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La guerra de Corea

DarioLopez
DarioLopezColaborador, EMC Subteniente
Colaborador, EMC Subteniente
Editado Tue, 14 August 2012
en Otros conflictos #1
Se da inicio a este debate para conocer las historias, las anecdotas y todo aquello que hace referencia a las vivencias de la Guerra de Corea.



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Comentarios

  • DarioLopez
    DarioLopezColaborador, EMC Subteniente
    Colaborador, EMC Subteniente
    La historia del veterano de guerra que fue rescatado de un basurero

    Guerra de Corea fue cruenta y los colombianos participaron en algunos de sus momentos cruciales.

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    Foto: Diego Santacruz

    Hernando Piñeros luchó en la guerra de Corea. Hoy, vive en un geriátrico y pide ayuda del Gobierno.
    Cuando lo encontró la Policía en medio de basura en un potrero de Soacha (Cundinamarca), no tenía papeles. Nadie sabía quién era. Como un anciano más, fue llevado al hospital de ese lugar.

    Pasaron los meses y pronto, a través de la gestión de una trabajadora social, se logró que, a sus más de 80 años, volviera a tener cédula. Entonces, la identidad reapareció.

    Se trataba de Hernando Piñeros, un excombatiente de la guerra de Corea que, después de regresar de poner el pecho en nombre de Colombia, había sido olvidado. Estaba en total abandono. Las gestiones del hospital por dar con su familia fueron en vano.

    Piñeros relata ahora, desde un hogar geriátrico de Fusagasugá, que sus papás -lo único que tenía- murieron cuando él era un niño. "Por desidia del sistema de salud, los tuve que ver morir", dice pausadamente, mientras toma aire. A los 85 años, no puede decir más de cinco palabras seguidas sin quedarse sin aliento. Pero hace un esfuerzo para continuar hablando y asegurar que esa misma "desidia" del Estado, que mató a sus padres, ahora lo está matando a él.

    Y no exagera. De no haber sido porque sus compañeros, también excombatientes y miembros de la Asociación Colombiana de Veteranos de la Guerra de Corea (Ascove), lo rescataron, Piñeros seguiría en la mendicidad, como permaneció durante muchos años después de llegar de guerrear.

    Piñeros repite: "La guerra es para valientes", atrapado en una silla de ruedas de donde, de acuerdo con el parte médico, no se volverá a parar. Por su edad -cuenta el presidente de Ascove, Hernando Gómez-, una operación para solucionar la fractura de cadera que padece es peligrosa. Además, los problemas respiratorios que padece podrían agravarse.

    Gómez recuerda muy bien los momentos que vivió con Piñeros en Corea. Trata de disimular las lágrimas, pero no puede. Dice que ese hombre, al que hoy él y sus compañeros le están ayudando -con el pago del geriátrico, llevándole ropa y comida y desplazándolo en la silla de ruedas-, fue ejemplar cuando tuvieron que salir de Colombia para combatir, sin saber si regresarían.

    "Cumplimos con un compromiso del país, atendiendo el llamado de Naciones Unidas, junto a otras 18 naciones", dice. Para los orgullosos excombatientes, el Ejército de Colombia ganó mucho después de haber participado de la guerra de Corea. "Cambió, se puso a la altura del ejército más moderno", asegura.

    Rememora el papel que cumplió el hombre al que hoy ven postrado en una silla de ruedas y a quien le dan ánimo para que no caiga.

    "Piñeros era cabo primero del pelotón de sanidad del Ejército. Era nuestro instructor de rescate, de primeros auxilios, de combate (...). En los momentos de peligro, siempre buscaba hacerme a su lado para sentirme seguro", cuenta su compañero, quien, mes a mes, junto con otros veteranos, lo visita, le da ánimos y le recuerda que, a pesar de todo, no está solo.

    El hombre que hoy se ve tan frágil fue el que un día -según su relato- decidió dar un paso al frente cuando en el batallón Ricaurte, en Bucaramanga, un superior preguntó: "¿Quién quiere ir a la guerra?".

    Así, partió con destino a lo desconocido, con la idea de cumplir una misión, en junio de 1951. Regresó en julio de 1953 con los dedos de sus manos mutilados, pero con el orgullo de haber sido uno de esos miles de hombres que ayudaron a combatir la agresión de la que había sido objeto la República de Corea.

    "Era alto y fuerte. De músculos pronunciados. Muy disciplinado, pero sobre todo estricto dentro de lo humano. (...) ¿Cómo después de 60 años y con ese recuerdo vivo podíamos dejarlo tirado? Ayudarlo y acompañarlo es lo mínimo que podemos hacer por él", dice Gómez.

    Según cifras que maneja Ascove, "en Corea murieron en acción 131 oficiales, suboficiales y soldados, y desaparecieron 69. El número de heridos ascendió a 448". Hernando Piñeros fue uno de los tantos que sobrevivieron, pero tal vez uno de los pocos que a su regreso corrieron con tan mala suerte.

    A pesar de haber vivido en absoluta pobreza y de estar ahora bajo la caridad de sus compañeros, que con recursos propios lo mantienen, Piñeros no ha podido recibir la única ayuda que el Gobierno ofrece a los veteranos de la guerra de Corea.

    Se trata de un subsidio otorgado por la Ley 683 del 2001 por valor de dos salarios mínimos mensuales legales vigentes, para acceder al cual es necesario demostrar la condición de "indigente", es decir, que no está en condición de sostenerse él mismo.

    Pedro Vergara, otro excombatiente y quien figura como apoderado de Piñeros ante la ausencia de su familia, se pregunta: "¿Qué es lo que tenemos que hacer para llamar la atención del Estado para recibir ayuda, por lo menos la que manda la ley?".

    Recuerda que el paso del Batallón Colombia, al que pertenecía, por la guerra de Corea fue mucho más de lo que gente se puede imaginar.

    "Éramos unos jóvenes a los que no nos importó arriesgar la vida con tal de cumplir con el compromiso que teníamos en la defensa y respaldo a una nación como Corea. El papel de nuestro país radicó en ayudar a salvar una democracia y a buscar la paz", sentencia Vergara, quien insiste en decir que no entiende por qué su compañero, a pesar de demostrar que fue uno de ellos, no recibe todavía una ayuda del Estado.

    Y el cuestionamiento se lo lleva haciendo desde principios de este año, cuando -según afirma- entregaron el caso de Piñeros (con todos los documentos que certifican que fue combatiente de la guerra de Corea) a la oficina de prestaciones sociales del Ministerio de Defensa, que hasta el momento no ha resuelto la situación.

    "Los papeles de él están allá; nos dijeron que esperáramos unas semanas para tener una respuesta", cuenta Pedro, abanderado de la causa de Hernando.

