Pero no sería mejor desmontarlo y colocarlo fijo en el buque
Para nada, un lanzacohetes de ese tipo tiene un alcance mucho menor al de cualquier batería de misiles costera, por lo que lo deja muy vulnerable a un misil anti buque lanzado desde esta, así que no es práctico como armamento fijo, en cambio desde el camión otorga flexibilidad operativa, ya que en casos puntuales donde no hay defensas costeras y se requiere apoyo a tierra desde el mar, simplemente se monta el MRLS.
Pero el misil antibuque desde la costa se carga el(los)camión(es) y el buque.
Realmente no entiendo la lógica. Un buque gigante para lanzar unos coheticos.
Una patrullera con el montaje de los cohetes hace lo mismo mucho más barato.
Me acuerda de los vecinos lanzándose unos cohetes a un buque, no le dieron a nada.
Esos cohetes que en tierra no le dan a nada, como será la precisión con el movimiento de las olas +- 45 grados. Inicia la andanada a +45 grados el buque y cuando termina está a -45.
Coheticos? que ignorancia, ojala aquí tuviéramos MLRS para saturar posiciones, recuerde que esto no es artillería de obús para pedirle precisión, pero se le adapta si se requiere, los Indonesios también tienen el ultimo modelo de este vehículo que es el Vampire que tiene control de tiro.
Pero no sería mejor desmontarlo y colocarlo fijo en el buque
Para nada, un lanzacohetes de ese tipo tiene un alcance mucho menor al de cualquier batería de misiles costera, por lo que lo deja muy vulnerable a un misil anti buque lanzado desde esta, así que no es práctico como armamento fijo, en cambio desde el camión otorga flexibilidad operativa, ya que en casos puntuales donde no hay defensas costeras y se requiere apoyo a tierra desde el mar, simplemente se monta el MRLS.
Pero el misil antibuque desde la costa se carga el(los)camión(es) y el buque.
Realmente no entiendo la lógica. Un buque gigante para lanzar unos coheticos.
Una patrullera con el montaje de los cohetes hace lo mismo mucho más barato.
Me acuerda de los vecinos lanzándose unos cohetes a un buque, no le dieron a nada.
Esos cohetes que en tierra no le dan a nada, como será la precisión con el movimiento de las olas +- 45 grados. Inicia la andanada a +45 grados el buque y cuando termina está a -45.
Coheticos? que ignorancia, ojala aquí tuviéramos MLRS para saturar posiciones, recuerde que esto no es artillería de obús para pedirle precisión, pero se le adapta si se requiere, los Indonesios también tienen el ultimo modelo de este vehículo que es el Vampire que tiene control de tiro.
También hay que tener en cuenta que no todas las marinas pueden darse el lujo de poseer buques con capacidad de ataque a tierra o adquirir patrulleras especializados solo para instalar montajes con cohetes etc. Para mí es una opción totalmente válida si se quiere hostigar un puerto enemigo por ejemplo a una distancia de 50km. Obviamente es mucho mejor usar armamento guiado, pero ese armamento es sumamente costoso.
Pero no sería mejor desmontarlo y colocarlo fijo en el buque
Para nada, un lanzacohetes de ese tipo tiene un alcance mucho menor al de cualquier batería de misiles costera, por lo que lo deja muy vulnerable a un misil anti buque lanzado desde esta, así que no es práctico como armamento fijo, en cambio desde el camión otorga flexibilidad operativa, ya que en casos puntuales donde no hay defensas costeras y se requiere apoyo a tierra desde el mar, simplemente se monta el MRLS.
Pero el misil antibuque desde la costa se carga el(los)camión(es) y el buque.
Realmente no entiendo la lógica. Un buque gigante para lanzar unos coheticos.
Una patrullera con el montaje de los cohetes hace lo mismo mucho más barato.
Me acuerda de los vecinos lanzándose unos cohetes a un buque, no le dieron a nada.
Esos cohetes que en tierra no le dan a nada, como será la precisión con el movimiento de las olas +- 45 grados. Inicia la andanada a +45 grados el buque y cuando termina está a -45.
Pero no sería mejor desmontarlo y colocarlo fijo en el buque
Para nada, un lanzacohetes de ese tipo tiene un alcance mucho menor al de cualquier batería de misiles costera, por lo que lo deja muy vulnerable a un misil anti buque lanzado desde esta, así que no es práctico como armamento fijo, en cambio desde el camión otorga flexibilidad operativa, ya que en casos puntuales donde no hay defensas costeras y se requiere apoyo a tierra desde el mar, simplemente se monta el MRLS.
Pero el misil antibuque desde la costa se carga el(los)camión(es) y el buque.
Realmente no entiendo la lógica. Un buque gigante para lanzar unos coheticos.
Una patrullera con el montaje de los cohetes hace lo mismo mucho más barato.
Me acuerda de los vecinos lanzándose unos cohetes a un buque, no le dieron a nada.
Esos cohetes que en tierra no le dan a nada, como será la precisión con el movimiento de las olas +- 45 grados. Inicia la andanada a +45 grados el buque y cuando termina está a -45.
Coheticos? que ignorancia, ojala aquí tuviéramos MLRS para saturar posiciones, recuerde que esto no es artillería de obús para pedirle precisión, pero se le adapta si se requiere, los Indonesios también tienen el ultimo modelo de este vehículo que es el Vampire que tiene control de tiro.
No es ignorancia, es física.
Si inicia a lanzar y el buque se mueve por efecto de las holas, 3 grados en la horizontal y 5 grados en la vertical, a que distancia del blanco cae si el alcance es de 50 km?
Si inicia a lanzar y el buque se mueve por efecto de las holas, 3 grados en la horizontal y 5 grados en la vertical, a que distancia del blanco cae si el alcance es de 50 km?
Si que lo es:
1- No todas las costas tienen oleaje y en algunos casos la fuerza es distinta.
2- La FFAA que esta haciendo la prueba es la marina por lo tanto estan muy preparados para solventar esa física que menciona, ademas que el alcance del RM-70 estándar es de 40km.
Indonesia podría adquirir 42 aviones de combate J-10 usados de China
El 27 de mayo de 2025, el medio de noticias de defensa Alert 5 informó que Indonesia está contemplando un cambio significativo en su estrategia de adquisiciones militares , potencialmente adquiriendo 42 aviones de combate J-10 chinos usados y reanudando las negociaciones para aviones Su-35 rusos.
Según el informe, que cita fuentes familiarizadas con el asunto, Indonesia, China y Rusia no han confirmado oficialmente estos planes. Sin embargo, se especula que podría anunciarse durante la Indo Defence Expo & Forum, programada del 11 al 14 de junio de 2025 en Yakarta.
Las posibles adquisiciones son una muestra de los continuos esfuerzos de Indonesia por modernizar su fuerza aérea en un contexto de seguridad regional complejo y limitaciones económicas. Si bien la justificación de estas medidas aún no está clara, podrían reflejar la necesidad de Indonesia de equilibrar costos, capacidad y alineación geopolítica en una región marcada por la escalada de tensiones y rápidos avances militares.
El viaje de Indonesia para modernizar su fuerza aérea ha sido una tarea compleja y a menudo tortuosa, determinada por una combinación de imperativos estratégicos, limitaciones económicas y presiones geopolíticas.
La Fuerza Aérea de las Fuerzas Armadas Nacionales de Indonesia [TNI-AU] opera una flota diversa pero antigua, compuesta principalmente por aviones F-16 estadounidenses, Su-27 y Su-30 rusos y Hawk 200 británicos.
Estas aeronaves, aunque aún están operativas, tienen dificultades para satisfacer las demandas de la guerra aérea moderna, especialmente a medida que potencias regionales como China, Australia y Singapur refuerzan sus fuerzas aéreas con plataformas avanzadas como el J-20, el F-35 y el Rafale. Durante la última década, Indonesia ha explorado múltiples opciones para abordar esta deficiencia, colaborando con diversos proveedores globales en la búsqueda de aviones de combate avanzados.
La búsqueda de nuevos cazas comenzó en serio alrededor de 2015, cuando Indonesia expresó su interés en el Su-35 ruso, un caza multifunción de generación 4++ conocido por su supermaniobrabilidad y sus avanzados sistemas de radar. Para 2017, se anunció un acuerdo por 11 Su-35, valorado en aproximadamente 1.140 millones de dólares, con un pago parcialmente compensado por productos indonesios como el aceite de palma y el café.
