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DIFERENDO COLOMBO VENEZOLANO
Forista Técnico de Quinto Grado
tendra solucion algun dia , veamos algunas posiciones al respecto,los invito a debatir
El conflicto fronterizo en el Golfo de Venezuela
El conflicto de la delimitación marítima entre Colombia y Venezuela en el Golfo de Venezuela, se desarrolló desde 1939 como una ampliación de un antiguo conflicto de frontera terrestre que se inició en tiempos coloniales (véase Sandner 1992b). Este nació debido a la superposición de un límite entre unidades administrativas en el occidente y el oriente con un límite cultural que se extendía en sentido transversal a los primeros lindando con los indígenas "salvajes" de la península de la Guajira, los cuales no pudieron ser conquistados y convertidos en cristianos hasta fines de la época colonial. Después de la independencia de Colombia y Venezuela a principios del siglo XIX, empezaron ambos países con negociaciones sobre una frontera terrestre para dividir la península de la Guajira en dirección longitudinal. Cuando las negociaciones fracasaron reiterativamente por causa de exigencias incompatibles, los interesados solicitaron un fallo de la Corona Española, el cual se hizo público en 1891, pero que no se pudo delimitar en el terreno debido a sus indicaciones geográficas imprecisas. Una larga serie de negociaciones bilaterales, la solicitud de un segundo fallo al Consejo Federal Suizo (1922) y otra ronda de negociaciones llevaron, apenas en 1941, hacia un arreglo frónterizo definitivo, el cual sin embargo ha sido puesto frecuentemente en duda (véase figura la).
La expansión de la problemática fronteriza hacia el espacio marítimo se inició por medio de un decreto venezolano de septiembre de 1939, según el cual una línea recta sale desde el pueblo fronterizo de Castilletes sobre la costa oriental de la península de la Guajira en sentido occidente- oriente y separa las «aguas interiores venezolanas» del Golfo de la zona exterior. Colombia reaccionó a finales de los años cuarenta con la solicitud de calcular una línea media según el derecho del mar (la cual se extiende desde Castilletes en dirección suroriente hasta el centro del Golfo y luego continúa hacia el norte) y con reclamos sobre las Islas Monjes. Se trata de islas rocosas, deshabitadas y sin vegetación en el norte del Golfo, entre las cuales la más grande, con 350 X 600 metros de superficie, se eleva 70 metros sobre el mar. Colombia reconoció la soberanía venezolana sobre estas microislas en 1953, pero no obstante el problema de una línea que marque el límite exterior del Golfo y la fijación del mar territorial, ante todo en la región fronteriza de Castilletes, como también entre las Islas Monjes y la península de la Guajira, continúa en la discusión política.
En los años 60 se agregó un nuevo componente por causa de concesiones para prospección petrolera adjudicadas por Colombia directamente frente a Castilletes. Después de largas negociaciones los presidentes de ambos países acordaron en 1975 delimitación marítima y un uso conjunto de las zonas fronterizas potencialmente ricas en petróleo (véase figura 1b). En Venezuela este plan provocó un fuerte rechazo, generando en 1980 la tesis de la «Costa Seca», es decir de una restricción a solo la tierra firme del territorio colombiano entre Castilletes y la punta más oriental (véase figura lc y Nikken 1980). En el mismo año la Comisión Fronteriza Bilateral presentó la propuesta conocida como «Hipótesis de Caraballeda» para una delimitación en la región del Golfo (véase figura 1d). En Venezuela esta propuesta provocó fuertes protestas por parte de los partidos políticos, militares y grupos económicos, sociales, religiosos y científicos. Al mismo tiempo creció la avalancha de libros de autores más o menos competentes en ambos países que en muchos casos no hicieron más que publicar sus convicciones e interpretaciones de tendencia nacionalista. Como excepciones se destacan las obras de Area y Nieschultz de Stockhausen 1984, Morales Paúl 1983 y Vázquez Carrizosa 1987, entre los cuales los dos últimos fueron ministros de Relaciones Exteriores de Venezuela y Colombia.