    Al cierre de esta edición, el Ministerio de Defensa no había respondido a la solicitud de este diario para saber por qué Piñeros no recibe el subsidio.

    Por lo pronto, él seguirá librando la batalla más dura, la del olvido.

    "Tiene que haber un sistema para que todos los miembros del Ejército reciban ayuda por el simple hecho de haberle servido a la patria", dice, mientras sus compañeros le imponen la más reciente medalla que, por sus méritos en Corea, ha recibido.

    "Esto solo sirve para recordar quiénes fuimos", asegura, mientras agarra la presea dorada, y reitera: "La guerra es solo para valientes".

    Colombia en Corea
    La guerra de Corea empezó en junio de 1950, por la invasión de Corea del Norte a Corea del Sur. El conflicto involucró a EE. UU. y 19 naciones. El entonces presidente Laureano Gómez atendió el llamado de Naciones Unidas y envió al Batallón Colombia, en agosto del 51. En julio del 53 las dos Coreas firmaron un armisticio para suspender la acción bélica. Por esos días, Hernando Piñeros regresó a Colombia, pero la mayoría de de sus compañeros permanecieron un año más. Entre los combates más duros, los colombianos recuerdan la sangrienta batalla 'Old Baldy', que duró 10 días, y las acciones en los cerros 180 y 400.

    Sally Palomino Carreño
    Redacción ELTIEMPO.COM
    salpal@eltiempo.com

    http://www.eltiempo.com/colombia/bogota/la-historia-del-veterano-de-guerra-que-fue-rescatado-de-un-basurero_12124947-4

    Galeria Fotografica: http://www.eltiempo.com/Multimedia/galeria_fotos/colombia5/hernando-pineros-lucho-en-la-guerra-de-corea_12126013-5
  • Daniel_Vega
    Daniel_VegaForista Técnico de Quinto Grado
    Forista Técnico de Quinto Grado
    dlopez, gracias por la invitación a este thread... tengo un tío que es veterano de la guerra de Korea, voy a ver como hablo con el y le cuento las impresiones que me dé. saludos
  • DarioLopez
    DarioLopezColaborador, EMC Subteniente
    Colaborador, EMC Subteniente
    Señor Daniel, buenos días.

    Sería una colección de anécdotas, experiencias, recuerdos y vivencias relatadas de primera mano por aquellos que tuvieron la "oportunidad" de vivirla.

    Seria guardar un pedazo de nuestra historia trasmitida de forma oral y almacenada en los medios magnéticos para la posterioridad.

    Un cordial
  • DarioLopez
    DarioLopezColaborador, EMC Subteniente
    Colaborador, EMC Subteniente
    Editado Wed, 15 August 2012 #5
    Video y comentario de la pagina del usuario Sebastian201 de YouTube



    "Medios proporcionados por el Museo de historia Militar de Colombia y Veteranos de la Guerra, Video Representativo" Con gallardia y dedicacion sin presedentes los hombres del batallon colombia lo demostraron claramente.

    historia:Inmediatamente el secretario de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) formula la petición de ayuda para las fuerzas aliadas respondiendo a la llamada naciones como Australia, Bélgica, Luxemburgo, Canadá, Grecia, Holanda, Francia, Turquía, entre otras, y Colombia fue el único país hispanoamericano que respondió a la llamada para enviar tropas a la Guerra de Corea.

    El gobierno ofreció una unidad naval a las fuerzas aliadas y dos semanas más tarde agregó a su compromiso un batallón de infantería, que aún no existía. Aceptadas ambas unidades, la fragata Almirante Padilla zarpó de Cartagena hacia la base naval de San Diego California, bajo el mando del capitán de corbeta Julio César Reyes Canal, con el fin de adelantar reparaciones y adecuación de su equipo para la misión de guerra y un período de entrenamiento para su tripulación. En cuanto al cuerpo de infantería, el Decreto 3927 de diciembre de 1950 creó el Batallón de Infantería Nº 1 Colombia, con destino al ejército de las Naciones Unidas en Corea.

    De los 4.314 combatientes colombianos que tomaron parte en el conflicto asiático, 111 oficiales y 590 suboficiales participaron en operaciones de guerra y el resto en la vigilancia del armisticio, recibiendo para el efecto el mismo entrenamiento intensivo de los anteriores. El saldo final de la guerra para el batallón Colombia fue de 639 bajas de combate (un poco más del 15% de los efectivos) distribuidas entre 163 muertos en acción, 448 heridos, 28 prisioneros canjeados y dos desaparecidos. Eso le permitió a Colombia en términos humanos figurar en el listado de naciones libres defensoras de la libertad y la democracia de acuerdo con el perfil político de la época. Para un ejército pequeño ese casi millar de profesionales, diseminados a su regreso por todos los cuerpos de tropas del país, significaron una importante inyección de modernidad.4

    En general, el nivel logístico de la actuación militar colombiana fue el más beneficiado; se subsanaron las deficiencias y carencias en términos de evacuación de heridos, muertos, material de guerra y mantenimiento de equipos, desempeño de unidades al servicio del orden público, entre otros. Todas estas tácticas y técnicas de combate puestas en práctica redundaron en beneficio del esfuerzo por controlar el orden público interior, el cual se veía seriamente afectado por el creciente bandolerismo y la formación de guerrillas y grupos de resistencia civil y armada a mediados del siglo XX.

    Aparecieron numerosas publicaciones militares sobre las experiencias de la guerra, y varias cátedras nuevas en las escuelas militares a cargo de los oficiales que tuvieron la experiencia de la guerra.5

    Según la versión oficial de los altos oficiales de los ejércitos involucrados, y del gobierno colombiano, "La participación de los militares colombianos, fue esencial para lograr solucionar la Guerra de Corea, ellos ofrecieron sus servicios a la patria y al mundo al colaborar en esta importante misión y alcanzar la paz mundial".
    Los militares colombianos dejaron muy en alto el nombre del país ante sus pares de todas las Fuerzas de las Naciones Unidas.Los siguientes recibieron el reconocimiento del gobierno de los Estados Unidos quien les otorgo las condecoraciones Estrella de Plata y Estrella de Bronce "V" al valor y por servicios meritorios a los siguientes miembros del Batallón Colombia:
    Estrellas de Plata y Estrellas de Bronze.

  • DarioLopez
    DarioLopezColaborador, EMC Subteniente
    Colaborador, EMC Subteniente
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    Ejército despidió a veterano que participó en la guerra de Corea

    Bucaramanga. Efectivos de la Segunda División del Ejército, rindieron honores militares al sargento primero Celio Valenzuela Rojas, veterano de la guerra de Corea que falleció el pasado fin de semana, en la capital santandereana.

