Muchas de las partidas que están insertas en el PPI no son inversión sino funcionamiento, infortunadamente determinar qué se considera inversión y qué funcionamiento varía de sector en sector; a priori uno diría que un gasto de inversión es una erogación que produce una utilidad o que amplía o mejora bienes públicos o de capital que están en cabeza del Estado; pero esa noción no aplica en materia de defensa, ahí es más difícil que en otros sectores. En todo caso eso de pasar los gastos de funcionamiento como inversión es normal, es una manera que usan los gobiernos para decir que el gasto de funcionamiento es menor de lo que realmente es, pasa lo mismo con algunos pasivos que aunque lo sean no son considerados como tal, como las vigencias futuras.
La falta de desarrollo en varias regiones y municipios pasa también por la poca capacidad institucional que se tiene para gestionar sus propios asuntos y recursos; abundan los impreparados que no saben ni les interesa aprender a estructurar proyectos estratégicos para sus entidades territoriales, y eso, es un pecado mortal, que condena a muchos municipios a no tener saneamiento básico y alcantarillado, vías transitables, energía eléctrica, educación, vivienda digna, gestión del riesgo de desastres, programas y campañas de educación en muchos temas, asesoría técnica agropecuaria, salud de calidad, etc; por eso hay regalías que no se ejecutan todos los años del orden más o menos de unos diez billones de pesos, además del otro lado los ciudadanos no saben qué es una veeduría, un cabildo abierto o una revocatoria del mandato.
Infortunadamente la mayoría de los políticos se enfocan en la fase agonal de la política, es decir, la que busca ganar las elecciones, y casi nadie piensa en lo que Ortega y gasset denominaba la fase arquitectónica de la política, consistente en hacer lo propuesto; por eso es tan común que cuando llega un alcalde lo primero que hace es contratar gente que fusila y adapta planes de desarrollo que no se ajustan a las necesidades, las realidades y las conveniencias de la compresión municipal para hacer su propio plan de desarrollo; lo que importa es llegar al poder y una vez allí tratar pagar con clientelismo los favores y no soltarlo.
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La falta de desarrollo en varias regiones y municipios pasa también por la poca capacidad institucional que se tiene para gestionar sus propios asuntos y recursos; abundan los impreparados que no saben ni les interesa aprender a estructurar proyectos estratégicos para sus entidades territoriales, y eso, es un pecado mortal, que condena a muchos municipios a no tener saneamiento básico y alcantarillado, vías transitables, energía eléctrica, educación, vivienda digna, gestión del riesgo de desastres, programas y campañas de educación en muchos temas, asesoría técnica agropecuaria, salud de calidad, etc; por eso hay regalías que no se ejecutan todos los años del orden más o menos de unos diez billones de pesos, además del otro lado los ciudadanos no saben qué es una veeduría, un cabildo abierto o una revocatoria del mandato.
Infortunadamente la mayoría de los políticos se enfocan en la fase agonal de la política, es decir, la que busca ganar las elecciones, y casi nadie piensa en lo que Ortega y gasset denominaba la fase arquitectónica de la política, consistente en hacer lo propuesto; por eso es tan común que cuando llega un alcalde lo primero que hace es contratar gente que fusila y adapta planes de desarrollo que no se ajustan a las necesidades, las realidades y las conveniencias de la compresión municipal para hacer su propio plan de desarrollo; lo que importa es llegar al poder y una vez allí tratar pagar con clientelismo los favores y no soltarlo.
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