Sin embargo, el acuerdo enfrentó obstáculos significativos, principalmente debido a la amenaza de sanciones estadounidenses en virtud de la Ley para Contrarrestar a los Adversarios de Estados Unidos Mediante Sanciones (CAATSA). Un informe de Bloomberg de 2020 señaló que la administración Trump había presionado a Indonesia para que abandonara el acuerdo, alegando posibles sanciones, lo que llevó a Yakarta a cancelar oficialmente la compra en 2021.
Los funcionarios indonesios citaron limitaciones presupuestarias, pero los analistas sugirieron que la presión diplomática estadounidense fue un factor decisivo; un experto dijo: "Si Indonesia compra aviones franceses o estadounidenses después, será una prueba clara de que sucumbieron a la presión estadounidense".
Al mismo tiempo, Indonesia buscó plataformas alternativas para diversificar sus opciones. En 2016, se asoció con Corea del Sur en el programa KAI KF-21 Boramae, un caza de 4.5 generación diseñado para ofrecer aviónica avanzada y funciones de sigilo a un costo menor que el de aeronaves de quinta generación como el F-35.
El papel de Indonesia incluyó contribuciones financieras y técnicas, con el objetivo de adquirir hasta 50 aeronaves. Sin embargo, las dificultades financieras llevaron a una reducción en el compromiso de Indonesia, según informó AeroTime, lo que generó dudas sobre la viabilidad a largo plazo del programa para Yakarta.
A pesar de estos reveses, el KF-21 sigue siendo una piedra angular potencial de la futura fuerza aérea de Indonesia, con su radar avanzado y capacidades multifunción en línea con las necesidades del país.
En 2022, Indonesia se inclinó hacia Francia y firmó un contrato de 8.100 millones de dólares para la adquisición de 42 cazas Dassault Rafale. El Rafale, otra plataforma de 4,5 generaciones, ofrece aviónica de vanguardia, un conjunto de armas versátil y un rendimiento de combate comprobado, lo que lo convierte en una mejora significativa respecto a la flota actual de Indonesia.
El acuerdo, uno de los más grandes en la historia de defensa de Indonesia, fue visto como una alineación estratégica con los socios occidentales, particularmente a la luz de las preocupaciones por las sanciones estadounidenses sobre el equipo ruso.
Sin embargo, el alto costo del Rafale y los desafíos logísticos de integrar una nueva plataforma han provocado un debate interno, con algunos legisladores cuestionando si la inversión se alinea con las prioridades de defensa más amplias de Indonesia.
Más recientemente, Indonesia ha sido vinculada al TAI TF-X de Turquía, también conocido como KAAN, un caza de quinta generación en desarrollo. Si bien no se ha confirmado ningún acuerdo formal, las conversaciones sobre una posible cooperación reflejan el interés de Indonesia en la tecnología de próxima generación y su deseo de mantener diversas alianzas en materia de defensa.
El KAAN, con sus características sigilosas y sensores avanzados, representa un proyecto ambicioso, pero su cronograma de desarrollo y sus costos siguen siendo inciertos, lo que lo convierte en una perspectiva a largo plazo más que una solución inmediata.
El interés reportado en los cazas J-10 chinos, como lo destaca Alert 5, introduce una nueva e inesperada dimensión en la estrategia de adquisiciones de Indonesia. El J-10, desarrollado por la Corporación Aeroespacial de Chengdu de China, es un caza monomotor multifunción diseñado para competir con aviones occidentales como el F-16 y el Eurofighter Typhoon.
A diferencia del Rafale o el Su-35, el J-10 no ha sido anteriormente un contendiente destacado en los planes de Indonesia, lo que hace de esta posible adquisición un avance sorprendente que justifica un examen más detenido.
La búsqueda de nuevos aviones de combate por parte de Indonesia se debe a una confluencia de factores operativos, estratégicos y económicos. La flota actual del TNI-AU, si bien está en servicio, está cada vez más obsoleta en una región donde la superioridad aérea es crucial.
El Mar de China Meridional, foco de disputas territoriales entre China, Filipinas, Vietnam y otros países, pone de relieve la necesidad de contar con una fuerza aérea robusta, capaz de disuadir y responder rápidamente.
Los países vecinos han mejorado significativamente sus capacidades: China despliega el avión furtivo J-20, Australia opera el F-35 y Singapur adquiere Rafale. Esta carrera armamentística regional presiona a Indonesia para que se modernice y mantenga su credibilidad como potencia regional y proteja su vasto archipiélago, que abarca más de 17.000 islas y rutas marítimas cruciales.
En el ámbito económico, Indonesia enfrenta desafíos para financiar adquisiciones de defensa a gran escala. Con un presupuesto de defensa de aproximadamente 9 mil millones de dólares en 2024, el país debe equilibrar la modernización militar con otras prioridades, como la infraestructura y los programas sociales.
El elevado coste de plataformas como el Rafale, estimado en 200 millones de dólares por unidad, agota los recursos de Indonesia, lo que lleva a considerar opciones más asequibles, como aviones usados. Geopolíticamente, la política exterior no alineada de Indonesia la impulsa a diversificar sus alianzas en defensa, evitando la dependencia de un único proveedor.
Al relacionarse con Rusia, Francia, Corea del Sur, Turquía y ahora potencialmente China, Indonesia busca mantener una autonomía estratégica mientras enfrenta presiones de grandes potencias como Estados Unidos y China.
La posible adquisición de 42 cazas J-10 usados representa un cambio significativo respecto al reciente enfoque de Indonesia en plataformas occidentales y rusas. Varios factores podrían explicar este cambio, aunque la falta de confirmación oficial exige cautela. El costo es probablemente el principal factor.
Los J-10 usados, presumiblemente provenientes de la Fuerza Aérea del Ejército Popular de Liberación de China (PLAAF), podrían adquirirse a una fracción del costo de los nuevos Rafale o incluso los Su-35. Si bien el precio exacto no se ha revelado, un informe de 2022 publicado en Aero-bg.com indicó que la adquisición de 25 cazas J-10C por parte de Pakistán se estimó en 1.300 millones de dólares, lo que sugiere un costo unitario de aproximadamente 50 millones de dólares para las nuevas aeronaves.
Los J-10 usados podrían ser significativamente más baratos, potencialmente en el rango de 20 a 30 millones de dólares por unidad, lo que los convierte en una opción atractiva para una Indonesia consciente del presupuesto.
Estratégicamente, el J-10 podría resultar atractivo para Indonesia debido a su compatibilidad con el marco operativo existente de las Fuerzas Armadas de Indonesia (TNI-AU). El J-10 está diseñado para misiones multifuncionales, con capacidad para combate aire-aire, ataque terrestre y ataque marítimo, lo que responde a la necesidad de Indonesia de plataformas versátiles para patrullar sus extensas fronteras marítimas.
Su diseño monomotor ofrece menores costos operativos en comparación con cazas bimotores como el Su-35 o el Rafale, lo cual es crucial para un país con una infraestructura de mantenimiento limitada. Además, la disposición de China a ofrecer condiciones de financiación favorables o transferencias de tecnología podría endulzar el acuerdo, como se observa en sus acuerdos de defensa con otros países como Pakistán.
Sin embargo, la fiabilidad del informe de Alert 5 debe ser examinada con detenimiento. La afirmación se basa en «fuentes familiarizadas con el asunto», una frase común en los informes de defensa que puede empañar la credibilidad de la información.
Una posibilidad es que el informe refleje los esfuerzos de China por promocionar el J-10 en el mercado global. China ha comercializado agresivamente sus productos de defensa en los últimos años, y el J-10 ha ganado popularidad en países como Pakistán.
El momento de publicación del informe, antes de la Indo-Defence Expo, podría sugerir una filtración estratégica por parte de funcionarios chinos para generar interés o presionar a Indonesia para que firme un acuerdo. Por otro lado, el informe podría ser especulativo, impulsado por la continua exploración por parte de Indonesia de opciones rentables en lugar de un compromiso concreto.
Los recientes acontecimientos regionales también podrían influir en el interés de Indonesia. Las tensiones entre Pakistán y la India, en particular sus enfrentamientos aéreos de 2019, pusieron de relieve las capacidades del J-10, cuando, según informes, los J-10C pakistaníes tuvieron un buen rendimiento contra los cazas indios.