Con esto se inició una «golfización» no solamente en las relaciones bilaterales entre ambos países, sino también en la discusión política interna y las disputas partidistas en Venezuela, que en épocas electorales, especialmente en 1988, adquirió formas histéricas. Entre 1980 y 1990 aparecieron sobre la «disputa del Golfo» 32 libros (solamente en 1987/1988, 11 libros con un total de 3.400 páginas e innumerables mapas) y en la época caliente de la lucha electoral venezolana en septiembre de 1988 aparecieron en los cuatro diarios más importantes de Venezuela más de 190 artículos polémicos o con propuestas de solución (véase Sandner 1992b). Sin embargo, una vez terminado el período electoral, se intentó fuertemente a nivel gubernamental desescalar la situación y comenzar negociaciones bilaterales sobre el complejo integral de la problemática fronteriza, incluyendo los problemas urgentes del comercio de drogas y del contrabando («desgolfización»). No obstante, todo acercamiento hacia un compromiso fue bloqueado en Venezuela por fuertes reacciones nacionalistas hasta llegar a una intervención militar (golpe militar en febrero de 1992 en relación con la problemática del Golfo).
Fig. 1; Variantes de delimitación Marítima en el Golfo de Venezuela
Una solución pacífica de esta disputa amarga se ha impedido hasta hoy, sobre todo porque el lado venezolano ha sido incapaz de imponer políticamente soluciones de compromiso. Aquí tienen gran fuerza corrientes nacionalistas con constante referencia a presuntos perjuicios históricos, con palabras como «intereses vitales» o «integridad nacional» que piensan en dimensiones terrestres (soberanía-territorio-frontera) y con el rechazo absoluto de llevar este diferendo ante la Corte Internacional. Es así como el problema se sobrepone en asuntos tan importantes a largo plazo como el manejo de los espacios costeros y marítimos y el acertado manejo de los recursos del mar (véase Beauchamp 1986).
Frente a tan estrecha visión como es la problemática del Golfo, deberían avaluarse más bien las diferentes alternativas de la delimitación con base en el derecho marítimo y los reclamos más allá del Golfo de las zonas económicas exclusivas en el Mar Caribe. Los convenios bilaterales de ambos países con la República Dominicana fijan el límite externo, ubicado aproximadamente 280 km al norte de las Islas Monjes, al sur del cual solamente un acuerdo bilateral puede dar transparencia y seguridad para el bienestar de ambos países. Una solución se dificulta, porque las delimitaciones oficiales de ambos países con la República Dominicana se superponen.
Mientras que una solución de la frontera marítima en la región del Golfo todavía queda pendiente, ambos países ya tienen hace tiempo fijadas sus fronteras con países marítimos vecinos más lejanos en el Mar Caribe. Colombia fijó sus fronteras marítimas con Panamá (Acuerdo del 20.XI.1976, vigente desde el 30.XI.1977); Costa Rica (Acuerdo del 17.03.1977, ratificado por Colombia pero aún no por Costa Rica); Haití (Acuerdo del 17.II.1978, vigente desde el 16.II.1979); República Dominicana (Acuerdo del 13.I.1978, vigente desde el 15.II.1979) y Honduras (Acuerdo del 2.VIII.1986, ratificado por Colombia pero todavía no por Honduras).
Venezuela acordó fronteras según el derecho del mar con la República Dominicana (Acuerdo del 3.III.1979, vigente desde el 15.I.1982), con los Estados Unidos para el área al sur de Puerto Rico y las Islas Vírgenes de los Estados Unidos (Acuerdo del 28.III.1978, vigente desde el 24.XI.1980) y Francia para el área al suroccidente de Guadalupe y al occidente de Martinica (Acuerdo del 17.VII.1980, vigente desde el 28.I.1983). La figura 2, de la contribución Sandner/Ratter en el presente libro, muestra que ambos países con base en estos convenios y gracias a las islas ubicadas en alta mar, se tomaron grandes extensiones del Mar Caribe como zona económica exclusiva. Haciendo una estimación aproximada, debido a la falta de algunas delimitaciones todavía imprecisas, se puede decir que estas áreas abarcan cerca de un 37% del espacio marino, en el cual no menos de 22 estados o territorios participan.