    Las honras fúnebres del suboficial, que se destacó por representar al Ejército de Colombia en la batalla emblemática del lejano país, se cumplieron en el cementerio Jardines La Colina, donde se reunieron familiares, amigos y personal militar para dar el último adiós al excombatiente.

    Valenzuela Rojas, además de aportar historia a la institución, por años cautivó la admiración de la población santandereana por su gran legado y por participar en los tradicionales desfiles militares del 20 de Julio.

    Jorge Valenzuela Suárez, resaltó la valentía de su padre durante la guerra, despertó en él admiración, la cual fue su principal motivación para convertirse en oficial de la Fuerza Aérea al servicio del país.

    Por su parte, Humberto Joya Celis, ex combatiente de la guerra de Corea y amigo personal del suboficial, expresó su profundo pesar por la pérdida de un hombre que estuvo dispuesto a luchar representando su patria, aún en tierras extranjeras y que además siempre procuró el bienestar de sus compañeros sobrevivientes de la guerra.

    Fuente: Oficina de Prensa - Quinta Brigada
    03.09.2012

    http://www.cgfm.mil.co/CGFMPortal/faces/index.jsp?id=16935

    Posdata: Perdon lo tarde de la informacion, pero hasta ahora la encontre
  • RENAULT_4
    RENAULT_4Forista Soldado
    Forista Soldado
    QUIERO COMPARTIRLES ESTO:

    21 de mayo de 1951, inicialmente, mil sesenta hombres al mando del coronel Jaime Polaina Pullo, comandante del Batallón Colombia pisaron tierras coreanas con un único fin, luchar.

    Hildebrando Vélez Velásquez recuerda cuando disparó por primera vez un arma, teniendo apenas 16 años. Colombia estaba convulsionando. La violencia en el país acababa de estallar con el cruento asesinato de Jorge Eliécer Gaitán.

    Durante un año, Hildebrando combatió las guerrillas en las montañas cafeteras, pero ante la propuesta él no titubeó. En el furor del otoño de 1952 decidió embarcarse en el séptimo relevo del Batallón Colombia. “Yo me fui como voluntario, pero cuando uno llega a Corea ya le da nostalgia por estar en un país tan lejano”, comenta a sabiendas de que en Corea el enemigo era mucho más numeroso que en las montañas de los Andes.

    Después de un entrenamiento de unos cuatro meses en Colombia que resultaron ser tres, más otras seis semanas de puro orden abierto en Corea del Sur, Hildebrando tomó su fusil M1 de 8 cartuchos y supo que era ya inevitable evadir los destellos que había visto desde el barco a su arribo, los mismos que esta vez vería pero sobre su cabeza.

    El choque armado era inevitable, por eso un sacerdote impartía una bendición a toda las escuadras que saldrían a patrullar, porque a lo mejor ése sería el último aliciente en sus vidas.

    Las batallas

    El arrojo de los 5.100 soldados colombianos (4.314 de infantería y 786 de la marina) quienes batallaron en la guerra de Corea, que por cierto es la única guerra internacional en la que ha intervenido el país, les sirvió para ganarse el reconocimiento internacional como unos de los mejores soldados del mundo.

    “Me tocaron dos combates muy fuertes” expresa Hildebrando mientras se acomoda en su silla, preparándose para un gran discurso.
    El calendario marcaba el 10 de marzo de 1953, cuando su pelotón fue destinado a la operación Cerro 180, punto estratégico para lograr el avance de las tropas, tanto que ese lugar “cambió de dueño unas 24 veces, es decir hubo unas 24 batallas”.

    Pero ese solo fue el abrebocas para lo que se le venía al Batallón Colombia. Cerca de cuatro mil integrantes del Ejército Rojo lanzaron una gran ofensiva contra las tropas occidentales en lo que se denominó “El Triángulo de Hierro”. “Ese día atacaron tres puestos que fueron el Port Chop, el Old Baldy y Caballo Blanco, querían hacer un avance para llegar reforzados a la mesa de conferencias”, dice Hildebrando.

    Dos días después de que él viera como 12 de sus compañeros yacían en el Cerro 180, Hildebrando fue encomendado a otra misión casi suicida. El Old Baldy esperaba por él.

    Un fuego de artillería fue la bienvenida. Cuatrocientos compatriotas luchaban contra más de un millar de chinos.

    Hasta el 23 de marzo, las tropas del Batallón Colombia estuvieron sitiados por las explosiones de la artillería. “Esos 11 días fueron muy fuertes, se dice que cayeron unas 1.500 bombas”, comenta.

    En una de tantas funciones en el campo de batalla, Hildebrando conformó las patrullas de escucha, donde “encavados” armados con sus fusiles y un micrófono escuchaban cualquier movimiento sospechoso, que al mínimo indicio de presencia del enemigo, informaban las coordenadas y caía una abundante ráfaga de ametralladora. “Esos huecos tienen una numeración, entonces las ametralladoras están emplazadas hacia esos sitios. Si uno siente ruidos por un paso de tropas informa que de ese puesto de escucha está pasando tropa enemiga, entonces empiezan a disparar las ametralladoras”.

    Sin embargo no siempre era así. Al terminar sus raciones C7 (siete tarros con sopa, carne, fríjoles y otros alimentos) las latas terminaban regadas por el campo de batalla. “Eso se llenaba de ratas por todas partes y muchas veces uno confundía el paso de tropas con esos animales y se disparaban las ráfagas”, recuerda Hildebrando con una sutil sonrisa.

    Ante el feroz ataque del Batallón Colombia, el Ejército Chino anunciaba mediante parlantes: “Colombianos ustedes qué hacen acá, vinieron a matarnos, vinieron a ayudarle al imperialismo yanqui. Nosotros no somos sus enemigos, ustedes son de un país muy lejano, por qué están aquí asesinándonos”. Pero ellos no titubeaban ante el ataque psicológico. “nosotros disparábamos las ametralladoras hacia ese sitio y ahí mismo cambiaban el parlante para otro lugar. Nos mantenían desesperados con eso y era casi todos los días que nos ponían esos parlantes”, evoca.

