz, ofreció un banquete al General Daza. En los discursos, todos los oradores bolivianos, entre ellos los ministros Lanza, Reyes Ortiz y Jofré, el Arzobispo y los políticos Antonio Quijarro y José Rosendo Gutiérrez, abundaron en expresiones de amistad para con Chile.

    Fuentes Capítulo 16

    M F Paz-Soldán : Perú – Bolivia Relaciones politicas y comerciales (Lima - 1878)

      1. Sergio Villalobos R. : Chile y Perú: la historia que nos une y nos separa, 1535-1883

    1. Francisco Antonio Encina : Historia de Chile

    2. Roberto Querajazu C : Aclaraciones Históricas sobre la Guerra del Pacífico.

    3. Jorge Basadre : La guerra con Chile

    4. Jonatan Saona :http://gdp1879.blogspot.com/

    5. Gonzalo Bulnes : Historia de la Guerra del Pacífico

    6. Mario Barros van Buren Historia diplomática de Chile

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    Forista Técnico de Cuarto Grado

    Capítulo 18:
    LA COBRANZA DEL IMPUESTO.

    La larmonía se interrumpió súbitamente. En los mismos días que ocurrían en Antofagasta los incidentes provocados por la cobranza del impuesto para el alumbrado, se firmó el Tratado Aduanero con Perú que puso fin a las dificultades entre ambos países. El gobierno, alentado por el éxito de la cobranza del impuesto para el alumbrado, decidió hacer efectivo el impuesto de los 10 centavos a las exportaciones de salitre y cobrarlo con carácter retroactivo.

    El Ministro de Guerra, General Manuel Othón Jofré, cuyo hijo trabajaba como abogado de la empresa salitrera, escribió a éste avisándole de las intenciones del Ejecutivo. El joven retransmitió la información a sus empleadores. La noticia voló a Valparaíso y Santiago.

    El Gobierno de Chile resolvió oponerse terminantemente al cobro de la contribución . El canciller Fierro, en fecha 8 de noviembre de 1878, escribió a su agente en La Paz:

    << Este ministerio ha recibido informes confidenciales de que el Gobierno de Bolivia persiste en establecer definitivamente el impuesto sancionado por ley de febrero del corriente año... Ello importaría un ataque directo al tratado que existe entre las dos repúblicas... Se hace necesario para evitar graves conflictos, que usted se dirija al Ministro de Relaciones Exteriores dándole lectura de la presente nota y dejándole copia de ella si fuera conveniente... Pida al (Gobierno) de Bolivia la suspensión definitiva de toda contribución posterior a la vigencia del tratado (de 1874).

    (...)..

    La negativa del Gobierno de Bolivia a una exigencia tan justa como demostrada colocaría al de Chile en el caso de declarar nulo el tratado de límites que nos liga con ese país y las consecuencias de esta declaración dolorosa, pero absolutamente justificada y necesaria, serían de la exclusiva responsabilidad de la parte que hubiese dejado de dar cumplimiento a lo pactado. >>

    El señor Videla leyó y dejó copia de dicha comunicación al canciller Martín Lanza. La amenaza de que el cobro del impuesto a las exportaciones de salitre obligaría al gobierno de Santiago a declarar nulo el Tratado de Límites de 1874, en vez de amedrentar, exacerbó al Presidente Daza y sus colaboradores.

    El 14 de diciembre, el Ministro de Hacienda, señor Serapio Reyes Ortiz, escribió al Prefecto de Antofagasta diciéndole que

    << el presidente de la República, oyendo al Consejo de Ministros, le ordenaba decirle que haga efectivo el tributo desde la promulgación de la ley >>.

    Al siguiente día, el canciller, señor Martín Lanza, informó de tal decisión al representante chileno. Contestó de inmediato Videla expresando que ella

    << destruía todas las expectativas de una discusión tranquila y conciliatoria y cerraba el paso a toda discusión.

    (...)

    En presencia del oficio de VE, fechado hoy, cumplo con el solemne y doloroso deber de declarar, en nombre de mi gobierno, que la ejecución de la ley que grava con un impuesto a la Compañía de Salitres y Ferrocarril de Antofagasta importa la ruptura del Tratado de Límites de 6 de agosto de 1874 y que las consecuencias de esta declaración serán de la exclusiva responsabilidad del Gobierno de Bolivia >>.

    El Gobierno de Chile movilizó al blindado "Blanco Encalada", a la bahía de Antofagasta para intervenir en caso de ser necesario tranquilizar o proteger a los súbditos e intereses chilenos en esa ciudad, y el Canciller Alejandro Fierro ordenó a su agente en La Paz:

    << Santiago, 3 de enero de 1879...

    El Gobierno de Bolivia ha podido creer que la contribución no es contraria al tratado de 1874; el de Chile mantiene una opinión contraria. De aquí fluye natural y lógicamente la necesidad de una discusión tranquila y amigable para arribar a un acuerdo común; y si ello no fuera posible, habría llegado la oportunidad de entregar el punto controvertido al fallo de una potencia amiga

    (…)

    En consecuencia, usted hará saber a ese gobierno que el de Chile se encuentra dispuesto a continuar la discusión y a constituir el arbitraje, en la expresa inteligencia de que se impartirán inmediatamente las órdenes necesarias para suspender la ley de febrero de 1878. Pedirá usted una respuesta terminante, dentro de un término breve y perentorio.

    (...)

    Si por el contrario, el Gobierno de Bolivia persistiese en llevar a efecto la ley de 14 de febrero último, usted pedirá sus pasaportes, declarando que la conducta de ese gobierno hace del todo inútil e infructuosa la presencia de nuestra Legación en esa república

    (…)

    El Gobierno de Chile considera también conveniente que usted exprese, antes de retirarse, al de Bolivia, que su negativa reiterada a suspender la ejecución de la ley de 14 de febrero de 1878, importaría la anulación del tratado de 1874, y que, en consecuencia, renacerían para Chile todos los derechos que legítimamente hacía valer antes del tratado de 1866. Por la misma razón, Chile, llegada esta desagradable emergencia, que él no ha provocado y que no ha podido evitar, ejercerá todos aquellos actos que estime necesarios para la defensa de sus derechos. >>

    Una nota del canciller Fierro, a su agente consular en Antofagasta, del mismo 3 de enero, dijo:

    << Si contra nuestras fundadas expectativas el Gobierno de Bolivia persistiera en la violación del tratado de 1874, habrá llegado la oportunidad de acudir a nuestras naves para exigir que los derechos de Chile sean debidamente respetados. >>

    También dio instrucciones al ministro Joaquín Godoy en Lima para que informara al gobierno peruano

    << que si el gobierno boliviano insistiese, en no suspender los impuestos en el litoral, y el gobierno de Chile se vería en la dolorosa necesidad de echar mano de todos los recursos que encuentre convenientes.>>

    La decisión obedeció a que si se aceptaba el impuesto de 10¢ podía ser aumentado a límites insostenibles para la CSFA, y se ponía en peligro las demás cláusulas del tratado, incluso el establecimiento del límite en el grado 24.

    Videla no creyó prudente cumplir estrictamente las órdenes de su cancillería. En vez de ello, el 20 de enero, se dirigió al Ministerio de Relaciones Exteriores boliviano en términos muy conciliatorios, El Ministro Martín Lanza contestó pidiendo explicaciones sobre la presencia en aguas de Antofagasta del buque de guerra y declarando que

    << ante semejante presión no podía el Gobierno de Bolivia seguir tratando el asunto de manera pacífica >>

    Replicó Videla que la presencia del "Blanco Encalada" en Antofagasta no tenía la significación que le daba el gobierno boliviano ya que las naves de las armada chilena se estacionaban periódicamente en ese puerto y en el de Mejillones y que fue gracias a esa circunstancia que el mismo buque pudo auxiliar a las poblaciones que sufrieron las consecuencias del maremoto del 9 de mayo de 1877.

    El gerente de la empresa, Jorge Hicks, escribió desde Antofagasta a uno de los miembros del directorio:

    << La situación no puede ser más seria y nosotros nadamos o nos hundimos con Chile. Toda la cuestión será sometida pronto al arbitraje u ocurrirá un conflicto. En el momento presente podríamos tomar el lugar fácilmente. Más tarde los bolivianos podrán mandar tropas y hacer el asunto más costoso. >>

    Zapata tan pronto recibió las instrucciones del Ministerio de Hacienda de cobrar el tributo y en vista de las negativas del gerente de la empresa salitrera chilena para pagarlo, inició un juicio coactivo disponiendo el 11 de enero de 1879:

    << En nombre de la ley, el ciudadano Severino Zapata, Prefecto y Superintendente de Hacienda y Minas del Departamento, ordena y manda que el diligenciero de hacienda, José Félix Valda, apremie y conduzca a la cárcel pública a Jorge Hicks, Gerente y Representante de la "Compañía de Salitres y Ferrocarril de Antofagasta", deudor al fisco de la cantidad de 90.848 bolivianos y 13 centavos. Así mismo, trabará embargo de los bienes de dicha compañía, suficientes a cubrir la cantidad adeudada, depositándolos en poder de persona abonada y fiable por derecho. Requiere a todos los depositarios de la fuerza pública presten los auxilios necesarios para la ejecución de este mandamiento.>>

    El monto de noventa mil y pico representaba la cantidad acumulada desde que se dictó la ley, casi un año antes.

    Valda trabó embargo de un terreno, nueve casas y dos depósitos de salitre. No pudo aprehender a Hicks, porque se encontraba en el Salar del Carmen y desde allí se dio modos de llegar a bordo del blindado "Blanco Encalada"; pidió libertad provisional con garantía del señor Napoleón Peró y el Prefecto, se la concedió. Volvió a sus actividades y formuló la siguiente protesta ante el Notario Calixto Paz:

    << Antofagasta, 14 de enero de 1879.

    No pudiendo consentir ni por un solo momento el atentado legal que trata de vulnerar los intereses de mis representados, protesto en nombre y en representación de la compañía, enérgicamente, y como en derecho me sea permitido, contra el embargo, y forma legal en que se ha efectuado y contra todas las órdenes y procedimientos de las autoridades que han intervenido en él. >>

    El Prefecto escribió al Ministro de Relaciones Exteriores:

    << Ayer se ha trabado embargo de los bienes de la compañía capaces de cubrir la cantidad de 90.848.13, que es la que se debe, pero creo fundamentalmente que no podrá pasarse adelante, porque intereses tan crecidos no pueden rematarse como exige la ley...>>

    El remate de los bienes embargados era el siguiente paso según las reglas de los juicios coactivos.

    Contestó el Ministro Lanza:

    << El Jefe del Estado, después de madura deliberación, me encarga decirle que (…) lleve a efecto todos los trámites del juicio coactivo... En cuanto a que sea difícil el remate de los bienes embargados por falta de postores a su valor ingente, nada más racional y justo que en cumplimiento de las disposiciones del caso se prosiga el juicio hasta obtener la adjudicación de dichos bienes en favor del fisco, previas las respectivas rebajas y formalidades.>>

    Fuentes Capítulo 19

    MF Paz-Soldán : Perú – Bolivia Relaciones politicas y comerciales (Lima - 1878)

      1. Sergio Villalobos R. : Chile y Perú: la historia que nos une y nos separa, 1535-1883

    1. Francisco Antonio Encina : Historia de Chile

    2. Roberto Querajazu C : Aclaraciones Históricas sobre la Guerra del Pacífico.

    3. Jorge Basadre : La guerra con Chile

    4. Jonatan Saona : http://gdp1879.blogspot.com/

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    Capítulo 19:
    LA RESCISIÓN DE LA CONCESIÓN A LA CSFA.