El conflicto fronterizo en el Golfo de Venezuela
El conflicto de la delimitación marítima entre Colombia y Venezuela en el Golfo de Venezuela, se desarrolló desde 1939 como una ampliación de un antiguo conflicto de frontera terrestre que se inició en tiempos coloniales (véase Sandner 1992b). Este nació debido a la superposición de un límite entre unidades administrativas en el occidente y el oriente con un límite cultural que se extendía en sentido transversal a los primeros lindando con los indígenas "salvajes" de la península de la Guajira, los cuales no pudieron ser conquistados y convertidos en cristianos hasta fines de la época colonial. Después de la independencia de Colombia y Venezuela a principios del siglo XIX, empezaron ambos países con negociaciones sobre una frontera terrestre para dividir la península de la Guajira en dirección longitudinal. Cuando las negociaciones fracasaron reiterativamente por causa de exigencias incompatibles, los interesados solicitaron un fallo de la Corona Española, el cual se hizo público en 1891, pero que no se pudo delimitar en el terreno debido a sus indicaciones geográficas imprecisas. Una larga serie de negociaciones bilaterales, la solicitud de un segundo fallo al Consejo Federal Suizo (1922) y otra ronda de negociaciones llevaron, apenas en 1941, hacia un arreglo frónterizo definitivo, el cual sin embargo ha sido puesto frecuentemente en duda (véase figura la).
La expansión de la problemática fronteriza hacia el espacio marítimo se inició por medio de un decreto venezolano de septiembre de 1939, según el cual una línea recta sale desde el pueblo fronterizo de Castilletes sobre la costa oriental de la península de la Guajira en sentido occidente- oriente y separa las «aguas interiores venezolanas» del Golfo de la zona exterior. Colombia reaccionó a finales de los años cuarenta con la solicitud de calcular una línea media según el derecho del mar (la cual se extiende desde Castilletes en dirección suroriente hasta el centro del Golfo y luego continúa hacia el norte) y con reclamos sobre las Islas Monjes. Se trata de islas rocosas, deshabitadas y sin vegetación en el norte del Golfo, entre las cuales la más grande, con 350 X 600 metros de superficie, se eleva 70 metros sobre el mar. Colombia reconoció la soberanía venezolana sobre estas microislas en 1953, pero no obstante el problema de una línea que marque el límite exterior del Golfo y la fijación del mar territorial, ante todo en la región fronteriza de Castilletes, como también entre las Islas Monjes y la península de la Guajira, continúa en la discusión política.
En los años 60 se agregó un nuevo componente por causa de concesiones para prospección petrolera adjudicadas por Colombia directamente frente a Castilletes. Después de largas negociaciones los presidentes de ambos países acordaron en 1975 delimitación marítima y un uso conjunto de las zonas fronterizas potencialmente ricas en petróleo (véase figura 1b). En Venezuela este plan provocó un fuerte rechazo, generando en 1980 la tesis de la «Costa Seca», es decir de una restricción a solo la tierra firme del territorio colombiano entre Castilletes y la punta más oriental (véase figura lc y Nikken 1980). En el mismo año la Comisión Fronteriza Bilateral presentó la propuesta conocida como «Hipótesis de Caraballeda» para una delimitación en la región del Golfo (véase figura 1d). En Venezuela esta propuesta provocó fuertes protestas por parte de los partidos políticos, militares y grupos económicos, sociales, religiosos y científicos. Al mismo tiempo creció la avalancha de libros de autores más o menos competentes en ambos países que en muchos casos no hicieron más que publicar sus convicciones e interpretaciones de tendencia nacionalista. Como excepciones se destacan las obras de Area y Nieschultz de Stockhausen 1984, Morales Paúl 1983 y Vázquez Carrizosa 1987, entre los cuales los dos últimos fueron ministros de Relaciones Exteriores de Venezuela y Colombia.
Con esto se inició una «golfización» no solamente en las relaciones bilaterales entre ambos países, sino también en la discusión política interna y las disputas partidistas en Venezuela, que en épocas electorales, especialmente en 1988, adquirió formas histéricas. Entre 1980 y 1990 aparecieron sobre la «disputa del Golfo» 32 libros (solamente en 1987/1988, 11 libros con un total de 3.400 páginas e innumerables mapas) y en la época caliente de la lucha electoral venezolana en septiembre de 1988 aparecieron en los cuatro diarios más importantes de Venezuela más de 190 artículos polémicos o con propuestas de solución (véase Sandner 1992b). Sin embargo, una vez terminado el período electoral, se intentó fuertemente a nivel gubernamental desescalar la situación y comenzar negociaciones bilaterales sobre el complejo integral de la problemática fronteriza, incluyendo los problemas urgentes del comercio de drogas y del contrabando («desgolfización»). No obstante, todo acercamiento hacia un compromiso fue bloqueado en Venezuela por fuertes reacciones nacionalistas hasta llegar a una intervención militar (golpe militar en febrero de 1992 en relación con la problemática del Golfo).