Esto podría haber despertado el interés de Indonesia, ya que el J-10 ofrece una plataforma probada y relativamente moderna a un costo menor que las alternativas occidentales. Sin embargo, la decisión de adquirir aviones usados plantea dudas sobre su estado, vida útil restante y compatibilidad con los sistemas existentes de Indonesia, que son predominantemente de origen occidental o ruso.
El J-10, a menudo conocido como el "Dragón Vigoroso", es una pieza clave de la fuerza aérea moderna de China, diseñado para cubrir la brecha entre los cazas de tercera y cuarta generación. Voló por primera vez en 1998 y entró en servicio con la Fuerza Aérea Popular de China (FAEPL) en 2004. El J-10 ha evolucionado a través de diversas variantes, cada una incorporando mejoras graduales en aviónica, motores y armamento.
El modelo base, el J-10A, presenta una configuración de ala delta con canards, lo que le proporciona una excelente maniobrabilidad. Está propulsado por un único motor Saturn AL-31F, un motor de diseño ruso también utilizado en el Su-27, que genera un empuje de 27,557 libras y una velocidad máxima de Mach 2.2.
El J-10A tiene un radio de combate de aproximadamente 550 millas y puede transportar hasta 12.000 libras de municiones, incluidos misiles aire-aire PL-12, bombas guiadas por láser y misiles antibuque.
El J-10B, presentado en 2013, incorpora mejoras como un radar de matriz escaneada electrónicamente activa [AESA], sistemas de guerra electrónica mejorados y una entrada supersónica sin desviadores para un mejor rendimiento del motor.
El J-10C, la variante más avanzada, entró en servicio en 2018 e incorpora un motor WS-10B de desarrollo nacional, que sustituye al AL-31F ruso. El radar AESA del J-10C mejora la detección y el seguimiento de objetivos, mientras que su capacidad para transportar misiles PL-15 avanzados, con un alcance superior a los 193 kilómetros, lo hace competitivo frente a cazas occidentales como el F-16 Bloque 70.
El J-10C también incluye características que mejoran el sigilo, como recubrimientos absorbentes de radar, aunque no es un avión furtivo auténtico. Según un informe de 2023 de Voennen-bg.com, el J-10 se considera un competidor directo del F-16 y el Su-27, capaz tanto de realizar misiones de superioridad aérea como de ataque terrestre.
Para Indonesia, el J-10 ofrece varias ventajas. Sus capacidades multifuncionales se alinean con la necesidad del TNI-AU de una plataforma versátil para abordar diversas amenazas, desde la defensa aérea hasta las patrullas marítimas.
Los costos relativamente bajos de adquisición y operación del avión lo convierten en una opción atractiva en comparación con el Rafale, cuyo precio es significativamente mayor. La compatibilidad del J-10 con los motores rusos también podría simplificar el mantenimiento en Indonesia, que ya opera Su-27 y Su-30.
Sin embargo, integrar una plataforma china en una flota dominada por sistemas occidentales y rusos plantea desafíos logísticos, como la capacitación, las piezas de repuesto y la interoperabilidad. Además, el estado de los J-10 usados es una preocupación crítica, ya que las aeronaves más antiguas pueden tener una vida útil limitada y requerir costosas renovaciones.
Desde una perspectiva crítica, el interés de Indonesia en el J-10 podría reflejar un compromiso pragmático más que una preferencia estratégica. El rendimiento del avión, si bien respetable, no está a la altura de la aviónica avanzada del Rafale ni de la potencia bruta del Su-35.
Su selección podría indicar una solución a corto plazo para cubrir las deficiencias de capacidad mientras Indonesia espera la entrega de los Rafale o un mayor desarrollo del KF-21. Por otro lado, la medida podría indicar una mayor alineación con China, que ha estado expandiendo su influencia en el Sudeste Asiático mediante la cooperación económica y militar. Sin embargo, este cambio podría tensar las relaciones con Estados Unidos, que históricamente ha visto con recelo las exportaciones chinas de defensa.
La supuesta reactivación del acuerdo con el Su-35 añade otra capa de complejidad. El Su-35, un caza bimotor supermaniobrable, ofrece un rendimiento superior en combate aire-aire, gracias a su radar Irbis-E, capaz de rastrear 30 objetivos a 400 kilómetros y atacar ocho simultáneamente.
Su capacidad de supercrucero (mantener velocidades supersónicas sin postcombustión) le otorga una ventaja sobre el J-10 en ciertas situaciones. Sin embargo, el elevado coste del Su-35 y la persistente amenaza de sanciones de la CAATSA lo convierten en una opción arriesgada.
Un informe de 2020 citó al comandante de defensa aérea de Indonesia, Eris Haryanto, describiendo al Su-35 como “ineficiente en comparación con aviones más modernos”, aunque esta afirmación puede reflejar la presión estadounidense en lugar de una evaluación objetiva.
La viabilidad de que Indonesia adquiera aviones J-10 depende de varios factores. Económicamente, el acuerdo parece viable, ya que las aeronaves usadas se ajustarían al presupuesto limitado de Indonesia. Estratégicamente, podría fortalecer los lazos con China, un socio comercial clave, manteniendo al mismo tiempo la postura no alineada de Indonesia. Sin embargo, los riesgos geopolíticos son significativos.
Estados Unidos, que ya influyó en la decisión de Indonesia de cancelar el acuerdo del Su-35, podría responder con presión diplomática o sanciones en virtud de la CAATSA, como se vio en sus advertencias a Egipto sobre un acuerdo similar con Rusia. Un informe de Bloomberg de 2020 señaló que Egipto se enfrentó a amenazas de sanciones estadounidenses por la compra del Su-35, lo que provocó su cancelación.
Además, la fiabilidad de los J-10 usados es una incógnita crítica. Si bien el rendimiento de la aeronave está bien documentado, las aeronaves más antiguas pueden requerir un mantenimiento exhaustivo, lo que anula el ahorro inicial en costos.
Los desafíos de integración, como la capacitación de pilotos y la gestión de la cadena de suministro, podrían complicar aún más el acuerdo. La experiencia de Indonesia con aeronaves rusas, que experimentaron problemas de mantenimiento, sugiere cautela al adoptar otra plataforma no occidental.
Que la posible adquisición de J-10 por parte de Indonesia sea una decisión bien pensada depende de sus prioridades estratégicas. Si el objetivo es expandir rápidamente las capacidades del TNI-AU a bajo costo, el J-10 podría servir como medida provisional hasta que plataformas más avanzadas como el Rafale o el KF-21 se integren plenamente.
Sin embargo, la decisión podría distanciar a los socios occidentales y complicar la logística de defensa de Indonesia. La reactivación del acuerdo del Su-35, de confirmarse, enfrenta obstáculos similares, con la inminente imposición de sanciones de la CAATSA.
En última instancia, las decisiones de Indonesia reflejan el delicado equilibrio entre mantener la soberanía, gestionar los costos y sortear las rivalidades entre grandes potencias en una región volátil. ¿Procederá Yakarta con estas adquisiciones, o se trata de otro capítulo en su larga historia de indecisión en materia de adquisiciones? Solo el tiempo, y quizás la Indo Defence Expo, lo dirán.
El problema de eso es que Indonesia ya firmó contrato con Dassault por 42 Rafale, que ya están en producción. A menos que Indonesia tenga mucho billete para botar, cancelar ese contrato con Dassault implica una rescisión de contrato demasiado costosa...
Qué onda con los Indonesios?
Van y firman un memorándum de entendimiento con los Turcos por interés en el KAAN, estos les responden con una oferta directa por 50 aviones.
Proceden al día siguiente a firmar un memorándum de afirmación en su continua participación en el KF-21 todo esto mientras compran Rafale y preguntan por SU-57 y J10CE como si no fuera la mayor cosa en este mundo.
A cuantas bandas está jugando esta gente, una completa locura.
El 11 de junio de 2025, en la exposición Indo Defense 2025, la empresa de defensa indonesia SSE (PT SSE Defence) presentó el perfil técnico completo y el concepto de combate de su nuevo tanque ligero P8, un vehículo anfibio con orugas y propulsión híbrida diseñado para un despliegue rápido y combate en entornos de archipiélago.