    Mientras el Prefecto fijaba el 14 de febrero de 1879 como fecha para el remate, en La Paz, surgió una idea que pareció salvadora para reducir el problema a un conflicto privativo entre el Ejecutivo y la CSFA. Tuvo su origen en un artículo de un periódico de Antofagasta que opinó que la protesta notarial del gerente Hicks contra la aplicación de la ley del impuesto invalidaba la transacción de 1873 al hacerle faltar el consentimiento de una de las partes. Se razonó de esta manera:

    • La Asamblea Nacional en uso de un legítimo derecho estableció que para ser válida la concesión a la compañía chilena, ésta debía pagar un impuesto de 10 centavos por cada quintal de nitrato de sodio que exportase.

    • Al protestar el gerente Hicks contra el cobro de esa gabela tácitamente ha anulado la concesión otorgada.

    • No siendo válida la concesión la compañía no tiene nada que hacer en Bolivia y debe abandonar el país.

    • No habiendo compañía no hay a quien cobrar el impuesto y éste queda anulado.

    • No habiendo impuesto, el Gobierno de Chile no tiene por qué acusar al de Bolivia de violación del tratado de 1874 y tendrá que retirar su intervención.

    • Si la compañía se siente perjudicada en sus intereses podrá recurrir ala Corte Suprema de Justicia de Sucre en un juicio contencioso administrativo.

    Ejecutivo boliviano encontró otro factor que le dio plena seguridad. Un funcionario de la cancillería sacó a luz el Tratado de Alianza Defensiva suscrito con Perú seis años antes. Con él todo estaba garantizado. Si Chile tocaba suelo boliviano con un solo soldado se produciría el casus foederis previsto en el pacto y el Perú tendría que ponerse codo a codo con Bolivia. Entonces, la marina peruana por el mar y el ejército boliviano por tierra expulsarían al araucano invasor hasta detrás del Paposo. Bolivia recuperaría el pleno dominio de todo su litoral (hasta el grado 27).

    El Ministro de Hacienda, señor Eulogio Doria Medina, redactó el decreto. Se promulgó el 1° de febrero de 1879 Su parte resolutiva decía así:

    << Queda rescindida y sin efecto la convención de 27 de noviembre de 1873. En su mérito, suspéndense los efectos de la ley de 14 de febrero de 1874. El ministro del ramo dictará las órdenes convenientes para la reivindicación de las salitreras detentadas por la compañía.>>

    El presidente Daza comunicó el decreto al prefecto de Antofagasta

    << Febrero 2 de 1879 :

    Mi querido amigo:

    Tengo una buena noticia que darle. He fregado a los gringos decretando la reivindicación de las salitreras y no podrán quitárnoslas por más que se esfuerce el mundo entero. Por lo demás usted verá si conviene arrendarlas o explotarlas por cuenta del Estado.

    Espero que Chile no intervenga en este asunto empleando la fuerza; su conducta con la Argentina revela de manera inequívoca su debilidad e impotencia; pero si nos declara la guerra, podemos contar con el apoyo del Perú a quien exigiremos el cumplimiento del Tratado Secreto. Con este objeto voy a mandar a Lima a Reyes Ortiz.

    Ya ve usted como le doy buenas noticias que usted me ha de agradecer eternamente; y como le dejo dicho, los gringos están completamente fregados y los chilenos tienen que morder y reclamar nada más.

    (...)

    H. Daza >>

    El gobierno peruano, al ser informado en enero de la disposición de Chile a no permitir la violación del tratado, envió a La Paz estas instrucciones a su ministro, señor José Luis Quiñones, para evitar la guerra:

    << Ministerio de Relaciones Exteriores

    Lima, enero 2 de 1879.

    ("N."1").

    Señor Dr. D. José Luis Quiñones,

    Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario del Perú en Bolivia.

    (…)

    "Tan terminantes declaraciones de ambos gobiernos hacen temer que sobrevenga alguna alteración en las relaciones amistosas de los dos países, lo que sería profundamente sensible y lamentable.

    "En previsión de esta eventualidad,(...) S. E. el Presidente me ha encargado que recomiende a U. S. preste a este asunto una atención muy esmerada, procurando instruirse de cuanto ocurra al respecto y trasmitirlo en el acto a este Despacho, aún haciendo uso del cable, si la importancia y urgencia de la noticia lo requiere, a juicio de U. S.

    Me ha encargado, además, S. E. que autorice a U. S. para que, en el caso de que se presentase un peligro inminente, que amenazase la paz de esa República con Chile,interponga en el acto los buenos oficios del Perú, procurando, al mismo tiempo, obtener en una forma amistosa, la suspensión de cualquier acto o medida de ese Gobierno que tendiera a agravar el estado de la cuestión y hacer difícil una solución pacífica.

    Dios guarde a U. S.

    (Firmado).— "M . Yrigoyen". >>

    Quiñones demoró el cumplimiento de sus instrucciones esperando que Bolivia solicitara la intervención del Perú o hasta tener la certeza de su aceptación, pues no quería exponerse a un rechazo desdoroso (Nota de 6 de febrero de 1879).

    El 5 de febrero, Quiñones daba cuenta a su gobierno de una reunión con el canciller boliviano:

    << Nº 11, Reservado.

    La Paz, febrero 5 de 1879.

    Señor Ministro:

    El excelentísimo señor doctor Martín Lanza, Ministro de relaciones Exteriores, tuvo a bien invitarme a una conferencia

    (...)

    se sirvió el excelentísimo señor ministro dar lectura al Supremo Decreto expedido el 1º del mes en curso, por el cual se declara rescindido el contrato de transacción con la "Compañía De Salitres Y Ferrocarril De Antofagasta" , y, en consecuencia, sin efecto la ley de 14 de febrero de 1878.

    (...)

    "Y en conclusión me dijo que el deseo del gobierno boliviano era preferir en la explotación de sus salitres del litoral a su hermana y aliada, la República del Perú, con el objeto de evitarle competencia en la explotación de las que tiene.>>

    El Ministro Lanza, no compartía el optimismo del presidente y de sus colegas del gabinete, respecto a que con el decreto de rescisión del contrato de la CSFA se había dado un jaque mate a la empresa y al gobierno de Chile. En la nota a Videla comunicándole el decreto, creyó prudente dejar entreabierta la puerta del arbitraje, planteado reiteradamente por Chile. Tan pronto como el Presidente Daza se enteró del texto de la comunicación, se encolerizó, llamó al canciller a su despacho y lo increpó por su debilidad y cobardía. No cabían ya arbitrajes y otras lindezas por el estilo cuando se había resuelto obrar con energía contra los chilenos y se contaba con la alianza, de los peruanos. El señor Lanza, por toda respuesta, formuló renuncia a su cargo. El mandatario se la aceptó ipso facto.

    El agente chileno, al saber la renuncia del señor Lanza y sus motivos, manifestó en comunicación a Santiago:

    <<Los acontecimientos que en este país se desarrollan con motivo del conflicto originado por la cuestión del salitre, son cada día más graves y manifiestan que este gobierno busca y provoca un rompimiento con Chile. La ultima nota del Ministro de Relaciones Exteriores, que en copia he remitido a usted hace dos días, ha producido la salida del señor Lanza del ministerio, el reemplazo de éste por el señor Reyes Ortiz y el nombramiento del señor Julio Méndez, declarado enemigo de Chile, para la cartera de Justicia, Culto e Instrucción Publica. El gobierno tomó a mal la oferta de arbitraje hecha por el señor Lanza en la parte final de su nota y esto es lo que ha ocasionado la crisis ministerial.

    Sabedor de estas cosas, he dirigido (el mismo día 8) al Ministro de Relaciones Exteriores la nota cuya copia remito a usted. Espero casi con certidumbre una respuesta negativa. De consiguiente, es muy probable que el lunes 10 del presente haya pedido mis pasaportes. >>

    El señor Reyes Ortiz se fue enviado a Lima a pedir el cumplimiento del tratado de alianza si Chile hacía una demostración de fuerza en el litoral boliviano. Una vez conseguido esto, debía pasar a Antofagasta a fin de organizar un contingente que impidiese levantamientos de la población chilena por la expulsión de la compañía de salitres. Salió de La Paz el 9 de febrero.

    La nota dirigida por Videla a la cancillería boliviana el día 8, que menciona en su carta a su gobierno decía :

    << que el decreto de 1° de ese mes significaba que el gobierno boliviano "abandonaba la gestión diplomática y por un camino inusitado llegaba a decidir por sí solo la cuestión a su favor.

    (...)

    Me apresuro a rogar a Vuestra Excelencia que se sirva declararme definitivamente en una contestación franca y categórica, si el gobierno de Vuestra Excelencia acepta o no el arbitraje establecido en el pacto de 1875, suspendiendo previamente toda innovación hecha en el litoral con respecto a la cuestión en que nos ocupamos. (…) me permito también pedir a Vuestra Excelencia que se digne darme dicha contestación en el perentorio término de 48 horas.>>

    Enterado de este ultimátum el representante del Perú señor Quiñones, expresó al gobierno boliviano que

    << él (el ministro peruano) era de la misma opinión, de que la guerra no era inminente y que había todavía medios diplomáticos para conjugarla >> (Basadre)

    e informó a su gobierno:

    “<< La Paz, febrero 8 de 1879.

    Señor Ministro:

    El día de ayer a las 7 P.M. estuvo en esta legación el señor doctor don Serapio Reyes Ortiz,

    (…)

    (me manifestó que el ministro Lanza) , se vio en el caso de dimitir la cartera en la mañana del mismo día, porque Su Excelencia el Presidente de la República y el resto de su gabinete estaban decididos a sostener los derechos de la nación hasta el último extremo.

    (…)

    Que sabiendo a qué atenerse respecto a la actitud del Perú, se trasladará al litoral boliviano, con el fin de organizar las fuerzas necesarias para arrojar de Antofagasta a la compañía de Hicks, y recuperar las salitreras. (…) >> .

    Don Eulogio Doria Medina, de acuerdo con el Presidente Daza, dejó pasar 72 horas. El 12 de febrero contestó al señor Videla, diciéndole que

    << (…) El oficio del Excelentísimo señor Fierro, de noviembre, por el que ex-abrupto notifica a Bolivia la ruptura del tratado del 74 y sobre cuya inconveniencia ha fallado ya la opinión publica de América es altamente depresivo al decoro y dignidad de Bolivia, como lo es la irregular intimación de Vuestra Señoría (de responder en 48 horas) (…) .>>

    El señor Videla devolvió la nota del señor Doria Medina y Pidió sus pasaportes diciendo

    << Roto el tratado del 6 de agosto de 1874, porque Bolivia no ha dado cumplimiento a las obligaciones en él estipuladas, renacen para Chile los derechos que legítimamente hacía valer antes del tratado de 1866 sobre el territorio a que ese tratado se refiere. En consecuencia, el Gobierno de Chile ejercerá todos aquellos actos que estime necesarios para la defensa de sus territorios y el Excelentísimo Gobierno de Bolivia no debe ver en ellos sino el resultado lógico del rompimiento que ha provocado y de su negativa reiterada para buscar una solución justa e igualmente honrosa para ambos países.>>

    . En Santiago, el ministerio estaba de acuerdo en proceder a la ocupación de Antofagasta e impedir el remate de las oficinas, pero el presidente Pinto se opuso, temiendo que este paso desencadenara la guerra, que deseaba evitar a toda costa.

