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Datos de la guerra del golfo 1991

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Editado Fri, 24 August 2012
en Otros conflictos #1
La lucha contra los SCUD.

El segundo día de la batalla aérea Irak lanzó su primera batería de misiles contra Israel. Los medios de comunicación anunciaron enseguida que se trataba de Scud-B de fabricación soviética, y ese nombre se utilizó durante toda la guerra. En realidad, no se trataba en absoluto de misiles Scud.

El Scud verdadero era un misil soviético torpe y obsoleto, de los que Irak había adquirido novecientos varios años antes. Tenía un alcance inferior a los trescientos kilómetros y estaba provisto de una carga explosiva cercana a la media tonelada. No volaba guiado, y en su forma original podía impactar en cualquier parte en un radio de unos ochocientos metros de su objetivo.
Desde el punto de vista de Irak, había sido una compra prácticamente inútil. Esos misiles no pudieron llegar a Teherán durante la guerra entre Irak e Irán y, desde luego, no podían llegar a Israel ni siquiera si los lanzaban desde la frontera más occidental de Irak.
Entretanto, los iraquíes habían hecho algo en apariencia excéntrico con los misiles. Habían cortado los Scud en pedazos, con ayuda de tecnología alemana, usando tres de ellos para crear dos nuevos cohetes. Lo menos que podría decirse del nuevo cohete Al Husayn era que se trataba de una chapuza.
Mediante la adición de depósitos de combustible complementarios, los iraquíes habían aumentado el alcance a 650 kilómetros, de manera que podía, como en efecto ocurrió, alcanzar Teherán e Israel. Pero la carga útil había quedado reducida a unos patéticos ochenta kilos. Su orientación, que siempre había sido errática, era ahora caótica. Dos de ellos, lanzados contra Israel, no sólo no cayeron en Tel Aviv sino que sobrevolaron todo el territorio israelí y cayeron en Jordania.
No obstante, como arma terrorista, casi surtió efecto. Aunque el número total de cohetes Al Husayn que cayeron en Israel tenían menos carga útil que una sola bomba americana de mil kilos lanzada sobre Irak, causaron en la población israelí algo que se aproximaba al pánico.
Estados Unidos respondió de tres maneras. Hasta mil aviones aliados fueron desviados de sus tareas asignadas sobre Irak para buscar los emplazamientos fijos de cohetes y las todavía más esquivas lanzaderas móviles.
Baterías de misiles Patriot americanos fueron enviadas a Israel al cabo de unas horas, con el fin de que derribaran a los cohetes iraquíes, pero sobre todo para persuadir a Israel de que se mantuviera al margen de la guerra.
Y por último, los SAS y, más adelante, los Boinas Verdes americanos fueron enviados al desierto occidental de Irak para que buscaran las lanzaderas de cohetes móviles y las destruyeran con sus propios misiles Milan o pidieran por radio ataques aéreos.
Aunque saludados como los salvadores de toda la creación, los Patriot tenían un éxito limitado que no era culpa suya, pues el fabricante, Raytheon, los había diseñado para que interceptaran aviones, no misiles, y fueron rápidamente adaptados a su nuevo papel. La razón de que casi nunca alcanzaran a uno de los misiles que llegaban no fue revelada.
Lo cierto era que, al ampliar el alcance del Scud convirtiéndolo en el Al Husayn, los iraquíes también habían aumentado su altitud. El nuevo cohete, que en su vuelo parabólico penetraba en el espacio interior, se ponía al rojo vivo al descender, algo para lo que el Scud no había sido diseñado. Cuando entraba de nuevo en la atmósfera terrestre se desintegraba. Lo que descendía sobre Israel no era un cohete entero, sino un cubo de basura caído del cielo.
Cuando el Patriot realizaba su cometido, ascendía para interceptar al otro misil y no se encontraba con una pieza de metal que avanzaba hacia él, sino con una docena. Así pues, su minúsculo cerebro le decía que debía hacer aquello para lo que estaba diseñado, es decir, ir en busca de la pieza más grande. Esta pieza solía ser el depósito de combustible vacío, que caía descontroladamente. La cabeza explosiva, mucho más pequeña y separada del resto del misil al producirse la fragmentación, descendía en caída libre. Muchas no llegaban a estallar, y la mayor parte de los daños sufridos por los edificios israelíes se debieron al impacto.
