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Sanidad Militar - Enfermeros de Combate - CSAR

DarioLopez
DarioLopezColaborador, EMC Subteniente
Colaborador, EMC Subteniente
Editado Tue, 8 April 2014
en Temas Generales de las FFMM #1
Señores Foristas, Buenos días. El día de hoy estamos iniciando este nuevo thread, en el cúal se compartira informacion sobre los entrenamientos y capacitaciones que reciben los enfermeros de las diferentes fuerzas y unidades militares, las unidades C-sar Las actividades que realizan en el frente de batalla, sus equipos, y todos aquellos elementos que utilizan para llevar a cabo su labor. Para el desarrollo del presente contaremos con el apoyo de una pagina amiga a quien le damos la bienvenida a nuestra comunidad. La pagina de los Enfermeros Militares


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  • DarioLopez
    DarioLopezColaborador, EMC Subteniente
    Colaborador, EMC Subteniente
    Editado Thu, 7 March 2013 #2
    Curso cuidado tactico de heridos en combate

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    Fuente: Informacion compartidad por el Señor SV. Héctor Guillermo Bernal Malpica
    Instructor de Enfermeros Militares
  • DarioLopez
    DarioLopezColaborador, EMC Subteniente
    Colaborador, EMC Subteniente
    Editado Fri, 8 March 2013 #3
    Historia Real - El vuelo de la vida

    Medica bajo Fuego


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    La vida me pasó como en una película. Sólo escuchaba las ráfagas de fusil acompañadas por el sonido de las aspas del helicóptero. Por instinto me fui hacia atrás para protegerme del ataque ()

    Son las 4:30 de la mañana del viernes 22 de octubre de 2004. La temperatura en San José del Guaviare es de unos 28 grados centígrados. Me levanto como todas las mañanas para iniciar el día con el trote de la compañía. Es uno de esos días donde uno siente que todo saldrá bien. La rutina de ejercicio terminó una hora después.

    A las siete de la mañana empieza mi día en el dispensario médico de la Vigésima Segunda Brigada: Soy Capitán del Ejército, médico cirujano y aunque extraño a mi familia trabajo todos los días con la moral en alto porque sé que mi aporte es para que muchos colombianos vivan en paz, además que con mi trabajo ayudo al bienestar de la tropa.

    Esta es la segunda vez que me encuentro en esta Unidad, luego de haber estado en la Brigada de Fuerzas Especiales y ganarme con mucho esfuerzo la boina que los identifica en todo lugar.

    La mañana transcurrió entre consultas de medicina general y programación de cirugías para la tarde. Un viernes bastante pesado para una Unidad como esta Brigada.

    Son como las 12:30 del día, me dirijo con mis compañeros a almorzar cuando escucho un grito, se acerca y miro que es el soldado ayudante de Comando:

    - Mi Capitán, mi General dice que vaya urgentemente a la oficina, parece que hay una emergencia, pide que lleve su material médico, escuché.

    Me imaginé que había tenido alguna complicación en su salud, así que le pedí al soldado ir a mi consultorio por el botiquín y algunos elementos básicos mientras me dirigía corriendo hacia el Comando de la Unidad.

    Cuando llegué me encontré con el General, Comandante de la Brigada, y con los Coroneles encargados de Operaciones y Abastecimientos. Siga Capitán, necesitamos su apoyo escuché mientras los tres veían una carta de navegación hay una operación en este instante a media hora de aquí y varios hombres de nuestro mejor grupo han sido emboscados por las Farc, están aguantando todo lo que pueden, ya están recibiendo el apoyo correspondiente, pero necesitamos sacar los heridos y que usted nos apoye desde el terreno en la evacuación, no podemos dejar morir a ninguno de esos soldados, dijo mi General.

    De inmediato me dirigí al helicóptero UH-60 que se encontraba listo para partir con el personal que evacuaría los heridos. Yo como médico iba porque había uno, el soldado Martínez, muy grave y tenía que estabilizarlo para que aguantara el vuelo de regreso a la Unidad.

    El aparato alzó vuelo y lo único que hice fue orar para que todo saliera bien. No era la primera vez que estaba en esta situación, pero seguía sintiendo que hoy era un día diferente, un día especial y todo con la ayuda de Dios saldría perfecto.

    Miré mi reloj, marcaba las 12:55, es una vieja costumbre siempre que viajo. Desde el aire el verde de los árboles se ve como una sola mancha que lo único que inspira es paz y tranquilidad. Uno no entiende como hay gente que destruye este país si lo tenemos todo; ríos y bosques tan hermosos como los que se ven en el Guaviare.

    De un momento a otro, el Capitán de la aeronave nos informó que en menos de dos minutos estaríamos en contacto visual con la Compañía que tiene más heridos y donde ya está seguro el terreno para poder realizar el procedimiento de evacuación. Miro de nuevo mi reloj y me muestra las 13:26 horas. Veo por la ventana del helicóptero a todos los hombres listos prestando la seguridad, uno de ellos nos sirve de guía desde tierra para poder ubicar mejor el UH-60. En el interior de la aeronave tomamos nuestras posiciones para el procedimiento; yo como médico tengo que abrir la compuerta derecha desde la parte atrás.

    Dos minutos después tocamos tierra, llevo los elementos que me identifican como médico de la misión y delante de mi van dos soldados. El helicóptero se mantiene encendido y listo para decolar, de acuerdo a los procedimientos tácticos.

    Avanzamos hacia el soldado Martínez, el único soldado que no se puede movilizar sólo, el enfermero de la Compañía me indica un poco el trabajo que realizó. No escucho muy bien por el ruido producido por las aspas del helicóptero, sin embargo viendo al paciente noto que el trabajo hecho fue el adecuado y mantiene estable al paciente, canalizo la arteria, veo que la hemorragia producida por los impactos recibidos está controlada, me despido del enfermero dándole un golpecito en el hombro. Dios los bendiga mi Capitán- me dijo el soldado enfermero. De inmediato nos devolvemos hacia la aeronave.

    Se hace un camino eterno el retorno al UH-60, suben los primeros dos hombres a la aeronave para recibir la camilla, cuando escuchamos ráfagas de fusil, se podían ver cómo pasaban cerca de nosotros, de inmediato la Compañía respondió al grito del Comandante: Cubran a los médicos, nosotros seguíamos hacia la nave, la adrenalina aumentaba en mí, tanto así que sentía caliente la parte derecha de mi cuerpo. Uno de los hombres que nos prestaba cubierta y protección cayó a tierra, producto de una herida, sin embargo siguió disparando el fusil como si no tuviera nada en su cuerpo, después me enteré que era el lanza de Martínez.