    La noticia del decreto reivindicatorio de las salitreras, que llegó el día 11 de febrero, trasmitido por Videla desde La Paz, terminó por convencer a Pinto. Se decidió en consecuencia enviar al “Cochrane” y a la “O’Higgins” a Antofagasta, llevando dos compañías de desembarco, comandadas por el coronel Emilio Sotomayor, con orden de tomar posesión de la Ciudad.

    Fuentes Capítulo 20

    M F Paz-Soldán : Perú – Bolivia Relaciones politicas y comerciales (Lima - 1878)

      1. Sergio Villalobos R. : Chile y Perú: la historia que nos une y nos separa, 1535-1883

    1. Francisco Antonio Encina : Historia de Chile

    2. Roberto Querajazu C : Aclaraciones Históricas sobre la Guerra del Pacífico.

    3. Jorge Basadre : La guerra con Chile

    4. Jonatan Saona : http://gdp1879.blogspot.com/

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    Capítulo 20
    CHILE DECLARA ROTO EL TRATADO Y REIVINDICA EL TERRITORIO.

    Apenas tomada la decisión de ocupar Antofagasta, el ministro Fierro comunicó la decisión al cónsul Zenteno. Le dice:

    << Valparaíso, 12 de Febrero de 1879.

    (…)

    En pocas horas más, el litoral que nos pertenecía antes de 1856, será ocupado por fuerzas de mar y tierra de la República, y V. S. asumirá el cargo de Gobernador Político, como Cónsul del territorio.

    En el desempeño de estas delicadas funciones, recomiendo a US. que no omita diligencia para que las personas e intereses de todos los habitantes de ese litoral sean respetados y garantidos, como sucede en el imperio de nuestras leyes, (...)

    Dios guarde a V. S.

    Alejandro Fierro>>.

    El 10 de febrero, Antofagasta se mostraba tranquila, pero una sorda efervescencia hacía temer el estallido de la tempestad.

    El miércoles 5 fondeó el vapor “Limarí”; fué despachado rápidamente, sin que sus papeles fueran legalizados por el consulado y no pudo enviar la correspondencia oficial al sur. Con igual rapidez se despachó el vapor “Ayacucho”, en viaje al norte. En momentos que esta nave se ponía en movimiento, la prefectura notificó a la CSFA el remate de sus propiedades.

    El gerente señor Hicks envió un propio a Mejillones, que, a revienta cinchas, alcanzó el vapor y entregó un cable a Valparaíso para ser despachado desde Iquique.

    Se celebraron dos reuniones por los dirigentes chilenos. La primera tuvo lugar en casa del señor Matías Rojas; Zenteno describió fríamente la situación: las autoridades tenían la tropa lista en pie de guerra; se aseguraba que en breve llegaría un cuerpo de línea desde Potosí; y era un secreto a voces que el Presidente Daza había dado orden, en caso de resistencia, de incendiar las propiedades de la CSFA. Después de breve deliberación, la reunión acordó:

    1º Comisionar a don Enrique Villegas para servir los intereses chilenos en Caracoles. El Gobierno boliviano acababa de cancelarle el exeguator de Cónsul de Chile en dicha localidad.

    2º A don Jorge Hicks para la vigilancia de las vías férreas y telegráficas.

    3º Impedir por la fuerza el incendio de la ciudad, para lo cual se avisaría a las administraciones de Carmen Alto y Salar del Carmen, para que acudieran con toda su gente.

    4º En caso de que el pueblo y la Compañía no pudieran resistir, pedir auxilio al “Blanco Encalada”; de día, con banderolas y el silbato de la Compañía, y de noche por medio de voladores de luces.

    Los señores Hicks y Soublette quedaron encargados de las señales, y los señores Zenteno, Reyes y Rojas, para ponerse a la cabeza del pueblo. El comandante López, una vez de regreso a bordo, envió un plan completo de señales y la correspondiente dotación de banderolas y cohetes.

    La segunda reunión tuvo lugar en la “Sociedad la Patria”. La logia Patria suspendió sus sesiones el día 10, y notificó a sus hijos que el 14, día del remate, la mesa directiva daría las ordenes del caso a las 11 1/2, es decir media hora antes de la subasta. Mientras tanto, todo el mundo debía continuar tranquilamente en su trabajo cotidiano.

    Jamás se había visto mayor calma en la población; pero en las casas, las mujeres afilaban los corvos a molejón y preparaban banderas chilenas, en tanto los hombres esperaban las instrucciones de La Patria, que afrontaría la situación en el momento preciso.

    El Cónsul Zenteno se veía a cada instante rodeado de impacientes que le pedían ordenes. Sonriente y tranquilo iba repitiendo: Calma, niños, mucha calma. Y el pueblo obedecía y callaba.

    El 12 y el 13 nadie trabajó; la población permaneció en la calle; el comercio cerró sus puertas y el movimiento de la bahía se paralizó; siniestros rumores circulan entre la población; la columna de gendarmes permaneció acuartelada y destacamentos, bayoneta armada y bala en boca, custodian la prefectura, la aduana y el cuartel. Nadie durmió en la noche del 13.

    El 14 de febrero (1879) Antofagasta amaneció con un gran nerviosismo. Era el día fijado para el remate, y se había comentado antes que el Cónsul del Perú iba a ser el principal postor. No se conocía aún en Antofagasta el decreto de rescisión del contrato, y el Prefecto Zapata seguía actuando con las instrucciones de implementar el cobro del impuesto de los 10 centavos mediante el remate de los bienes embargados.

    A las 6 de la mañana arribaron a Antofagasta el "Cochrane" y el "O'Higgins". El "Blanco Encalada" los saludó con salvas de artillería. La población chilena se aglomeró en el muelle, la plaza y las calles. A las 8 se desprendió del “Cochrane” un bote que condujo a tierra al capitán de ejército don José M. Borgoño y a una escolta . Una vez en el muelle, el pueblo le hizo calle en profundo silencio; el capitán saludó con la mano en el quepí y atravesó entre la multitud en dirección al consulado de Chile.

    El capitán Borgoño, tras breve conferencia con Zenteno, se dirige a la prefectura y entregó al Prefecto don Severino Zapata, la siguiente comunicación:

    << COMANDANCIA EN JEFE DE LAS FUERZAS DE OPERACIONES DEL LITORAL BOLIVIANO.

    Antofagasta, Febrero 14 de 1879.

    Señor Prefecto:

    Considerando el Gobierno de Chile roto por parte de Bolivia el tratado de 1874, me ordena tomar posesión con las fuerzas de mi mando del territorio comprendido en el grado 23.

    A fin de evitar todo accidente desgraciado, espero que usted tomará todas las medidas necesarias para que nuestra posesión sea pacífica, contando usted con todas las garantías necesarias, como asimismo sus connacionales.

    Dios guarde a usted.

    E. SOTOMAYOR>>.

    Contestó el Coronel Zapata:

    << PREFECTURA DEL DEPARTAMENTO DE COBIJA

    Antofagasta, Febrero 14 de 1879.

    Señor:

    Mandado por mi Gobierno a ocupar la Prefectura de este departamento, sólo podré salir a la fuerza. Puede usted emplear ésta, que encontrará ciudadanos de Bolivia desarmados, pero dispuestos al sacrificio y al martirio. No hay fuerzas con qué poder contrarrestar a tres vapores blindados de Chile; pero no abandonaremos este puerto sino cuando se consume la invasión armada.

    Desde ahora y para cuando haya motivo, protesto a nombre de Bolivia contra el incalificable atentado que se realiza.

    Dios guarde a usted.

    SEVERINO ZAPATA>>.

    El capitán Borgoño regresó a bordo con aire adusto; todo el mundo especula sobre la situación. A las 8 y 30 se desprenden de los costados de las naves chilenas dos lanchas repletas de soldados, que se dirigen a tierra. La población chilena los recibió con aplausos y abrazando a los soldados. Un piquete de 25 hombres, al mando de un oficial, recorre las calles a tambor batiente y un sargento lee el bando en que se nombra a don Nicanor Zenteno, como gobernador del territorio, quien entra en funciones inmediatamente.

    El pueblo estalla. De los muelles, de las playas, de las calles, de la plaza repleta de gente, se alza un grito inmenso de júbilo, en que se desborda el alma oprimida por la incertidumbre de los últimos días. Los hombres se abrazan; las mujeres lloran y como por encanto aparecen en las casas cientos de banderas chilenas. Grupos de exaltados recorrieron las calles; uno de ellos arranco la bandera boliviana izada en la prefectura y la hizo pedazos; hizo lo mismo con el escudo de armas y lo arrojó a media calle. Una mujer, se dice que fue Irene Morales, zapateó sobre él una cueca acompañada con el palmoteo de sus compatriotas.

    Zapata que solo disponía de 40 policiales, se refugio en el consulado peruano. Estando allí recibió la siguiente nota de Sotomayor:

    << COMANDANCIA EN JEFE DE LAS FUERZAS DE OPERACIONES DEL LITORAL BOLIVIANO.

    Antofagasta, Febrero 14 de 1879.

    Acabo de recibir su nota de hoy, y en contestación a ella creo es el caso de hacerle presente que, para evitar toda efusión de sangre, se sirva ordenar se haga entrega de las armas y tropa de su dependencia al Comandante don José Ramón Vidaurre.

    Respecto a las garantías a que he hecho referencia en mi nota anterior, puede tomar pasaje en el vapor del Sur que pasa para el Norte el 16, poniéndose de acuerdo con el que suscribe antes de verificarlo, por si así creyere conveniente.

    Dios guarde a usted.

    E. SOTOMAYOR>>.

    Zapata contestó:

    << PREFECTURA DEL DEPARTAMENTO DE COBIJA

    Antofagasta, Febrero 14 de 1879.

    Al señor Comandante de las fuerzas expedicionarias.

    Estando tomada esta plaza por las fuerzas de su mando y amotinado el populacho chileno, he creido conveniente que la fuerza de esta guarnición salga para Cobija por tierra. Así queda obviado todo inconveniente y salvada toda dificultad.

    El día 16 partirá el suscrito y demás empleados al puerto de Cobija, cediendo a fuerza mayor.

    Dios guarde a usted.

    SEVERINO ZAPATA>>.

    Finalmente, con el fin de evitar cualquier enfrentamiento,Sotomayor dirigió la siguiente nota a Zapata:

    << COMANDANCIA EN JEFE DE LAS FUERZAS DE OPERACIONES DEL LITORAL BOLIVIANO.

    Antofagasta, Febrero 14 de 1879.

    Para que la tropa a mi mando estacionada en Mejillones no tome por enemigos hostiles al pasar por aquel puerto los individuos de tropa que por su nota de hoy me dice usted marchan a Cobija por tierra, creo conveniente y necesario lo hagan sin armas. Para el efecto puede usted ordenar le sean entregadas al señor Comandante don Ramón Vidaurre, evitando así toda desgracia.

    Dios guarde a usted.

    E. SOTOMAYOR>>.

    Los soldados bolivanos, después de entregar sus arnas, se fueron por tierra a Cobija.