Diseñado para soportar la desafiante geografía de Indonesia, el P8 representa un enfoque moderno a la guerra blindada ligera, combinando alta movilidad, potencia de fuego modular y un motor híbrido respetuoso con el medio ambiente.
La máquina de 12 toneladas está propulsada por un sistema híbrido diésel-eléctrico de 450 caballos de fuerza, lo que le otorga una impresionante relación potencia-peso de 56 caballos de fuerza por tonelada.
Las capacidades anfibias del P8, combinadas con su transportabilidad aérea por el C-130 Hércules, lo convierten en un avión de respuesta rápida eficaz, diseñado para su despliegue en archipiélagos, particularmente en el sudeste asiático.
La torreta del P8 es el elemento clave de su sistema de combate. Está armada con un cañón automático de 30 mm controlado remotamente, capaz de atacar vehículos blindados ligeros, personal y estructuras en entornos urbanos. En el lado derecho de la torreta se encuentran dos lanzadores, probablemente para misiles guiados antitanque (ATGM), que permiten al P8 atacar objetivos más pesados. Es probable que la torreta también esté equipada con una ametralladora coaxial y diversos sensores, incluyendo ópticas para visión diurna y nocturna, y posiblemente una mira panorámica para el comandante.
Indonesia compra 48 aviones KAAN turcos en un acuerdo de defensa de 10.000 millones de dólares.
Indonesia está a punto de adquirir 48 aviones de combate KAAN a Turquía, un acuerdo de 10 000 millones de dólares que representa uno de los mayores contratos de defensa en la historia turca, según el periodista turco Hakan Celik. La firma, finalizada hoy en la Indo Defence Expo & Forum de Yakarta, abarca una década y subraya el esfuerzo de Indonesia por modernizar su fuerza aérea en medio de las crecientes tensiones regionales.
El KAAN, un caza multifunción de quinta generación desarrollado por Turkish Aerospace Industries, representa la ambición de Turquía de competir en el mercado armamentístico mundial, con importantes contribuciones de Haluk Gorgun, presidente de la Agencia de la Industria de Defensa de Turquía. Este acuerdo no solo fortalece los lazos entre Yakarta y Ankara, sino que también marca un cambio en el panorama mundial de la defensa, ya que países como Indonesia buscan tecnología militar avanzada más allá de los proveedores occidentales tradicionales.
El acuerdo surge tras meses de estrechamiento de lazos entre Indonesia y Turquía. En abril, el presidente indonesio, Prabowo Subianto, expresó su interés en unirse al programa KAAN durante una reunión con el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, en Ankara, según informó la agencia de noticias indonesia Antara.
Subianto, exgeneral que asumió el cargo en octubre de 2024, ha priorizado el fortalecimiento de las capacidades militares de Indonesia para abordar los desafíos de seguridad en el Indopacífico, en particular en el disputado Mar de China Meridional. La decisión de adquirir aviones KAAN se produce en un momento en que Indonesia diversifica sus alianzas en defensa, tras haberse comprometido previamente a comprar 42 aviones franceses Rafale por 8.100 millones de dólares, con entregas previstas para 2026.
Sin embargo, el acuerdo con KAAN ofrece una ventaja estratégica, al proporcionar acceso a tecnología de vanguardia sin los estrictos controles de exportación que a menudo imponen países occidentales como Estados Unidos.
El KAAN, anteriormente conocido como TF-X, es un caza bimotor con capacidad furtiva, diseñado para reemplazar la anticuada flota turca de F-16 y competir con pesos pesados mundiales como el F-35 de fabricación estadounidense y el Chengdu J-20 chino. Su desarrollo comenzó en 2016, con Turkish Aerospace Industries a la cabeza del proyecto en colaboración con BAE Systems y Rolls-Royce para la tecnología de motores.
El avión realizó su primer vuelo el 21 de febrero de 2024, alcanzando los 8.000 pies y una velocidad de 230 nudos durante una prueba de 13 minutos, según Turkish Aerospace Industries. Un segundo vuelo tuvo lugar el 6 de mayo de 2024, ascendiendo a 10.000 pies, y el 6 de diciembre de 2024 se realizó una prueba de postcombustión bimotor. La aeronave presenta un diseño elegante y angular para minimizar la detección por radar, una velocidad máxima proyectada de Mach 1,8 y un radio de combate de aproximadamente 600 millas náuticas.
Su conjunto de sensores incluye un radar de matriz de barrido electrónico activo y sistemas de búsqueda y seguimiento por infrarrojos, lo que permite la integración con drones en red para la guerra aérea avanzada. Las autoridades turcas aspiran a entregar 20 aviones KAAN a su fuerza aérea para 2028, y la producción en serie aumentará a dos aeronaves al mes para 2029, según declaró Temel Kotil, director ejecutivo de Turkish Aerospace Industries.
Las capacidades multifuncionales del KAAN lo hacen versátil tanto para misiones aire-aire como aire-tierra, un factor clave en la decisión de Indonesia. A diferencia del Rafale, que carece de características furtivas avanzadas, el KAAN ofrece capacidades comparables a las de los cazas de quinta generación, lo que lo posiciona como una opción con visión de futuro para la Fuerza Aérea de Indonesia.
El desarrollo del avión ha avanzado rápidamente, con seis prototipos en construcción para pruebas de vuelo, el segundo de los cuales está previsto que comience a volar a finales de 2025, según Haluk Gorgun. Inicialmente propulsado por motores General Electric F110, se espera que el KAAN adopte motores de producción nacional para 2030, una medida que se alinea con el objetivo de Turquía de lograr autonomía en defensa. Esta ambición tecnológica es bien recibida por Indonesia, que busca reducir su dependencia de proveedores extranjeros mientras se enfrenta a un complejo entorno geopolítico.
La estrategia de defensa de Indonesia refleja un delicado equilibrio. Con un presupuesto de defensa para 2024 de aproximadamente 9.000 millones de dólares, el país enfrenta limitaciones económicas al financiar la modernización militar junto con ambiciosos proyectos de infraestructura, incluyendo una nueva capital de 34.000 millones de dólares.
El acuerdo con KAAN, valorado en más de 10 000 millones de dólares, equivale a aproximadamente 208 millones de dólares por aeronave, un precio competitivo con el del Rafale, pero significativamente inferior al del F-35, que puede superar los 400 millones de dólares por unidad al incluir los costes del ciclo de vida. Esta asequibilidad, sumada a la disposición de Turquía a participar en la transferencia de tecnología y la producción conjunta, convierte al KAAN en una opción atractiva.
El intento previo de Indonesia de adquirir los aviones Su-35 rusos, valorados en 1.140 millones de dólares por 11 aeronaves, se frustró en 2021 debido a las amenazas de sanciones estadounidenses en virtud de la Ley para Contrarrestar a los Adversarios de Estados Unidos mediante Sanciones, lo que pone de relieve los riesgos geopolíticos de depender de ciertos proveedores. Turquía, situada fuera de los bloques tradicionales de superpotencias, ofrece una vía intermedia, como señalan los analistas de defensa.
El ascenso de Turquía como exportador de defensa ha sido notable. En 2024, el país se ubicó como el undécimo mayor exportador de armas del mundo, con un aumento del 106 % en las exportaciones en los últimos cuatro años, según el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo.
El acuerdo de KAAN con Indonesia marca la primera exportación importante de un caza de quinta generación por parte de Turquía, basándose en éxitos anteriores como la venta de drones a países como los Emiratos Árabes Unidos y Pakistán. Haluk Gorgun, quien ha liderado el crecimiento de la industria de defensa turca, destacó la importancia del acuerdo en un comunicado en X, señalando que posiciona a KAAN como un competidor global.
El periodista Hakan Celik, informando desde Yakarta, se hizo eco de esta opinión, afirmando: «Dentro de poco, se firmará el documento histórico en esta mesa. El KAAN, desarrollado por Turkish Aerospace Industries, se incorporará a la competencia global con mayor fuerza». El acuerdo también se basa en colaboraciones previas en defensa, incluyendo un acuerdo de febrero de 2025 para la coproducción de drones y un acuerdo de abril de 2025 para una planta de producción conjunta de misiles con la empresa turca Roketsan.