    () La vida me pasó como en una película. Sólo escuchaba las ráfagas de fusil acompañadas por el sonido de las aspas del helicóptero. Por instinto me fui hacia atrás para protegerme del ataque, con el uniforme manchado de sangre, probablemente del soldado que estaba en el suelo.

    Como médico y militar no puedo abandonar a mis compañeros. Saco fuerzas y me acerco, en arrastre bajo, de nuevo a la camilla donde está el herido cubierto del ataque por sus compañeros, lo reviso y no le ha pasado nada. Me levanto para continuar la evacuación de Martínez cuando siento que un proyectil perfora mi brazo derecho, la sangre y el dolor invaden mi cuerpo pero las ganas de salir de allí con el paciente me impulsan a continuar el camino hacia el Black Hawk.

    Las indicaciones del personal que se encuentra en la aeronave son de avanzar, el helicóptero ha sido impactado en nueve ocasiones y si no salimos ya, podemos tener problemas con la evacuación. Le digo a la tripulación no podemos dejar a Martínez, en ese preciso instante siento como me halan hacia la aeronave y despegamos.

    Ya en el aire empiezo a sentir dolor en mi costado derecho, trato de sentarme, pero es tan intenso que no me lo permite. Me ayudan a acostarme en el piso de la aeronave y es cuando se dan cuenta mis compañeros de vuelo que la sangre que hay en mi cuerpo no es de los soldados que se quedaron en el área.

    Durante el vuelo de regreso pensaba en mis padres, en mi familia, en Martínez, que al igual que yo estaba luchando por salir de esta crisis, en los hombres que se quedaron combatiendo para que nosotros pudiéramos salir, todo era una mezcla de sentimientos.

    Al llegar al helipuerto de la Brigada N 22, en San José del Guaviare, me dirigieron de inmediato al dispensario donde mis compañeros médicos tenían todo dispuesto para atenderme. Aunque yo no lo sentía estaban varios órganos internos comprometidos producto de los impactos que me alcanzaron. Podía perder las extremidades, era bastante grave.

    Me estabilizaron, para posteriormente enviarme al Hospital Militar Central, en Bogotá. Como producto del destino, en el mismo avión ambulancia viajamos Martínez y yo Ésta, tal vez, era la prueba más difícil de mi vida militar, luego de realizar las pruebas para conseguir mi boina de Comando, un par de años antes

    Mis heridas dejaron un 58.8% de discapacidad en una de mis extremidades superiores, sin embargo, continúo sirviendo a la Institución y agradeciendo a Dios y a las personas que me ayudaron y atendieron durante este periodo importante de mi vida.

    Soy Nubia Fabiola Nieto Bogotá, Mayor del Ejército Nacional, Médico y quiero hacer un reconocimiento a las personas que hicieron posible contar mi historia: al Capitán Edwin Cabrera, al Teniente Nelson Herrera, a toda la gente de la tripulación del helicóptero UH-60 151, al entonces Coronel (hoy Brigadier General) Carlos Arturo Franco, al Coronel Edwin Rodríguez y a todo el personal del Hospital Militar y de la Brigada N 22 de Selva.

    Basado en hechos reales

    Con apoyo de la oficina de prensa de la Quinta División

    http://colombiaejercito.blogspot.com/2013/03/historia-real-el-vuelo-de-la-vida.html
  • DarioLopez
    DarioLopezColaborador, EMC Subteniente
    Colaborador, EMC Subteniente
    Editado Fri, 8 March 2013 #4
    ENTRENANDO A NUESTROS ENFERMEROS MILITARES

    Crónica sobre hombres que luchan por salvar vidas en medio de la guerra.
    17 de mayo de 2012 Escuela de Logística del Ejército


    El conflicto armado al que se ve enfrentado nuestro país se constituye en una creciente amenaza tanto para la población civil como para los actores directos del mismo.

    De allí que en las diferentes zonas geográficas del país se presentan situaciones que requieren la actuación inmediata de personas con las competencias necesarias para disminuir o atenuar los efectos de dicho conflicto.

    El personal de enfermeros militares encara múltiples desafíos en la asistencia de los miembros heridos de su unidad en entornos tácticos. Deben proporcionar asistencia mientras se encuentran bajo fuego enemigo, a menudo trabajando en la oscuridad con múltiples heridos y equipo limitado haciendo más difícil el cumplimiento de su misión.

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    Instrucción manejo de paciente con trauma de tórax

    Donde no existen los médicos ni los hospitales, nuestros enfermeros militares hacen lo posible por salvarles la vida a los caídos en acción.

    Con el curso de cuidado táctico de heridos en combate, desarrollado el 17 de mayo de 2.012 por la Escuela de Auxiliares de Enfermería del Hospital Militar Central y dirigido por instructores militares, a un personal de soldados profesionales enfermeros de combate de diferentes unidades del Ejército Nacional al servicio de la salud de los militares, están preparados para realizar acciones de ayuda humanitaria tendientes a salvar la vida de los enfermeros y heridos víctimas del conflicto que enfrenta nuestro país

    El personal se prepara para realizar acciones de ayuda humanitaria tendientes a preservar la vida de los enfermos y de los heridos víctimas del conflicto que enfrenta nuestro país

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    Simulación atentado terrorista atención y clasificación TRIAGE de victimas

    La atención del paciente en situación de emergencia requiere de una actuación inmediata que permita la prevención de muertes y secuelas. Es por ello que las primeras horas se constituyen en tiempo vital en la atención a las personas que han sufrido heridas y que se encuentran en las diferentes zonas del país, incluyendo especialmente las de difícil acceso.

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    Atención de paciente con trauma abdominal y objeto empalado


    Propósito del curso:

    Equipar el operador con el conocimiento y las habilidades necesarias para mitigar efectivamente las muertes de combatientes que se pueden evitar en el campo de batalla, utilizando los principios establecidos en la atención táctica de víctimas en combate.