    Cumplida la primera parte de su cometido, Sotomayor informó al gobierno:

    << COMANDANCIA EN JEFE DE LAS FUERZAS DE OPERACIONES SOBRE EL LITORAL BOLIVIANO.

    Antofagasta, Febrero 14 de 1879.

    Señor Ministro:

    (...)

    A las ocho y media de la mañana ordené el desembarco de 100 hombres del batallón de Marina, al mando del sargento mayor don José Ramón Vidaurre, y 100 artilleros a las órdenes del capitán don Exequiel Fuentes, mandado el todo por el que suscribe y sus ayudantes don Javier Molina y capitán don José Manuel Borgoño L.

    (…)

    Para dar unidad al mando del señor Zenteno, hice marchar a Caracoles y Salar del Carmen al capitán don Francisco Carvallo, con 70 individuos de tropa, por ser el lugar de más peligro en caso de un ataque por parte de Bolivia.

    La corbeta O'Higgins zarpará mañana para Mejillones y el Blanco Encalada para Tocopilla y Cobija, a fin de dar protección a nuestros compatriotas y vigilar el litoral.

    (…)

    Mañana procederé a la organización de la Guardia Nacional en esta ciudad y Caracoles, ocupando en ello parte del armamento que se embarcó a bordo de la O'Higgins.

    (…)

    Dios guarde a V. S.

  • SpadesCHL
    SpadesCHLForista Técnico de Cuarto Grado
    Forista Técnico de Cuarto Grado
    Editado Tue, 26 May 2020 #76

    E. SOTOMAYOR>>.

    El desembarco impidió el remate y evitó que una tercera potencia se involucrara en el conflicto y lo complicara. Cinco días después, el primer gobernador chileno de Antofagasta, Nicanor Zenteno, telegrafiaba:

    << Todo el territorio comprendido entre los paralelos 23 y 24, de mar a cordillera, ha sido ocupado en nombre de la República>>.

    Junto con llegar, Sotomayor unió a Caracoles con Antofagasta por telégrafo, e inicio la extensión de las lineas hasta Mejillones. El 21 de marzo, el cable submarino conectaba a Antofagasta con Valparaíso. También inicio la construcción de galpones para alojar las tropas.

    Sin saber del desembarco de tropas en Antofagasta, el plenipotenciario peruano en La Paz señor Quiñones, informó el día 15 a su gobierno:

    << Legacion del Perú en Bolivia

    LA-Paz, Febrero 15 de 1879.

    Señor Ministro:

    (...)

    y sabe US. que el nuevo Ministro de Gobierno y Relaciones Exteriores, señor Dr. Serapio Reyes Ortiz, marchó en mision especial ante nuestro Gobierno, para despues pasar al litoral de esta República, con el objeto de reivindicar las salitreras, expulsando a la compañia que las explota, de conformidad con el citado supremo decreto de rescision;

    (...)

    Me apersoné anteayer en el Despacho del Excmo. señor Ministro de Relaciones Exteriores, (...) (me contestó) que se reservaba contestarme, aceptando ó no, (los buenos oficios del Perú)

    1º porque tenia el Gobierno datos para creer que a la fecha, el de Chile habia entrado en el terreno de. los hechos, apoderandose de Antofagasta y cometiendo otras hostilidades con las fuerzas que habia acumulado en aquel puerto; siendo en este caso inoficiosa la mediacion:

    2° porque esperaban saber el resultado de la mision especial en que habia ido el señor Ministro Dr. Reyes Ortiz, cerca de nuestro Gobierno; y

    3° porque S. E. el Presidente de la República y el Gabinete estaban resueltos, a no cejar un punto en la linea de conducta que se han trazado, hasta obtener plena justicia de Chile.

    Cumpli igual deber respecto de la legacion de Chile. El señor Videla, a quien ofreci los buenos oficios del Perú (...) hablando franca y cordialmente, me dijo: que estaba dispuesto á todo medio conciliatorio, y que estinaba y agradecia mas la mediacion que le acababa de ofrecer, porque circulaba el rumor, aceptable solo por el vulgo, de que el Perú terciaba en la cuestion. a favor de Bolivia,(…)

    , J. L. Quiñones.

    Señor Ministro de Relaciones Exteriores del Perú.>>.

    Fuentes Capítulo 21

    1. Francisco Antonio Encina: Historia de Chile

    2. Roberto Querajazu C: Aclaraciones Históricas sobre la Guerra del Pacífico.

    3. Jorge Basadre: La guerra con Chile

    4. Jonatan Saona:http://gdp1879.blogspot.com/

    5. Gonzalo Bulnes: Historia de la Guerra del Pacífico

    6. Mario Barros van Buren Historia diplomática de Chile

    7. Francisco Machuca: Las cuatro campañas de la guerra del Pacífico

      bueno con eso espero que quede claro todo, ahi estan los datos y hechos duros. ahi cada uno inteprete lo que quiera (hay mas capitulos pero seria llenar el post )

  • Camberra
    CamberraForista
    Forista
    TOLEDO escribió:
    Camberra escribió:
    TOLEDO escribió:
    Y yo acá analizando todo este contexto, SpadesChl claro lo dijo, que los impuestos eran pagados en Chile y no en la Paz, esto no es un a razón para que Bolivia decidiera con respectos esos 10 centavos? 

    Es que la clave de este asunto es el porqué Bolivia decidió subir 10 centavos, que abría hecho Chile para llegar a esto, o simplemente se hizo d manera arbitraria???

    Lo único que se es que si es muy raro que Chile se hubiera armado tan rápido, para MI, eso ya lo venían analizando con tiempo, pero los 10 centavos bolivianos adelantaron la campaña.

    La guerra duro 4 años y al año Chile ya estaba armado hasta los dientes y Perú defendiéndose con las uñas, era clara la desventaja en el mar que tenia Perú frente a la muy rápida y sospechosa  reacción chilena.
             Saludos Toledo: He visto y leído varios vídeos y textos de origen peruano y chileno sobre las causas que provocaron esta guerra y sus implicaciones a futuro con sus respectivas consecuencias históricas, económicas y humanas; y eh llegado a la conclusión que hay que ver más allá de lo evidente. Esta cruenta y sangrienta guerra fratricida fue propiciada por intereses económicos locales y extranjeros, que vieron en ella una oportunidad de enriquecerse a costillas de los pueblos (Peruanos, chilenos y bolivianos) que a la final eran los que derramaron su sangre en los campos de batalla y fueron los menos favorecidos por los resultados de ella. Una guerra que nunca debió ser y que solo reflejo los bajos instintos, ambiciones, intrigas, mentiras, disputas de egos; de los oligarcas y políticos de la época. Al final solo hubo un gran ganador "Mister Dinero". 
    Correcto, es que Chile armo una guerra por que no le respetaron unos derechos firmados y acordados, listo, pero es que armaron todo un nacionalismo, mandaron y reclutaron gente que ni idea que era lo que estaba pasando, y aparte de invadir un terreno que no era de ellos y de apropiarselo, siguieron de largo, apropiándose de territorio netamente peruano, que nunca estuvo en disputa, y ya explique en otro post mi punto de vista y no es mas que proteger las inversiones inglesas hechas en territorio peruano y que ya el gobierno de este país iba tras su nacionalización.

    AL final gano como tices MISTER DINERO.

    Yo admiro al las FFMM Chilenas por haber llegado hasta Lima, siguiendo órdenes y simple, las cumplieron, pero no cabe duda que detrás de esto hay una intención macabra, que despojo a Perú y a Bolivia de tierras soberanas.

    Y vuelvo y lo digo, Chile y lo confirma SpadesChl era un país muy poco armado, pobre, y en 6 meses derrotó a la marina de guerra del Perú, procediendo hasta sitiar el puerto del Callao.

    Ayuda tuvieron y solo tiene un nombre "inglesa" y de esta manera entiendo la fraterna relación que hay con este pais, la cual puso a Chile de parte de los ingleses en la guerra de las Malvinas.
            Eso por una parte. Pero también al parecer y como se menciona en uno de los vídeos que traje a colación hubieron bajos intereses y rivalidades del lado peruano que impidieron una mejor defensa de su territorio, lo que fue prontamente utilizado por los chilenos para  llegar más lejos de lo inicialmente planeado.

       Las relaciones entre los chilenos e ingleses son de vieja data y desde antes de este conflicto, solo hay de ver las actividades del Almirante ingles Thomas Cochrane (Héroe Naval de Chile), desde los tiempos de las Guerras de Independencia y la utilización de su influencias con el gobierno chileno para que se acoplaran con  los del Reino Unido.
  • TOLEDO
    TOLEDOWebmaster Subteniente
    Webmaster Subteniente
    SpadesCHL escribió:

    Capítulo 4

    EL TRATADO DE LÍMITES DE 1866.

    4.1 - El Presidente Melgarejo.

    El presidente Achá fue derrocado el 28 de noviembre de 1864 por el general Mariano Melgarejo. Por su parte, Chile y Perú habían firmado la alianza contra España el 5 de diciembre de 1865 y desde el Perú se inició una campaña para lograr la adhesión de Bolivia.

    Con este motivo, se desplegó una campaña de adulaciones por la prensa; enorgullecido por los halagos lanzó el 18 de marzo de 1866 un decreto en que proclamando a la faz del Continente la comunidad de ciudadanía en Latinoamérica, llamaba a todos los ciudadanos del mundo latinoamericano a ingresar al territorio de la República para compartir con los nacionales todos los cargos públicos con excepción de la "presidencia de los altos Poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial".

    Juan de la Cruz Benavente, ministro de Bolivia en el Perú, decía del decreto que con el tiempo llegaría a tener la trascendencia de la doctrina de Monroe, y recomendaba loar debidamente la obra del "bravo guerrero de los Andes" : “la Doctrina Melgarejo”. Los adulones que le hacían la corte lo comparaban con Napoleón y Bolívar. Se sintió el campeón de la solidaridad americana; vio a Chile inerme, amenazado por una poderosa nación europea y decidió que Bolivia fuese en su auxilio, entrando en la alianza.

    Como no existiese legación boliviana en Santiago, ni chilena en La Paz, hizo que su Secretario General, Mariano Donato Muñoz, enviase las instrucciones del caso a su ministro en Lima. La nota de 30 de enero de 1866 dijo entre otra cosas:

    << Por lo que hace al pueblo chileno y a su gobierno, Bolivia comprende que en ocasión tan grave y solemne mengua sería para ella y para el nombre americano si no olvidara las motivos que desgraciadamente la han puesto en interdicción diplomática y que por fortuna son demasiado secundarios para que debieran recordarse siquiera al frente de una cuestión continental que debe absorber, como en efecto absorbe, toda la atención de América y de sus gobiernos.

    (...)

    Animado el Gobierno de Bolivia de tan amistosos y fraternales sentimientos de verdadero americanismo, ha acordado dirigirse a los excelentísimos gobiernos del Perú y Chile, por el digno órgano de Vuestra Señoría, a falta de legación de Bolivia en Chile, ofreciéndoles su más eficaz colaboración y en la escala que le sea posible.>>.

    Melgarejo dictó dos decretos el 10 de enero de 1866. Por el primero dispuso:

    << No debiendo diferirse la manifestación de sentimientos hacia el gobierno y pueblo de Chile, constitúyese en esta misma fecha una legación Extraordinaria en Santiago, encomendada al caballero don Juan Muñoz Cabrera.>>.