Si el llamado Scud era un terrorista psicológico, el Patriot era un salvador psicológico. Pero la psicología surtía efecto siempre y cuando formara parte de la solución.
Otra parte era el pacto de tres puntos convenido secretamente entre Estados Unidos e Israel. El primer punto se refería a la entrega gratuita de los Patriot, en tanto que el segundo era la promesa del cohete Arrow, muy mejorado, en cuanto estuviera listo, alrededor de 1994. (Nota: el Arrow es de desarrollo israelí. El segundo punto era de transferencia de tecnología para su puesta a punto. También se entregaron en forma gratuita 50 F-16 A/B y 13 F-15 A/B ).
El tercer punto era el derecho de Israel a elegir hasta un centenar de blancos adicionales que las fuerzas aliadas se encargarían de destruir. Se trataba, principalmente, de objetivos en Irak occidental que afectaban a Israel. Debido a su posición geográfica, ninguno de esos blancos tenía nada que ver con la liberación de Kuwait, en el otro lado de la península arábiga.
Los cazabombarderos de las fuerzas aéreas estadounidense y británica asignados a la caza de Scud tuvieron muchos éxitos. Sin embargo, la CIA se mostró escéptica, lo que despertó las iras de los generales Chuck Horner y Schwarzkopf.
Dos años después de la guerra Washington negó oficialmente que una sola lanzadera móvil de misiles Scud hubiera sido destruida por los bombardeos aéreos, una sugerencia que todavía hoy encoleriza a cualquiera de los pilotos que participaron. El hecho fue que la mashirovka volvió a engañar en gran manera a los pilotos. (Nota: Mashirovka, palabra rusa para designar el arte de disimular algo para que pase inadvertido o parezca otra cosa.).
Antes de lanzar sus ataques con cohetes, Bagdad había confeccionado centenares de falsas lanzaderas móviles de Scud. Éstas estaban camufladas, al igual que las reales, de modo que se confundieran con el paisaje.
Los iraquíes acostumbraban a sacar por la noche los tubos de chapa metálica montados en la caja plana de un camión, y al amanecer prendían fuego a un barril de petróleo y desechos de algodón que estaba en el interior del tubo. Muy lejos de allí, los sensores de los AWACS captaban la fuente de calor y las registraban como un lanzamiento de misil. Los cazas se dirigían al emplazamiento, hacían su trabajo y afirmaban haber acabado con una lanzadera.
A los hombres del SAS no era posible engañarles de esa manera. Aunque eran muy pocos, acudían al desierto occidental en sus Landrover y motos, se escondían, soportando el calor ardiente del día y el frío helado de la noche, y observaban. A doscientos metros podían ver qué era una verdadera lanzadera y qué era una falsificación.
Cuando las lanzaderas de cohetes eran sacadas de sus escondites en las alcantarillas bajo las carreteras y debajo de los puentes donde permanecían ocultas para eludir la observación aérea, los silenciosos hombres camuflados en la escarpaduras del terreno las vigilaban a través de sus prismáticos. Si había demasiados iraquíes alrededor, pedían discretamente por radio que se procediera al ataque aéreo. En caso de que fuese factible, usaban sus propios misiles anticarro Milan, que producían un gran estruendo cuando alcanzaban el depósito de combustible de un auténtico Al Husayn.
Pronto se puso de manifiesto que existía una línea invisible que iba de norte a sur en el desierto. Al oeste de esa línea, los cohetes iraquíes podían llegar a Israel, mientras que al este su alcance era corto. El trabajo consistía en aterrorizar a las tripulaciones iraquíes para que no se atrevieran a aventurarse al oeste de esa línea, sino que disparasen al este de la misma y mintieran a sus superiores. La operación duró ocho días, al cabo de los cuales cesaron los ataques con cohetes contra Israel y no se reanudaron.
Más adelante fue utilizada como línea divisoria la carretera entre Bagdad y Jordania. Al norte de ella estaba el paraíso septentrional de los Scud, terreno de las Fuerzas Especiales estadounidenses que iban allá en helicópteros de largo alcance. Por debajo de la carretera estaba el pasadizo meridional de los Scud, competencia del Servicio Aéreo Especial (SAS). Cuatro excelentes profesionales murieron en aquel desierto, pero llevaron a cabo la tarea que les había sido encomendada, en tanto que una tecnología que costaba miles de millones de dólares había sido engañada.