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    Extracción de paciente herido

    Durante el desarrollo del curso se presentaron diferentes escenarios en los que pueden estar comprometidos los enfermeros de combate y donde podrán reaccionar apoyando a los demás, como una oportuna atención, ofreciendo sus conocimientos en la atención inicial al trauma de guerra ; atención a heridos por diferentes causas en combate, cuidados especiales y evacuación de los pacientes.

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    Simulación atención a paciente civil herida

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    Manejo y control de hemorragias en extremidades e inmovilización de fractura de fémur

    Toda la instrucción fue programada teniendo en cuenta las condiciones a las que pueden verse enfrentados nuestros enfermeros en la temática del salvamento de vidas durante el combate.

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    Colocación de sello para herida penetrante de tórax, para prevención de neumotórax a tensión

    Durante tres semanas de entrenamiento intenso, nuestros héroes de la patria son capacitados, para salir a cumplir la difícil tarea de atender heridos en medio del combate, enfrentado diferentes situaciones y en ocasiones arriesgando su vida para poder salvar la de otra persona quien pude ser su propio adversario.

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    Simulación atención al adversario herido “aplicación de las normas del respeto por el D.I.H"

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    Simulación actuación frente a desastres naturales

    Como instructor del curso no me quedan sino palabras de agradecimiento a nuestros enfermeros militares, que lo entregan todo incluyendo sus propias vidas, por la búsqueda de una Colombia en paz lo, único que puedo decirles es muchas gracias por su abnegación valor y sacrificio estamos en deuda con ustedes.

    Fuente: texto y fotos
    Sargento Viceprimero Hector Guillermo Bernal Malpica
    Instructor enfermeros militares
    Editado por DarioLopez on
  • TOLEDO
    TOLEDOWebmaster Subteniente
    Webmaster Subteniente
    Que buena información dlopez, gracias por compartirla.
  • DarioLopez
    DarioLopezColaborador, EMC Subteniente
    Colaborador, EMC Subteniente
    Enfermeros de combate en la línea de fuego - Policia de Colombia

  • DarioLopez
    DarioLopezColaborador, EMC Subteniente
    Colaborador, EMC Subteniente
    Editado Tue, 19 March 2013 #7
    Rescate soldado bell 212 2007



    Rescate de un soldado en El Yopal, con ayuda de helicopteros Bell 212 y UH60 de los comandos aéreos de combate No 1 y No 5 respectivamente. Operaciones militares conjuntas con el ejército nacional para salvar la vida de un heroe que cayó vicitma de una mina antipersona puesta por los terroristas de las farc.

    Editado por DarioLopez on
  • DarioLopez
    DarioLopezColaborador, EMC Subteniente
    Colaborador, EMC Subteniente
    Rescate de la FAC







    La Fuerza Aérea de Colombia va hasta las selvas de Vichada a rescatar a un soldado que resultó herido. Séptimo Día fue testigo de excepción de todo el proceso.

  • DarioLopez
    DarioLopezColaborador, EMC Subteniente
    Colaborador, EMC Subteniente
    Editado Fri, 15 March 2013 #9
    FAC CACOM-5 Mision de Rescate




    Videos de la Fuerza Aérea Colombiana (FAC). el video es del Comando Aereo de Combate No. 5

    Principalmente las imágenes son de una misión CSAR o de rescate. Un Soldado colombiano es herido por una mina de tierra, durante combates contra los rebeldes de Farc, la ayuda se llama urgentemente, entonces una fuerza conjunta de dos UH-60 Halcones Negros, un Arpia III cañonero y un Ángel se despliegan. los Helicópteros y Médicos acuden al rescate del soldado herido. Esta mision CSAR y el helicóptero con sus tripulaciones son los verdaderos héroes y ángeles para las tropas del ejercito y la infantería. El video es excelente con unas increibles imagenes.

    Tengo que agradecer por este video al Comando Aéreo de Combate No.5 de la Fuerza Aérea Colombiana (FAC)

    http://www.youtube.com/user/christianpiquet?feature=watch
  • DarioLopez
    DarioLopezColaborador, EMC Subteniente
    Colaborador, EMC Subteniente
    Editado Tue, 19 March 2013 #10
    El sargento Héctor Bernal lleva catorce años ayudando a civiles y combatientes en zonas ajenas a médicos y hospitales.

    Enfermero militar en las selvas de Colombia

    Crónica sobre un hombre que lucha por salvar vidas en medio de la guerra.
    17 de mayo de 2012

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    ÁLVARO CARDONA - REVISTA SOHO
    Por Diego Garzón. Fotografías Álvaro Cardona


    En la selva, donde los sonidos de pájaros y animales salvajes crispan la noche, los soldados que persiguen a la guerrilla han aprendido a no fumar. Ese punto rojo del cigarrillo encendido en medio de la penumbra es el blanco perfecto para que los francotiradores enemigos apunten directo a él.

    También saben que allá adentro, en lo posible, es mejor no usar linternas y que los diálogos entre ellos deben limitarse a susurros. Han visto que en la selva hay días que parecen noches porque la espesura y la altura inalcanzable de árboles que llegan a los treinta metros impiden el paso de la luz del sol y, por eso, muchas veces es necesario extender una larga cuerda para que no la suelten nunca y así no perderse de sus compañeros. Los soldados saben muy bien qué son las minas ‘quiebrapata’ –las conocen y les temen más que a la guerrilla–, saben que están en cualquier trocha, en cualquier corregimiento, en cualquier vereda: son conscientes de que literalmente se juegan la vida paso a paso, y con detectores de metales intentan evitarlas. Incluso saben que algunas casas de los campesinos son trampas de la guerrilla convertidas en casas bomba. Tienen claro que en la selva, en las montañas, en los páramos, no siempre lo que se ve es lo que es: hasta un burro que camina solo por un camino destapado, aparentemente inofensivo, puede estallar en pedazos por llevar encima un bulto con explosivos.

    Pero aunque la guerra les enseña cada día a tener más precauciones, las heridas y la muerte de soldados y civiles son inevitables en cientos de lugares tan colombianos y tan distantes a la vez. Y justo allá, donde los noticieros registran con frecuencia que “las dificultades del terreno y las condiciones climáticas han impedido el rescate de los heridos”, donde no existen los médicos ni los hospitales, hay un enfermero militar haciendo lo posible por salvarles la vida a los caídos.