    Por el otro declaró abrogada la ley de 5 de junio de 1863 por la que el Poder Ejecutivo fue autorizado a declarar la guerra al Gobierno de Chile.

    El Ministro de Relaciones Exteriores de Chile, señor Álvaro Covarrubias, en su informe al Congreso de 1866, dijo:

    << El Gobierno de Bolivia, apenas desembarazado de las complicaciones internas, nos prestó la misma adhesión que el Perú y el Ecuador, espontáneamente. Esta iniciativa fue de tanto mayor precio cuanto que, como sabe el Congreso, nuestras relaciones con aquella república estaban interrumpidas por consecuencia de la cuestión de límites.>>.

    Chile envió a La Paz a don Aniceto Vergara con el rango de Ministro Plenipotenciario y a don Carlos Walker Martínez como su secretario, con la misión de agradecer al Gobierno de Bolivia, formalizar su ingreso a la alianza chileno-perúano-ecuatoriana y expresar el deseo de liquidar amigablemente el problema limítrofe del desierto de Atacama.

    A los pocos días de su llegada, el 22 de enero de 1866, el señor Vergara Albano suscribió un acta con el Secretario General de Gobierno, señor Mariano Donato Muñoz, por medio de la cual Bolivia se adhirió a la alianza contra España. De acuerdo con sus instrucciones, antes de concertar dicho acto, propuso que, si así lo quería Bolivia, se podía arreglar primero el problema de los límites. Muñoz declaró que eso "podía quedar para después".La alianza con Chile se firmó el 22 de marzo.

    Con el alejamiento de aguas del Pacífico de los cañones españoles se desintegró tácitamente la alianza y renacieron los intereses antagónicos de los cuatro países.

    4.2 - El Tratado De Límites.

    El asunto de los límites renació con la aparición en La Paz del Barón Arnous de la Rivière, que como representante del capitalista francés Lucian Armand, hizo proposiciones de compra de la riqueza guanera boliviana. Vergara Albano vio con desasosiego la negociación de una propiedad disputada entre Chile y Bolivia, y así se lo representó. El aristócrata galo buscó la amistad de Vergara Albano y juntos propusieron a las autoridades bolivianas la fórmula para compartir los ingresos del guano. Todo el guano sería comprado por Armand y el resultado pecuniario de las operaciones se lo dividiría entre los gobiernos de Bolivia y Chile.

    Aprobada la idea por Melgarejo, el barón viajó a Santiago con el fin de conseguir la anuencia chilena. Llevó una carta del señor Vergara Albano al canciller Álvaro Covarrubias que decía:

    << La Paz, 16 de mayo de 1866.

    Por lo que toca ala formalidad del contrato, Melgarejo encarga a su ministro Muñoz Cabrera que se someta en todo a lo que se acuerde allí, que se vea con usted y que firme el documento. Sobre las cantidades que Bolivia debe recibir recomiendo a usted que sea Chile tan generoso como pueda, porque debemos gratitud a este gobierno, que se encuentra muy apurado de fondos. Esa generosidad nos será bien compensada en la cuestión de límites.>>.

    La partición salomónica del guano del litoral disputado, aceptada con beneplácito por los gobiernos de Bolivia y Chile, marcó la pauta para encontrar la fórmula de una amistosa liquidación de su problema territorial.

    La iniciativa al respecto partió del abogado Mariano Donato Muñoz, Secretario General del gobierno de Mariano Melgarejo y, encargado del manejo de las relaciones exteriores. El 3 de junio de 1866, le propuso al diplomático chileno el deslinde de soberanías en el desierto de Atacama dividiendo lo disputado por mitad. El paralelo del grado 24 de latitud sur sería la línea de separación entre las dos repúblicas. La dificultad radicaba en que al norte, en la parte boliviana, entre los paralelos 24 y 23, los cateadores chilenos habían descubierto salitre, plata y otros minerales. El señor Muñoz propuso que entre los grados 23 y 25, el guano y todo ingreso fiscal por explotación de otros recursos, se dividiría por igual entre los gobiernos de las dos repúblicas. Chile podría nombrar interventores en el puerto de Mejillones (que Bolivia se comprometía a habilitar) para controlar el monto de su participación. Bolivia podría hacer lo mismo en puertos chilenos.

    El canciller Álvaro Covarrubias instruyó a su ministro Vergara Albano que procurase el traslado de la negociación de La Paz a Santiago. Melgarejo envió plenos poderes a don Juan Ramón Muñoz y éste, el 10 de agosto de 1866, firmó con el Ministro Covarrubias el tratado de límites.

    Tanto Bolivia como Chile cedieron la mitad de lo que consideraban suyo, sin hacer cuestión de los derechos derivados del uti possidetis jure de 1810 y una comisión de dos ingenieros, hicieron la demarcación de los paralelos de los grados 23, 24 y 25.

    En la Asamblea Nacional de 1868 el tratado recibió aprobación unánime. Don Mariano Baptista Caserta dijo de él en 1874:

    << La justicia no ha de negarse a nadie. El tratado del 66 en cuanto a límites no se presta a los extremos de una reprobación iracunda. Teniendo en cuenta los antecedentes, partió, en transacción bastante equitativa, nuestra cuestión territorial. Chile se mantenía pertinaz en el grado 23, detentando nuestras riquezas actuales y arrebatándonos las expectativas de otras mayores. Por el tratado nos restituyó esos territorios. Nos devolvió Mejillones, sobre cuya reivindicación se volvían principalmente los deseos y los esfuerzos del patriotismo.>>.

    Historiadores bolivianos han afirmado que el tratado de límites de 1866 provocó una inmediata y general protesta en todo el país. Eso no es evidente. La impresión general fue de alivio, al saberse que se había recuperado una importante porción del litoral que muchos daban por definitivamente perdida. (Querajazu).

    4.3 - La Explotación Del Guano

    El Barón de la Rivière no cumplió sus ofertas al gobierno boliviano. Transcurría el año 1868 cuando la quiebra de Armand se hizo noticia internacional y los dos gobiernos rescindieron su contrato. Él entabló juicio demandando daños y perjuicios, pero la Corte Suprema de Justicia de Chile falló en su contra con carácter inapelable.

    La explotación fue otorgada a Enrique Meiggs, contratista del carguío del guano de Mejillones dentro del contrato de Armand. Ofreció a Bolivia un préstamo de cuatro millones de pesos que se garantizarían con su parte del guano de Mejillones y todos los minerales que existían en el litoral. Para contentar por de pronto a Melgarejo, Meiggs le hizo entrega de un millón de pesos a cuenta de los cuatro prometidos. También firmó contrato con Chile para exportar la parte chilena de los guanos. Con Meiggs, la explotación de las covaderas no tuvo tropiezos financieros y la partición pudo seguir haciéndose de conformidad con las estipulaciones del tratado de 1866. Así se explotó hasta su agotamiento sin que se suscitase ningún problema.

    4.4 - La Explotación De Los Minerales

    Las dificultades renacieron como efecto de lo establecido respecto a los minerales, y el conflicto surgió casi de inmediato. El control de los empleados chilenos se hizo incómodo y opresivo. Bolivia se quejó de que

    << Chile quería imponer su voluntad a Bolivia y no la de jaba disponer de lo suyo >>.

    Por su parte, Chile reclamó porque

    << Bolivia no le pagaba puntualmente su porción en los derechos cobrados a los minerales que se exportaban. Exigió que se le permitiese establecer otra oficina de control en Antofagasta, por donde los mineros estaban sacando su producto de contrabando.>>.

    También surgió un problema importante cuando en 1867 el chileno José Díaz Gana descubrió la riqueza argentífera de Caracoles. Chile afirmaba que estaba en la zona de su coparticipación y Bolivia sostenía que estaba fuera, es decir, al norte del grado 23.

    Los chilenos José Santos Ossa y Francisco Puelma habían descubierto un enorme yacimiento de salitre. Aprovechando de la presencia en Santiago, en agosto de 1866, del Secretario General del gobierno de Melgarejo, Mariano Donato Muñoz, obtuvieron de él la

    << posesión y goce de los terrenos en que descubriesen depósitos de salitre y bórax, en una extensión continua de no más de cinco leguas cuadradas, más cuatro leguas en la quebrada de San Mateo para cultivo de legumbres >>.

    Ossa y Puelma fundaron la "Sociedad Exploradora del Desierto de Atacama" con miras a extraer nitrato de sodio del mencionado lugar y seguir buscando otras riquezas en el litoral boliviano. Por medio del abogado Manuel José Tovar, cuyo hermano era Oficial Mayor del Ministerio de Gobierno y con una entrega de 10.000 pesos al gobierno, la sociedad consiguió la ampliación de lo obtenido antes con un permiso para

    << explotación, elaboración y libre exportación de todo el salitre existente en el Departamento de Cobija durante un lapso de 15 años >>.

    La enormidad de esa concesión atrajo a otros capitalistas de Chile y a los ingleses de la firma "Gibbs y Cía." y se formó la firma "Melbourne Clark y Cía.". La compañía sentó su domicilio en Antofagasta.

    Fuentes Capítulo 4

    Francisco Antonio Encina : “Historia de Chile”

    Roberto Querajazu C :” Aclaraciones Históricas sobre la Guerra del Pacífico.”

    Alcides Arguedas “Historia General de Bolivia”

    Mario Barros van Buren : “Historia diplomática de Chile, 1541-1938”

    1. Jorge Gumucio Granier: “Estados Unidos Y El Mar Boliviano”

    Me gusta esto, ahi claramente dice que ni Chile ni Bolivia tenían poder absoluto o soberano al 100% sobre los territorios que se comprendía entre los paralelos 23 al 25.

    Osea, ese territorio no era ni Chileno, ni Boliviano.

    En pocas palabras Chile se apropio durante la guerra de un territorio que no era de el.

    Ademas de nombrar claramente a un afirma inglesa que tuvo concesión para explotar recursos.
  • TOLEDO
    TOLEDOWebmaster Subteniente
    Webmaster Subteniente
    SpadesCHL escribió:

    Capítulo 7

    EL TRATADO SECRETO DE 1873.

    La guerra entre España y la cuádruple Alianza del Pacífico (Chile, Perú, Ecuador y Bolivia) ocasionó el incendio por bombardeo de Valparaíso y terminó con la victoria de los fuertes del Callao sobre la escuadra española el 2 de mayo de 1866; en ese momento el coronel Mariano Ignacio Prado era el dictador del Perú. Algo más tarde, el 10 de agosto de 1866 se firmó el tratado de límites entre Chile y Bolivia; la firma de este tratado generó indignación en Perú y se desató una activa campaña en Bolivia para su anulación. En 1867 estallo la guerra civil en Perú que derrocó a Prado en enero de 1868 en medio de un ambiente tan belicoso contra Chile que hizo escribir al ministro norteamericano en Lima dos veces a su gobierno que

    << creía que la guerra entre Perú y Chile era inminente>>

     En Perú, el 2 de agosto de 1868 asumió la presidencia el general José Balta. Durante su presidencia, la relación de Chile con Perú se tornó extremadamente áspera y amenazante. Previendo una agresión, Chile compró armas para equipar un ejército de 16 mil hombres y mandó a construir dos fragatas blindadas en Inglaterra.

    La aventura de Quevedo tuvo enorme repercusión en Lima

     << El Perú, que venía siguiendo con marcadísimo interés todas las fases de la política internacional de Chile, que entrañaba una real amenaza para sus propósitos de predominio económico en la costa del Pacífico, vio la necesidad de prepararse con todos sus medios a contrarrestar los efectos de esa política.