Fig. 1; Variantes de delimitación Marítima en el Golfo de Venezuela
Una solución pacífica de esta disputa amarga se ha impedido hasta hoy, sobre todo porque el lado venezolano ha sido incapaz de imponer políticamente soluciones de compromiso. Aquí tienen gran fuerza corrientes nacionalistas con constante referencia a presuntos perjuicios históricos, con palabras como «intereses vitales» o «integridad nacional» que piensan en dimensiones terrestres (soberanía-territorio-frontera) y con el rechazo absoluto de llevar este diferendo ante la Corte Internacional. Es así como el problema se sobrepone en asuntos tan importantes a largo plazo como el manejo de los espacios costeros y marítimos y el acertado manejo de los recursos del mar (véase Beauchamp 1986).
Frente a tan estrecha visión como es la problemática del Golfo, deberían avaluarse más bien las diferentes alternativas de la delimitación con base en el derecho marítimo y los reclamos más allá del Golfo de las zonas económicas exclusivas en el Mar Caribe. Los convenios bilaterales de ambos países con la República Dominicana fijan el límite externo, ubicado aproximadamente 280 km al norte de las Islas Monjes, al sur del cual solamente un acuerdo bilateral puede dar transparencia y seguridad para el bienestar de ambos países. Una solución se dificulta, porque las delimitaciones oficiales de ambos países con la República Dominicana se superponen.
Mientras que una solución de la frontera marítima en la región del Golfo todavía queda pendiente, ambos países ya tienen hace tiempo fijadas sus fronteras con países marítimos vecinos más lejanos en el Mar Caribe. Colombia fijó sus fronteras marítimas con Panamá (Acuerdo del 20.XI.1976, vigente desde el 30.XI.1977); Costa Rica (Acuerdo del 17.03.1977, ratificado por Colombia pero aún no por Costa Rica); Haití (Acuerdo del 17.II.1978, vigente desde el 16.II.1979); República Dominicana (Acuerdo del 13.I.1978, vigente desde el 15.II.1979) y Honduras (Acuerdo del 2.VIII.1986, ratificado por Colombia pero todavía no por Honduras).
Venezuela acordó fronteras según el derecho del mar con la República Dominicana (Acuerdo del 3.III.1979, vigente desde el 15.I.1982), con los Estados Unidos para el área al sur de Puerto Rico y las Islas Vírgenes de los Estados Unidos (Acuerdo del 28.III.1978, vigente desde el 24.XI.1980) y Francia para el área al suroccidente de Guadalupe y al occidente de Martinica (Acuerdo del 17.VII.1980, vigente desde el 28.I.1983). La figura 2, de la contribución Sandner/Ratter en el presente libro, muestra que ambos países con base en estos convenios y gracias a las islas ubicadas en alta mar, se tomaron grandes extensiones del Mar Caribe como zona económica exclusiva. Haciendo una estimación aproximada, debido a la falta de algunas delimitaciones todavía imprecisas, se puede decir que estas áreas abarcan cerca de un 37% del espacio marino, en el cual no menos de 22 estados o territorios participan.
Editado por TOLEDO on
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Respuestas
si... del G-3 pasamos al Galil
X_X X_X
Ojalá hubiesemos tendido al M4 sherman en nuestras filas, el único tanque que hemos tenido (y en pocas cantidades) fue el M3 Stuart.
corrijo si es el stuart y tampoco es que fuece un mbt es mas un tanque liviano ni a mbt llegaba, bueno pasamos de eso a un cascavel fin off topic
Nadie dice que no es nada lo que se tiene planeado. Sucede que hay dos cosas interesantes:
1. Eso está en el papel (FAC y ARC) o en los deseos (EJC, porque ni siquiera al papel lo han llevado) y mientras estén ahí, serán parte de nuestro patrimonio del país del realismo mágico. Soy tan colombiano como usted y que más desearía yo que pudieran materializarse todas esas ideas y proyectos, que las palabras del ministro "en convertir a Colombia y su industria militar en un nuevo Israel" se hicieran palabra viva. Pero, llegan los dolorosos recuentos: que el obus colombiano, que el apc hunter (aunque es privado, no hay luz verde desde el ministerio o la FFMM), que el iris, que los SAM para las FS1500, que los visores nocturnos y otros que se me cuelan... Con ese prontuario de proyectos inconclusos y de ideas fallidas estamos armados hasta los dientes. No es negativismo, es pragmatismo estimado JoghArmys, es fría historia que se puede reescribir, pero no parece haber escribano.