    ***

    El sargento viceprimero Héctor Bernal tiene voz gruesa, es de estatura mediana, ancho de espalda y luce el típico corte de pelo al estilo militar: casi rapado a los lados y atrás, y un poco más poblado arriba. Tiene apenas treinta y seis años, pero uno ve en su rostro mil vidas por contar. Lleva diecisiete en el ejército, catorce de ellos como enfermero. En el cuello, debajo de la oreja derecha, tiene una cicatriz redonda, amplia, como si se tratara de un fuerte quemón. Me cuenta que son las secuelas de la leishmaniasis, esa enfermedad propia de la selva tropical causada por un temible mosquito y que puede inflamar el hígado o, como a él, dejar huellas imborrables en la piel. Puede ser mortal y no tiene vacuna: como si no tuvieran suficiente con la guerra, los soldados deben combatirla con inyecciones de Glucantime, que busca acabar con el parásito. Lo mismo ocurre con el paludismo. Además, como los terrenos por los que caminan no son propiamente autopistas alemanas, los soldados deben sobrellevar los esguinces, las fracturas, los desgarros. Y el enfermero debe estar listo para cualquier escenario.

    Bernal viste uniforme camuflado, es un soldado más que carga su propio armamento y que en caso de un enfrentamiento pelea como cualquier otro miembro del Ejército. Me señala una herida sobre su rodilla derecha, producto de un disparo hace nueve años, en Vichada, en un combate con las Farc. Sobre su pecho, al lado del corazón, hay una insignia que lo identifica como enfermero: el caduceo, símbolo de la medicina desde los griegos –una vara con dos alas y dos serpientes entrelazadas–, y encima dos fusiles de infantería.

    Sobre el bíceps derecho porta un instintivo de la Cruz Roja que, en la teoría del Derecho Internacional Humanitario, debe servir para que se respete la vida de “una misión de sanidad”. Eso es en la teoría, porque en la práctica, según Bernal, la guerrilla irrespeta todo. También tiene una navaja y un oxidado machete que guarda en un estuche que le regaló un campesino en El Ejido, Nariño, hace varios años. “Los enfermeros militares hemos salvado muchas vidas de civiles que están en zonas rurales porque somos los que tenemos acceso más rápido a las áreas alejadas y por eso mucha gente nos quiere”, me dice mientras caminamos por donde normalmente los soldados practican polígono en la Escuela de Logística del Ejército, en San Cristóbal Sur, en Bogotá.

    Sin duda, la guerra lo ha rondado desde siempre. Bernal nació en Nunchía, a una hora de Yopal, la capital del Casanare. Tenía poco menos de quince años cuando oyó por primera vez de la guerrilla: las Farc asesinaron a nueve policías de su pueblo y destruyeron totalmente la estación. Esa noche tuvo que esconderse con sus papás y sus tres hermanos debajo de las camas desde las ocho de la noche hasta el amanecer. El temor de su familia los llevó a irse de ahí. Vivieron dos años en Puerto López, Meta, pero la cara de la violencia simplemente cambió de protagonista: “Nos encontramos con los paramilitares, y para mí era normal ver a diario muertos que flotaban en el río. Los pescadores llegaban a pescar y salían cuerpos”. Después viajaron a Bogotá y allí decidió ingresar al Ejército. Prestó el servicio militar, continuó como soldado profesional, para luego ascender a suboficial. En 1998 fue seleccionado para ser enfermero militar, y en esta misma Escuela de Logística se graduó después de ocho meses de entrenamiento, el tiempo necesario para certificarse.

    Cuando empezó a trabajar en el Batallón de Contraguerrilla número 26, en Urabá, la figura del enfermero era casi inexistente. Recuerda que en esos primeros cursos se graduaron doscientos sesenta y siete. Había un enfermero para cada setenta y dos soldados. Hace diez años, la cifra era uno por cada treinta y seis, y hoy, según me cuenta, hay uno por cada quince soldados. “Al principio echaba todo en una bolsa negra y eso era un revoltijo. Yo tenía insumos, pero no sabía dónde ponerlos. Mi primer botiquín real me lo compró mi papá. Pero eso ha cambiado, afortunadamente”. En su equipo, que pesa dieciséis kilos, carga soluciones salinas, catéteres, equipos de venoclisis, vendas, medicamentos, tablas de inmovilización, agujas, hilo...

    Bernal ha recorrido todo el país y no propiamente como turista: desde ese recoveco de acantilados selváticos en Urabá llamado el Cañón de la Llorona – “es el lugar donde más militares han muerto en toda la historia y tuve la experiencia de comprobar eso”– pasando por los Farallones de Cali, donde tuvieron secuestrados a los diputados del Valle y vio morir a muchos compañeros, hasta recuperar la que era la zona de distensión, en el Meta y Caquetá.

    Le pregunto cómo hace para controlar los nervios cuando uno vive cercado por la muerte. Con rostro sereno me responde: “Gracias a la experiencia. Con los años uno aprende a no dejarse llevar por el desespero. Siempre que veo a un soldado herido o muerto, claro que hay un impacto, pero yo estoy entrenado para no dejarme llevar por eso. Hay que manejar las situaciones controladamente, eso se lo digo a mis alumnos”. Sus alumnos son los soldados y suboficiales que aspiran a ser enfermeros militares, y que están estudiando en la Escuela de Auxiliares de Enfermería del Hospital Militar, donde Bernal trabaja hoy en día.

    Echa mano de anécdotas para darme ejemplos de lo que no debe hacer un enfermero. “Me pasó en El Retorno, Guaviare, que hirieron a dos soldados. Yo le presté asistencia a uno y el otro enfermero entró en pánico. Se bloqueó, quedó casi paralizado, y no fue capaz. Me tocó atender al primer soldado y luego al otro, pero con la presión de que los dos estaban muy graves”. Después de evacuar a un herido de San Juanito, Meta, con las vísceras colgando, llegaron a Villavicencio y la doctora que debía atenderlo se desmayó. No es fácil ver de la guerra su peor faceta y acostumbrarse a eso. Me explica que si el enfermero se descontrola, necesariamente el herido se pondrá mucho peor y que por eso también, una vez la zona esté libre de guerrilleros, hay que ubicar a los heridos muy lejos de los demás. Alguna vez en la vereda Vallesí, también en el Meta, tres soldados cayeron en un campo minado y a uno de ellos una puntilla le perforó el pulmón. La herida era profunda, Bernal ya la había taponado con una válvula, pero sus propios compañeros de pelotón se acercaron a ver, y con gestos y comentarios de que la cosa estaba grave asustaron al herido, “el soldado comenzó a temblar y casi se me muere”. Cuando hay rescates, los muertos no pueden ser acomodados cerca de los heridos. Un sobreviviente que vea los cadáveres de sus compañeros puede entrar en pánico y morir. “Yo debo mantener una conversación, debo motivarlos, decirles que todo estará bien, sin importar lo que esté viendo”.