     Así lo manifestó sin ambages la prensa de Lima al comentar la expedición de Quevedo; y fue tan subido el tono de esa prensa, eran tan visibles los planes de Chile, tan clamorosa fue la alarma en el Perú que al fin pudo forzar el ruido de las querellas intestinas que embargaban por completo la atención de los bolivianos.>> (Arguedas)

     Por su parte, el gobierno de Lima envió la siguiente nota a su representante en Santiago:

     << Ministerio de Relaciones Exteriores.

    Señor Ministro del Perú en Chile.

    Lima, Agosto 28 de 1872.

     De poco tiempo á esta parte ha cundido cierta alarma en este país, con motivo de los armamentos que, según se sabe, está haciendo el Gobierno de Chile, y especialmente por la compra de dos buques blindados de gran poder, que los ajentes chilenos han mandado construir con cierta reserva en Inglaterra.

     Esa alarma ha crecido últimamente con la noticia de la llegada del General don Quintín Quevedo y su cruzada al litoral boliviano, y en cuya expedición se atribuye cierta ingerencia al Gobierno de Chile.

     Después de estos hechos, se ha sabido, con extraordinaria sorpresa, que la escuadra chilena se habia presentado en Mejillones y Tocopilla casi al mismo tiempo que don Quintín Quevedo desembarcaba en las costa de Bolivia. Las sospechas acerca de la ingerencia de Chile, han venido á robustecerse mas todavía...

    (...),

    Así mismo manifestará US. á ese Gobierno (de Chile) que el del Perú, que en todo caso verá con sumo sentimiento la interrupción de las amistosas relaciones entre esos dos paises, no puede ser indiferente á la ocupación del territorio boliviano por fuerzas extrañas.

    (…)

    Dios guarde á US.

    J.de la Riva-Ágüero.>>

     En Bolivia, El General Agustín Morales y su canciller Casimiro Corral habían derrocado a Melgarejo gracias a la ayuda del gobierno peruano. Aunque a raíz del incidente Bustillo en Santiago se designó a don Casimiro Corral para negociar las modificaciones al tratado de 1866 con el plenipotenciario chileno, señor Lindsay, ambos pensaron que la mejor garantía contra los propósitos expansionistas de Chile era una alianza con el Perú. Recabaron la necesaria autorización del Congreso, pero aún antes de que este cuerpo se pronunciase, el señor Corral, en fecha 31 de octubre de 1872, envió al ministro boliviano en Lima, señor Juan de la Cruz Benavente, instrucciones para iniciar la respectiva negociación.

     El Congreso boliviano, una semana después, el 8 de noviembre, dictó una ley que decía:

     << LA ASAMBLEA NACIONAL

    Decreta:

    Art. 1º El Poder Ejecutivo celebrará un tratado de alianza defensiva, con el gobierno del Perú, contra toda agresión extraña; y se le autoriza para poner en ejecución, en caso neceario, los pactos que se estipulen; y declarar la guerra, si el peligro fuese inminente, con arreglo ,1 los artículos 22 y 71, atribución 18 de la constitución política del estado, con cargo de dar cuenta a la próxima asamblea, i

     Art. 2º En caso de que hostilidades por mar amenazaren la ocupación de cualquier punto de la costa, en el litoral de la República, el Poder Ejecutivo podrá conceder patentes de corso, sin perjuicio de los auxilios marítimos que le preste la armada de la nación aliada.

    Art. 3º Esta ley permanecerá reservada h,asta que el Ejecutivo necesite usar de ella.

     Comuniqúese al Poder Ejecutivo para su cumplimiento.

    Sala de sesiones en La Paz,

    a 8 de noviembre de 1872.

    (Lugar del sello).

    (Firmado). — Tomás Frías, presidente.

    ^icedonio D. Medina, diputado secretario.

    Belisario Bidoel, diputado secretario.

    Palacio del Supremo Gobierno. >>

    Como era de esperarse, la gestión de Benavente fue acogida de inmediato por el gobierno peruano, que se apresuró en oficiar a sus legaciones con fecha 20 de noviembre denunciando los planes expansionistas de Chile. Decía Riva Agüero :

     << Aunque los intereses de Chile parece que aconsejan el mantenimiento de la paz para que siga desarrollándose su creciente comercio, los hechos desgraciadamente inspiran recelos respecto de las miras de su Gobierno i hacen temer que se realicen los planes que de algun tiempo a esta parte se le atribuyen, de apoderarse del litoral boliviano

    provocando con sus exijencias al Gobierno de Bolivia a un rompimiento que le proporcione la ocasión de ocupar Mejillones i Antofagasta.

     Si estas presunciones se realizaran, el Perú no podría permanecer espectador indiferente i se veria obligado a sostener a Bolivia en guarda de intereses que nos serian comunes,

    (…)

    si Chile prevalido de esa cuestion de limites acecha la mejor oportunidad para apoderarse de aquel litoral, es preciso que sus planes se desarrollen. antes de que esté en posesion de los blindados que hace construir a fin de que pueda pesar en la resolución definitiva de esta cuestion la influencia que hoi podemos eiercer mediante nuestra preponderancia maritima.>>

     El presidente Morales fue asesinado en la madrugada del 27 de noviembre de 1872. Don Tomás Frías se hizo cargo del gobierno y al día siguiente de ser proclamado presidente, dictó el decreto de 29 de noviembre de 1872 llamando a elecciones.

     Ballivián retornó a, Bolivia y se detuvo en Lima con objeto de estudiar el ambiente peruano y ver hasta dónde era fundada su política de recelos y temores respecto de Chile. Estuvo en relación con los estadistas peruanos, quienes le convencieron de la política calculada de Chile para apoderarse de las riquezas del litoral y la necesidad inaplazable de formalizar el proyecto de alianza que venían elaborando las cancillerías de ambos países.

     Perú firmó con Bolivia el 6 de febrero de 1873 un tratado de alianza defensiva que se acordó mantener secreto. El texto del tratado dejó a Bolivia bajo la tutela del Perú en lo que se refería a las negociaciones que mantenía con Chile para modificar el tratado de 1866.

     Tres sucesivos gobiernos bolivianos participaron en la gestación y perfeccionamiento del Tratado secreto. Lo inició el gobierno del Presidente Agustín Morales, que tenía por Canciller a Casimiro Corral. Se firmó durante el gobierno de don Tomás Frías, en el que continuó como Ministro de Relaciones Exteriores el señor Corral. Se ratificó y se canjearon las ratificaciones en el gobierno constitucional de don Adolfo Ballivián, cuyo canciller era don Mariano Baptista Caserta.

     Los móviles que indujeron al pacto a uno y otro contratante fueron muy diferentes. Bolivia buscó con él la ayuda de una nación vecina con la que tenía afinidades históricas, raciales, y geográficas, contra un peligro que se hacía cada vez más amenazante y había tenido su más reciente expresión en la expedición de Quevedo.

    Las razones del Perú las confesó el señor Riva Agüero en su correspondencia con sus agentes diplomáticos en La Paz, Santiago y Buenos Aires.

     A su ministro en La Paz, le expresó:

     << Lima, 11I de setiembre de 1873.

    "Al señor An. V. de la Torre.

    La Paz.

     La única política que conviene a ese país (Bolivia) es definir cuanto antes la situación. Prolongar el estado de cosas actual es perder el litoral boliviano, o cuando menos consentir en que por ahora se explote en común para que más tarde se anexe a Chile. La consecuencia de esto sería el grave peligro para nosotros, nó de perder Tarapacá y Arica, porque creo que primero sucumbiríamos todos los peruanos que consentir en ello; pero sí de tener que sostener una guerra, convirtiéndose quizás entonces Bolivia en aliada de Chile. Este temor me ha preocupado hace tiempo, y es el que me ha guiado en las negociaciones, hasta llegar al tratado de febrero.

     "J. de la Riva Agüero".>>

    Firmado el Tratado de Alianza defensiva, el Perú “aconsejó” insistentemente al gobierno de La Paz romper el tratado de 1866 y el protocolo Lindsay Corral con el fin de provocar la guerra con Chile. Pero la solución aconsejada por el Perú en resguardo de sus propios intereses no tuvo el desenlace que pretendía, pues en los mismos momentos en que se negociaba el tratado de alianza, el representante de Chile, don Santiago Lindsay gestionaba con don Casimiro Corral un protocolo que se firmó el 5 de diciembre de 1872, en que se declaraba entre otras cosas que

     <<los gobiernos de Bolivia y Chile seguirían negociando "pacífica y amigablemente" la revisión del absurdo tratado de 1866 bajo la base inamovible del grado 24 y de las altas cumbres de la Cordillera de los Andes>>

     Finalmente, Chile y Bolivia acordaron un nuevo tratado de límites firmado el 6 de agosto de 1874 por don Mariano Baptista y don Carlos Walker Martínez. Bolivia no consultó con Perú sus términos, violando así una de las estipulaciones del tratado secreto.

    FUENTES CAPÍTULO 7

    Gonzalo Bulnes : Historia de la Guerra del Pacífico

    Francisco Antonio Encina : Historia de Chile

    Roberto Querajazu C : Aclaraciones Históricas sobre la Guerra del Pacífico.

    Alcides Arguedas Historia General de Bolivia

    http://www4.congreso.gob.pe

    Pedro Yrigoyen: "LA Alianza Perú-Boliviano-Argentina Y La Declaratoria De Guerra De Chile

    Esta parte tambien esta buena, porque se ve claramente el recazo peruano a los deseos expansionistas de Chile, quien había mandado a construir dos buques blindados, claramente ya se va viendo el interés Chileno en apoderarse de esas tierras "Por la Razón o la Fuerza"
  • TOLEDO
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    SpadesCHL escribió:

    Capítulo 17:
    LOS IMPUESTOS A LA CSFA

    16.1 - El Presidente Daza

    En Bolivia, durante la presidencia de don Tomás Frías se firmó el 6 de agosto de 1874 el tratado de límites con Chile, que estipulaba no aumentar los impuestos a las empresas o ciudadanos chilenos que trabajan entre los paralelos 23 y 24. . A término de su período constitucional, Frías llamó a elecciones y uno de los candidatos fue el general Hilarión Daza. Su candidatura presidencial fue lanzada a mediados de octubre de 1875.

    << Tres días antes de elecciones, el 4 de mayo de 1876, hizo colocar centinelas en las oficinas de palacio. Momentos después, presidente y ministros eran separados y puestos en incomunicación...”. Al anochecer Frías fue conducido al convento de la Recoleta y, a poco dejaba ocultamente su prisión para dirigirse al Perú, desde donde se marchó a Europa, entristecido y amargado.>>

    Daza llegó a la primera magistratura de la república con dos pésimos antecedentes: traicionó a Melgarejo por 10.000 pesos, y fue protagonista de los ultrajes ordenados por Morales contra el Congreso . Al derrocar a Frías con un golpe de Estado interrumpió el proceso democrático.

    En 1878,en Bolivia se produjo una severa sequía que provocó hambre y una epidemia de paludismo que afectaba a miles de indígenas que morían por cientos en los valles de Cochabamba, Tarija y Chuquisaca. Esa tragedia no impidió que en enero de 1879, su cumpleaños fue festejado en La Paz con 8 días de regocijo público, con despliegues militares, cabalgatas, corridas de toros y un baile en el Teatro Municipal.