    Máquina de matar

    Los ataques arreciaban cada vez más. Aunque las balas zumbaban de un lado a otro, Hildebrando nunca supo si de su fusil salieron balas de muerte. “uno no sabe si fue el arma de uno que lo eliminó o si fue la del compañero; no puedo decir maté 50 o 100 chinos. Yo puedo decir maté una persona cuando estoy solo”.
  • KQRE
    KQREForista Soldado
    Forista Soldado
    Tremendo relato e inclusive una de los combates mas fuertes fue en OLD BALDY donde llego un momento que se les terminaron las balas y tuvieron que enfrentase a bayoneta calada,en Corea se demostro la gran valentia del soldado Colombiano.
  • RENAULT_4
    RENAULT_4Forista Soldado
    Forista Soldado
    Editado Fri, 19 October 2012 #9
    KQRE escribió :
    Tremendo relato e inclusive una de los combates mas fuertes fue en OLD BALDY donde llego un momento que se les terminaron las balas y tuvieron que enfrentase a bayoneta calada,en Corea se demostro la gran valentia del soldado Colombiano.


    eso demuestra qu no somos cualquier cosita no solo nuestrs soldados sino q muchos de nosotros los civiles reservistas de segunda clase no dudariamos en defender la patria con todas nuestras fuerzas
  • RENAULT_4
    RENAULT_4Forista Soldado
    Forista Soldado
    A partir de ese momento el uniforme de nuestro Ejército tuvo cambios significativos. La gorra pasó de ser rígida y formal a un casco, que servía de protección al soldado en sus desplazamientos y en el desarrollo de los enfrentamientos. Las botas fueron recortadas hasta la rodilla y su arma de dotación fue la carabina M1.


    p5YQe.jpg

    fuente:


    http://www.ejercito.mil.co/?idcategoria=252465
  • KQRE
    KQREForista Soldado
    Forista Soldado
    Editado Fri, 19 October 2012 #11
    RENAULT_4 escribió :
    KQRE escribió :
    Tremendo relato e inclusive una de los combates mas fuertes fue en OLD BALDY donde llego un momento que se les terminaron las balas y tuvieron que enfrentase a bayoneta calada,en Corea se demostro la gran valentia del soldado Colombiano.


    eso demuestra qu no somos cualquier cosita no solo nuestrs soldados sino q muchos de nosotros los civiles reservistas de segunda clase no dudariamos en defender la patria con todas nuestras fuerzas[/quo . Yo diria que la totalidad de la poblacion Colombiana esta presta a morir en combate,son bravos y echaos pa lante,digo esto porque he viajado mucho a Colombia,soy casado con Colombiana y tengo muchos amigos de alla y he visto unas cosas que para que contarles,son berracos,como dicen alla.
  • KQRE
    KQREForista Soldado
    Forista Soldado
    Editado Fri, 19 October 2012 #12
    Esta misión, encomendada exclusivamente a los valerosos hombres del Ejército Nacional, tuvo como resultado la victoria de las batallas de Kansong, el cerro ‘del 400’ y Old Baldy.
    Y como diria un amigo coronel de ejc,cuando arengaba a las tropas.......EL CLARIN DE LA GUERRA NOS LLAMA COLOMBIANOS CORRED A COMBATE QUE LA PATRIA NOS MIRA CON FE NO TEMAIS UNA MUERTE GLORIOSA QUE MORIR POR LA PATRIA ES VIVIR.Honores al pabellon nacional,vista a la dereee....ARREEEE.
  • RENAULT_4
    RENAULT_4Forista Soldado
    Forista Soldado
    Editado Wed, 24 October 2012 #13
    que orgullo ser colombiano de veras estos héroes demostraron la garra y el arrojo de nuestra raza imagínense q seria de nosotros con el poder adquisitivo y tecnológico de estados unidos , o cualquier otra potencia
  • KQRE
    KQREForista Soldado
    Forista Soldado
    RENAULT_4 escribió :
    que orgullo ser colombiano de veras estos héroes demostraron la garra y el arrojo de nuestra raza IMAGINENSE QUE SERIA DE NOSOTROS CON EL PODER ADQUISITIVO Y TECNOLOGICO DE ESTADOS UNIDOS , o cualquier otra potencia

    Me imagino , se formaria la tercera guerra mundial y se acabaria el mundo. JEJEJEJE..........
  • DarioLopez
    DarioLopezColaborador, EMC Subteniente
    Colaborador, EMC Subteniente
    Editado Thu, 29 November 2012 #15
    Navegando por la red, encontre estas fotos.

    Ubicación: Medellín - Centro Comercial Premium Plaza
    Exposición: Colombia Patria Mía


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    Tomado de la pagina de facebook de la Cuarta Brigada: https://www.facebook.com/cuarta.brigada

  • Clark
    ClarkForista Sargento
    Forista Sargento
    Muy buenas fotos

    saludos
  • DarioLopez
    DarioLopezColaborador, EMC Subteniente
    Colaborador, EMC Subteniente
    En Pasto, reconocen el valor, la valentía y la constancia

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    Jorge Enrique Chávez, veterano de la guerra de Corea. Foto, Leonardo Castro


    En una sobria ceremonia llevada a cabo en las instalaciones de la Vigésima Tercer Brigada del Ejército, fueron condecorados militares.

    En el campo de paradas de la guarnición militar y con la presencia del comandante del Ejército general, Sergio Mantilla Sanmiguel, fueron condecorados varios militares que arriesgaron su vida por salvaguardar el bienestar de esta región. Sin embargo, cabe resaltar el homenaje que se realizaron, una a Jorge Enrique Chávez, un veterano de la guerra de Corea, quien hace 61 años prestó su servicio militar en el Batallón Colombia.

    Corea una aventura

    Jorge Enrique Chávez, a sus 82 años de edad recuerda claramente los nombres de cada monte, valle y río que cruzó en un lapso de 10 meses. Fueron 40 kilómetros de escarpado que los libró en medio de una guerra, a la cual Colombia apoyó con más de 1.000 hombres. Con 19 años de edad Jorge Enrique se embarcaba en el puerto de Buenaventura en la nave Estadounidense ‘Victoria’, allí con regimientos de Perú, Méjico y EE UU entre otros países; 5 mil unidades unieron sus fuerzas para combatir a los coreanos del norte. “Fue algo arriesgado, estuvimos muy cerca de la muerte, varios de los que fueron no regresaron, las bayonetas y las balas hicieron blanco en su cuerpos”, dijo Jorge Enrique.

    Los recuerdos más lindos de Chávez fueron los recorridos por Tokio, donde dejó dos novias Mioko y Susshi. Además, una escopeta que la agarró de un soldado Chino, la cual disparaba 25 balas sin parar. “Son cosas que uno no se olvida nunca. El arma la vendí por $ 6 pesos a un coleccionista y las novias no pude traer porque no me alcanzó el tiempo. En una semana que nos dieron era imposible”, comenta Jorge entre risas.

    La dotación de los soldado del batallón Colombia eran carabinas M-2 con bayoneta, este último artefacto el mas utilizado en combate cuerpo a cuerpo. “No dejábamos a ninguna compañero, nos uníamos para pelear con el enemigo, la bayoneta era el arma más utilizada para la defensa”, agregó el veterano de guerra.