    Si hay fuego cruzado, el enfermero –como lo ha hecho tantas veces– debe entrar arrastrándose por el suelo, ubicarse sobre el herido de tal manera que este lo pueda abrazar por el cuello y rodearlo con las piernas sobre su cintura para también salir arrastrándose de ahí. “Antes los enfermeros entraban y se echaban el herido al hombro, trataban de salir caminando, y eso era darle ‘silueta’ a la guerrilla”.

    Le pregunto si entre tanta satisfacción que produce salvar vidas recuerda alguna en especial. Se queda pensando y me responde que en un amanecer en Puerto Toledo, Meta, estaba con un pelotón haciendo una patrulla cuando, hacia las cinco de la mañana, decidieron detenerse a desayunar. “Hicimos un Chocolisto en polvo, con leche, cuando mi ‘cuñado’, así le decía a mi ‘lanza’, que era del Huila, se sentó a revisar su equipo –yo estaba a unos diez metros– y de pronto sentí el estruendo de una explosión. Era una mina que se activó por delirio de tensión”. Delirio de tensión, también me explica, son las minas que explotan cuando alguien toca una cuerda invisible. El sargento Bernal cayó aturdido y apenas vio una humareda justo donde estaba su compañero. “Yo no veía a Guzmán y cuando me repuse y fui por el botiquín, él estaba cubierto de sangre, con más de doscientas heridas en todo el cuerpo producto de las esquirlas. Estaba inconciente, tenía perforado el pulmón, logré estabilizarlo, lo sacamos en un helicóptero y se salvó. Afortunadamente no cayó mutilado”.

    Quiero saber si ha llorado en su trabajo y la duda lo sorprende. Su semblante cambia un poco, piensa por unos segundos, y después de suspirar como si fuera un gesto de resignación, me responde que cuando ha visto morir civiles, especialmente niños. “Eso da rabia, frustración, dolor. No hay nada más duro que la sensación de impotencia”.

    ***

    En el Ejército hay una frase que se repite mucho: “El entrenamiento debe ser tan duro, que la guerra debe parecer un descanso”. Eso mismo veo en la Escuela de Logística con los setenta y seis suboficiales y soldados que aspiran a convertirse en enfermeros bajo la instrucción del sargento Bernal. Son un poco más de las nueve de la mañana y todo está listo para un simulacro de rescate en un campo minado. Un grupo de ellos se transforma en actores: con sus vestidos camuflados se confunden en la espesa vegetación de la montaña, se tumban sobre las trochas, se cubren de ramas y de hojas que dejan los árboles altos que apenas dejan entrar tímidamente la luz del sol, se riegan fresco royal de mora sobre el cuerpo, como si se tratara de sangre, y uno de ellos finge una mutilación: un par huesos de cerdo –parecidos a los huesos humanos–, a la altura de sus rodillas, asemejan la imagen de un par de extremidades pulverizadas. Empiezan los gritos de auxilio y un grupo de soldados debe venir a rescatarlos, mientras el sargento Bernal los califica.

    Le pregunto si eso que vemos ahí se parece a la guerra de verdad. Me dice que sí, aunque en la realidad no hay gritos exagerados porque la guerrilla puede ubicarlos fácilmente y llegar a rematarlos a tiros como tantas veces ha pasado. Mientras los enfermeros se reparten el terreno de unos doscientos metros a la redonda, el sargento Bernal me va comentando el ejercicio. Los alumnos aciertan al ponerles a los heridos, que no paran de quejarse, una tarjeta adhesiva en su pecho que indica la prioridad de su estado: la roja es la de mayor urgencia; la amarilla es para los heridos que pueden resistir un poco más y que, incluso, pueden caminar por sus propios medios; la verde es para los menos afectados, los que están aturdidos por el estruendo de la explosión y que sufrieron heridas leves. La última, la negra, se pone en el pecho de los muertos. Los tres cadáveres identificados serán los últimos en ser evacuados.

    Un supuesto helicóptero viene en camino con espacio para sacar del área a tres heridos, y la única forma de llevar a los pacientes prioritarios a la zona abierta, libre de árboles para que la aeronave pueda aterrizar, es con camillas que no existen. Para un enfermero de guerra un bosque son camillas disfrazadas de árboles. Después de ubicar troncos delgados pero también muy resistentes, los soldados enfermeros cortan con sus machetes, a toda velocidad, los palos con los que armarán la camilla. Todos lucen como unos verdaderos MacGyvers: inmovilizan piernas, detienen las falsas hemorragias con torniquetes hechos con palos, ramas, con cualquier elemento que la naturaleza les dé. Ponen inyecciones de verdad, suero al que lo necesita, y no paran de darles ánimo a los heridos: “¡Todo está bien, soldado, de aquí lo vamos a sacar, su familia lo está esperando, no se rinda!”. La escena va terminando mientras que el sargento Bernal toma nota de un error tras haber sido evacuada el área: una de las jeringas queda refundida entre hojas de árboles, justo donde estaba el cuerpo de un herido. Me dice que esas jeringas, si las encuentra la guerrilla, son usadas “para activar artefactos explosivos”: el soldado la pisa y la mina estalla. Los heridos han sido evacuados y todos miran a Bernal para saber si las cosas se hicieron bien. Si, de verdad, han logrado salvar vidas.