    16.2 – El Impuesto De Tres Centavos

    El 4 de mayo de 1875, 8 meses después de firmado el tratado de límites, la Junta Municipal de Antofagasta, pidió al gobierno que se le permitiese cobrar un impuesto a la "Compañía de Salitres y Ferrocarril de Antofagasta" (CSFA), porque la declinación de la actividad minera en Caracoles venía repercutiendo de una manera muy desfavorable en los ingresos del municipio. Añadía el documento que la empresa salitrera, que poseía una mitad de los terrenos de los que el municipio podría obtener alguna renta, tenía el privilegio de no abonar tributo alguno, pero que su situación financiera no sería afectada mayormente si se le cobraba una contribución de tres centavos por cada quintal de nitrato que exportase.

    El asunto pasó a conocimiento del Consejo Municipal de Cobija, que en un informe elevado a La Paz, expresó que a su juicio existía contradicción entre la solicitud de la Junta Municipal por un lado, y por el otro la transacción con la compañía con el Gobierno; también se violaba el acuerdo de límites de 1874.

    El Consejo de Estado, presidido por don Serapio Reyes Ortiz, consideró correcto el criterio expuesto por la autoridad municipal de Cobija y por Decreto de 27 de agosto (1875), determinó que

    <<el impuesto de los tres centavos sería ilegal e improcedente >>.

    16.3 - El Impuesto Para El Alumbrado.

    En 1878, la Junta Municipal de Antofagasta, determinó que todos los propietarios de inmuebles en el puerto contribuyesen al mejoramiento del alumbrado público. La CSFA, propietaria de varios inmuebles, adoptó la misma posición de tres años antes: la transacción de 1873 y el tratado de 1874 la eximían de toda clase de contribuciones. Ayudaba voluntariamente al municipio con 1.600 bolivianos anuales, es decir 10 veces el impuesto que se le cobraba.

    Varias cobranzas para el alumbrado fueron contestadas con la misma rotunda negativa. El 22 de octubre la Junta "ordenó y mandó" que el Comisario Municipal trabase embargo en los bienes de la empresa que fuesen suficientes para cubrir los 150 bolivianos acumulados por el impuesto del alumbrado "más costos e intereses legales". Si el gerente persistía en su oposición, debía ser apresado y conducido a la cárcel.

    Pedro Astorga, el comisario municipal, se constituyó en casa del señor Jorge Hicks, gerente de la CSFA, y le exigió el pago de lo adeudado. Hicks se negó a pagar y Astorga lo hizo conducir preso y trabó embargo de su vivienda. Hicks aceptó dar una suma (150 por impuesto del alumbrado más 50 por intereses y costos de la cobranza) como depósito provisional hasta que el asunto se definiese por la vía legal. Entregó la suma delante del Cónsul de Chile sentando una protesta formal ante un notario. Fue puesto en libertad al día siguiente.

    16.4 – El Impuesto De Los Diez Centavos.

    La concesión de la explotación del Salar del Carmen fue concedida por el presidente Morales el 22 de Abril de 1872; más tarde fue ampliada a Las Salinas por el presidente Ballivián el 27 de noviembre de 1873. La empresa consideraba que esa transacción, por haber pagado las gabelas impuestas por el gobierno y sido refrendada por el Poder Ejecutivo en pleno, es decir, por el Presidente de la República y sus cuatro Secretarios de Estado, era de carácter definitivo, pero varios juristas en Bolivia sostenían que no tenía validez hasta que no fuese ratificada por el Poder Legislativo, en vista de que involucraba bienes de la nación.

    La Asamblea Nacional del año 1874 tomó conocimiento del asunto. Pero debido a las recargadas labores de esa asamblea, se postergó la consideración del proyecto hasta la legislatura siguiente. Esta no pudo tener lugar sino a fines de 1877, debido a que el golpe de Estado del General Daza alteró la vida institucional de la república impidiendo que los representantes del pueblo se reuniesen los años 1875 y 1876.

    El 8 de mayo de 1877, Antofagasta, como todos los puertos el norte de Chile y el sur del Perú, sufrieron un terremoto seguido por un devastador maremoto. El vapor chileno, Blanco Encalada, que se encontraba en el puerto no sufrió daños y ofreció auxilios. El Prefecto aceptó que 30 marinos chilenos armados desembarcaran para guardar el orden.

    En la sesión de la Asamblea de 19 de diciembre de 1877, el diputado por Antofagasta y Mejillones señor Franklin Alvarado, propuso la contratación de un empréstito para atender a la reparación de los grandes daños sufridos por esos dos puertos en el maremoto de mayo. La propuesta fue rechazada y el diputado Francisco Buitrago, propuso entonces que se cobrase a la CSFA, un impuesto de

    <<unos diez centavos" por cada quintal de salitre que exportase y otra contribución por las maquinarias y bienes que importaba para sus propias necesidades y la de sus trabajadores. Calculó que con uno y otro árbitro se podría obtener unos 50.000 a 60.000 bolivianos anuales.>>

    l diputado Abdón Senén Ondarza apoyó la moción de su colega Buitrago y presentó un proyecto de ley creando el impuesto. Surgieron opiniones a favor y en contra. El 14 de marzo de 1878, el gerente de la CSFA en Antofagasta informaba al Presidente de la compañía de una conversación privada con el diputado Alvarado:

    << El asunto del impuesto a nuestras exportaciones era la ambición del Legislativo y se lo discutía en todas partes. Ondarza y Buitrago eran los espíritus motores. El tratado con Chile de 1874, era el gran obstáculo, pero algunos decían que no sería afectado por romper o alterar por mutuo acuerdo entre el gobierno y una empresa privada...

    El diputado Alvarado propuso que igualmente se alterase el arreglo con Meiggs sobre salitreras del Toco, (Meiggs era el testaferro del gobierno peruano que las había arrendado) e inmediatamente se levantó un grupo contra él.

    Días más tarde llegaron dos agentes de Meiggs desde Lima, Mariano Donato Muñoz y un alemán. Se supone que algún dinero se repartió entre los diputados y se acordó votar el contrato con Meiggs (sobre El Toco), agregando una cláusula estipulando que al vencimiento de la concesión a la CSFA, esos yacimientos serían considerados “no denunciados” y por las bases del contrato con Meiggs pasarían a su poder.

    lvarado consiguió 29 firmas para retirar la moción de votar esa cuestión.(…) Sin duda el Perú está estudiando la forma de como apropiarse de nuestros terrenos cuando expire nuestro contrato.>>

    El proyecto de ley sobre el impuesto de 10 centavos pasó a la Comisión de Hacienda, que después de varias semanas emitió un informe favorable. La Asamblea le dio su visto bueno. El Poder Legislativo promulgó la ley el 14 de febrero de 1878. Su texto fue el siguiente:

    << Artículo Único.— Se aprueba la transacción celebrada por el Ejecutivo el 27 de noviembre de 1873 con el apoderado de la "Compañía de Salitres y Ferrocarril de Antofagasta", a condición de hacer efectivo, como mínimo, un impuesto de diez centavos por quintal de salitre exportado.>>.

    Al día siguiente se publicó por bando, leyéndose su texto en las cuatro esquinas de la plaza.

    El ministro chileno en La Paz, señor Pedro Nolasco Videla, visitó al ministro de Hacienda de Bolivia, señor Manuel Ignacio Salvatierra, y le pidió la derogatoria de la ley del 14 de febrero. Salvatierra, que no era partidario de su imposición, prometió que se dejaría en suspenso hasta encontrar una solución a la reclamación planteada. El 2 de julio de 1878, el señor Videla oficializó su gestión mediante una nota dirigida al canciller. En ella recordó cómo el Consejo de Estado declaró

    << ilegal e improcedente" el impuesto de tres centavos que se quiso cobrar a la compañía en 1875 por el mismo concepto de exportación de salitre. Dijo también que la ley de 14 de febrero ponía en tela de juicio el tratado de 1874, y llevaba la cuestión "a un terreno delicado y resbaladizo; que la compañía, al ver vulnerados sus derechos, podría verse obligada a suspender sus trabajos dejando a millares de pobladores y operarios en la ociosidad, lo que posiblemente acarrearía una sublevación que ni el Gobierno de Chile ni el de Bolivia podrían mirar con indiferencia >>.

    El Gobierno de Bolivia dejó sin respuesta la nota del señor Videla y no insistió en el pago del impuesto.

    En agosto de 1878. El señor Aniceto Arce, vinculado con capitalistas chilenos en su empresa minera de Huanchaca, convencido de que el atraso de la república tenía por principal causa la falta de vías de comunicación, propuso al Presidente Daza unir la costa con el altiplano por medio de una línea férrea. Ofreció que su empresa minera pondría los fondos necesarios para el estudio inicial del trazo más conveniente, adelantando el pago de sus impuestos. El General Daza vio en este plan la solución ideal a las dificultades que tenía con el gobierno del Perú a causa del aumento del arancel a las importaciones por Arica y Mollendo, y la negativa peruana a aumentar el retorno a Bolivia de una parte proporcional de los derechos cobrados, aceptó que el señor Arce viajase a Chile en busca de capitales y declaró que el impuesto de los 10 centavos no sería cobrado.

    El impuesto quedó olvidado. En octubre, mientras los señores Arce y Peró seguían en Santiago buscando dinero para el ferrocarril y eran agasajados por el Presidente Pinto y personalidades de la banca y la industria, el ministro de Chile en La Paz, ofreció un banquete al General Daza. En los discursos, todos los oradores bolivianos, entre ellos los ministros Lanza, Reyes Ortiz y Jofré, el Arzobispo y los políticos Antonio Quijarro y José Rosendo Gutiérrez, abundaron en expresiones de amistad para con Chile.

    Fuentes Capítulo 16

    M F Paz-Soldán : Perú – Bolivia Relaciones politicas y comerciales (Lima - 1878)

      1. Sergio Villalobos R. : Chile y Perú: la historia que nos une y nos separa, 1535-1883

    1. Francisco Antonio Encina : Historia de Chile

    2. Roberto Querajazu C : Aclaraciones Históricas sobre la Guerra del Pacífico.

    3. Jorge Basadre : La guerra con Chile

    4. Jonatan Saona :http://gdp1879.blogspot.com/

    5. Gonzalo Bulnes : Historia de la Guerra del Pacífico

    6. Mario Barros van Buren Historia diplomática de Chile

    En esta parte claramente se dice que la empresa salitrera NO estaba obligada a pagar tributo alguno y que su ayuda era voluntaria.

    La cuestión es si eso era desventajoso para Bolivia y las salitreras y Chile se estaban aprovechando de un tratado perjudicial para Bolivia.
  • TOLEDO
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    SpadesCHL escribió:

    Capítulo 20
    CHILE DECLARA ROTO EL TRATADO Y REIVINDICA EL TERRITORIO.

    Apenas tomada la decisión de ocupar Antofagasta, el ministro Fierro comunicó la decisión al cónsul Zenteno. Le dice:

    << Valparaíso, 12 de Febrero de 1879.

    (…)

    En pocas horas más, el litoral que nos pertenecía antes de 1856, será ocupado por fuerzas de mar y tierra de la República, y V. S. asumirá el cargo de Gobernador Político, como Cónsul del territorio.

    En el desempeño de estas delicadas funciones, recomiendo a US. que no omita diligencia para que las personas e intereses de todos los habitantes de ese litoral sean respetados y garantidos, como sucede en el imperio de nuestras leyes, (...)