Para Indonesia, la adquisición de KAAN aborda deficiencias críticas en su fuerza aérea, que depende de antiguos F-16 y Su-27 rusos. El Mar de China Meridional, foco de disputas territoriales entre China, Vietnam y Filipinas, exige una sólida presencia aérea.
Las capacidades de sigilo y sensores del KAAN mejoran la capacidad de Indonesia para proyectar poder y realizar vigilancia en aguas en disputa. El acuerdo también se alinea con el objetivo del presidente Subianto de aumentar el gasto en defensa al 1,5 % del PIB para 2029, frente a menos del 1 % en los últimos años, según The Strategist. Sin embargo, esta ambición debe enfrentarse a la realidad económica, ya que Indonesia equilibra las mejoras militares con las prioridades nacionales.
La política exterior no alineada del país impulsa la diversificación de sus socios de defensa, involucrando no solo a Turquía sino también a Francia, Corea del Sur y potencialmente China, que ha ofrecido 42 aviones J-10 usados, como informó Alert 5 en mayo de 2025.
El desarrollo del KAAN no ha estado exento de desafíos. La adquisición de motores sigue siendo un obstáculo, ya que Turquía depende de los motores de General Electric hasta que sus motores TRMotor nacionales estén listos. Bloomberg informó en diciembre de 2024 que la fabricación local de estos motores es una prioridad para Turkish Aerospace Industries para garantizar la independencia de la cadena de suministro. Las restricciones a la exportación de subsistemas críticos también podrían complicar las ventas futuras, como se señaló en un informe de enero de 2025 del Instituto Francés de Relaciones Internacionales.
A pesar de estos obstáculos, el progreso del KAAN ha llamado la atención de otras naciones. Según Turkish Minute, Arabia Saudita está considerando la compra de 100 aviones KAAN, tras las conversaciones mantenidas en diciembre de 2024 entre Gorgun y funcionarios de defensa saudíes. Azerbaiyán también se ha unido al programa KAAN mediante un acuerdo protocolario firmado en julio de 2023, aportando trabajadores e instalaciones de producción.
Las implicaciones del acuerdo trascienden las relaciones bilaterales. Al optar por el KAAN en lugar de alternativas occidentales como el F-35 o el F-15, Indonesia señala un cambio en la dinámica de defensa del Indopacífico. Estados Unidos, un actor clave en la región, se enfrenta a una menor influencia a medida que los países recurren a proveedores no tradicionales.
La flexibilidad de Turquía a la hora de ofrecer transferencias de tecnología y evitar concesiones políticas contrasta con los estrictos controles de exportación impuestos por Washington, en particular sobre el F-35, que ha sido negado a naciones como Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos debido a sus vínculos con Rusia o China.
Los cazas J-20 y J-31 de China, si bien son avanzados, conllevan un lastre geopolítico, lo que convierte a Turquía en un socio más neutral para Indonesia. Este cambio podría animar a otros países del Sudeste Asiático, como Malasia, a quien Turquía también ha contactado con el KAAN, a explorar alianzas similares.
Comentarios
Coheticos? que ignorancia, ojala aquí tuviéramos MLRS para saturar posiciones, recuerde que esto no es artillería de obús para pedirle precisión, pero se le adapta si se requiere, los Indonesios también tienen el ultimo modelo de este vehículo que es el Vampire que tiene control de tiro.
También hay que tener en cuenta que no todas las marinas pueden darse el lujo de poseer buques con capacidad de ataque a tierra o adquirir patrulleras especializados solo para instalar montajes con cohetes etc. Para mí es una opción totalmente válida si se quiere hostigar un puerto enemigo por ejemplo a una distancia de 50km. Obviamente es mucho mejor usar armamento guiado, pero ese armamento es sumamente costoso.
En la segunda guerra lo utilizaron bastante !!!!
No es ignorancia, es física.
Si inicia a lanzar y el buque se mueve por efecto de las holas, 3 grados en la horizontal y 5 grados en la vertical, a que distancia del blanco cae si el alcance es de 50 km?
Si que lo es:
1- No todas las costas tienen oleaje y en algunos casos la fuerza es distinta.
2- La FFAA que esta haciendo la prueba es la marina por lo tanto estan muy preparados para solventar esa física que menciona, ademas que el alcance del RM-70 estándar es de 40km.
El 27 de mayo de 2025, el medio de noticias de defensa Alert 5 informó que Indonesia está contemplando un cambio significativo en su estrategia de adquisiciones militares , potencialmente adquiriendo 42 aviones de combate J-10 chinos usados y reanudando las negociaciones para aviones Su-35 rusos.
Según el informe, que cita fuentes familiarizadas con el asunto, Indonesia, China y Rusia no han confirmado oficialmente estos planes. Sin embargo, se especula que podría anunciarse durante la Indo Defence Expo & Forum, programada del 11 al 14 de junio de 2025 en Yakarta.
Las posibles adquisiciones son una muestra de los continuos esfuerzos de Indonesia por modernizar su fuerza aérea en un contexto de seguridad regional complejo y limitaciones económicas. Si bien la justificación de estas medidas aún no está clara, podrían reflejar la necesidad de Indonesia de equilibrar costos, capacidad y alineación geopolítica en una región marcada por la escalada de tensiones y rápidos avances militares.
El viaje de Indonesia para modernizar su fuerza aérea ha sido una tarea compleja y a menudo tortuosa, determinada por una combinación de imperativos estratégicos, limitaciones económicas y presiones geopolíticas.
La Fuerza Aérea de las Fuerzas Armadas Nacionales de Indonesia [TNI-AU] opera una flota diversa pero antigua, compuesta principalmente por aviones F-16 estadounidenses, Su-27 y Su-30 rusos y Hawk 200 británicos.
Estas aeronaves, aunque aún están operativas, tienen dificultades para satisfacer las demandas de la guerra aérea moderna, especialmente a medida que potencias regionales como China, Australia y Singapur refuerzan sus fuerzas aéreas con plataformas avanzadas como el J-20, el F-35 y el Rafale. Durante la última década, Indonesia ha explorado múltiples opciones para abordar esta deficiencia, colaborando con diversos proveedores globales en la búsqueda de aviones de combate avanzados.
La búsqueda de nuevos cazas comenzó en serio alrededor de 2015, cuando Indonesia expresó su interés en el Su-35 ruso, un caza multifunción de generación 4++ conocido por su supermaniobrabilidad y sus avanzados sistemas de radar. Para 2017, se anunció un acuerdo por 11 Su-35, valorado en aproximadamente 1.140 millones de dólares, con un pago parcialmente compensado por productos indonesios como el aceite de palma y el café.
Sin embargo, el acuerdo enfrentó obstáculos significativos, principalmente debido a la amenaza de sanciones estadounidenses en virtud de la Ley para Contrarrestar a los Adversarios de Estados Unidos Mediante Sanciones (CAATSA). Un informe de Bloomberg de 2020 señaló que la administración Trump había presionado a Indonesia para que abandonara el acuerdo, alegando posibles sanciones, lo que llevó a Yakarta a cancelar oficialmente la compra en 2021.
Los funcionarios indonesios citaron limitaciones presupuestarias, pero los analistas sugirieron que la presión diplomática estadounidense fue un factor decisivo; un experto dijo: "Si Indonesia compra aviones franceses o estadounidenses después, será una prueba clara de que sucumbieron a la presión estadounidense".
Al mismo tiempo, Indonesia buscó plataformas alternativas para diversificar sus opciones. En 2016, se asoció con Corea del Sur en el programa KAI KF-21 Boramae, un caza de 4.5 generación diseñado para ofrecer aviónica avanzada y funciones de sigilo a un costo menor que el de aeronaves de quinta generación como el F-35.
El papel de Indonesia incluyó contribuciones financieras y técnicas, con el objetivo de adquirir hasta 50 aeronaves. Sin embargo, las dificultades financieras llevaron a una reducción en el compromiso de Indonesia, según informó AeroTime, lo que generó dudas sobre la viabilidad a largo plazo del programa para Yakarta.
A pesar de estos reveses, el KF-21 sigue siendo una piedra angular potencial de la futura fuerza aérea de Indonesia, con su radar avanzado y capacidades multifunción en línea con las necesidades del país.