  • DarioLopez
    DarioLopezColaborador, EMC Subteniente
    Colaborador, EMC Subteniente
    ***

    Cinco días después del simulacro, el sargento Bernal me recibe en su oficina en el Hospital Militar. Su traslado aquí ha sido una especie de premio para él después de catorce años en zonas de orden público, en ciclos aproximados de seis meses en el monte por veinte días de descanso. Es separado y tiene una hija de diez, a quien también le apasiona el tema de la enfermería. Bernal trabaja en un espacio pequeño que comparte con tres personas más. En su computador tiene archivados varios estudios sobre enfermería militar, fotos y videos de rescates reales en los que él ha estado. Me hace énfasis en que ellos no solo atienden a sus compañeros, sino también a guerrilleros heridos y a civiles, donde no hay médicos y en situación de emergencias naturales. Gracias a su experiencia, por ejemplo, estuvo en misión de rescate en Haití después del terremoto de 2010. Me muestra también fotografías de un caso en el Nudo de Paramillo, donde en un improvisado puesto de salud –una choza, por lo que veo en la imagen– atendió a decenas de civiles víctimas del paludismo.

    Pero especialmente me quiere enseñar una investigación detallada que viene haciendo desde hace varios años, sobre el peor enemigo que está enfrentando el Ejército: las minas ‘quiebrapata’. Como enfermero ha atendido decenas de casos por culpa de este flagelo y en el hospital lo sigue viviendo porque allí llegan todas las víctimas a recuperarse. Me enseña las múltiples presentaciones de estos artefactos. Un desmovilizado de las Farc del frente 29, experto en explosivos, le contó que las minas para ellos son “el mejor soldado porque no tiene sueldo, ni pensión, es el más efectivo y solo vale dos mil pesos”. En enero y febrero de este año hubo cincuenta y ocho víctimas, entre soldados y civiles. Bernal me explica que la mayoría de las minas no están diseñadas para matar sino para amputar. El soldado que ve caer a su compañero, inmediatamente piensa que sigue él, que no vale la pena estar ahí. La guerrilla busca desmoralizar así al Ejército. Es un arma que cada día viene embadurnada de más crueldad: estiércol, puntillas, clavos, cal, orines, todo lo que genere infecciones.

    Desde 1990 hasta ahora, el Observatorio de Minas de la Vicepresidencia ha reportado 9704 casos. Bernal me dice que los peores años fueron 2005 y 2006 con 1181 y 1230 caídos en minas, respectivamente. Me explica que fueron los primeros años del gobierno de Uribe y ante la orden de llegar a zonas donde no se había entrado, la guerrilla recurrió a multiplicar el uso de las minas para frenar a las tropas. Pero no solo militares han sido los damnificados ni los propios guerrilleros que manipulan los explosivos: el 38 % son civiles.

    Veo fotos en las que las víctimas lucen irreconocibles. Apenas se ve en el cuello de los soldados una cadena a la que va unida una pequeña placa con el nombre, la cédula y el tipo de sangre. Bernal me dice que si sobrevivió, el RH es clave para el enfermero; si no, a veces sirve para identificar al cadáver. Ingenuamente pensé antes de ver las imágenes que podría publicarlas en esta crónica, pero son crudas en extremo. Quito la mirada del computador y él se limita a decirme que me las enseña para que entienda un poco más de lo que me habla. Pensé también que era exagerado el simulacro cuando uno de los heridos exhibía sus supuestos intestinos por fuera del estómago. Ahora sé que no hay exageración en nada. En su computador hay carpetas y más carpetas de registros que dan fe de su experiencia. Me muestra fotos de compañeros suyos que murieron en combate, de la alegría que le produjo salvar a este o a aquel que me señala con el dedo; de la tristeza que le produjo el secuestro de Zeus, la perra antiexplosivos, que las Farc le arrebató al Ejército en el Meta; de otro ‘lanza’ que perdió un ojo en una mina; de un contraguerrillero que pensó que había muerto, pero que se encontró hace poco y que sigue vivo. Se emociona con cada imagen nueva que aparece, y con orgullo me cuenta la historia de los rescates que va ligada a cada una.

    Y cuando me doy cuenta de que en segundos estaré de vuelta a mi vida, tan ajena a la guerra que me ha mostrado, de repente me siento en una profunda deuda con él, como si hubiera hecho algo por mí. Pienso en una cita del escritor John Donne que sirve de epígrafe a Hemingway: “La muerte de cualquier hombre me disminuye, porque estoy ligado a la humanidad; y por consiguiente, nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti”. Sin saber cómo explicárselo, torpemente me limito a decirle una cosa: muchas gracias.

    http://www.ejercito.mil.co/index.php?idcategoria=331468&t=Enfermero+militar+en+las+selvas+de+Colombia
  • DarioLopez
    DarioLopezColaborador, EMC Subteniente
    Colaborador, EMC Subteniente
    Editado Sat, 23 March 2013 #12
    El asesino invisible




    Especiales Pirry

    Pirry irá tras las huellas de uno de los más temidos asesinos en el mundo entero, que ha dejado millones de víctimas mortales, y también otras con marcas imborrables y dolorosas como lo son una amputación o una quemadura de alto grado.

    Este asesino invisible que no distingue edad, género o profesión, son las minas antipersona, un mal que sigue latente y que pese a los esfuerzos no ha podido ser erradicado de Colombia. Especiales Pirry trae una investigación hecha por más de dos años, con los testimonios de soldados, civiles y niños que han sido víctimas de este tipo de mina terrestre en el país.

    Fuente: http://www.youtube.com/user/krissanthony1221?feature=watch
  • DarioLopez
    DarioLopezColaborador, EMC Subteniente
    Colaborador, EMC Subteniente
    Historia Real
    El milagro de la vida

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    Soy el Soldado Profesional Francisco Riveros Miranda orgánico de la Brigada Móvil N 25, tengo 11 años de antigüedad y desde que pertenezco a mi glorioso Ejército, he recibido capacitación como enfermero de combate.


    Hace unos meses, nos encontrábamos desarrollando una operación en el municipio de Yarumal, Antioquia. El centinela nocturno era mi curso Carlos Martínez. En medio de una noche estrellada, pasadas las doce, escuchamos unos fuertes gritos que provenían de un camino alterno a nuestra ubicación. Nos pusimos alerta y montamos el dispositivo de seguridad indicado para estas ocasiones de inminente peligro.

    En medio de la bruma, un hombre de 65 años, aproximadamente, campesino de la región pedía ayuda para su esposa, al parecer estaba en trabajo de parto. Nuestro Comandante el Teniente Sánchez, tomó el mando de la situación y tras una previa inspección del terreno, decidió dirigirse a la casa del labriego para verificar la situación.