    En el año 1957, se casó con Sonia Victoria Gómez con quien tuvieron 5 hijos, en la actualidad su nieto Edison Chávez Valdemar es subteniente de la Fuerza Aérea Colombiana y es el orgullo de Jorge.

    Recuerda al comandante de la compañía el capitán Álvaro Valencia Tovar, quien elogiaba la valentía de los 20 soldados nariñenses que pelaron en Corea. Jorge Chávez vio como sus compañeros se quitaban la vida después de recibir cartas donde les comunicaba el fallecimiento de algún ser querido en Colombia. “Lo más duro de la guerra eran los mensajes tristes que llegaban desde Colombia muchos se suicidaron frente a mi, por eso agradezco a Dios que no haya pasado nada malo en mi ausencia”, finalizó Chávez.

    Leonardo Castro
    http://hsbnoticias.com/vernoticia.asp?wplaca=34830
  • DarioLopez
    DarioLopezColaborador, EMC Subteniente
    Colaborador, EMC Subteniente
    Recuerdos del campo de batalla

    El 16 de junio de 1951, los 1.060 voluntarios colombianos que conformaron el Batallón Colombia cruzaron el océano Pacífico a bordo del buque de la Armada norteamericana Iken Victory, rumbo a la península coreana. Las fuerzas comunistas de Corea del Norte habían atacado a su vecino del sur.

    Inicialmente, el Batallón Colombia fue asignado al Regimiento 21 de la 24.a División de Infantería del Ejército de los Estados Unidos y juntos, fueron los primeros representantes de las Fuerzas Aliadas de las Naciones Unidas en desembarcar muy cerca del Paralelo 38, la línea divisoria entre las dos Coreas.

    Aún de mayor relevancia, Colombia fue el único país latinoamericano en responder al llamado del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas tras la adopción de la Resolución 83 que convocaba a rechazar el ataque armado de los comunistas y restablecer la paz internacional y seguridad de la zona.

    “Era un batallón de voluntarios”, dijo el General Álvaro Valencia Tovar, uno de los pocos veteranos colombianos de la Guerra de Corea aún vivos. “Y aunque me encontraba cumpliendo una misión en los Estados Unidos cuando Colombia se comprometió a enviar el batallón, naturalmente me presenté cuando vi que mi nombre había aparecido publicado en el periódico entre los voluntarios para asistir.”

    Diálogo conversó con el Gral. Valencia Tovar en su casa en Bogotá, sobre sus vivencias en una guerra ajena, en un mundo completamente diferente del que conocía.

    “Yo creo que lo nuestro fue un esfuerzo inmenso, un sacrificio muy grande, no solamente para luchar por un pueblo que había sido invadido cuya libertad estaba amenazada, sino era luchar por un ideal, el de la libertad”, dijo el Gral. Valencia Tovar, quien había sido escogido para formar parte del batallón por su conocimiento del idioma inglés y su contacto con los EE. UU. y el Ejército de ese país a través de un curso de blindados que había realizado en Fort Knox, Kentucky.

    “Fue una experiencia realmente extraordinaria”, dice mientras recuerda el año y medio (1951-52) en que sirvió a su país y a las Fuerzas Aliadas contra los comunistas norcoreanos, apoyados por China y la Unión Soviética. “De ninguna manera me arrepentí de haber ido, pese a las dificultades que se sufre en la guerra, a un invierno tremendo que nos tocó allá… aguantar un frío sub cero, pero todo eso fue parte de un capítulo en mi vida que siempre he visto con enorme simpatía y con un gratísimo recuerdo”, cuenta.

    La primera misión de combate del Batallón Colombia se llevó a cabo el 7 de agosto de 1951 al mando del entonces Capitán Álvaro Valencia Tovar. Ese día, el Coronel Ginés Pérez, estadounidense de ascendencia española, lideró al Regimiento 21 de Infantería en el valle de Pukhan, enviando al batallón Colombia a su bautizo de fuego como cabeza de lanza en un avance con tres patrullas de reconocimiento ofensivo entre las que se incluía la compañía del Capt. Valencia Tovar.

    Además del idioma, el Capt. Valencia Tovar se distinguió durante su participación en la guerra de las Coreas por su experiencia en el área de operaciones. Ambos factores le permitieron ocupar posiciones críticas como director de inteligencia y luego de operaciones, y servir de intérprete del Batallón, facilitando la comunicación de los Aliados, entre los que se contaban a Australia, Bélgica, Canadá, EE. UU., Etiopía, Filipinas, Francia, Grecia, Luxemburgo, Nueva Zelanda y los Países Bajos.

    Tanto así, que el comandante norteamericano del Regimiento 31 –los Osos Polares–, Coronel Noel M. Cox, le pidió al Teniente Coronel Jaime Polanía Puyo, comandante del Batallón Colombia, que cediera al Capt. Valencia Tovar para trabajar en Operaciones del Regimiento 31 de Infantería. Esta es una de las dos situaciones que el Gral. Valencia recuerda con mayor relevancia.

    “Naturalmente era una solicitud sumamente obligante; era la primera vez que un oficial extranjero (no americano) participaba en operaciones de regimiento en el Octavo Ejército, de manera que el Tte. Cnel. Polanía accedió a enviarme”, cuenta el Gral. Valencia Tovar, haciendo hincapié en que “ser o pertenecer a una sección de operaciones regimental requiere de una práctica y una experiencia muy amplia porque son tres batallones de infantería, más el Batallón Colombia, los que formaban parte del Regimiento 31.”

    Por su labor en el Estado Mayor del Regimiento 21 de Infantería, y más delante en operaciones en el Estado Mayor combinado del Regimiento 31 de Infantería, los norteamericanos le concedieron dos condecoraciones: la Estrella de Bronce y la Legión de Mérito.

    A su regreso a Colombia, el Gral. Valencia Tovar fue profesor y director de la Escuela de Infantería y también lideró el Comando del Ejército de su país, donde pudo convertir en doctrina todo lo que había aprendido en la guerra regular e irregular en Corea para construir un nuevo Ejército colombiano.

    Hoy, a sus 88 años, el Gral. Valencia Tovar aún es muy activo: escribe para el periódico colombiano El País, sirve de decano de los generales en retiro y decano de los veteranos de guerra, es historiador, autor de varios libros y miembro de número de la Academia Colombiana de Historia y de la Sociedad Geográfica de Colombia, y mantiene grandes lazos de amistad con sus congéneres de la guerra.