En 2022, Indonesia se inclinó hacia Francia y firmó un contrato de 8.100 millones de dólares para la adquisición de 42 cazas Dassault Rafale. El Rafale, otra plataforma de 4,5 generaciones, ofrece aviónica de vanguardia, un conjunto de armas versátil y un rendimiento de combate comprobado, lo que lo convierte en una mejora significativa respecto a la flota actual de Indonesia.
El acuerdo, uno de los más grandes en la historia de defensa de Indonesia, fue visto como una alineación estratégica con los socios occidentales, particularmente a la luz de las preocupaciones por las sanciones estadounidenses sobre el equipo ruso.
Sin embargo, el alto costo del Rafale y los desafíos logísticos de integrar una nueva plataforma han provocado un debate interno, con algunos legisladores cuestionando si la inversión se alinea con las prioridades de defensa más amplias de Indonesia.
Más recientemente, Indonesia ha sido vinculada al TAI TF-X de Turquía, también conocido como KAAN, un caza de quinta generación en desarrollo. Si bien no se ha confirmado ningún acuerdo formal, las conversaciones sobre una posible cooperación reflejan el interés de Indonesia en la tecnología de próxima generación y su deseo de mantener diversas alianzas en materia de defensa.
El KAAN, con sus características sigilosas y sensores avanzados, representa un proyecto ambicioso, pero su cronograma de desarrollo y sus costos siguen siendo inciertos, lo que lo convierte en una perspectiva a largo plazo más que una solución inmediata.
El interés reportado en los cazas J-10 chinos, como lo destaca Alert 5, introduce una nueva e inesperada dimensión en la estrategia de adquisiciones de Indonesia. El J-10, desarrollado por la Corporación Aeroespacial de Chengdu de China, es un caza monomotor multifunción diseñado para competir con aviones occidentales como el F-16 y el Eurofighter Typhoon.
A diferencia del Rafale o el Su-35, el J-10 no ha sido anteriormente un contendiente destacado en los planes de Indonesia, lo que hace de esta posible adquisición un avance sorprendente que justifica un examen más detenido.
La búsqueda de nuevos aviones de combate por parte de Indonesia se debe a una confluencia de factores operativos, estratégicos y económicos. La flota actual del TNI-AU, si bien está en servicio, está cada vez más obsoleta en una región donde la superioridad aérea es crucial.
El Mar de China Meridional, foco de disputas territoriales entre China, Filipinas, Vietnam y otros países, pone de relieve la necesidad de contar con una fuerza aérea robusta, capaz de disuadir y responder rápidamente.
Los países vecinos han mejorado significativamente sus capacidades: China despliega el avión furtivo J-20, Australia opera el F-35 y Singapur adquiere Rafale. Esta carrera armamentística regional presiona a Indonesia para que se modernice y mantenga su credibilidad como potencia regional y proteja su vasto archipiélago, que abarca más de 17.000 islas y rutas marítimas cruciales.
En el ámbito económico, Indonesia enfrenta desafíos para financiar adquisiciones de defensa a gran escala. Con un presupuesto de defensa de aproximadamente 9 mil millones de dólares en 2024, el país debe equilibrar la modernización militar con otras prioridades, como la infraestructura y los programas sociales.
El elevado coste de plataformas como el Rafale, estimado en 200 millones de dólares por unidad, agota los recursos de Indonesia, lo que lleva a considerar opciones más asequibles, como aviones usados. Geopolíticamente, la política exterior no alineada de Indonesia la impulsa a diversificar sus alianzas en defensa, evitando la dependencia de un único proveedor.
Al relacionarse con Rusia, Francia, Corea del Sur, Turquía y ahora potencialmente China, Indonesia busca mantener una autonomía estratégica mientras enfrenta presiones de grandes potencias como Estados Unidos y China.
La posible adquisición de 42 cazas J-10 usados representa un cambio significativo respecto al reciente enfoque de Indonesia en plataformas occidentales y rusas. Varios factores podrían explicar este cambio, aunque la falta de confirmación oficial exige cautela. El costo es probablemente el principal factor.
Los J-10 usados, presumiblemente provenientes de la Fuerza Aérea del Ejército Popular de Liberación de China (PLAAF), podrían adquirirse a una fracción del costo de los nuevos Rafale o incluso los Su-35. Si bien el precio exacto no se ha revelado, un informe de 2022 publicado en Aero-bg.com indicó que la adquisición de 25 cazas J-10C por parte de Pakistán se estimó en 1.300 millones de dólares, lo que sugiere un costo unitario de aproximadamente 50 millones de dólares para las nuevas aeronaves.
Los J-10 usados podrían ser significativamente más baratos, potencialmente en el rango de 20 a 30 millones de dólares por unidad, lo que los convierte en una opción atractiva para una Indonesia consciente del presupuesto.
Estratégicamente, el J-10 podría resultar atractivo para Indonesia debido a su compatibilidad con el marco operativo existente de las Fuerzas Armadas de Indonesia (TNI-AU). El J-10 está diseñado para misiones multifuncionales, con capacidad para combate aire-aire, ataque terrestre y ataque marítimo, lo que responde a la necesidad de Indonesia de plataformas versátiles para patrullar sus extensas fronteras marítimas.
Su diseño monomotor ofrece menores costos operativos en comparación con cazas bimotores como el Su-35 o el Rafale, lo cual es crucial para un país con una infraestructura de mantenimiento limitada. Además, la disposición de China a ofrecer condiciones de financiación favorables o transferencias de tecnología podría endulzar el acuerdo, como se observa en sus acuerdos de defensa con otros países como Pakistán.
Sin embargo, la fiabilidad del informe de Alert 5 debe ser examinada con detenimiento. La afirmación se basa en «fuentes familiarizadas con el asunto», una frase común en los informes de defensa que puede empañar la credibilidad de la información.
Una posibilidad es que el informe refleje los esfuerzos de China por promocionar el J-10 en el mercado global. China ha comercializado agresivamente sus productos de defensa en los últimos años, y el J-10 ha ganado popularidad en países como Pakistán.
El momento de publicación del informe, antes de la Indo-Defence Expo, podría sugerir una filtración estratégica por parte de funcionarios chinos para generar interés o presionar a Indonesia para que firme un acuerdo. Por otro lado, el informe podría ser especulativo, impulsado por la continua exploración por parte de Indonesia de opciones rentables en lugar de un compromiso concreto.
Los recientes acontecimientos regionales también podrían influir en el interés de Indonesia. Las tensiones entre Pakistán y la India, en particular sus enfrentamientos aéreos de 2019, pusieron de relieve las capacidades del J-10, cuando, según informes, los J-10C pakistaníes tuvieron un buen rendimiento contra los cazas indios.
Esto podría haber despertado el interés de Indonesia, ya que el J-10 ofrece una plataforma probada y relativamente moderna a un costo menor que las alternativas occidentales. Sin embargo, la decisión de adquirir aviones usados plantea dudas sobre su estado, vida útil restante y compatibilidad con los sistemas existentes de Indonesia, que son predominantemente de origen occidental o ruso.
El J-10, a menudo conocido como el "Dragón Vigoroso", es una pieza clave de la fuerza aérea moderna de China, diseñado para cubrir la brecha entre los cazas de tercera y cuarta generación. Voló por primera vez en 1998 y entró en servicio con la Fuerza Aérea Popular de China (FAEPL) en 2004. El J-10 ha evolucionado a través de diversas variantes, cada una incorporando mejoras graduales en aviónica, motores y armamento.
El modelo base, el J-10A, presenta una configuración de ala delta con canards, lo que le proporciona una excelente maniobrabilidad. Está propulsado por un único motor Saturn AL-31F, un motor de diseño ruso también utilizado en el Su-27, que genera un empuje de 27,557 libras y una velocidad máxima de Mach 2.2.
El J-10A tiene un radio de combate de aproximadamente 550 millas y puede transportar hasta 12.000 libras de municiones, incluidos misiles aire-aire PL-12, bombas guiadas por láser y misiles antibuque.
El J-10B, presentado en 2013, incorpora mejoras como un radar de matriz escaneada electrónicamente activa [AESA], sistemas de guerra electrónica mejorados y una entrada supersónica sin desviadores para un mejor rendimiento del motor.
El J-10C también incluye características que mejoran el sigilo, como recubrimientos absorbentes de radar, aunque no es un avión furtivo auténtico. Según un informe de 2023 de Voennen-bg.com, el J-10 se considera un competidor directo del F-16 y el Su-27, capaz tanto de realizar misiones de superioridad aérea como de ataque terrestre.