    A las 3:05 de la madrugada, llegamos a la humilde vivienda, encontramos a la señora con fuertes dolores de parto, las contracciones aumentaban con el pasar de los minutos, tenía que iniciar labores de inmediato, o de lo contrario se complicaría y la vida del bebé o la madre correrían un riesgo elevado.

    Con la ayuda del botiquín médico, la asistencia de uno de los soldados que nos acompañaban y la experiencia de las capacitaciones como enfermero de combate, iniciamos el procedimiento para traer al mundo a un nuevo ser

    Pasó cerca de una hora, hasta que el silencio de la noche fue roto por el llanto de la vida, ahí mismo recordé a mis hijos. El recién nacido que estaba en mis brazos era una niña, cerré mis ojos, di gracias a Dios por darme la oportunidad de recibir en esta vida a una indefensa criatura.

    Lloramos de alegría con mi lanza, quien me ayudó en ese parto, mi Teniente Sánchez y los padres de la pequeña. Le pregunté a la madre cómo la iban a llamar, con una sonrisa respondió: como usted.

    Pero yo me llamo Francisco Riveros, le respondí; se soltó a reír y me dijo la voy a llamar ESPERANZA porque es lo único que nos queda y nadie nos la va a quitar, siempre y cuando ustedes los soldados estén apoyándonos.

    http://www.ejercito.mil.co/?idcategoria=343852
  • DarioLopez
    DarioLopezColaborador, EMC Subteniente
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    Editado Sun, 31 March 2013 #14
    Ejercicios "ANGEL THUNDER" 2013

    Copio información de nuestro Administrador.

    (Americamilitar.com) A continuación una galería con fotografías de los ejercicios "ANGEL THUNDER", evento que se celebrará del 7 al 20 de abril próximos y que contará con la participación de personal de la Fuerza Aérea Colombiana. Las fotos son cortesía de la US Air Force.

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    Adicional unos enlaces.
    http://www.dm.af.mil/library/angelthunder2013.asp
    https://www.fac.mil.co/?idcategoria=84833
    Editado por DarioLopez on
  • DarioLopez
    DarioLopezColaborador, EMC Subteniente
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    Ejercicios "ANGEL THUNDER" 2013

    Este año, la Fuerza Aérea Colombiana participará en el ejercicio de rescate Angel Thunder en la Base Aérea Davis Monthan de la Fuerza Aérea de Estados Unidos. Desde ya aportan su experiencia y conocimiento en la evacuación aeromédica, Combat Search and Rescue y salvamento en desastres naturales. ¡Somos la Fuerza!

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    https://www.facebook.com/FuerzasMilitaresColombia?ref=stream
  • DarioLopez
    DarioLopezColaborador, EMC Subteniente
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    Editado Mon, 15 April 2013 #16
    ¿Por qué el Militar es Víctima?

    El concepto de víctima dentro de una situación de confrontación armada debe ajustarse a la filosofía que alienta el derecho internacional de los conflictos armados, conforme a la cual tienen la condición de víctima las personas que no participan directamente en las hostilidades o que ha dejado de participar en ellas. Este concepto incluye por supuesto a los miembros de la fuerza pública que hubieren dejado de participar en las hostilidades, ya sea porque hubiesen depuesto las armas, o hayan sido puestos fuera de combate por enfermedad, herida, detención o por cualquier otra causa. Su condición de víctima, surge en virtud de la transgresión de las reglas del derecho internacional humanitario, concretamente por hacerlo objeto de ataques, no obstante haber depuesto las armas, o haber sido puesto fuera de combate a consecuencia de enfermedad, herida, detención o por cualquier otra causa, circunstancias éstas que proveen el estatus de persona protegida.

    Los miembros de la fuerza pública adquieren el estatus de personas protegidas por el derecho internacional humanitario y en consecuencia potenciales víctimas de los delitos contra esa normatividad, cuando se encuentren en las situaciones previstas en el artículo 3° común a los Convenios de Ginebra de 1949, o en el artículo 4° del Protocolo II Adicional, a que se ha hecho referencia.

    El Estado Colombiano ha hecho esfuerzos muy grandes para que no queden en la impunidad las trasgresiones a los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario, ocasionadas por los grupos armados al margen de la ley que delinquen en Colombia y que atentan contra las Instituciones legalmente constituidas, es por ello que en la Ley 975 de 2005, se consagró:

    “Artículo 5°. Definición de víctima. Para los efectos de la presente ley se entiende por víctima la persona que individual o colectivamente haya sufrido daños directos tales como lesiones transitorias o permanentes que ocasionen algún tipo de
    discapacidad física, psíquica y/o sensorial (visual y/o auditiva), sufrimiento emocional, pérdida financiera o menoscabo de sus derechos fundamentales.

    Los daños deberán ser consecuencia de acciones que hayan transgredido la legislación penal, realizadas por grupos armados organizados al margen de la ley.

    También se tendrá por víctima al cónyuge, compañero o compañera permanente, y familiar en primer grado de consanguinidad, primero civil de la víctima directa, cuando a esta se le hubiere dado muerte o estuviere desaparecida.

    La condición de víctima se adquiere con independencia de que se identifique, aprehenda procese o condene al autor de la conducta punible y sin consideración a la relación familiar existente entre el autor y la víctima.Igualmente se considerarán como víctimas a los miembros de la Fuerza Pública que hayan sufrido lesiones transitorias o permanentes que ocasionen algún tipo de discapacidad física, psíquica y/o sensorial (visual o auditiva), o menoscabo de sus derechos fundamentales, como consecuencia de las acciones de algún integrante o miembros de los grupos armados organizados al margen de la ley.

    Asimismo, se tendrán como víctimas al cónyuge, compañero o compañera permanente y familiares en primer grado de consanguinidad, de los miembros de la fuerza pública que hayan perdido la vida en desarrollo de actos del servicio,
    en relación con el mismo, o fuera de él, como consecuencia de los actos ejecutados por algún
    integrante o miembros de los grupos organizados al margen de la ley.”.

    De los convenios que sobre la materia a celebrado nuestra Nación, los miembros de la fuerza pública adquieren el estatus de personas protegidas por el derecho internacional humanitario y en consecuencia potenciales víctimas de los delitos contra esa normatividad, cuando se encuentren en las situaciones previstas en el artículo 3° común a los Convenios de Ginebra de 1949, o en el artículo 4° del Protocolo II Adicional, a que se ha hecho referencia.