    Algunas anécdotas del General:

    Operación Nómada


    En octubre de 1951, se inició la Operación Nómada, la última operación de movimiento de la Guerra de Corea. Los estadounidenses habían asignado a tres cerros los nombres tácticos de 23, 24 y 25, pero los colombianos los rebautizaron con nombres más familiares: El cerro de La Teta porque tenía una forma muy sugestiva; Don Polo, en referencia al Comandante Polanía; y Old Baldy porque era un área sin vegetación que se asemejaba a una cabeza calva. “Esos tres cerritos se tomaron por asalto el día de iniciación del ataque, el 13 de octubre de 1951”, dijo el Gral. Álvaro Valencia Tovar. “Ahí se ganaron estrellas de plata, estrellas de bronce con signo al valor como cinco colombianos; las primeras condecoraciones se ganaron en el asalto a esos tres cerritos. Las ganaron dos oficiales y tres suboficiales colombianos.”

    “Ellos [los chinos] nunca pensaron que el avance del Cuerpo de Ejército que realizó la Operación Nómada, fuera tan rápido y mucho menos que el Batallón Colombia, que iba de cabeza de lanza del avance, llegara a dominar en las alturas todo el valle”, dijo el Gral. Valencia Tovar.

    “Aranar”

    Durante los períodos de descanso, denominados Rest and Recuperation, o R and R en inglés, los batallones tenían una semana libre en la que muchos viajaban a la cercana ciudad de Tokio, Japón. Como muchos de los colombianos no hablaban inglés, lo llamaban por su nombre fonético “Aranar”, y hablaban de ir y retornar de su aranar.

    El Tokio de la post guerra (Segunda Guerra Mundial, 1939-45) estaba en plena reconstrucción, y todavía se veían las casas de Geishas y las mujeres japonesas vestidas con sus tradicionales kimonos, según el Gral. Valencia Tovar. “Los nombres de las damas japonesas llevaban el sufijo -ko, que significa doncella o algo similar”, cuenta, mientras evoca viejas canciones de amor japonesas y también alguno que otro viejo amor de la época.

    http://dialogo-americas.com/es/articles/rmisa/features/making_a_difference/2012/01/01/feature-pr-18

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    Puesto de vigilancia en el Paralelo 38, en una fotografía tomada el 8 de junio de 1950. El Batallón Colombia fue una de las tropas de las Fuerzas Aliadas de Naciones Unidas que desembarcó muy cerca de la frontera entre Corea del Norte y Corea del Sur. [THE ASSOCIATED PRESS]

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    La Guerra de Corea le proporcionó al Gen. Álvaro Valencia Tovar, de Colombia, amplia experiencia en su carrera militar. [DIANA SÁNCHEZ/EL ESPECTADOR]

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    Soldados colombianos reciben raciones y equipo después de enfrentarse en una amarga batalla en Old Baldy de Corea en marzo de 1953. [THE ASSOCIATED PRESS]

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    El Batallón Colombia, fotografiado el 9 de diciembre de 1952, se reúne en Corea. [THE ASSOCIATED PRESS]
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    RENAULT_4Forista Soldado
    Forista Soldado
    QUE ORGULLO VIVA EL BATALLON COLOMBIA
  • DarioLopez
    DarioLopezColaborador, EMC Subteniente
    Colaborador, EMC Subteniente
    Veteranos de guerra colombianos, entre los centenares de héroes invitados a Seúl.

    Con sus uniformes de militares algunos, llenos de insignias, escudos y reconocimientos, otros; muchos de ellos con su cabeza cana y su andar lento, y unos cuantos en silla de ruedas, centenares de excombatientes de la Guerra de Corea, hace más de seis décadas, reciben por estos días en Seúl, un gran homenaje en reconocimiento a su trabajo, valentía, entrega y apoyo durante el conflicto.


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    La razón es precisamente que se cumplen los 60 años del armisticio de Panmunjon, que puso fin a este conflicto, luego de 3 años y un día de combates; aunque aún la paz parece una utopía y hay tensiones constantes y amenazas provenientes de Corea del Norte, y se invierte mucho dinero en la defensa nacional.

    Veteranos guerra de Corea, Australia, Canadá, Etiopía, Francia, Grecia, India, Colombia y de 14 países más que atendieron el llamado de la ONU en ese momento fueron invitados por el Gobierno y para ellos solo hay palabras de agradecimiento, tanto del gobierno de la presidenta Park Geun-hye, de señor Park Sung-Choon, ministro de patriotas y veteranos de la guerra, de embajadores y de muchas otras autoridades locales e internacionales.

    Sobresalen en esa delegación tres veteranos de guerra colombianos, Guillermo Rodríguez Guzmán, Olegario Pinzón Ramírez, y León Gaviria Espinosa, quienes no ocultan el orgullo del deber cumplido y la emoción porque no los han olvidado, orgullo patrio que se ha sentido en cada celebración en donde portan la bandera de Colombia.

    Majestuosa ceremonia

    Hace 30 minutos concluyó una de las ceremonias principales de esta celebración de los 60 años del armisticio. 'Gracias y Honor' fue el lema y se realizó en el Museo de Guerra de Seúl, en medio de un gran colorido, solemnidad, de un coro infantil y de las banderas de todas las naciones que participaron hace 60 años en la guerra.

    Los honores militares fueron para todos estos ex combatientes que hoy recuerdan con tristeza pero también con orgullo su participación, hombres como Harol Malcom, Stephen Thomas, Dom Mciver, Mehmet Ali Karakoc, Veli Beylik, Cuma Koreli, Ali Yasar, Guillermo Rodríguez, Olegario Pinzón y León Gaviria, y miles más, quienes estuvieron acompañados por algún familiar.

    No podía faltar un minuto de silencio en homenaje a quienes cayeron en el campo de batalla. Según las estadísticas fueron casi dos millones de soldados los que combatieron, de los cuales murieron 150 mil y resultaron seriamente heridos 550 mil.

    "A todos ellos nuestro agradecimiento eterno. Registramos el 27 de julio (hoy en Corea) para conmemorar el Día de los Veteranos que participaron en la guerra, que sacrificaron todo por nosotros. Siempre los vamos a tener en el corazón", les dijo la presidenta Park Geun-hye.

    "Colombia, por ejemplo, envió 5.100 soldados a un pequeño país, desconocido, en el Pacífico. Un gesto que nunca vamos a olvidar. Tenemos un agradecimiento infinito para Colombia y a todos los países que atendieron el llamado de la ONU y que nos apoyaron, 16 de ellos con soldados y 5 con ayudas médicas", explicó el señor Park Sung-Choon.

    Un concierto mundial por la paz
    Otra de las ceremonias se realizó el viernes, un concierto que hace parte de las múltiples programaciones por estos días en Seúl, y que se realizó en la provincia de Gyeonggi, en Paju, luego de un minuto de silencio por todos los combatiente caídos en la guerra.