Para Indonesia, el J-10 ofrece varias ventajas. Sus capacidades multifuncionales se alinean con la necesidad del TNI-AU de una plataforma versátil para abordar diversas amenazas, desde la defensa aérea hasta las patrullas marítimas.
Los costos relativamente bajos de adquisición y operación del avión lo convierten en una opción atractiva en comparación con el Rafale, cuyo precio es significativamente mayor. La compatibilidad del J-10 con los motores rusos también podría simplificar el mantenimiento en Indonesia, que ya opera Su-27 y Su-30.
Sin embargo, integrar una plataforma china en una flota dominada por sistemas occidentales y rusos plantea desafíos logísticos, como la capacitación, las piezas de repuesto y la interoperabilidad. Además, el estado de los J-10 usados es una preocupación crítica, ya que las aeronaves más antiguas pueden tener una vida útil limitada y requerir costosas renovaciones.
Desde una perspectiva crítica, el interés de Indonesia en el J-10 podría reflejar un compromiso pragmático más que una preferencia estratégica. El rendimiento del avión, si bien respetable, no está a la altura de la aviónica avanzada del Rafale ni de la potencia bruta del Su-35.
Su selección podría indicar una solución a corto plazo para cubrir las deficiencias de capacidad mientras Indonesia espera la entrega de los Rafale o un mayor desarrollo del KF-21. Por otro lado, la medida podría indicar una mayor alineación con China, que ha estado expandiendo su influencia en el Sudeste Asiático mediante la cooperación económica y militar. Sin embargo, este cambio podría tensar las relaciones con Estados Unidos, que históricamente ha visto con recelo las exportaciones chinas de defensa.
La supuesta reactivación del acuerdo con el Su-35 añade otra capa de complejidad. El Su-35, un caza bimotor supermaniobrable, ofrece un rendimiento superior en combate aire-aire, gracias a su radar Irbis-E, capaz de rastrear 30 objetivos a 400 kilómetros y atacar ocho simultáneamente.
Su capacidad de supercrucero (mantener velocidades supersónicas sin postcombustión) le otorga una ventaja sobre el J-10 en ciertas situaciones. Sin embargo, el elevado coste del Su-35 y la persistente amenaza de sanciones de la CAATSA lo convierten en una opción arriesgada.
Un informe de 2020 citó al comandante de defensa aérea de Indonesia, Eris Haryanto, describiendo al Su-35 como “ineficiente en comparación con aviones más modernos”, aunque esta afirmación puede reflejar la presión estadounidense en lugar de una evaluación objetiva.
La viabilidad de que Indonesia adquiera aviones J-10 depende de varios factores. Económicamente, el acuerdo parece viable, ya que las aeronaves usadas se ajustarían al presupuesto limitado de Indonesia. Estratégicamente, podría fortalecer los lazos con China, un socio comercial clave, manteniendo al mismo tiempo la postura no alineada de Indonesia. Sin embargo, los riesgos geopolíticos son significativos.
Estados Unidos, que ya influyó en la decisión de Indonesia de cancelar el acuerdo del Su-35, podría responder con presión diplomática o sanciones en virtud de la CAATSA, como se vio en sus advertencias a Egipto sobre un acuerdo similar con Rusia. Un informe de Bloomberg de 2020 señaló que Egipto se enfrentó a amenazas de sanciones estadounidenses por la compra del Su-35, lo que provocó su cancelación.
Además, la fiabilidad de los J-10 usados es una incógnita crítica. Si bien el rendimiento de la aeronave está bien documentado, las aeronaves más antiguas pueden requerir un mantenimiento exhaustivo, lo que anula el ahorro inicial en costos.
Los desafíos de integración, como la capacitación de pilotos y la gestión de la cadena de suministro, podrían complicar aún más el acuerdo. La experiencia de Indonesia con aeronaves rusas, que experimentaron problemas de mantenimiento, sugiere cautela al adoptar otra plataforma no occidental.
Que la posible adquisición de J-10 por parte de Indonesia sea una decisión bien pensada depende de sus prioridades estratégicas. Si el objetivo es expandir rápidamente las capacidades del TNI-AU a bajo costo, el J-10 podría servir como medida provisional hasta que plataformas más avanzadas como el Rafale o el KF-21 se integren plenamente.
Sin embargo, la decisión podría distanciar a los socios occidentales y complicar la logística de defensa de Indonesia. La reactivación del acuerdo del Su-35, de confirmarse, enfrenta obstáculos similares, con la inminente imposición de sanciones de la CAATSA.
En última instancia, las decisiones de Indonesia reflejan el delicado equilibrio entre mantener la soberanía, gestionar los costos y sortear las rivalidades entre grandes potencias en una región volátil. ¿Procederá Yakarta con estas adquisiciones, o se trata de otro capítulo en su larga historia de indecisión en materia de adquisiciones? Solo el tiempo, y quizás la Indo Defence Expo, lo dirán.
J10C y Rafale juntos.
Van y firman un memorándum de entendimiento con los Turcos por interés en el KAAN, estos les responden con una oferta directa por 50 aviones.
Proceden al día siguiente a firmar un memorándum de afirmación en su continua participación en el KF-21 todo esto mientras compran Rafale y preguntan por SU-57 y J10CE como si no fuera la mayor cosa en este mundo.
A cuantas bandas está jugando esta gente, una completa locura.
Diseñado para soportar la desafiante geografía de Indonesia, el P8 representa un enfoque moderno a la guerra blindada ligera, combinando alta movilidad, potencia de fuego modular y un motor híbrido respetuoso con el medio ambiente.
La máquina de 12 toneladas está propulsada por un sistema híbrido diésel-eléctrico de 450 caballos de fuerza, lo que le otorga una impresionante relación potencia-peso de 56 caballos de fuerza por tonelada.
Las capacidades anfibias del P8, combinadas con su transportabilidad aérea por el C-130 Hércules, lo convierten en un avión de respuesta rápida eficaz, diseñado para su despliegue en archipiélagos, particularmente en el sudeste asiático.
La torreta del P8 es el elemento clave de su sistema de combate. Está armada con un cañón automático de 30 mm controlado remotamente, capaz de atacar vehículos blindados ligeros, personal y estructuras en entornos urbanos. En el lado derecho de la torreta se encuentran dos lanzadores, probablemente para misiles guiados antitanque (ATGM), que permiten al P8 atacar objetivos más pesados. Es probable que la torreta también esté equipada con una ametralladora coaxial y diversos sensores, incluyendo ópticas para visión diurna y nocturna, y posiblemente una mira panorámica para el comandante.
Indonesia está a punto de adquirir 48 aviones de combate KAAN a Turquía, un acuerdo de 10 000 millones de dólares que representa uno de los mayores contratos de defensa en la historia turca, según el periodista turco Hakan Celik. La firma, finalizada hoy en la Indo Defence Expo & Forum de Yakarta, abarca una década y subraya el esfuerzo de Indonesia por modernizar su fuerza aérea en medio de las crecientes tensiones regionales.
El KAAN, un caza multifunción de quinta generación desarrollado por Turkish Aerospace Industries, representa la ambición de Turquía de competir en el mercado armamentístico mundial, con importantes contribuciones de Haluk Gorgun, presidente de la Agencia de la Industria de Defensa de Turquía. Este acuerdo no solo fortalece los lazos entre Yakarta y Ankara, sino que también marca un cambio en el panorama mundial de la defensa, ya que países como Indonesia buscan tecnología militar avanzada más allá de los proveedores occidentales tradicionales.
El acuerdo surge tras meses de estrechamiento de lazos entre Indonesia y Turquía. En abril, el presidente indonesio, Prabowo Subianto, expresó su interés en unirse al programa KAAN durante una reunión con el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, en Ankara, según informó la agencia de noticias indonesia Antara.
Subianto, exgeneral que asumió el cargo en octubre de 2024, ha priorizado el fortalecimiento de las capacidades militares de Indonesia para abordar los desafíos de seguridad en el Indopacífico, en particular en el disputado Mar de China Meridional. La decisión de adquirir aviones KAAN se produce en un momento en que Indonesia diversifica sus alianzas en defensa, tras haberse comprometido previamente a comprar 42 aviones franceses Rafale por 8.100 millones de dólares, con entregas previstas para 2026.