2. Fíjese que lo que le digo tiene su toque de coherencia: están pensando en F16 como lo último, cuando medio mundo está pensando en cómo darlos de baja o con qué vector reemplazarlo. Comprar un equipo que va camino a la defunción industrial y que el posible enemigo conoce y usa como agresor en sus ejercicios internos no demuestra una gran habilidad de pensamiento estratégico, o usted que opina? sabe usted cuantos M1117 o Striker Gladiador piensa comprar el EJC? porque si lo supieran o lo tuvieran contratado se puede hasta pedir una planta y entregas multianuales pagaderas de igual forma, como hubieran podido pedir a la Sikorsky con los BlackHawk si lo hubieran hecho al derecho. Porque le aseguro amigo, que si usted con Textron habla de adquirir 400-600 M1117 Pegasos en un lapso de 5-8 años eso podría forzar su manufactura en una planta local. Otra perla, por qué no unificaron los criterios para haber solicitado de forma conjunta EJC y ARC un vehiculo IFV común?? Acaso la infantería no necesita un vehículo de esos en sus operaciones de desembarco y acaso la ARC no debería proyectarse a tener un par navíos LPD?? Por qué entonces, desde el principio no se pensó en un vehículo anfibio??
Conclusión: Claro que se ha hecho y apoyo que se siga haciendo, pero falta velocidad, falta estructura y falta estrategia para hacer las cosas. Sin embargo, comprendo totalmente su punto de vista y aplaudo su entusiasmo, solo que no debería molestarse cuando aparecemos otros que aunque con ilusiones similares a las suyas, son más moderadas pues avistamos nubarrones que pueden echar todo al traste, porque ya ha pasado y la historia nos valida. O qué opina que sucedería si en la Habana ese cuento no prospera y volvemos a la lucha del monte?? dónde o en qué quedarán todos estos planes?? porque no debería olvidar que todo eso que planean esta montado sobre la estanteria llamada "pos-conflicto" y en el país, todos, TODOS, deberíamos ser conscientes de que la costa seca es denigrante como nación y que la defensa de soberanía debe SER, independiente a conflictos internos, una prioridad y tener los equipos adecuados, el entrenamiento requerido y la política clara para actuar en consecuencia.
Saludos JoghArmys.
por favor la idea es poder debatir lo viables de todas las posiciones planteadas para llegar a un acuerdo limítrofe marítimo
este espacio es para poder entender estas mismas, las demás cuestiones como estas si bien son interesantes no vienen al caso
opinen de porque esta si se podría o porque no .
esa es la intención aprovechemos los espacios escasos como este para ilustrar a los interesados
Observando este mapa de las hipótesisde solución de los limites en esta zona, me pregunto ese adeficio de fallo de la Haya para Colombia, no crea jurisprudencia a que se acepte la hipótesis Colombiana de mar territorial. Unas por otras.
Un comentario adicional, hay que ser muy aventajado en las pretensiones para creer ese cuento de costa seca, no se lo creen ni ellos mismos.
De eso existen dos casos en el mundo: Malawi se lo aplicó a Tanzania en el Lago Nyasa y elr eciente entre Perú y Chile, donde supuestamente ha quedado una costa seca como de 500 metros después del fallo loco de La Haya...
El decreto que preocupa a Colombia
El gobierno de Nicolás Maduro establecería de manera unilateral la delimitación marítima en zonas en disputa entre los dos países.
http://www.elespectador.com/noticias/elmundo/el-decreto-preocupa-colombia-articulo-566695
Preocupa y ?
Colombia rechaza creación de zona de defensa marítima en Venezuela
La Cancillería envió una nota de protesta al gobierno de Nicolás Maduro.
http://www.elespectador.com/noticias/nacional/colombia-rechaza-creacion-de-zona-de-defensa-maritima-v-articulo-567421
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