    Un lugar en donde las balas y las ráfagas dieron paso a la música, a ese idioma universal que une a los pueblos y por eso mismo se llamó 'Concierto por la paz mundial por las fuerzas de las Naciones Unidas en la guerra de Corea', que tuvo también la presencia de una colombiana, Diana Marcela Rodrìguez Vivas, de la Sinfónica de Cali. Todo porque la Orquesta fue conformada por grandes maestros de cada uno de los países que apoyaron a Corea del Sur en ese conflicto, y que estuvieron bajo la batuta de Franceso La Vecchia, de la Orquesta Sinfónica de Roma.

    Así, entre cámaras, flashes, grabadoras y filmadoras, los veteranos podrían pasar horas y horas contando todo lo que significó la guerra, su aporte y la tranquilidad del deber cumplido. También, coinciden y hacen votos por la reunificación de las dos Coreas, y porque por fin se tenga paz, tema sobre el que pocos expertos se atreven a decir algo.

    Un tema que también trató la presidenta de Corea del Sur, en el homenaje a los veteranos de la guerra, al afirmar que hay un compromiso de su país por lograr la unificación y alcanzar la paz. "A través de la comunidad internacional vamos a lograr que Norcorea no amenace más y que podamos crear una nueva península, generando mucha confianza y diálogo. Vamos todos juntos por la paz y la prosperidad", recalcó no sin antes advertir que de todas maneas "Nunca voy a permitir ninguna amenaza que pueda dañar la seguridad de nuestra población".

    También reconoció que el "armisticio ha protegido al país de que no haya otra guerra, y estoy segura de que puede ayudar a la unificación de las dos coreas".

    Marisol Ortega Guerrero
    Seúl (Corea del Sur)

    http://www.eltiempo.com/mundo/asia/60-anos-del-armisticio-que-puso-fin-a-la-guerra-de-corea_12952283-4
  • DarioLopez
    DarioLopezColaborador, EMC Subteniente
    Colaborador, EMC Subteniente
    Editado Mon, 29 July 2013 #21
    Los guerreros olvidados

    Hace 60 años terminó la guerra de Corea. De los 5.204 militares que integraron el Batallón Colombia en ese lejano conflicto, 216 nunca volvieron. Hoy 795 siguen con vida y muchos sienten que han sido olvidados. Homenaje de SEMANA.

    Los guerreros olvidados. Los hombres mayores que salieron a desfilar por Bogotá durante las celebraciones del pasado 20 de julio parecían venir de otro tiempo. Y así era: se trataba de un grupo de veteranos de la guerra de Corea (1950-1953). Ha sido la única vez que tropas colombianas han luchado por fuera del continente.

    Los hombres mayores que salieron a desfilar por Bogotá durante las celebraciones del pasado 20 de julio parecían venir de otro tiempo. Y así era: se trataba de un grupo de veteranos de la guerra de Corea (1950-1953). Ha sido la única vez que tropas colombianas han luchado por fuera del continente.


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    Foto: Diana Sánchez / Semana

    El pasado 20 de julio, un grupo de hombres mayores encabezó el tradicional desfile del Día de la Independencia. Detrás de ellos, marchaban el presidente Juan Manuel Santos, la primera dama y miles de militares y policías acompañados de modernos helicópteros y aviones. Pero los ancianos saltaban a la vista. Vestían de negro, y sus gorros y medallas hacían parecer que venían de otro tiempo. Y así era: se trataba de un grupo de veteranos de la guerra de Corea.

    Hace 60 años, el 27 de julio de 1953, los hombres del Batallón Colombia se enteraron de que esa guerra había terminado y pronto volverían a casa. Durante los tres años que duró el conflicto de Corea del Norte y sus aliados comunistas contra Corea del Sur y sus aliados liderados por Estados Unidos, 5.204 colombianos desembarcaron en las costas de ese país y recorrieron sus montes, muchas veces entre la nieve, para apoyar la lucha de Washington contra el comunismo.

    De ellos, 557 resultaron heridos, 143 murieron, 71 desaparecieron y de los 30 que las tropas enemigas capturaron dos nunca volvieron. Con el paso de los años la mayoría ha muerto y de los 795 que aún viven muchos se sienten olvidados.

    Para entender lo que los veteranos vivieron hay que recordar el año 1950. El 25 de junio, 75.000 soldados norcoreanos cruzaron el paralelo 38, una línea que dividía a Corea en dos: el norte, aliado con la Unión Soviética y China, y el sur, que gobernaba un dictador amigo de Occidente. Esa invasión dio pie a la primera conflagración militar de la Guerra Fría, ese periodo de tensa calma se inició después de la Segunda Guerra Mundial. El choque entre comunistas y capitalistas en la península coreana estremeció la política internacional.

    Estados Unidos decidió apoyar al sur agitando las banderas de la democracia y la libertad y difundiendo la idea de que se trataba de una “guerra contra las fuerzas del comunismo internacional”. La Casa Blanca no tardó en tocar a las puertas de sus aliados.

    Con el amparo de las Naciones Unidas, 16 países mandaron sus tropas y Colombia fue la única nación latinoamericana que participó. De Buenaventura y Cartagena salían barcos cargados de colombianos. La mayoría tenía menos de 20 años y se había ofrecido voluntariamente. Muchos no sabían qué era pelear en tierra ajena y tras un breve entrenamiento llegaron a las trincheras, donde conocieron los horrores de la guerra.

    La guerra de Corea devastó a esa península y dejó 5 millones de muertos, de los cuales la mayoría eran campesinos que ignoraban los vaivenes de la geopolítica. Hubo masacres, crímenes de guerra, y Estados Unidos llegó a considerar una ofensiva atómica. Pero la posibilidad de que las hostilidades se expandieran hacia China y la Unión Soviética y que se desatara una tercera guerra mundial obligó a los bandos a llegar a un acuerdo. Los veteranos colombianos saben más que nadie que esa guerra, además de olvidada, no tuvo triunfadores. Corea sigue hoy dividida. Y ellos la recuerdan como si la hubieran vivido ayer.


    “Nos lo tomamos, cueste lo que cueste. ¡Viva Colombia!”

    El general (r) Álvaro Valencia Tovar tenía 29 años cuando debió aplazar su boda y zarpar rumbo a Corea. A sus 90, recuerda que allá aprendió a ser un buen soldado.

    La noticia lo tomó por sorpresa. Se suponía que los colombianos que lucharían del lado de Estados Unidos solo serían voluntarios. Y Álvaro Valencia Tovar, entonces capitán del Ejército, no se había ofrecido. Es más: tenía previsto casarse. Pero una lista en el periódico dio al traste con esos planes y él debió embarcarse con otros 1.100 hombres en un buque que lo llevó de Buenaventura al puerto coreano de Busan en 1951. “Era deprimente, todo estaba destruido”, dice.