Sin embargo, el acuerdo con KAAN ofrece una ventaja estratégica, al proporcionar acceso a tecnología de vanguardia sin los estrictos controles de exportación que a menudo imponen países occidentales como Estados Unidos.
El KAAN, anteriormente conocido como TF-X, es un caza bimotor con capacidad furtiva, diseñado para reemplazar la anticuada flota turca de F-16 y competir con pesos pesados mundiales como el F-35 de fabricación estadounidense y el Chengdu J-20 chino. Su desarrollo comenzó en 2016, con Turkish Aerospace Industries a la cabeza del proyecto en colaboración con BAE Systems y Rolls-Royce para la tecnología de motores.
El avión realizó su primer vuelo el 21 de febrero de 2024, alcanzando los 8.000 pies y una velocidad de 230 nudos durante una prueba de 13 minutos, según Turkish Aerospace Industries. Un segundo vuelo tuvo lugar el 6 de mayo de 2024, ascendiendo a 10.000 pies, y el 6 de diciembre de 2024 se realizó una prueba de postcombustión bimotor. La aeronave presenta un diseño elegante y angular para minimizar la detección por radar, una velocidad máxima proyectada de Mach 1,8 y un radio de combate de aproximadamente 600 millas náuticas.
Su conjunto de sensores incluye un radar de matriz de barrido electrónico activo y sistemas de búsqueda y seguimiento por infrarrojos, lo que permite la integración con drones en red para la guerra aérea avanzada. Las autoridades turcas aspiran a entregar 20 aviones KAAN a su fuerza aérea para 2028, y la producción en serie aumentará a dos aeronaves al mes para 2029, según declaró Temel Kotil, director ejecutivo de Turkish Aerospace Industries.
Las capacidades multifuncionales del KAAN lo hacen versátil tanto para misiones aire-aire como aire-tierra, un factor clave en la decisión de Indonesia. A diferencia del Rafale, que carece de características furtivas avanzadas, el KAAN ofrece capacidades comparables a las de los cazas de quinta generación, lo que lo posiciona como una opción con visión de futuro para la Fuerza Aérea de Indonesia.
El desarrollo del avión ha avanzado rápidamente, con seis prototipos en construcción para pruebas de vuelo, el segundo de los cuales está previsto que comience a volar a finales de 2025, según Haluk Gorgun. Inicialmente propulsado por motores General Electric F110, se espera que el KAAN adopte motores de producción nacional para 2030, una medida que se alinea con el objetivo de Turquía de lograr autonomía en defensa. Esta ambición tecnológica es bien recibida por Indonesia, que busca reducir su dependencia de proveedores extranjeros mientras se enfrenta a un complejo entorno geopolítico.
La estrategia de defensa de Indonesia refleja un delicado equilibrio. Con un presupuesto de defensa para 2024 de aproximadamente 9.000 millones de dólares, el país enfrenta limitaciones económicas al financiar la modernización militar junto con ambiciosos proyectos de infraestructura, incluyendo una nueva capital de 34.000 millones de dólares.
El acuerdo con KAAN, valorado en más de 10 000 millones de dólares, equivale a aproximadamente 208 millones de dólares por aeronave, un precio competitivo con el del Rafale, pero significativamente inferior al del F-35, que puede superar los 400 millones de dólares por unidad al incluir los costes del ciclo de vida. Esta asequibilidad, sumada a la disposición de Turquía a participar en la transferencia de tecnología y la producción conjunta, convierte al KAAN en una opción atractiva.
El intento previo de Indonesia de adquirir los aviones Su-35 rusos, valorados en 1.140 millones de dólares por 11 aeronaves, se frustró en 2021 debido a las amenazas de sanciones estadounidenses en virtud de la Ley para Contrarrestar a los Adversarios de Estados Unidos mediante Sanciones, lo que pone de relieve los riesgos geopolíticos de depender de ciertos proveedores. Turquía, situada fuera de los bloques tradicionales de superpotencias, ofrece una vía intermedia, como señalan los analistas de defensa.
El ascenso de Turquía como exportador de defensa ha sido notable. En 2024, el país se ubicó como el undécimo mayor exportador de armas del mundo, con un aumento del 106 % en las exportaciones en los últimos cuatro años, según el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo.
El acuerdo de KAAN con Indonesia marca la primera exportación importante de un caza de quinta generación por parte de Turquía, basándose en éxitos anteriores como la venta de drones a países como los Emiratos Árabes Unidos y Pakistán. Haluk Gorgun, quien ha liderado el crecimiento de la industria de defensa turca, destacó la importancia del acuerdo en un comunicado en X, señalando que posiciona a KAAN como un competidor global.
El periodista Hakan Celik, informando desde Yakarta, se hizo eco de esta opinión, afirmando: «Dentro de poco, se firmará el documento histórico en esta mesa. El KAAN, desarrollado por Turkish Aerospace Industries, se incorporará a la competencia global con mayor fuerza». El acuerdo también se basa en colaboraciones previas en defensa, incluyendo un acuerdo de febrero de 2025 para la coproducción de drones y un acuerdo de abril de 2025 para una planta de producción conjunta de misiles con la empresa turca Roketsan.
Para Indonesia, la adquisición de KAAN aborda deficiencias críticas en su fuerza aérea, que depende de antiguos F-16 y Su-27 rusos. El Mar de China Meridional, foco de disputas territoriales entre China, Vietnam y Filipinas, exige una sólida presencia aérea.
Las capacidades de sigilo y sensores del KAAN mejoran la capacidad de Indonesia para proyectar poder y realizar vigilancia en aguas en disputa. El acuerdo también se alinea con el objetivo del presidente Subianto de aumentar el gasto en defensa al 1,5 % del PIB para 2029, frente a menos del 1 % en los últimos años, según The Strategist. Sin embargo, esta ambición debe enfrentarse a la realidad económica, ya que Indonesia equilibra las mejoras militares con las prioridades nacionales.
La política exterior no alineada del país impulsa la diversificación de sus socios de defensa, involucrando no solo a Turquía sino también a Francia, Corea del Sur y potencialmente China, que ha ofrecido 42 aviones J-10 usados, como informó Alert 5 en mayo de 2025.
El desarrollo del KAAN no ha estado exento de desafíos. La adquisición de motores sigue siendo un obstáculo, ya que Turquía depende de los motores de General Electric hasta que sus motores TRMotor nacionales estén listos. Bloomberg informó en diciembre de 2024 que la fabricación local de estos motores es una prioridad para Turkish Aerospace Industries para garantizar la independencia de la cadena de suministro. Las restricciones a la exportación de subsistemas críticos también podrían complicar las ventas futuras, como se señaló en un informe de enero de 2025 del Instituto Francés de Relaciones Internacionales.
A pesar de estos obstáculos, el progreso del KAAN ha llamado la atención de otras naciones. Según Turkish Minute, Arabia Saudita está considerando la compra de 100 aviones KAAN, tras las conversaciones mantenidas en diciembre de 2024 entre Gorgun y funcionarios de defensa saudíes. Azerbaiyán también se ha unido al programa KAAN mediante un acuerdo protocolario firmado en julio de 2023, aportando trabajadores e instalaciones de producción.
Las implicaciones del acuerdo trascienden las relaciones bilaterales. Al optar por el KAAN en lugar de alternativas occidentales como el F-35 o el F-15, Indonesia señala un cambio en la dinámica de defensa del Indopacífico. Estados Unidos, un actor clave en la región, se enfrenta a una menor influencia a medida que los países recurren a proveedores no tradicionales.
La flexibilidad de Turquía a la hora de ofrecer transferencias de tecnología y evitar concesiones políticas contrasta con los estrictos controles de exportación impuestos por Washington, en particular sobre el F-35, que ha sido negado a naciones como Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos debido a sus vínculos con Rusia o China.
Los cazas J-20 y J-31 de China, si bien son avanzados, conllevan un lastre geopolítico, lo que convierte a Turquía en un socio más neutral para Indonesia. Este cambio podría animar a otros países del Sudeste Asiático, como Malasia, a quien Turquía también ha contactado con el KAAN, a explorar alianzas similares.
https://bulgarianmilitary.com/2025/06/11/indonesia-buys-48-turkish-kaan-jets-in-10b-defense-deal-triumph/
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