Frederick Fordyth, investigación para su libro The fist of God.

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Comentarios

  • Bajas Iraquíes en la guerra de 1991.

    A propósito de la guerra de 1991. Siempre he escuchado que la cifra de bajas de Irak ascendió a unos 100.000 muertos. Pero hace algunos años llegó a mis manos un informe de la Agencia de Inteligencia de Defensa de Estados Unidos (US DIA), en que se dice que las bajas fueron mucho menos. Que incluso podía ser que no pasaran de 1.500 (sí, mil quinientos).

    También en un artículo publicado en Foreign Policy, John Heidenrich dice que el número de iraquíes en el teatro de operaciones fue mucho menor al que se pensó en un comienzo. La prudencia militar dictó que el pentágono estimara el máximo número posible. Ésto llevó a 500.000, lógico si todas las unidades iraquíes hubieran estado al 100%.
    Heidenrich cree que el total antes de las hostilidades era inferior a 400.000, basado en reportes de prisioneros. Éstos dicen que las unidades estaban completadas sólo entre 50% y 75%. Este número decayó rápidamente cuando comenzaron los bombardeos aéreos. Decenas de miles de hombres desertaron. Quizá sólo entre 200.000 y 300.000 hombres se quedaron a luchar.
    Basado en los reportes de prisioneros iraquíes, Heidenrich calcula que los bombardeos produjeron sólo un 2% de bajas. Incluso esta cifra podría ser de un 1%. El principal objetivo de los bombardeos era destruir el material, no matar hombres enterrados.
    Con un nivel de 300.000, y usando la razón de 1-2 por ciento (y usando el tradicional "tres heridos por un muerto") la cifra de bajas sería de 750-1.500 muertos y 2.250-4.500 heridos para la campaña aérea.
    En la campaña terrestre, similares fórmulas dan desde "pocos cientos" hasta un máximo absoluto de 6.500 muertos y 19.500 heridos. Esto sería en el caso de que todos los vehículos alcanzados estuvieran con sus tripulaciones a full, y no hubiera sobrevivido ninguno.
    Heidenrich puntualiza que de los 71.000 iraquíes tomados prisioneros, sólo 2.000 estaban heridos. Y al hecho de que las fuerzas americanas sólo enterraron 571 iraquíes.
    La estimación de bajas civiles asciende a menos de 1.000 muertos.
    El Pentágono habría estado temeroso de dar a conocer estas cifras por la reacción del congreso. El pueblo americano, y los congresistas, se habían acostumbrado al recuento de bajas enemigas que se publicitó tanto en la guerra del Vietnam.
  • DarioLopez
    DarioLopezColaborador, EMC Subteniente
    Colaborador, EMC Subteniente
    Batalla de Tanques en 73 Easting

    La batalla de 73 Easting fue un enfrentamiento de la Guerra del Golfo llevado a cabo el 26 de febrero de 1991 entre fuerzas blindadas de EUA y Reino Unido contra la Guardia Republicana iraquí. La batalla tuvo lugar a aproximadamente 50 kilómetros de Al Busayyah, donde se había producido otro enfrentamiento horas antes. El nombre "73 Easting" proviene del sistema de coordenadas mercator que se utilizaba para medir el avance a través del desierto.

    La principal unidad estadounidense en la batalla fue el 2do Regimiento de Caballería, que era básicamente un elemento de reconocimiento del 7mo Cuerpo. La vanguardia aliada también incluía a la 3ra División Blindada, la 1ra división de Infantería y la 1ra División Blindada británica.

    La noche del 23/24 de febrero, de acuerdo con el plan del General Norman Schwarzkopf para el asalto por tierra, llamado Operación Sable del Desierto, el 7mo Cuerpo se aproximó hacia el este desde Arabia Saudita en direccción a Irak. El 7mo Cuerpo tenía dos objetivos: cortar la retirada de Kuwait, y destruir cinco divisiones de la Guardia Republicana cerca de la frontera Irak-Kuwait que pudieran atacar a las unidades árabes y de marines que entraban a Kuwait al sur. La resistencia iraquí fue en un principio ligera e inefectiva, y el 2do Regimiento de Caballería no vio mucho combate hasta el 25 de febrero.

    El significado de la batalla de 73 Easting

    El 2do Regimiento de Caballería, que avanzó entre las divisiones 12 y Tawakalna iraquíes, fue la única unidad terrestre estadounidense que fue decididamente superada en número. Sin embargo, los tres escuadrones del 2do Regimiento junto con las dos brigadas de vanguardia de la 1ra División de Infantería destruyeron dos brigadas iraquíes (la 18va Brigada Mecanizada y la 37ma Blindada) de la División Tawakalna. Sólo el 2do Regimiento de Caballería destruyó cerca de 85 tanques, 40 transportes blindados de personal y más de 30 otros vehículos, además de varios sistemas de artillería antiaérea durante la batalla. El equivalente a una brigada iraquí fue destruido en 73 Easting; fue la primera derrota en tierra de la Guardia Republicana. La mayoría de las otras brigadas iraquíes se retiró en las siguientes 24 horas.

    12 soldados estadounidenses fueron muertos por fuego iraquí y otros 57 heridos por fuego amigo. Aproximadamente 600 iraquíes fueron heridos o muertos, y un gran número de tanques iraquíes fue capturado o destruido.







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