    Dios guarde a V. S.

    Alejandro Fierro>>.

    El 10 de febrero, Antofagasta se mostraba tranquila, pero una sorda efervescencia hacía temer el estallido de la tempestad.

    El miércoles 5 fondeó el vapor “Limarí”; fué despachado rápidamente, sin que sus papeles fueran legalizados por el consulado y no pudo enviar la correspondencia oficial al sur. Con igual rapidez se despachó el vapor “Ayacucho”, en viaje al norte. En momentos que esta nave se ponía en movimiento, la prefectura notificó a la CSFA el remate de sus propiedades.

    El gerente señor Hicks envió un propio a Mejillones, que, a revienta cinchas, alcanzó el vapor y entregó un cable a Valparaíso para ser despachado desde Iquique.

    Se celebraron dos reuniones por los dirigentes chilenos. La primera tuvo lugar en casa del señor Matías Rojas; Zenteno describió fríamente la situación: las autoridades tenían la tropa lista en pie de guerra; se aseguraba que en breve llegaría un cuerpo de línea desde Potosí; y era un secreto a voces que el Presidente Daza había dado orden, en caso de resistencia, de incendiar las propiedades de la CSFA. Después de breve deliberación, la reunión acordó:

    1º Comisionar a don Enrique Villegas para servir los intereses chilenos en Caracoles. El Gobierno boliviano acababa de cancelarle el exeguator de Cónsul de Chile en dicha localidad.

    2º A don Jorge Hicks para la vigilancia de las vías férreas y telegráficas.

    3º Impedir por la fuerza el incendio de la ciudad, para lo cual se avisaría a las administraciones de Carmen Alto y Salar del Carmen, para que acudieran con toda su gente.

    4º En caso de que el pueblo y la Compañía no pudieran resistir, pedir auxilio al “Blanco Encalada”; de día, con banderolas y el silbato de la Compañía, y de noche por medio de voladores de luces.

    Los señores Hicks y Soublette quedaron encargados de las señales, y los señores Zenteno, Reyes y Rojas, para ponerse a la cabeza del pueblo. El comandante López, una vez de regreso a bordo, envió un plan completo de señales y la correspondiente dotación de banderolas y cohetes.

    La segunda reunión tuvo lugar en la “Sociedad la Patria”. La logia Patria suspendió sus sesiones el día 10, y notificó a sus hijos que el 14, día del remate, la mesa directiva daría las ordenes del caso a las 11 1/2, es decir media hora antes de la subasta. Mientras tanto, todo el mundo debía continuar tranquilamente en su trabajo cotidiano.

    Jamás se había visto mayor calma en la población; pero en las casas, las mujeres afilaban los corvos a molejón y preparaban banderas chilenas, en tanto los hombres esperaban las instrucciones de La Patria, que afrontaría la situación en el momento preciso.

    El Cónsul Zenteno se veía a cada instante rodeado de impacientes que le pedían ordenes. Sonriente y tranquilo iba repitiendo: Calma, niños, mucha calma. Y el pueblo obedecía y callaba.

    El 12 y el 13 nadie trabajó; la población permaneció en la calle; el comercio cerró sus puertas y el movimiento de la bahía se paralizó; siniestros rumores circulan entre la población; la columna de gendarmes permaneció acuartelada y destacamentos, bayoneta armada y bala en boca, custodian la prefectura, la aduana y el cuartel. Nadie durmió en la noche del 13.

    El 14 de febrero (1879) Antofagasta amaneció con un gran nerviosismo. Era el día fijado para el remate, y se había comentado antes que el Cónsul del Perú iba a ser el principal postor. No se conocía aún en Antofagasta el decreto de rescisión del contrato, y el Prefecto Zapata seguía actuando con las instrucciones de implementar el cobro del impuesto de los 10 centavos mediante el remate de los bienes embargados.

    A las 6 de la mañana arribaron a Antofagasta el "Cochrane" y el "O'Higgins". El "Blanco Encalada" los saludó con salvas de artillería. La población chilena se aglomeró en el muelle, la plaza y las calles. A las 8 se desprendió del “Cochrane” un bote que condujo a tierra al capitán de ejército don José M. Borgoño y a una escolta . Una vez en el muelle, el pueblo le hizo calle en profundo silencio; el capitán saludó con la mano en el quepí y atravesó entre la multitud en dirección al consulado de Chile.

    El capitán Borgoño, tras breve conferencia con Zenteno, se dirige a la prefectura y entregó al Prefecto don Severino Zapata, la siguiente comunicación:

    << COMANDANCIA EN JEFE DE LAS FUERZAS DE OPERACIONES DEL LITORAL BOLIVIANO.

    Antofagasta, Febrero 14 de 1879.

    Señor Prefecto:

    Considerando el Gobierno de Chile roto por parte de Bolivia el tratado de 1874, me ordena tomar posesión con las fuerzas de mi mando del territorio comprendido en el grado 23.

    A fin de evitar todo accidente desgraciado, espero que usted tomará todas las medidas necesarias para que nuestra posesión sea pacífica, contando usted con todas las garantías necesarias, como asimismo sus connacionales.

    Dios guarde a usted.

    E. SOTOMAYOR>>.

    Contestó el Coronel Zapata:

    << PREFECTURA DEL DEPARTAMENTO DE COBIJA

    Antofagasta, Febrero 14 de 1879.

    Señor:

    Mandado por mi Gobierno a ocupar la Prefectura de este departamento, sólo podré salir a la fuerza. Puede usted emplear ésta, que encontrará ciudadanos de Bolivia desarmados, pero dispuestos al sacrificio y al martirio. No hay fuerzas con qué poder contrarrestar a tres vapores blindados de Chile; pero no abandonaremos este puerto sino cuando se consume la invasión armada.

    Desde ahora y para cuando haya motivo, protesto a nombre de Bolivia contra el incalificable atentado que se realiza.

    Dios guarde a usted.

    SEVERINO ZAPATA>>.

    El capitán Borgoño regresó a bordo con aire adusto; todo el mundo especula sobre la situación. A las 8 y 30 se desprenden de los costados de las naves chilenas dos lanchas repletas de soldados, que se dirigen a tierra. La población chilena los recibió con aplausos y abrazando a los soldados. Un piquete de 25 hombres, al mando de un oficial, recorre las calles a tambor batiente y un sargento lee el bando en que se nombra a don Nicanor Zenteno, como gobernador del territorio, quien entra en funciones inmediatamente.

    El pueblo estalla. De los muelles, de las playas, de las calles, de la plaza repleta de gente, se alza un grito inmenso de júbilo, en que se desborda el alma oprimida por la incertidumbre de los últimos días. Los hombres se abrazan; las mujeres lloran y como por encanto aparecen en las casas cientos de banderas chilenas. Grupos de exaltados recorrieron las calles; uno de ellos arranco la bandera boliviana izada en la prefectura y la hizo pedazos; hizo lo mismo con el escudo de armas y lo arrojó a media calle. Una mujer, se dice que fue Irene Morales, zapateó sobre él una cueca acompañada con el palmoteo de sus compatriotas.

    Zapata que solo disponía de 40 policiales, se refugio en el consulado peruano. Estando allí recibió la siguiente nota de Sotomayor:

    << COMANDANCIA EN JEFE DE LAS FUERZAS DE OPERACIONES DEL LITORAL BOLIVIANO.

    Antofagasta, Febrero 14 de 1879.

    Acabo de recibir su nota de hoy, y en contestación a ella creo es el caso de hacerle presente que, para evitar toda efusión de sangre, se sirva ordenar se haga entrega de las armas y tropa de su dependencia al Comandante don José Ramón Vidaurre.

    Respecto a las garantías a que he hecho referencia en mi nota anterior, puede tomar pasaje en el vapor del Sur que pasa para el Norte el 16, poniéndose de acuerdo con el que suscribe antes de verificarlo, por si así creyere conveniente.

    Dios guarde a usted.

    E. SOTOMAYOR>>.

    Zapata contestó:

    << PREFECTURA DEL DEPARTAMENTO DE COBIJA

    Antofagasta, Febrero 14 de 1879.

    Al señor Comandante de las fuerzas expedicionarias.

    Estando tomada esta plaza por las fuerzas de su mando y amotinado el populacho chileno, he creido conveniente que la fuerza de esta guarnición salga para Cobija por tierra. Así queda obviado todo inconveniente y salvada toda dificultad.

    El día 16 partirá el suscrito y demás empleados al puerto de Cobija, cediendo a fuerza mayor.

    Dios guarde a usted.

    SEVERINO ZAPATA>>.

    Finalmente, con el fin de evitar cualquier enfrentamiento,Sotomayor dirigió la siguiente nota a Zapata:

    << COMANDANCIA EN JEFE DE LAS FUERZAS DE OPERACIONES DEL LITORAL BOLIVIANO.

    Antofagasta, Febrero 14 de 1879.

    Para que la tropa a mi mando estacionada en Mejillones no tome por enemigos hostiles al pasar por aquel puerto los individuos de tropa que por su nota de hoy me dice usted marchan a Cobija por tierra, creo conveniente y necesario lo hagan sin armas. Para el efecto puede usted ordenar le sean entregadas al señor Comandante don Ramón Vidaurre, evitando así toda desgracia.

    Dios guarde a usted.

    E. SOTOMAYOR>>.

    Los soldados bolivanos, después de entregar sus arnas, se fueron por tierra a Cobija.

    Cumplida la primera parte de su cometido, Sotomayor informó al gobierno:

    << COMANDANCIA EN JEFE DE LAS FUERZAS DE OPERACIONES SOBRE EL LITORAL BOLIVIANO.

    Antofagasta, Febrero 14 de 1879.

    Señor Ministro:

    (...)

    A las ocho y media de la mañana ordené el desembarco de 100 hombres del batallón de Marina, al mando del sargento mayor don José Ramón Vidaurre, y 100 artilleros a las órdenes del capitán don Exequiel Fuentes, mandado el todo por el que suscribe y sus ayudantes don Javier Molina y capitán don José Manuel Borgoño L.

    (…)

    Para dar unidad al mando del señor Zenteno, hice marchar a Caracoles y Salar del Carmen al capitán don Francisco Carvallo, con 70 individuos de tropa, por ser el lugar de más peligro en caso de un ataque por parte de Bolivia.

    La corbeta O'Higgins zarpará mañana para Mejillones y el Blanco Encalada para Tocopilla y Cobija, a fin de dar protección a nuestros compatriotas y vigilar el litoral.

    (…)

    Mañana procederé a la organización de la Guardia Nacional en esta ciudad y Caracoles, ocupando en ello parte del armamento que se embarcó a bordo de la O'Higgins.

    (…)

    Dios guarde a V. S.

    Aca se puede leer que Chile Claramente va por unos territorios que le pertenecían antes de 1856, en contra via de lo expuesto al principio de este RESUMEN de lo acontecido, donde claramente dice que eso era territorio de nadie y que se decidio una explotacion conjunta entre Bolivia y Chile.

    También hay otro aparte donde le dicen a Chile que si no le gusta, bien puede actuar por las vias legales, asi que no eran tan salvajes como se pretender hacer ver, era un contexto muy parecido al actual, por el contrario Chile que ya venía armandose se fue lanza en ristre contra Bolivia, obviando lo propuesto por Bolivia de llevar esto de manera legal.
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