    Aunque pronto varios de sus hombres quedaron heridos, él estaba resuelto a cumplir. Recuerda que cuando le ordenaron tomarse un cerro mientras lo atacaban con granadas, él les dijo a los suyos: “Nos lo tomamos, cueste lo que cueste. ¡Pelotón, al asalto! ¡Viva Colombia!”. Así, de triunfo en triunfo, se mantuvo con vida y volvió a Bogotá a finales de 1952. En el aeropuerto lo esperaban su familia y su prometida, con quien se casó y vive hasta hoy. Valencia Tovar fue general y comandó el Ejército. Sobre su experiencia hace 60 años dice: “Haber ido me enseñó todo lo necesario para ser un buen soldado”.


    “Si tuviera que repetirlo, lo haría”
    Hernando Gómez era un niño cuando se ofreció para la guerra. Pero un año de batallas le sirvió para nunca más volver al Ejército.

    El Ejército necesitaba todos los voluntarios que fuera posible reunir, pero había una excepción: solo los mayores de 18 podían ir a Corea. Hernando Gómez, que tenía apenas 16, lo sabía cuando se presentó. Pero nada le impediría cumplir su sueño de luchar en ese país lejano. La primera vez que apareció en el batallón de reclutamiento, lo enviaron de vuelta a casa. Pero insistió tanto que, cuando llevó una autorización de su padre, los militares accedieron.

    En 1952 zarpó de Cartagena rumbo a Incheon, una ciudad de la costa coreana donde lo enlistaron en un escuadrón de salud. “Me supo a cacho”, dice. Aun así, su actuación fue sobresaliente y lo quisieron ascender a cabo. Pero Gómez se había dado cuenta de que la vida militar no era lo suyo. Rechazó la oferta, y cuando regresó al país lleno de triunfos, se desvinculó del Ejército. Sentía que había aprendido suficiente: “Tenía solo 18 años, pero ya era un hombre”. Encontró un puesto en el Ministerio de Obras Públicas, donde trabajó hasta su retiro. Hoy es miembro de la Asociación de Historia Militar y dice de la guerra: “Si tuviera que repetirlo, lo haría”.


    Una granada mortal
    Carlos Latorre y Pedro Vergara se conocieron en el barco que los llevó a Corea. Hoy se quejan del Estado que, según ellos, los abandonó.

    Carlos Latorre y Pedro Vergara no habían hecho más que darles brillo a sus botas durante el vuelo que los trajo de regreso. Querían llegar como héroes, y al principio, así fue. En Bogotá celebraron hasta el amanecer. Tenían apenas 19 y 20 años, pero la batalla los había hecho madurar. “Me había ido a Corea tranquilo, porque no sabía qué significaba la guerra”, dice Vergara. Pronto conoció el horror: como enfermero vio morir a docenas de compañeros de Huila, Valle, Tolima, la costa… Su amigo Carlos, quien debió luchar con el fusil al hombro, se salvó de ser un cadáver más. “Yo era cansón”, dice.

    Le gustaba visitar a las geishas, pero también incumplir órdenes. Y así se salvó: “Los comunistas arrojaban cajas con propaganda. Estaba prohibido recogerlas, pero una vez dejé mi puesto para guardar una. Cuando volví, una granada había destruido mi lugar y matado a mi compañero”. Los amigos no olvidan la guerra. Latorre quedó mal de los oídos y Vergara llora al escuchar la música de las trincheras. Ambos dirigen la Asociación de Veteranos y se sienten abandonados. “No nos dieron más que una fiesta”, dicen.


    Dejó una costilla y un pulmón
    José Vidal Beltrán es uno de los pocos veteranos que recuerda con felicidad su paso por la guerra.

    En la casa de José Vidal Beltrán hay un lugar que él llama el minimuseo. Se trata de una repisa llena de viejas fotos y recuerdos militares, adornada con banderitas de Corea del Sur y de Colombia. La conserva para mantener vivo un recuerdo feliz: el de su participación en la guerra. Tenía apenas 23 años, cuando viajó al frente para luchar con el Batallón Colombia. “Yo doy todo por la democracia”, dice de los motivos que lo impulsaron.

    Hubo, por supuesto, momentos difíciles. Un amigo suyo cayó muerto tres días antes de regresar a Colombia. Y él mismo, en pleno combate, perdió una costilla y medio pulmón. Estas secuelas no le permitieron hacer una carrera militar en Colombia, pero no le impidieron mantener el optimismo hasta hoy. Vidal Beltrán es un hombre lúcido y elocuente, que habla con gran orgullo sobre sus días en Corea. Pero se ensombrece cuando piensa en el Estado colombiano, el cual, según él, nunca le dio un peso para su rehabilitación. En cambio, el gobierno de Corea ha sido generoso. Lo ha invitado a Seúl y algunas empresas le han ofrecido pagar la educación de sus nietos.


    El que no quiere recordar
    Miguel Cabra viajó con su hermano a Corea. Pero hoy ha tratado de borrar todos los recuerdos.


    A Miguel Cabra le gusta estar en su casa en Bogotá. Y allí le cuesta devolver el tiempo y hablar de la guerra. No solo porque hace poco sufrió una trombosis, sino porque decidió “dejar atrás” lo que vivió. “Eso fue hace tanto tiempo que ya ni me acuerdo”, dice este hombre de 86 años de forma simpática y, a la vez, evasiva. Pero un álbum de madera basta para ablandar su posición.

    Allí, Cabra viste el uniforme del Batallón Colombia. De repente, los recuerdos empiezan a fluir: el viaje hasta las costas coreanas, la cocina maloliente del barco, la comida enlatada que soportó durante meses… Las fotos lo muestran sobre un tanque de guerra o con un casco entre las trincheras. De sus días en el frente, Cabra guarda silencio radicalmente.

    Cuando volvió siguió la carrera militar y construyó una nueva vida para no vivir del recuerdo de esa guerra. Hoy recibe una pensión por sus años de servicio. Dice que nunca ha pedido dinero por lo que hizo allá. Y se ha aislado: no le interesa reunirse con otros veteranos, y solo porque su hermano se lo rogó, salió a marchar el 20 de julio.

    http://www.semana.com/nacion/articulo/los-guerreros-olvidados/352253-3

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    Hernando Gomez
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    Alvaro Valencia Tovar
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    Carlos Latorre - Pedro Vergara
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    Jose Vidal Beltran
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    Miguel Cabra

    http://www.semana.com/nacion/articulo/los-guerreros-olvidados/352253-3
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