    El inciso 4° del artículo 5° de la Ley 975 de 2005, establece que son víctimas, para efecto de la ley, los miembros de la fuerza pública que hayan sufrido lesiones transitorias o permanentes que ocasionen algún tipo de discapacidad física y/o sensorial (visual o auditiva) o menoscabo de sus derechos fundamentales, como consecuencia de las acciones de algún integrante o miembros de los grupos armados organizados al margen de la ley.

    De donde se deriva que el concepto de víctima dentro de una situación de confrontación armada debe ajustarse a la filosofía que alienta el derecho internacional de los conflictos armados, conforme a la cual tienen la condición de víctima las personas que no participan directamente en las hostilidades o que ha dejado de participar en ellas.

    Este concepto incluye por supuesto a los miembros de la fuerza pública que hubieren dejado de participar en las hostilidades, ya sea porque hubiesen depuesto las armas, o hayan sido puestos fuera de combate por enfermedad, herida, detención o por cualquier otra causa.

    Los miembros de la fuerza pública adquieren el estatus de personas protegidas por el derecho internacional humanitario y en consecuencia potenciales víctimas de los delitos contra esa normatividad, cuando se encuentren en las situaciones previstas en el artículo 3° común a los Convenios de Ginebra de 1949, o en el artículo 4° del Protocolo II Adicional, a que se ha hecho
    referencia.

    En primera instancia la Honorable Corte Suprema de Justicia, Explica que de conformidad con la doctrina internacional el sistema de protección de los Convenios de Ginebra se basa en que “las personas protegidas” deben ser respetadas y protegidas en todas las circunstancias y recibir un trato humano sin distinción alguna de índole desfavorable basada en el sexo, la raza, la nacionalidad, la religión, las opiniones políticas o cualquier otro criterio análogo, toda vez que, el trato humano comprende una actitud que debe tender a garantizar a las personas protegidas una existencia digna a pesar de las circunstancias por las que estén pasando, es así como las normas internacionales “prohíben cualquier forma de discriminación hacia las personas protegidas.

    Negarles el carácter de víctimas a los miembros de la fuerza pública afectados y las medidas de reparación y protección a sus núcleos familiares es imponer una forma de discriminación”.

    Las víctimas militares, por el hecho mismo de haber fallecido o ser herido librando la lucha armada en contra de quienes atentan contra la democracia Nacional, no por ese solo hecho deja de tener los mismos derechos de los demás. Toda vez que ante la Carta Superior, todos los colombianos tenemos los mismos deberes y derechos, no excluyendo por ende a la Fuerza Pública, nuestro Ejército Nacional, con hombres batalladores que con su sangre vienen día a día logrando que podamos disfrutar al máximo de este país en el que nacimos.

    Nuestros militares así como sus familias también son víctimas y así deben ser reconocidos y respetados sus derechos a nivel nacional sin distinción alguna, y por ello la Defensoría Militar ha iniciado un trabajo primordial para que los entes judiciales entren a investigar y llegar a fondo sobre todos los casos en que nuestros héroes han caído o han sido heridos en batalla contra quienes pretenden resquebrajar las Instituciones legalmente constituidas con democracia, para la impunidad no sea favorable a esos que flagelan desde la clandestinidad de sus actos.

    En este informe daremos a conocer como fue la situación del país en el año 2003, describiendo uno a uno los actos terroristas perpetrados por los grupos armados al margen de la ley y que tanto daño le han producido tanto a la población civil como a nuestro Ejército, recuperando de esta manera la historia perdida de nuestros héroes y acabando con el silencio que es fuente generadora de impunidad.

    La Defensoría Militar, a través de la Dirección de Investigación Análisis y Prospectiva ha venido desarrollando una ardua labor para lograr que la Fiscalía General de la Nación asuma la investigación de los hechos acaecidos en el año 2003, en contra de miembros del Ejército Nacional, siendo atacada la situación a través de numerosos derechos de petición, que con fundamento
    en el artículo 23 de la Constitución Política de Colombia y demás normas que lo regulan, deben resolver en los términos allí previstos.

    Con destino a la Fiscalía General de la Nación, la Dirección de la Defensoría Militar ha suscrito 414 derechos de petición con el fin de indagar sobre los procesos penales que se siguen por el homicidio de nuestros miembros del Ejército Nacional, así como 1.034 requerimientos a la misma entidad investigadora, para que la misma se pronuncie sobre los procesos que se debieron adelantar frente a tales actos atroces.

    http://milvictimasdelconflicto.org/porque.pdf
  • DarioLopez
    DarioLopezColaborador, EMC Subteniente
    Colaborador, EMC Subteniente
    Digno ejemplo de respeto



    Las Imágenes Pueden Herir La Sensibilidad De Algunos Espectadores. Se Recomienda Discreción
  • DarioLopez
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  • DarioLopez
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    Editado Fri, 3 May 2013 #19
    APH



    Atención Prehospitalaria Cursos Urg Universidad Militar
  • DarioLopez
    DarioLopezColaborador, EMC Subteniente
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    Soldados víctimas de minas antipersonal, ejemplo de superación





    Como un homenaje a los soldados heridos en combate y en el marco del día internacional para la sensibilización contra las minas antipersonal, el programa 'Especiales Pirry' de RCN Televisión retransmitió el reportaje a dos miembros del Ejército Nacional, quienes a pesar de la tragedia, nos enseñan una gran lección de superación personal y de rechazo al uso de éstos artefactos explosivos por parte de los grupos narcoterroristas.
  • DarioLopez
    DarioLopezColaborador, EMC Subteniente
    Colaborador, EMC Subteniente
    Editado Sat, 18 May 2013 #21
    MEDICINA TÁCTICA

    ¿QUE ES LA MEDICINA TÁCTICA? La Medicina Táctica, es la rama de la medicina de emergencias y de desastres que se ocupa de la organización y operación de los sistemas, métodos y destrezas necesarios para la atención del paciente grave agudo en un teatro de operaciones de guerra o en situaciones policiales, en el control de la ley y el orden, o en situaciones especiales, como crisis de rehenes o donde la presencia militar o policial es necesaria, contando con medios escasos o limitados para el cumplimiento de su misión.

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    Agradecimientos: Pagina https://www.facebook.com/ENFERMEROSMILITARESEJC
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